xᴉᴉᴉ
Permanecieron en silencio por un buen rato, Inuyasha no sabía que decir ni como reaccionar, Sesshōmaru había sido muy directo y para su mala suerte, muy honesto con sus palabras.
No podía estar hablando en serio, pero la manera en la que le había dicho las cosas demostraba todo lo contrario.
Nuevamente negó, no quería, no debía ser así. Él no pertenecía ahí.
Sesshōmaru frunció, ligeramente, el ceño al ver la negativa de Inuyasha.
—¿Por qué insistes en negar lo que va a pasar?
—Porque no puede ser así, ustedes, los demonios completos se supone que odian a los híbridos como yo. ¿Cómo puedes pensar en elegirme como tu compañero cuando tu eres... Asombroso y yo, soy nada?
—¿Es eso lo que realmente piensas de ti? Porque la idea que tengo de ti es completamente diferente a la que tú tienes de ti mismo.
Los ojos ambarinos de Inuyasha temblaron al escucharlo decir eso, debía ser una mentira. Nadie podría quererlo de esa manera, toda su vida se la pasó tratando de sobrevivir incluso en los senderos de Sengoku.
Dándose cuenta de que nunca en ningún lugar sería aceptado, pensó en sus amigos y solo tal vez lo apreciaban porque no tenían otra cosa que hacer.
Sin embargo eso no podía ser así, Sango había salvado a Haku. ¿Entonces qué pasaba?
—¿Qué ha sido de tu vida, Inuyasha?
La forma en la que lo preguntó, le hizo ver que estaba interesado en conocerlo, que quería hacerlo. Relamió sus labios y pasó saliva nervioso, la mirada que Sesshōmaru le mostraba en esos momentos era curiosa y atenta.
Bajó la mirada, buscando que palabras soltar para poder contarle su historia a Sesshōmaru.
❆
No se quien fue mi padre, cuando mi madre me dio a luz estaba sola, supongo que alguien debió haber terminado con su vida por mezclarse con una humana.
Vivíamos en una aldea que hoy en día ya no existe, todos se alejaban de mi al ver mis orejas y deducían lo que era. Eso hasta cierto punto no me importaba, lo único que me importaba en ese momento era mi madre.
Un día hubo una situación que marcó mi vida de mala manera. Apenas era un niño, vi a varios niños jugar a la pelota y me emocioné tanto que yo también quise jugar, pero por alguna razón todos alejaban la pelota y cuando por fin pude tenerla en mis manos, me di cuenta de que todos se habían ido.
A lo lejos vi a mi madre y corrí hacia ella, aventando la pelota, cuando llegue con ella le hice una pregunta que sé a día de hoy, que no le debí de haber hecho.
—Madre, ¿qué es un híbrido?
Mi madre no respondió, pero las lágrimas que soltó respondieron por ella. Después de eso me pidió perdón, en ese tiempo no entendía porqué.
Hasta que una enfermedad se la llevó de mi vida, los aldeanos se aprovecharon de eso para correrme de la aldea. Vagué por mucho tiempo solo, sobreviviendo tanto a monstruos como a aldeanos que querían acabar con mi vida.
Después de muchos días llegué a Sengoku donde la anciana Kaede me aceptó como si fuera su hijo, y desde ese día viví en Sengoku como uno de sus defensores.
Todo iba "normal" en mi vida, hasta que encontré a Haku.
❆
—Y creo que desde ahí sabes todo lo demás.
Sesshōmaru no dijo nada al respecto, parecía concentrado en recordar cada una de las palabras del relato de Inuyasha, con una molestia en su interior al saber todo lo que había pasado gracias a los humanos.
Nunca habían sido de su agrado precisamente por todo lo que le hacían a seres como ellos, siempre temiéndole a lo desconocido sin siquiera darse una oportunidad de ver como eran realmente las cosas.
Su padre siempre le dijo que no juzgara a todos por igual, pero ahora escuchando la historia de Inuyasha, se daba cuenta que todos eran iguales.
Dejándose guiar por pensamientos estúpidos.
—Respóndeme algo, si sabías donde estaba Haku, ¿por qué no te lo llevaste?
—Ya te lo había dicho.
—Quiero escuchar una respuesta sincera, no un simple monólogo.
Sesshōmaru permaneció callado por unos segundos, Inuyasha estuvo a punto de reclamarle pero la voz del mayor lo detuvo.
-No quise traerlo de vuelta porque me di cuenta con tus acciones que lo querías como si fuera tu propia cría. No podría arrebatarle una cría a su madre. No sabiendo el dolor que aquello te podría causar.
El corazón de Inuyasha saltó al escuchar aquellas palabras, el anciano Myōga en algún momento le llegó a decir que Sesshōmaru era un ser frívolo sin sentimientos ni emociones.
Pero justo en ese momento, escuchando a Sesshōmaru, se daba cuenta de que podían ser mentira las palabras del anciano Myōga.
Porque hasta ese momento, la mirada que le dio Sesshōmaru en ese preciso instante, era una de las más puras y sinceras que le había brindado.
—Sé que quieres a Haku como si tu lo hubieras tenido en tu vientre por muchos meses, y alguien que quiere a mi cachorro de esa manera sin importar que no es suyo, lo vale todo.
Sesshōmaru se acercó de a poco hasta estar frente a él, Inuyasha alzó un poco su cabeza ya que para su desgracia, era más bajo que Sesshōmaru. Por instinto llevó una de sus manos hacia el pecho, aunque justo antes de colocarla en el pecho de Sesshōmaru conectó su mirada ambarina con la dorada de Sesshōmaru.
El mayor simplemente asintió.
Inuyasha terminó de colocar su mano en el pecho de Sesshōmaru, solo para sentir como el corazón de Sesshōmaru estaba casi igual que el de él.
Latiendo con un poco más de rapidez.
Ambos volvieron a conectar sus miradas, esta vez en un silencio cálido y ameno.
Las cosas para ambos empezarían a cambiar a partir de ese momento.
—Lo siento general, no hemos encontrado nada de Inuyasha en las aldeas cercanas.
—¡Maldita sea, sigan buscando, debe estar en algún lado, lo quiero muerto!
El exterminador no dijo nada y simplemente acató sus ordenes para retirarse de ahí. Toyotomi pasó sus manos por su cabello, frustrado por toda esa situación.
Al lugar entró Sango, ambos estaban muy tensos después de todo lo que había pasado.
Toyotomi al verla solo frunció más el ceño.
—Vete de aquí Sango, en estos momentos con la persona que menos quiero hablar es contigo.
—Padre-
—Nada de padre Sango, ¿crees que soy tonto? Sé perfectamente que lanzaste tu boomerang para evitar que las flechas le dieran a esa, cosa.
—Ya te explique que fue un accidente, no pensé que eso pasaría.
—¡Por favor Sango! Eres de las mejores y tu puntería nunca falla, lo hiciste a propósito.
—Inuyasha tiene razón padre, no podíamos hacerle eso a un bebé.
—Bebé o no, es un monstruo, y nuestro deber como exterminadores es acabar con ellos sin importar nada. Y como parece que apoyas a Inuyasha, quedas suspendida como exterminadora hasta nuevo aviso.
—¡No puedes hacer eso!
—Claro que puedo, soy el líder de los exterminadores y yo hago lo que quiera. Hasta que eliminemos a esa cosa y a Inuyasha, podrás reintegrarte a los exterminadores.
—¡Pero-
—¡Es mi última palabra! No me hagas encerrarte Sango.
Furiosa salió de ahí dejando a Toyotomi solo, el cual dejó salir el aire que estaba guardando por toda la frustración.
—No importa donde te estés escondiendo Inuyasha, y aunque este ese otro demonio contigo, buscaremos la manera de separarlos y eliminarte a ti y a ese parásito que llevas contigo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro