👑 Capítulo 7
—¿Q-qué quieres decir con diversión? —tartamudeo la pregunta poniéndome a su lado mientras ambos caminamos.
—Ya lo verás. No te irás sin averiguarlo —responde sin mirarme.
Axel muestra una sonrisa hacia el frente que, aunque parezca algo sádica, no la interpreto de esa forma. Es como si no disfrutase nada de lo que pasa en este lugar; esto ya no me está gustando nada de nada.
Williams se dirige a paso neutro a un grupo de chicos que hablan animadamente mientras beben y fuman, los cuales están cerca de una de las entradas que da al interior del primer edificio del polideportivo. Yo avanzo junto a él a la vez que miro a mi alrededor, viendo así a algunas personas siguiéndome con la mirada muy seriamente. Aunque otras no dudan en mostrarme la diversión que les causa la situación.
—¿Por qué me miran todos? —cuestiono agarrándome los codos de ambos brazos.
Axel, al oír mi pregunta, frena y se da la vuelta para mirarme.
—Porque tú aquí eres una intrusa —contesta señalando el suelo con su dedo índice.
—¿Cómo qué intrusa?
—No pintas nada aquí, princesita. —Niega con la cabeza enseñándome una sonrisa de medio lado que, al igual que la otra, muestra todo lo contrario a lo que parece.
Dicho esto, se da la vuelta y retoma su camino hacia el grupo de chicos. Estoy durante un tiempo quieta en el lugar observando la espalda del expresidiario, quien se va alejando con lentitud de mí. Parpadeo un par de veces como una manera de hacer reaccionar a mi cerebro y, hecho esto, comienzo a correr tras él para poder alcanzarle.
—¡Axel, espera! —grito sin pararme siquiera, hasta que consigo volver a posicionarme a su lado derecho.
En este momento me doy cuenta de que él no sabe que yo sé su nombre, por lo que me muerdo el labio inferior con fuerza, con la esperanza de que no se haya dado cuenta. Pero seguro que sí se ha enterado. Él deja de andar de golpe y se queda vacilando en el sitio por una pequeña cifra de segundo. En el instante en el que su fría mirada se posa en mí, la carne se me pone de gallina.
—¿Cómo sabes mi nombre? —indaga en un tono de voz serio.
Ay, por favor. Tras maldecirme interiormente por el error que acabo de cometer al pronunciar su nombre, comienzo a buscar una excusa hasta dar con ella al cabo de unos segundos.
—Fred me lo dijo —digo la verdad.
Y lo leí en tu informe, pero eso es algo que no importa ahora. Nunca lo sabrás, o al menos, eso espero.
—Bocazas... —murmura para sí mismo soltando un suave gruñido, pero mis oídos han llegado a escucharlo.
Salvada.
Este se da la vuelta y prosigue con su camino hasta llegar al grupo. Me dispongo a seguirle antes de perderle de vista. Ahora mismo, Axel me parece el tipo menos peligroso que hay entre los presentes. La mayoría de las personas que hay en el recinto, parecen haber sido sacadas de las peores cárceles del país. Vamos, como Williams. Pero las pintas que él lleva son muy diferentes a las del resto.
Un chico rubio y con la cara a rebosar de piercings, literalmente, le pasa una botella de cerveza a Axel, cosa que él recibe de inmediato para después pegarle un largo trago. Esto provoca que solo quede la mitad del líquido en dicha botella. La expresión de su rostro se arruga como si hubiese chupado un limón; se nota que lleva bastante tiempo sin probar el alcohol.
—¿Quién es esta? —La voz de una chica se adentra en mis oídos, haciendo que mis ojos se posen en los de ella.
Tiene el pelo verde y largo, aunque el tinte se le está yendo un poco y la raíz de su cabello se ve morena. Sus ojos son de un color avellana, es delgada y más o menos de mi altura. En cuanto a su vestimenta, lleva un top blanco de tirantes escotado, que le hace una bonita forma a su pecho, y unos pantalones cortos rasgados. También lleva una chaqueta de color azul que le cubre los brazos, lo que le impedirá pasar frío cuando empiece a refrescar. Debo admitir que me encanta su vestuario.
—No lo sé —contesta el expresidiario sin dirigirle la mirada a la chica.
