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Cap 11. "..."

Aquella niña de cabellera achocolatada se había levantado temprano, cosa que por cierto nunca hacia, solamente por aquella promesa que había hecho con su asesino él cual era de esperarse que no estuviera en casa, otra vez.

— De seguro salio.. — Dijo algo decepcionada, se había levantado temprano para nada.

Negó con su cabeza tratando de ver él lado positivo, si Bill no estaba tenía la oportunidad de saber que preguntas hacerles a sus padres o que cosas decirles.

Estaba tan emocionada, por fin tendría una familia de verdad, una madre que le diera cariñosos besos en su rostro por mas que se negará, un padre él cual siempre saludar con alegría cuando volviera o darle abrazos cada cinco segundos, ¡Hasta tendría un hermano gemelo! con él cual compartir secretos, hablar de millones de cosas.

Tendría.. Tendría que dejar a Bill para tener todo eso.

La sonrisa que tenia dibujada anteriormente se había borrado por ese pequeño pensamiento, que ahora destacaba entre los demás.

¿Dejar a Bill? ¿Después de todo lo que paso? Para nada, no seria capaz de abandonarlo así como así, tal vez podría convencer a su familia para que se quedase con ellos, así no tendría que dejarlo.

— S-si, cuando los vea los convenceré, él no se ira de mi lado ni yo del suyo — Trato de animarse aun sabiendo que eso seria imposible. Estaba consciente de las horribles cosas que Bill hacia, estaba consciente de lo que era y que por eso no podría estar con su familia.

Se sentó en aquél sofá abrazando su amado peluche, hundió su rostro en este pidiendo consejos que suplicaba sean contestados.

¿Que debería hacer?

Dejarlo.

No lo quiero dejar solo.

Solo así serás feliz.

Pero él no lo será.

Él es un asesino.

Yo también lo soy.

Aquella pelea interna que estaba teniendo se vio interrumpida por aquel molesto sonido que la puerta hacia al abrirse, se olbligo a levantar la vista encontrándose con él rubio Mayor quien apenas la vio le regalo una sonrisa.

Eso la calmo, eso la hizo sentirse feliz.

— ¡Bill! — Grito feliz levantándose del sofá y de paso dejar a Bunny en él sofá.

— Ya llegue Estrellita. — Respondió él rubio envolviéndola en sus brazos.

— Bienvenido Bill. — Hundió su rostro en su pecho con una sonrisa, todas sus preocupaciones se habían ido, todas las dudas se desvanecieron en él aire.

•••

Bill ya había conseguido la dirección de los padres de Mabel, no le agrado él hecho de que fuera él mismo apellido de aquel estúpido anciano. Estaba consciente de que la buscaban con él pensamiento de que había sido secuestrada por él, corría él riesgo de ser visto junto a ella pero no quería decepcionarla, después de todo ya se lo había prometido.

El ya estaba totalmente listo para marcharse, solo faltaba la menor quien se encontraba arreglándose, dudando si ponerse su suéter favorito junto a su falda o un hermoso vestidito.

Finalmente decidió ponerse su suéter gritándole a Bill que ya estaba lista, para felicidad de este. Ambos tuvieron que irse junto con un conocido del rubio ya que no iba a arriesgarse a caminar libremente por la calles cuando ya todos conocían él rostro de la castaña.

— ¿Me veo bien? Creo que debí ponerme otra cosa.. — Dijo ella mirando su vestimenta, se notaba a kilómetros que se encontraba nerviosa.

El mayor solo soltó una risa abrazandola diciéndole un sincero; “Te vez perfecta”, causándole una sonrisa a la contaría quien no dudo en devolverle él abrazo.

Luego de eso ambos se mantuvieron en silencio pero sin alejarse, ambos tenian miedo de separarse y nunca volverse a ver.

Pero eso era imposible ¿no?.

La camioneta oscura se detuvo dando a entender que ya habían llegado, la puerta se abrió permitiendo que los dos bajaran, uno de ellos con los nerviosa a tope.

— Estarás aquí cuando salga ¿verdad? — Comento ella volteando a verlo.

— Por supuesto Estrellita, nunca te dejaría sola. — Con su mano quitó los cabellos de su frente para poder darle un tierno beso.

Con una sonrisa volteo para dirigirse a la puerta de aquella casa sin necesidad de ocultar su rostro ya que no habían personas por aquel lugar, apenas subió las escaleras y se detuvo con la mano en alto cerro sus ojos tratando de recordar todas las palabras que se había memorizado.

Golpeo la puerta tres veces seguidas apartando su mano de inmediato, jugando con las pulseras de colores que tenia esperando impacientemente a que la puerta se abriera. Apenas se escucho un “Click” sintió con como de repente dejaba de respirar, no sabía si eso era normal en las personas que veían a sus padres por primera vez o no.

Cuando la puerta se abrió completamente dejo ver a una bella mujer de larga cabellera castaña al igual que ella, unos oscuros ojos que la miraron apenas bajo la mirada.

— H-hola.. — Dijo con un tono bajo y nervioso, su mirada estaba clavada en él suelo y sus mejillas ardían, tenia miedo pero estaba feliz, ¿de verdad esa era su madre? Se parecían mucho.. Una tímida sonrisa se le dibujo con solo pensar eso.

— Hola pequeña, ¿que ocurre? ¿Acaso te perdiste? — Dijo la mujer agachandose a su altura con una suave sonrisa.

— Tal vez...Digo no lo se, yo.. — Balbuceaba jugando con sus deditos y levantando su mirada poco a poco para ver a su madre.

— Hmm.. Ven, pasa querida así podrás decirme todo. — Se puso recta para permitiéndole él paso a la niña, ella asintió entrando al hogar sintiendo como la mujer cerraba la puerta a sus espaldas.

La guió hasta la sala donde le trajo un vaso con agua para calmarla, ella aun pensaba en como decirle que era su hija pero sin que sea de golpe.

— Bien pequeña, ¿como te llamas? Mi esposo esta en él trabajo así que lo esperaremos para ayudarte.

Ella asintió imaginándose él como seria su padre, ¿sera igual a su madre o acaso era totalmente diferente?.

— Me llamo Mabel. — Respondió tratando de sonar lo menos nerviosa posible, para su sorpresa los ojos de la mujer se abrieron pero en seguida logro calmarse.

— Oh.. Ya veo, ¿recuerdas él número de teléfono de tu madre o padre?

Parecía cambiar de tema totalmente, pero seguro y solo estaba igual de nerviosa que ella ¿no?.

Sacando ese pensamiento de su mente descubrió él como decirle a la bella mujer que era su hija, se aclaro la garganta dejando él vaso de vidrio sobre la pequeña mesa que había entre los sofás.

— Bueno.. A mamá, la estoy viendo justo ahora. — La miro con su mejor sonrisa esperando una reacción positiva de su parte.

Pero en cambio la mujer se había quedado en silencio, su rostro ya no parecía ser él de aquella amable mujer si no que estaba lleno de terror, como si hubiese visto un fantasma.

— ¿Ma..mabel? — Susurro ella levantándose poco a poco de su lugar sin quitar aquella expresión.

— ¿Mamá? ¿Mami, pasa algo? — Pregunto ella tratando de acercarse, nunca consideró que reaccionará de esa manera.

— ¡No, estas muerta! — Grito la mujer golpeando la mano de la niña quien trataba de tranquilizarla. — No debes de estar aquí, ellos lo dijeron, lo prometieron..

Murmuraba incoherencias confundiendo y asustando a la niña, quería salir corriendo pero tampoco quería abandonar a su madre. Ella al cabo de largos segundos logro calmarse.

— Yo.. Lo lamento. — Suspiro ella abrazándose a la niña — No debí reaccionar así lo siento, no quise asustarte Mabel.

Dudo en corresponder a su abrazo, pero una inocente parte de ella quería olvidar aquellas palabras dichas y confiar en su madre. Y eso hizo, se abrazo fuertemente a ella diciendo un “no te preocupes”.

— Acompañame, estoy segura de que tu padre llegará pronto y estará.. Feliz de verte. — Mencionó su madre acariciando su cabellera castaña para luego tomar su mano y guiarla.

La pequeña la seguía mirando a su al rededor, veía fotos de toda su familia, dos ancianos al parecer gemelos, Dipper también aparecía a veces al lado de su madre y su padre, o con una niña rubia que tomaba su mano con las mejillas rojas, se le hizo tierno.

Me gustaría haber estado allí..

Pensó ella con una sonrisa adornando su pequeño rostro, lástima que fue borrada cuando choco con la espalda de su madre quien se había detenido en una puerta algo maltratada.

— Es aquí. — Abrió la puerta dejando ver nada mas que oscuridad, habia una escalera que llevaba hacia abajo solo que después de eso no se lograba ver nada mas.

Curiosa la pequeña dio un las al frente para tratar de ver algo, no entendía él por que su madre la había traído allí. Cuando volteo a preguntarle sintió un golpe en su pecho que la hizo perder él equilibrio y caer hacia atrás, las escaleras solo ayudaron a que se golpeara mas.

Escuchaba los pasos de la mujer acercarse pero la caida la había aturdido, cuando trató de levantarse unas manos se colocaron en su cuello tirándola nuevamente al suelo de forma brusca. Sentía como su propia madre la trataba de ahorcar presionando con mucha fuerza, él aire le comenzaba a faltar.

En la desesperación comenzó a golpear su mano en él suelo moviéndola para tratar de encontrar algo que la ayudase, lo que fuera.

— No debes de existir — Escucho decir a su madre con dificultad, poco le importaba concentrarse en eso ahora — Ellos debieron de matarte apenas te entregue, todos lo acordamos.

Al momento que logró sentir algo lo agarró levantándolo en él aire para golpear su cabeza con la poca fuerza que tenia, no sin antes escuchar su ultima palabra.

