👑 Capítulo 21
Chelsea mueve sus ojos de un lado a otro por la pantalla de mi móvil, leyendo lo que pone en las fotografías del informe. Ella se ha empeñado en buscar algo que aún no me ha dicho y lleva un buen rato así desde que hemos entrado en mi casa. Parece que su búsqueda no está dando resultado alguno, pero a los pocos segundos, su voz hace acto de presencia.
—¡Aquí está! —grita mi amiga.
Esto hace que me incorpore de inmediato del sofá, asustada, debido a que me ha pillado desprevenida. Después de hora y media buscando a saber qué cosa, por fin lo ha encontrado. Espero.
—¿Me vas a decir ya qué es lo que buscabas y supuestamente has encontrado? —pregunto soltando un suspiro de cansancio.
Estoy agotada. Necesito dormir por una semana entera. Hibernar cual oso.
—Supuestamente no. Lo he encontrado —me corrige dirigiendo su mirada a la mía—. Y lo que buscaba era esto. —Me muestra la pantalla de mi teléfono—: la parte en la que pone lo que ha pasado con la segunda arma homicida.
—Trae. —Le quito el dispositivo de entre sus manos con cuidado de no tirarlo al suelo y me lo acerco un poco para poder leer bien lo que pone, cosa que es un tanto difícil porque la foto está movida y algo borrosa—. Tengo el pulso de una anciana —admito con pesar.
Soy un desastre. Ya ni siquiera sé hacer fotografías, y menos bajo presión.
—Lo he notado, pero tranquila. Es legible —contesta con la intención de animarme un poco.
Ruedo los ojos y vuelvo la vista a la pantalla del dispositivo. Amplio la fotografía para poder ver mejor lo que pone y comienzo a leer para mis adentros.
"La segunda arma homicida con la que el asesino mató a una de las víctimas e hirió a su hermano menor fue una Colt government 1911 A1. Poco después de cometer el asesinato se deshizo de esta arma. Aún no se sabe cómo se deshizo de ella, ya que el acusado no quiso dar explicaciones."
Entonces mi teoría era cierta... Y Rosa decía la verdad sobre esta pequeña parte.
—¿Ves? Sí que había otra arma homicida —digo pasándole el teléfono para que ella también pueda verlo.
—Ya, Rosa me lo dejó más que claro. —Rueda los ojos—. Pero mira. —Me muestra la pantalla y señala con el dedo la parte en la que dice:
"Aún no se sabe cómo se deshizo de ella, ya que el acusado no quiso dar explicaciones."
—¿Qué pasa con eso? —inquiero con la intención de que continúe hablando.
—¿Por qué no dio explicaciones de lo que hizo con esa segunda arma homicida? —cuestiona, pensando en una posible respuesta, pero no parece que se le ocurra nada.
—No lo sé. —Me encojo levemente de hombros—. Intentaré averiguarlo sobre la marcha, no quiero precipitarme y hacer mal las cosas. Prefiero ir despacio.
—Tú eres aquí la poli, confío al cien por cien en ti. Aunque tampoco puedes permitirte ir muy lenta.
Suelto un suave suspiro ante su contestación, ya que no le falta razón. Debo hacer las cosas a un ritmo moderado. Estoy durante un tiempo dándole vueltas a las cosas, poniendo todo en orden en mi cabeza. Lugo, cuando termino de tener las cosas algo más claras y puedo estar segura de que todo se ha asentado en mi cerebro, decido hablarlo con Chel en voz alta.
—Bueno, a ver. Centrémonos. —Niego repetidas veces—. Primero se declara culpable.
Ella asiente con la cabeza.
—Sí —afirma dejando mi móvil encima de la mesita de centro.
—Y luego admite haber usado un arma diferente para el asesinato de su madre —añado.
Aunque esto no tiene sentido lo mires por donde lo mires.
—Ajá.
—Y, por último, no quiere dar explicaciones de lo que hizo con dicha arma.
—Así es. —Vuelve a asentir con la cabeza.
Me echo hacia atrás de brazos cruzados hasta que mi espalda toca el respaldo del sofá. Empiezo otra vez a ordenar en mi cabeza las ideas que tengo sobre esto. Cuando termino este proceso, expongo las dudas que me han surgido.
—Muy bien, pues esto me ha llevado a hacerme dos preguntas —comento, soltando un leve suspiro.
—Te escucho.
—Si Axel es culpable... ¿Por qué razón ha ocultado lo que hizo con la segunda arma? Es decir, si ya iba a acabar en la cárcel le hubiese dado igual.
