Capítulo 13 (día 4)
Eran las siete de la tarde y Lucía tenía miedo de que su padre llegara a casa y la viera con sus amigos leyendo sus documentos privados. No había podido decirle que no a Iván porque él le había propuesto ese reto, y como todos, debía cumplirlo aunque no quisiera hacerlo. Mientras leía un par de páginas, entendió la razón por la cual encerraron a aquél hombre que interpretaba al Santa Claus del centro comercial.
De Crímenes Navideños pág. 3.
Omar Sánchez es un hombre el cuál interpreta a Santa Claus en el centro comercial y se toma fotos con familias o niños pequeños que creen que es el verdadero, aunque todos sabemos que él no existe y que fue inventado para que la gente compre regalos, lo que significa que es un cuento de los vendedores.
Un hombre que tiene un expediente bastante extenso, como dice mi fiel compañero Guillermo Cardona.
El niño de los Barnes, nos ha dicho que había visto a alguien con una barba como la de Santa Claus, entonces, esto nos llevó hacia él ya que su barba no es artificial, sino que verdadera. Puede ser que sea el asesino; pero si él lo es debe haber otra persona que lo ayude a mandar las cartas, debido a que él está encerrado. La cuestión es que él una vez trató de ahorcar a una mujer, y esa fue la madre de Marina; él antes había dicho que conocía a esa familia, pero solo por haberla visto.
Morales me ha contado que tuvo una charla con él y le había dicho que le daba asco la sangre y nunca mataría a alguien porque sí. También me mantuvo al tanto que pregunto sobre mi hija Lucía y dijo que un tal "alguien" va a por ella. Puede que mienta.
Todavía no creo que sea él, pero puede que sea un farsante.
Terminaron de leer todo el documento de pies a cabeza y se desplomaron en el sofá. Se quedaron en silencio hasta que finalmente, Iván habló.
—Tu padre es muy inteligente, Lucía.
—Sí— respondió—. Tengo que comprar algunos regalos para la Navidad, ¿alguien me quiere acompañar?
Raquel y Robert negaron ya que debían irse a sus casas temprano. Esperaba que Iván le dijera que no, pero siempre parecía que no tenía nada para hacer. Irían al centro comercial, debido a que las tiendas ya debían de estar cerradas porque eran casi las ocho de la noche.
Su madre aún no aparecía, por lo que la sospecha de que se encontraba con alguna de sus chismosas que tenía de amigas aumentaba cada vez más y más.
Al llegar al centro comercial, fueron a una perfumería para comprar algo para su madre Rita. Encontró uno que no era tan caro y era de un aroma riquísimo, pero se dio cuenta de que no le alcanzaba el dinero; su acompañante se ofreció para prestarle lo que le faltaba, y ella aceptó. Tuvieron que volver a la casa ya que todavía faltaba el regalo para su padre.
Cuando entraron, repararon en que Rita estaba en la cocina, así que subieron las escaleras velozmente para dejar el regalo y luego pedirle el dinero para comprarle algo a su papá. Luego de hacer eso, volvieron a ir al shopping.
Estaban viendo las vidrieras de ropa de hombres, cuando Iván habló.
—Tu papá debe de estar estresado, ¿no?
—Sí, eso creo— respondió la chica—. Apenas va a casa y pasa las noches en vela gracias al café. Creo que después de este caso se va a tomar unas largas vacaciones—rió.
—Pues mi padre también, con todo esto y lo otro...
Lucía lo miró extrañada y se preguntó que decía, pero no se lo dijo ya que aún sentía desconfianza de él. Era increíble como antes le daba pena y ahora incluso sentía miedo de él. Ese "y lo otro" le hacía pensar mucho; pero no imaginaba que podía ser él, eso era imposible, muy imposible.
El móvil de Iván sonó y é se apartó para ir a atender. Lucía entró en una tienda, ya que de lejos veía como el chico parecía discutir con la persona que se encontraba al otro lado de la línea; le pareció un poco extraño, ya que había saludado cordialmente pero luego su voz se había ido cambiando hasta terminar elevando el tono.
Cuando salió de la tienda, después de haber comprado una remera simple para su papá, trató de buscar a Iván con la mirada; pero no lo encontró, por lo que tuvo que recorrer un poco el centro comercial. Tuvo ganas de ir al baño, por lo que recorrió el pasillo que llevaba al baño, luego cuando lo pasara, entraría en el de las "damas"; dobló para seguir el pequeño recorrido y se horrorizó al instante. Iván se encontraba tendido en el suelo, como si estuviera muerto pero no había ningún rastro de sangre ni parecía que lo habían ahorcado ya que no estaba pálido ni tenía una expresión de sufrimiento en su rostro. Se acercó hacia él, temerosa y lentamente. Una vez que ya hubo estado cerca, él abrió repentinamente los ojos y con un tono de voz desgastado, dijo:
—Cuidado... de-detrás de ti.
Lucía volteó pero no llegó a ver, porque alguien le puso una bolsa en la cabeza y todo se volvió oscuro.
Álvaro seguía aún en la comisaría, revisando unos papeles aunque ya eran las nueve de la noche. Escuchaba como levantaban el cuerpo y se lo llevaban a la morgue, luego más tarde sería el funeral; Morales no tenía familiares, debido a que la mayoría había muerto en un incendio estando de vacaciones, él se salvó ya que no había ido. Sentía un poco de pena, así que fue hacia un pequeño mueble y agarró un vaso chico y una botella de quien sabía de qué era, pero seguramente era algo que contenía alcohol. Se sentía decepcionado por él mismo, por no haberse quedado allí con ese hombre tan joven, que tenía todavía una larga vida por delante. Conocer a alguien, casarse, tener una casa, tener hijos, luego nietos... nunca lo iba a vivir porque ya estaba muerto.
No había cruzado ni una sola palabra con Cardona, prefería estar en silencio. Esa noche se quedaría allí y no iría a su casa, aunque su esposa lo había llamado de que iban a cenar junto a la familia de una amiga de ella. Después de todo, sí tendría que ir y soportar la estresante voz de la amiga de su mujer, que según recordaba, tenía una voz tan aguda que le destrozaba los tímpanos.
Por si fuera poco, también tenía que charlar con su hija quien había sido "secuestrada" y había estado en peligro. Le debía una explicación sobre todo, principalmente para él sentirse bien y no ser un egoísta que quería proteger a todos...aunque que luego acabara destruido.
Su computadora la había dejado en casa tras haber salido tan apurado, aunque casi nunca la llevaba a la comisaría ya que tenía otra aquí. Se volvió a sentar frente al escritorio y la encendió. Al ver el fondo de pantalla, se dio cuenta de que no era la suya debido a que no tenía ese fondo. Estaba comprobado de que era de Cardona, porque aparecía cuando Iván había sido pequeño. No tenía contraseña, y justo en el momento en que la desbloqueó llegó un correo electrónico. Miró la pantalla y comprendió que era ilegal abrir el correo de otra persona, aunque fuese virtual.
Salió al pasillo y gritó el nombre de Cardona, pero nadie apareció. Fue a la recepción y le preguntó a la nueva policía que había sido contratada hace poco, si lo había visto; pero esta negó.
Regresó a su oficina y abrió el mensaje, después de todo, seguramente era del trabajo. Unos extraños números aparecieron, para luego dar el paso a un corto mensaje que decía:
«Lucía Albino e Iván Cardona han sido anunciados desaparecidos»
—N-no, no, noooo. No puede estar pasando otra vez— murmuró jalándose de los cabellos mientras cerraba violentamente la tapa de la computadora— ¡NOOOO!
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Nota: Perdonen por no haber actualizado dos días seguidos, es que experimenté mi primer bloqueo jaja.
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