Ella camina hacia nosotros hasta quedar a tan solo unos pasos de ambos.
—¿Eres nueva en esto? —cuestiona la chica cruzándose de brazos enfrente de mí.
Esta me mira con el entrecejo arrugado, como si estuviese enfadada conmigo. Y la verdad es que no sé por qué razón ella debería de estar así, apenas he llegado. No he tenido tiempo de hacer algo que pudiera llegar a molestarle. O al menos, eso creo.
—¿A qué te refieres con "nueva"? —inquiero con cierta confusión.
—No lo es —interviene Axel, con voz cortante.
—¿Y entonces porque está aquí? —indaga ella.
La pelo verde se gira unos cuantos centímetros hacia la dirección en la que se encuentra Axel, quien pega otro trago a la botella. Ambas esperamos a que se aparte la cerveza de los labios para que conteste a la pregunta de la muchacha. En el momento en el que lo hace, se dispone a hablar.
—Por estúpida —escupe.
Ah, no. Por trabajo, guapito.
Acto seguido, una mueca de desagrado, causada por el alcohol, se hace presente en su rostro; parece que esté bebiendo por obligación. Cuando fijo los ojos de nuevo en la chica, me percato de que esta también los posa sobre mí. Una sonrisa de medio lado se abre paso por sus carnosos labios, poniéndome la carne de gallina. Esto no pinta muy bien.
—Si está aquí hay que iniciarla. —En cuanto la chica pronuncia estas palabras, el Williams vuelve de golpe la vista a ella.
Sin esperármelo siquiera, Axel da un par de pasos hacia la pelo verde, quien parece estar obligándose a no retroceder. Ella acaba por hacerse pequeña en el sitio ante la imponente mirada del criminal.
—Andriu, ya te he dicho que no es nueva en esto —espeta él entre dientes, en un intento de hacerle rectificar.
La chica, ahora llamada Andriu, le quita la botella de alcohol de las manos a Axel, con una leve tembladera que él acaba por notar. Ella da un paso hacia a mí, apartándose así un poco del chico que ha provocado que sus nervios salgan a la luz.
—Bebe —me ordena la joven tendiéndome la botella.
Poso la vista en la botella de alcohol y luego miro a Axel; él tiene sus ojos marrones fijos en mí, como si estuviese intentando decirme algo que yo no soy capaz de descifrar.
—Vamos —insiste, meneando la botella delante de mí para que la coja.
Estoy durante un tiempo observándola, sin ninguna intención de hacer lo que me pide, sin embargo, opto por tomarla de entre sus dedos no muy convencida. En ese instante, un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Y no sé si es debido al aire frío que ha decidido hacerse notar ahora, o por la mala espina que me está dando toda esta situación.
—Iré a avisar al dilatas —añade y se da la vuelta para irse.
No obstante, antes de que pueda avanzar un paso, Axel le agarra del brazo y tira de ella hasta acercarla a su cuerpo de un tirón que me ha parecido bastante brusco.
—Ni se te ocurra —susurra Williams, con odio, en su oído.
Noto el cuerpo de Andriu estremecerse. Sus piernas se mueven unos pocos centímetros hacia atrás, pero el agarre de Axel es lo bastante fuerte como para que ella no pueda escapar.
—Tranquilo. No es el tipo de iniciación que tú crees —comenta ella, mostrándole una falsa y forzada sonrisa—. Solo es diversión.
—Tampoco dejaré que le hagáis eso.
—La gente que entra por primera vez en estas fiestas tienen que hacer la prueba de acceso como todos. —Borra la sonrisa de su cara de forma inmediata—. Todos la hemos hecho y ella también la hará. —Me señala con la barbilla.
La chica se suelta del agarre de Axel de forma brusca y, tras echarme un rápido vistazo en el que su rostro me muestra toda su seriedad, se marcha con prisa hacia otro grupo de personas que hay cerca del segundo edificio. Ni cinco minutos han pasado desde que ha llegado y ya me cae mal. Y no sé por qué me da que el sentimiento es mutuo.
—Te lo he avisado —me echa en cara el criminal, señalándome con su dedo índice, notablemente molesto.
Sus penetrantes ojos consiguen intimidarme, por lo que pego la vista en el suelo como un acto de defensa propia. No puedo evitar aferrarme con fuerza a la botella de alcohol, el miedo ya corre por mis venas. Sin embargo, hago todo lo posible por controlarlo y mantenerlo oculto. Por mucho que me esté costando, debo aparentar normalidad y saber canalizar mis emociones.
—¿Qué iniciación? —me atrevo a preguntar.
—Te harán la novatada, no la iniciación —responde él, suspirando.
—¿Para qué es entonces la iniciación? —Vuelvo a mirarle.
La expresión de su rostro se relaja.
—Para entrar en nuestro grupo. —Extiende sus brazos mostrándome todas las personas presentes en el lugar—. Aunque no todos están en él.
Trago saliva antes de formular la siguiente pregunta:
—¿Y la novatada?
—Como ya te he dicho antes, eres una intrusa. La novatada hará que dejes de serlo. —Cruza los brazos sobre su pecho.
Definitivamente, hoy muero. La pelo verde aparece a lo lejos junto con tres chicos, los cuales se dirigen hacia aquí con una sonrisa, que logra ponerme la carne de gallina, plantada en sus caras. Axel me coge del brazo y me pega a él todo lo que puede. Este acerca sus labios a uno de mis oídos hasta que rozan la piel del mismo.
—Procura no beber demasiado. Cuando lleves unos cuantos tragos finge estar borracha, no esperes a estarlo de verdad. —Dicho esto, se separa de mí y dirige la mirada a Andriu y a los chicos que ya están más cerca de nosotros.
Me abrazo más a la botella que tengo entre mis manos en busca de algo de consuelo.
🐈
—Bebe otra más —me ordena Jayden ofreciéndome más alcohol.
Él es moreno, con la cabeza rapada, delgado como un esqueleto y con dilataciones en sus orejas. De ahí viene el mote con el que la mayoría de las personas aquí le conocen: el dilatas.
Apenas puedo ver quieta la botella que sostiene el chico en una de sus manos para que la coja. Axel me dijo que fingiera estar borracha y, la verdad, es que parecía algo fácil. Pero no es así. He estado negándome a beber más como unas seis veces, pero los presentes sabían que no estaba borracha, así que me dijeron que, si no me lo bebía yo por mi cuenta, me lo hacían beber por un embudo a la fuerza. Además de que no suelo beber alcohol. Esto me está afectando más rápido de lo que pensaba.
Jayden me mira con sus penetrantes ojos azules y señala la botella en sus manos con un movimiento de cabeza, metiéndome prisa. Ay, joder...
Echo un vistazo a mí alrededor y veo que estoy siendo observada por muchos de los presentes en la fiesta, entre ellos Fred y Axel. Turner me mira con culpabilidad y Williams lo hace con un ojo entre sus dedos, ya que tiene la mano tapando su rostro, como si no quisiera seguir viendo el espectáculo que estoy montando con mi borrachera. Yo he intentado frenar, que conste.
Vuelvo la vista a la botella y la cojo para tomar otro trago, aunque no puedo meter ni una sola gota más en mi cuerpo. Esto me pasará factura luego. Me tambaleo un poco hacia los lados debido a que me cuesta cada vez más mantener el equilibrio. Acerco el morro de la botella a mis labios y pego otro trago, pero acabo echando al suelo el alcohol que tenía ya en la boca debido a que Axel me la ha quitado de las manos de forma bastante agresiva.
—Ya ha bebido suficiente —espeta él con molestia.
El criminal mira a Jayden a la vez que estampa la botella de cristal contra el suelo. Esto hace que los cristales y el alcohol que había en el interior salgan esparcidos por la tierra que hay bajo nuestros pies. Menos mal que me la ha quitado, no podía beber más. Le debo una a este chico.
—Está bien —dice Jayden echándole una rápida mirada al expresidiario, que muestra miedo hacia su persona, para luego darse la vuelta—. ¡La novatada va a comenzar! —grita con sus manos alrededor de su boca para que su voz se escuchase más fuerte.
El resto de los presentes se acercan al círculo de gente que hay a mi alrededor al oír el aviso del tío rapado que me ha obligado a beber sin parar. Esto no pinta bien.
—Axel —le llama el dilatas dándose la vuelta para verle, nuevamente, con miedo en sus ojos.
Se nota que Axel tiene acojonado a este chico.
—Ayúdala a entrar al edificio —continúa hablando mientras señala dicho edificio—. No quiero que se caiga antes de tiempo.
Dicho esto, vuelve a girarse al mismo tiempo que hace señas con sus manos para que la gente le siga al interior del primer edificio, por la entrada delantera. ¿Qué ha querido decir con "no quiero que se caiga antes de tiempo"? Axel no tarda en agarrarme de uno de mis brazos con brusquedad y acercar su boca a mi oreja.
—Te dije que no te emborrachases —me regaña en un susurro.
Tus amigos querían hacerme beber alcohol por un embudo, coño, no es mi culpa. Siento su mano libre posicionarse sobre la parte baja de mi espalda, pegando mi cuerpo al suyo. Al poco tiempo la aparta como si nada y se separa. Arrugo la nariz al no comprender del todo por qué ha decidido realizar esa acción.
—¿Y yo qué sabía cuántos tragos necesitaba para emborracharme? —cuestiono mirándole con el ceño fruncido—. Y, por si fuera poco, tus simpáticos amiguitos me han amenazado, por si no te has dado cuenta.
Además, soy policía, no actriz. Williams rueda los ojos ante mi contestación. Puedo notar cómo se lleva la mano, con la que me había acercado a él instantes atrás, a uno de los bolsillos de sus pantalones. Se ha guardado algo en ellos, pero no he sido lo suficientemente rápida como para verlo. A continuación, tira de mi brazo para que comience a caminar.
—¿Qué... me van a hacer... ahora? —pregunto con torpeza en mis palabras.
—Ahora lo verás.
Caminamos hasta la entrada trasera del edificio, la contraria por la que entraron los demás. Cuando llegamos, me percato de que dicha entrada tiene la puerta abierta y medio caída con un candado colgando en la cerradura. Parece como si le hubiesen dado una patada para derribarla.
Bajamos tres escalones qué hay nada más entrar y luego Axel, apretando cada vez más mi brazo, me lleva hasta el final del pequeño pasillo, donde una pared nos impide seguir de frente. Ahora hay otro pasillo que se divide en dos opciones: derecha e izquierda. Está todo oscuro, pero las luces de la calle y de la luna que se cuelan por la entrada y el techo, nos iluminan un poco el camino. Lo único que se escucha aquí dentro son los presentes de la fiesta hablando a voces, quienes ya deben estar en la pista.
—Axel. —La voz de Jayden se hace presente a nuestra derecha—. Hay que subirla por aquí.
Señala las escaleras a mitad del pasillo de la misma dirección, que están entre las paredes de la derecha. Axel gira hacia esta misma dirección y comienza a caminar detrás del dilatas, mientras sigue tirando de mi brazo. A mi izquierda la pared se acaba y me deja ver una pista de baloncesto hecha añicos. El suelo está lleno de trozos de techo, cristales y cables. ¿Por qué narices hay cables? La gente se agrupa a ambos lados de la pista dejando libre el centro. ¿Por qué?
Giramos a la derecha nuevamente y subimos las escaleras que señaló Jayden antes y, a cada escalón que subo, me aferro más al brazo de Williams. Subimos y seguimos subiendo hasta llegar al final de las escaleras, provocando que mi corazón dé un vuelco. Miro hacia arriba y es cuando puedo comprobar que hemos subido demasiado. Solo hay dos metros y medio de separación entre el techo y nosotros. Una persona alta se daría un buen coscorrón en la cabeza.
Jayden se pone al lado de dos chicos que se encuentran a la derecha, y luego mira a Axel, señalándole con la cabeza el borde del suelo, que es donde este se acaba. Hay una viga estrecha de hierro tumbada en el borde de la superficie que cruza toda la pista de baloncesto hasta llegar al otro extremo.
Jé, alguien va a hacer equilibrios por aquí.
Axel tira de mi brazo hasta ponerme justo enfrente de la estrecha viga de hierro y luego pega sus labios a mi oído.
Oh, espera. Creo que la equilibrista soy yo.
—No mires abajo. —Es lo único que me dice.
Recórcholis.
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