—Tiene sentido —confirma—. ¿Y la segunda?
—¿Por qué narices iba a utilizar un arma diferente para matar a su madre y herir a su hermano? No tiene ni pies ni cabeza. —Frunzo el ceño—. Aquí ya hay dos cabos sin atar, Chelsea. Dos cabos que ponen en duda la culpabilidad de Axel.
—Te dije que Rosa te estaba mintiendo —me recuerda mirándome con esa típica cara suya de "te lo dije".
Y no entiendo por qué Rosa haría algo así. Dijo que estaba todo en orden, y no es así. Está igual o más inconcluso que el otro.
—Dame un momento —pido incorporándome, para después coger el móvil de la mesita.
Una vez entre mis manos, lo desbloqueo y entro en la galería para ver las fotografías de nuevo. Paso las fotos lentamente, una por una, analizándolas con detenimiento para evitar que se me pase algún detalle importante. Al cabo de un tiempo, doy con una que me llama la atención. En la que pone los testigos que hubo en el momento del crimen. Amplío la fotografía y el nombre de "Charlie Williams", el padre de Axel, aparece en mis narices.
—Hay un testigo, Chel —le hago saber sin apartar la vista del teléfono.
—¿Quién? —indaga ella acercándose un poco a mí.
—El padre de Axel. —Levanto la mirada hasta posarla en mi amiga.
Sus ojos se desvían de los míos unos segundos mientras piensa algo, pero al poco tiempo se abren de par en par y me mira con sorpresa y terror al mismo tiempo.
—¡El padre es el asesino! —afirma aún con los ojos fuera de sus órbitas.
—Él no puede serlo. —Niego con la cabeza—. A parte de que Marshall le conoce y dice que es buena persona, algo me dice que no es él.
—Hay personas que saben mentir muy bien.
Sí, no le falta razón. Pero la tranquilidad con la que Charlie me contó lo sucedido con su hijo, me hace sospechar de él como alguien que sabe lo que realmente pasó, no como el culpable. Además de que un asesino no le va contando esas cosas a una completa desconocida. Hay algo más en este caso.
—Si mi padre matase a mi madre, yo no me declararía culpable, Chel —opino, negando lentamente con la cabeza—. Sería algo ridículo. Ahora Axel odia a Charlie. Su padre me contó el motivo y, aunque la del asesinato parece la más obvia, siento que no es esa. Que hay algo más.
Vuelvo la mirada a la pantalla y sigo leyendo lo que pone en la fotografía, hasta que un nuevo nombre aparece en la parte de testigos.
"Dorian Brad."
—Hay un segundo testigo —informo dirigiendo la mirada hasta a ella—. Dorian Brad. —Le muestro la pantalla.
—¿Y quién es ese? —Arruga el cejo, confundida.
Miro la pantalla y leo lo que pone a continuación del nombre:
"Uno de los vecinos de la familia."
—El vecino de Axel y su familia —contesto.
—¿Y pone algo de lo que dijo cuándo declaró?
Continúo con la lectura hasta llegar a la parte en la que pone lo que este testigo dijo. Y bueno, las declaraciones culpan a Axel, como era de esperar.
—Dorian también le declara culpable. —Suelto un sonoro suspiro—. Dice que vio todo lo ocurrido y que efectivamente Axel fue quien mató a esas cuatro personas.
Bloqueo la pantalla del teléfono y lo dejo sobre el sofá, justo a mi lado.
—¿En serio? —indaga ella con sorpresa en su rostro.
—Sí. —Dejo caer mi espalda contra el respaldo del sofá.
—Menuda pérdida de tiempo —murmura pegando los ojos en el techo.
Que el primer informe que me dieron fuera un caos, lo puedo llegar a entender, ya que solo me dieron lo necesario para conocer un poco a la persona con la que tengo que tratar. Pero que el informe oficial esté igual o incluso más patas arriba que el anterior, ya es demasiado sospechoso.
—No, me niego —rompo el silencio—. No dejaré esto así.
—Kels, ese testigo ha visto todo. No tienes nada que hacer. Axel es culpable y aquí acaba la cosa.
¿Perdona? No puedo creer que lo deje estar tan fácilmente después de todo. Ella es la que ha hecho que comience a investigar esto. ¿Por qué se echa para atrás ahora tan rápido? No la entiendo.
—¿Te vas a rendir? —Arqueo las cejas y abro la boca indignada—. ¿Después de todo lo que me has hecho hacer solo porque se te cruzó un cable?