Eres un peligro, una abominación”

La mayor cayo al suelo permitiéndole a la pequeña respirar finalmente, su pecho subía y bajaba frenéticamente colocando una de sus manos en su cuello.

Su madre trataba de reincorporarse, la menor se levanto tratando de mantener su equilibrio.

Terminaría lo que había empezado.

Sin pensarlo un minuto mas golpeo nuevamente él cráneo de la mujer, su mente estaba nublada la rabia y tristeza era lo único que lograba diferenciar de todos los sentimientos que sentía. Quería llorar, por saber que no era deseada en ningún lado, quería gritar todas la incoherencias que había en su mente, todas las preguntas e insultos. Solo quería desahogarse.

De tantos golpes la cabeza de aquella mujer había reventado dejando ver lo asqueroso de su interior esparcido por los suelos, soltó lo que por fin noto que era un martillo (seguramente de las herramientas que se encontraban allí).

Sus piernas flaquearon perdiendo toda la fuerza necesaria como para mantenerla en pie obligándola a caer de rodillas, sus manos ensangrentadas al igual que su ropa y posiblemente parte de su rostro fue lo que pudo ver al bajar la mirada.

¿Por que siempre tiene que pasar lo mismo? ¿Por que siempre terminaba lastimando a las personas que pensaba amar?.

Quería gritar pero la voz no le salía, quería irse, quería ir con Bill y abrazarlo como siempre lo hizo, quería estar con él. Un nydo en su garganta se formo junto con una dolorosa presión en él pecho, su visión se nublaba debido a las lágrimas que inundaban sus ojos amenzando con recorrer sus rosadas mejillas.

¿..Soy un peligro.. Soy una abominación..?

— Bill.. Bill a..ayudame.. — Soltó con una voz quebrada cubriendo su rostro, no quería ver mas lo que tenia al frente no queria ver nada que la rodeara.

Escucho unos pasos pero no se atrevió a levantar la mirada, bajaba por las escaleras haciendo rechinar la madera vieja hasta finalmente quedar frente a ella.

Se arrodilló frente a ella o al menos eso pensó, unas suaves manos se colocaron sobre las de ella para que ver a.. Una persona o mas bien un niño desconocido.

No era Bill.

¿Quien era?

No lo conocía
 
¿Venía a lastimarla acaso?

Preguntas se formaban en su cabeza las cuales no se atrevían a salir por su boca.

— Mi querido terrón de azúcar.. — Hablo él niño albino mostrando una sonrisa, una sonrisa que de alguna manera logro calmarla pero no del todo.

— Bill.. ¿Do..donde esta?

— Bill se fue. — Respondió a su pregunta al instante. — El.. Te dejo Mabel.

Nuevamente ese dolor en su pecho, era diferente al anterior, dolía mucho mas, como si cuchillas se clavaran en este. Era mentira, estaba segura, Bill nunca la dejaría sola él lo había prometido.. ¿Por que la trato tan bien si después solo la iba a dejar como un pedazo de mierda?.

La persona cuyo nombre aun desconocía abrió sus brazos frente a ella con una cálida sonrisa.

— Pero.. Yo no lo haré, no sabes por cuanto tiempo estuve buscándote. — Comenzó a hablar notando como la castaña se acercaba a él, dudando su entrar en los brazos de aquel niño desconocido — Yo no dejare que te lastimen querida, yo te cuidaré..

Poco le importaba que esas palabras fueran falsas, poco le importaba que esos brazos donde ahora estaba escondida fueran de un extraño que no lograba darle en calor que los brazos de Bill le daban.

— Yo voy a quererte, ninguno pudo hacerlo como debería.. Ninguno sabe como hacerlo. — La envolvió en sus brazos sin pensarlo dos veces.

Solo quería que alguien la amara, él amor que su familia nunca le pudo dar, que sus compañeros nunca llegaron a mostrar, él amor.. Que solo una persona lo consiguió en tan poco tiempo.

Es que en este punto, ¿quien no estaría desesperado por una pequeña muestra de cariño?.

·•·•·•·•·•·•·•·•·•·•·•·•·•·•·


No me peguen :').

Si les soy sincera deje de escribir por que sencillamente le perdí él cariño, pero de un día para otro..

Puf (?)

Inspiración salvaje aparece, y puf (×2) comencé a escribir él capitulo 11. Además de que los pocos comentarios que algunos me dejaban (y que a veces volvía a leer) me dieron los animos para hacer esta mierda :).

En fin, esto es solo para hacer relleno y para agradecer nuevamente a las personas que le siguen dando amor a esta cosa, en serio, gracias no saben los feliz que me siento.
Y... No promero subir él siguiente capítulo pronto ya que empecé las clases y dudo que tenga tiempo.

Los amo.


Corazón bien marica para ustedes ahq.

•·•

•·•

Se me perdió mi heterosexualidad al ver esta imagen(?).

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