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Sesshōmaru lo había dejado en la habitación, ambos gemelos se habían quedado afuera custodiando la puerta de su habitación.
Haku jugaba con algunos muñecos de trapo que Hikaru le había traído para que se entretuviera con ellos. Inuyasha lo observaba de forma cálida, pero a su vez, estaba muy perdido en sus pensamientos.
Con la llegada de Irasue se sentía más alerta, tenía todos sus sentidos funcionando más de lo que debía. Le quedaba muy claro que a Irasue no le agradaban los híbridos como él.
Sin embargo eso no le iba a impedir seguir cuidando de Haku.
Aunque si tenía que ser sincero, no tenía ni idea a la edad en la que Haku ya no tendría que depender de él. Y cuando eso pasara, tendría que irse de su vida, aunque él no lo quisiera.
El problema es que estaban Sesshōmaru y ese supuesto título de "Señora del Oeste", para su mala suerte las palabras de Sesshōmaru eran muy honestas y sabía que iba en serio.
Y aunque le atrajera la idea de estar toda su vida a su lado, no podía, la sola idea de que un Hanyō estuviera al lado de un poderoso DaiYōkai como Sesshōmaru sonaba estúpida y ridícula, y no quería que todos hablaran de su compañerismo.
Además de que tenía un asunto que resolver en Sengoku, y ese asunto, era hablar con la anciana Kaede. Quería explicarle como habían sido las cosas, que jamás quiso traicionar a Sengoku de esa manera.
Era de las pocas personas que quería con toda su alma de Sengoku.
Estuvo en sus pensamientos por un buen rato hasta que una vocecilla lo sacó de ellos.
—¡Amo Inuyasha!
Inuyasha se percató de como la pulga llegó hasta su rostro y empezó a succionar su sangre, ni lento ni perezoso lo aplastó como lo que era. Solo para ver como caía como una pluma en la palma de su mano.
—Hasta que por fin apareces anciano Myōga, me sorprende que ahora no te hayas tardado en volver.
—Por kami amo Inuyasha, ya sabe que yo siempre estoy a su lado.
—Siempre y cuando el peligro no esté de mi lado —habló recalcando sus palabras.
—Ay que cosas dice amo Inuyasha —comentó nervioso.
—Mejor dime a que viniste anciano Myōga, como puedes ver estoy muy ocupado.
Si por estar muy ocupado, se refería a admirar como Haku jugaba, entonces sí.
—Venía a decirle lo que está pasando en Sengoku.
—¿A qué te refieres?
—Verá amo Inuyasha, cuando el joven Lord Sesshōmaru los llevó a su palacio yo me auto-ordene ir a Sengoku para ver como estaban yendo las cosas después de lo que pasó.
Inuyasha sabía que eso era una vil mentira por parte del anciano Myōga, porque sabía que aquella pulga le tenía un enorme miedo a Sesshōmaru.
—Bueno, ¿y que pasó?
—Las cosas están muy tensas amo Inuyasha, el líder de los exterminadores no ha parado de mandar a sus hombres para encontrarlo, están decididos a acabar con usted y el joven amo.
—Me imagino, Toyotomi siempre ha sido un hombre muy determinado, demasiado diría yo.
—Aunque debo confesarlo algo amo Inuyasha, algo que me dejó intranquilo que escuché de unos exterminadores.
—¿Qué escuchaste anciano Myōga? Habla.
—Dijeron que aquel líder tenía planeado arremeter contra la líder del pueblo, como última alternativa para que usted apareciera.
Inuyasha se levantó presuroso mientras respiraba con frenesí, ¿Toyotomi planeaba lastimar a la anciana Kaede? Eso no lo podía permitir.
—¿¡Hace cuánto escuchaste eso? Responde anciano Myōga!
—¡Hace como cuatro días amo Inuyasha! —respondió asustado.
Haku se alteró ante los gritos y soltó sus juguetes para caminar hacia Inuyasha asustado, se aferró a sus ropas y empezó a llamarlo entre sollozos.
Inuyasha al ver eso lo tomó en brazos y lo cargó, acercándolo a su cuello para que se tranquilizara.
Los gemelos entraron rápido a su habitación al escuchar los gritos.
—¿Todo está bien amo Inuyasha? —preguntó Hikaru mientras se ponía en posición de ataque.
—Hikaru, Hikari, necesito volver a Sengoku.
—¡Amo Inuyasha no! —exclamó la pulga.
—Eso no es una buena idea —secundó Hikari.
Ambos sabían del lugar de donde provenía ya que se animó a contárselos en una de las tantas pláticas que habían tenido a lo largo de su estancia en el palacio.
Y el hecho de que quisiera volver, solo significaba peligro para él.
—No les estoy pidiendo permiso, les estoy avisando. Quiero que cuiden de Haku mientras no estoy, no quiero exponerlo a un peligro innecesario.
—El Lord Sesshōmaru no estará de acuerdo.
—Me importa poco si está de acuerdo o no, pero no voy a quedarme de brazos cruzados cuando me acabo de enterar que la persona que me crio podría estar en peligro.
—En ese caso, permitame acompañarlo, joven Inuyasha —mencionó Hikaru —. Mi hermano puede quedarse a cuidar a Haku, y así podré cuidarle la espalda a usted, considero que así estará el Lord Sesshōmaru más tranquilo.
—Estoy de acuerdo con mi hermano.
Inuyasha lo pensó por unos minutos y concordaba con las palabras de Hikaru, así Sesshōmaru no estaría jodiendo ni saldrían perjudicados los gemelos.
—Bien, pero harás todo lo que yo te diga.
—Entendido amo Inuyasha.
—Amo Inuyasha, le suplico que piense bien las cosas-
—¡No tengo nada que pensar, y si nada más me vas a estar diciendo estupideces, entonces tu presencia no me sirve de nada! —gritó para lanzarlo por una de las ventanas.
—¡Se lo advertí! —su pequeña voz se fue escuchando a la lejanía.
Inuyasha sabía que no le pasaría nada a la pulga, de alguna manera se las arreglaba para sobrevivir a cualquier peligro, tomando en cuenta que la mayoría del tiempo se la pasaba huyendo.
Inhaló aire profundamente y dirigió su mirada hacia Haku, el cual lo observaba curioso.
—Escucha enano, tendré que salir por unos días a resolver un asunto, te quedaras con Hikari y con el idiota de tu padre, si eso es posible.
—Espero amo Inuyasha, ¿planea irse ahora?
—Por supuesto que planeó hacerlo, no pienso darle ninguna posibilidad a Toyotomi para lastimar a la anciana Kaede, además de que le debo muchas explicaciones.
—¿Quiere que le avise al Lord Sesshōmaru?
—¡Por supuesto que no! Si le informan sobre lo que quiero hacer, ese idiota no durara en encerrarme para evitar que vaya.
Hikari y Hikaru se vieron fijamente y no supieron que hacer por un momento, sin embargo no tardaron en decidir. Ambos juntaron sus manos e hicieron una reverencia, Inuyasha parpadeó confundido ante aquella acción.
—Confiamos en usted amo Inuyasha.
—Nuestra lealtad está con usted.
—Bien —le entregó a Haku al Hanyō —. Cuídalo Hikari, prometo no tardarme mucho, y si Sesshōmaru se llega a enterar al menos ya estaré algo lejos, sé que sabrá que no sería capaz de abandonar a Haku y que volveré por él.
Al ser alejado de los brazos de su madre no tardó en que sus ojos se llenaran de pequeñas lagrimas que no tardaría mucho en derramar.
—Quiero que te portes bien, prometo volver rápido y te juro que cuando lo haga no me separaré de ti —al decir eso junto ambas frentes y frotó sus rostros —. Mamá promete regresar a tu lado —besó su frente.
Los gemelos sonrieron al presenciar aquel pequeño gesto de amor entre madre e hijo.
—Ma-má —lo llamó Haku.
Inuyasha no perdió tiempo y salió corriendo de la habitación con Hikaru detrás de él. Si olió lo salado de las lágrimas de Haku, decidió ignorarlo con todas sus fuerzas.
En esos momentos, la vida de la anciana Kaede estaba en juego, y no era algo con lo que estaba dispuesto a jugar.
Hikaru no cuestionó la acción de correr dentro del palacio porque comprendía la gravedad de la situación. A su amo le apuraba mucho llegar a esa aldea llamada Sengoku, y él lo seguiría a la par para no retrasarlo.
Ambos estuvieron a punto de salir del palacio, hasta que el aroma de Irasue los detuvo.
—¿Así que por fin te dignaste a dejar de lado esa tontería de criar a mi nieto?
—No tengo porque darle explicaciones sobre mis acciones, pero quiero que le quede claro una cosa. Ni crea que se va a deshacer de mí tan fácil, primero arreglare una cosa y después, volveré a donde me corresponde, al lado de Sesshōmaru y Haku. Vámonos Hikaru.
Irasue sonrió divertida al ver como ambas figuras abandonaban el palacio.
—Veremos que opina mi querido Sesshōmaru cuando se entere de tus acciones, Inuyasha.
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