—No, solo estoy aceptando la realidad. —Se encoge de hombros—. Ese testigo ha visto todo, no hay nada que hacer contra eso.
Increíble.
—Pues yo no pienso aceptar eso —sentencio—. Todo lo que hay escrito en ese informe es ridículo. No entiendo como lo han podido cerrar estando así.
—A lo mejor los que investigaron el caso tienen más pistas que no vienen ahí —me explica, señalando el informe con la mirada—. Es que no sé, Kelsey. A lo mejor es porque yo no soy policía y no tengo ni idea de esto. Pero un juez no dejaría pasar un caso inconcluso, por lo que es imposible que Axel haya sido acusado injustamente. A la hora de presentar las pruebas al juez, él mismo se habría dado cuenta, ¿no?
El otro día no pensaste en eso.
—Esa es una de las cosas que me gustaría averiguar.
—Pero... —Sus ojos se abren de par en par en el momento que algo le cruza la cabeza—. A ver, espera. ¿Es que has olvidado el tatuaje de la lágrima o qué? Eso simboliza el asesinato, Kelsey.
—Sí. Y también la pérdida de un familiar —declaro arqueando una de mis cejas.
Chelsea va a decir algo más al respecto, pero termina por cerrar la boca y no discutir más.
—Bueno, vale. Le doy una oportunidad a ese chaval —cede—. Porque aún me tiene algo dudosa y creo en ti.
Cuando estas palabras salen de su boca, una sonrisa se dibuja en mis labios.
—En fin, creo que va siendo hora de que me vaya —dice mirando la hora que es en su reloj de muñeca—. Son las once de la noche.
Dicho esto, se levanta del sofá.
—De acuerdo. —Asiento con la cabeza.
—Recuérdame que te envíe un mensaje antes de entrar en tu casa. No quiero interrumpir nada de nuevo. —Hace una mueca de asco.
—No te imagines cosas raras —le regaño—. Además, también podrías devolverme las llaves, que no sé ni por qué las tienes.
—Tengo mis contactos. —Me guiña un ojo—. Bagheera está compinchado conmigo. —Se ríe.
—Voy a adoptar a un perro para que te muerda el culo siempre que robes algo de mi casa —le amenazo alzando ambas cejas.
—Robarte las llaves y hacer una copia de las mismas me era necesario —se defiende—. Cuando me quedo sin comida en la nevera no sé qué hacer con mi vida.
—Con que eres tú la que hace desaparecer la comida de mi nevera —le acuso con el dedo—. Ya pensaba que tenía a un pequeño Casper rondando por casa.
Suelta una pequeña risita nerviosa y tímida a la vez.
—Anda, vete a tu casa. —Señalo el pasillo.
—A la orden —contesta haciendo un saludo militar.
Después de coger sus pertenencias del sillón, se da la vuelta y pone rumbo a la salida de mi piso. Cuando escucho la puerta cerrarse, sé que ya se ha marchado. Primero me roba las llaves y después la comida. Sí, voy a adoptar a un perro.
Me dirijo hacia el cuarto de baño, moviendo mis piernas con una lentitud frustrante. En cuanto llego, me pongo frente al lavabo y abro el grifo del agua fría. Pongo mis manos bajo el chorro y, a continuación, me lavo la cara con ella. Esto consigue despertarme un poco y tranquilizarme en cierto modo. Estoy demasiado cansada y estresada con esto. Tengo la necesidad de atar los cabos lo antes posible y descubrir toda la verdad. Pero sé que eso no es posible. Que una investigación lleva su tiempo.
El repentino sonido de mi teléfono móvil, hace que salga de mis pensamientos de golpe. Cierro el grifo y me seco el rostro con una toalla. Después, me dirijo hacia el salón y cojo la llamada sin mirar si quiera de quien se trata.
—¿Diga? —pregunto en cuanto me lo pongo junto a la oreja.
—Hola, Kelsey. Soy Rosa —me hace saber al otro lado de la línea—. Te llamo para decirte que, durante unos cuantos días, debes mantenerte alejada de Axel.
Arrugo la nariz ante sus palabras.
—¿Por qué? —inquiero con confusión.
—Si él te ve muy seguido comenzará a sospechar —me explica—. Así que es mejor que no le veas por un tiempo. Nosotros estaremos vigilándole a distancia mientras tanto. Yo te llamaré cuando puedas continuar con esto.
—Vale, está bien. —Asiento.
—Hasta luego, Kelsey.
—Adiós —me despido.
Cuelga la llamada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro