Sus brazos parecían no tener intención de soltarla, de cierta manera le hacia sentir protegida pero a la vez.. Algo incomoda. Minutos pasaron y aquel niño se levanto ayudando a la castaña a hacerlo también.

Dos hombres aparecieron en la puerta, ninguno de ellos eran conocidos ante sus ojos, ¿eran amigos del albino?

Bajaron las escaleras con calma, o al menos la oscuridad del lugar no dejaba ver el nerviosismo de sus rostros. Uno de ellos se acercó y los guió hasta arriba; en ningún momento se alejo del niño.

Su mirada viajo por los pasillos que anteriormente había recorrido con su madre, pero ya no sentía esa alegría al ver los cuadros con sonrisas alegres, de hermosos recuerdos de los cuales nunca fue parte y nunca lo será, sentía.. Ira, tristeza, y culpa.

Una culpa que se expandía por su pecho con él solo pensar que había matado a la madre de un niño, a la esposa de un hombre que espera verla al pasar por esa puerta, culpa.. Por hacer tal acto egoísta, quitarles la felicidad que nunca tuvo como si de un juguete se tratase a esas personas que eran ajenas a ella, seguro ni sabían de su existencia o dolor.

Era un acto egoísta, ya que nunca se detuvo a pensar en las familias o amigos de las pocas personas a las cuales les arrebato la vida.

Al final ella tenía razón.

Era un peligro, una abominación que nunca debió de haber existido.

Si su madrastra tuvo la oportunidad de matarla, ¿por que no lo hizo? ¿sintio pena por ella? ¿o solo le tuvo una pizca de piedad?.

- Querida.

Su mano fue tomada por las del contrario luego de ese llamado, sintió como su otra regordeta y tierna mano pasaba por sus mejillas limpiando aquellas lágrimas las cuales habían salido sin su permiso.

- Estarás bien ahora.. Ahora que finalmente estas conmigo, no te tendrás que preocupar por ellos. - Su voz era tan calmada, era reconfortante escucharla.. Escuchar que una persona que preocupaba por ella.

Alguien que se preocupaba.. Alguien que lo hacia tanto, que no la dejaría sola, que velaría por ella..

Bill.

Todo su mundo pareció aclararse al recordar su nombre, instintivamente se separó de aquel niño que la reconfortaba corriendo casi con desesperación a la puerta.

Estarás aquí cuando salga ¿verdad?

Por supuesto Estrellita, nunca te dejaría sola.

Lo prometió, dijo que no la dejaria sola y ella confiaba en su palabra, confiaba en que él no la abandonaría solo porque si, nunca sería capaz de dejarla por su cuenta.

Llego a la puerta con una sonrisa en su rostro, no dudo en abrirla por completo y salir a la calle preocupándose poco si alguien llegaba a reconocerla.

Miro por todos lados, su cabeza y ojos se movían hacia cada rincón buscando aquella tan conocida melena rubia.

Pero no había nada.

Solo dos autos negros que estaban estacionados en frente de la casa, uno que otro animal caminando, pero él no aparecía.

- ¿Bill..? - Dijo con si débil y casi quebradiza voz, no se rendía seguía buscándolo con la mirada, esperando verlo correr hacia ella para cargarla y abrazarla como habitualmente hacia.

- ¿Cariño, estas bien? ¿Por qué saliste corriendo de esa manera? - Hablo una voz a sus espaldas, se dio media vuelta para poder verlo y reconocerlo.

Con una preocupación notoria ese mismo niño se acerco limpiando sus lágrimas y abrazándola.

Pero el calor no era el mismo, no era igual al que Bill le daba no lo era.

- Calma, esta bien.. - Murmuaba ese tipo de cosas, pero ella estaba más concentrada en botar lágrimas cargadas de dolor y palabras inentendibles.

Palabras dirigidas a Bill, palabras que pedían su regreso y su calor, ¿tanta falta le hacia ese rubio?.

Ahora la culpa no era el sentimiento que la inundaba, era un sentimiento el cual no lograba reconocer.

•·•

No me maten por favor :')

Bueno no esperaba demorar tanto en actualizar, pero cuando decido hacerlo me encuentro con esto:

Ok, wow, me siento en serio feliz y les agradezco mucho, por mas que no actualice seguido, gracias.

Se que para algunos es poco, pero para ser mi primera historia larga, no me esperaba tanto <3

Prometo actualizar pronto (JajaEsoNoMeLoCreoNiYo).