[🌒]⁵ Waxing Crescent
— Si querías hacer experimentos con mi collar me lo hubieras dicho, pero robarme de esta forma es una falta de respeto —solté totalmente molesto.
El chico me miró primero con cara de susto, después con cara de asco. Claramente se iba a declarar inocente y... en realidad le creía. Ningún Omega, por más extraño que fuera, se atrevería a mentir frente a un Alfa molesto como yo lo estaba. KeonHee, que había abierto la puerta y lo había llamado ante mi requerimiento, me miró con mala cara desde detrás de él.
— No agarré nada, cerecita. Si no sabés dónde dejás tus cosas, no me culpes —se defendió con el ceño fruncido. Tenía el pelo totalmente blanco, recogido con un rodete mal terminado y los ojitos brillantes, que parecían listos para soltar rayos si yo insistía con mi acusación.
— Lo tenía puesto... —, suspiré de frustración, todavía mirando la cara de incredulidad del chico—. Está bien, perdón, no sé por qué pensé que lo tendrías vos.
Se alejó levantando sus hombros con desinterés. Si él no lo tenía, entonces el problema era aún peor, porque no se me ocurría dónde podía estar.
— ¿Escuché bien?, ¿perdiste la piedra? —preguntó mi primo cuando quedamos solos en la entrada de su casa. Era una pregunta retórica, estaba claro, porque había escuchado perfectamente.
— ¿Qué querés que haga? La perdí, no tengo idea cómo ni dónde.
— ¿Y te parece culpar al pobre chico?
— ¿Apenas lo conocés y ya lo estás defendiendo?
— Me pareció muy agradable, la verdad.
— Es un gruñón.
— Igual que alguien que está delante de mí —dijo, y me miró rápidamente, pero luego se dio vuelta y me hizo un gesto con la mano para que lo siguiera al cuarto más cercano. Era su estudio, que hacía las veces de consultorio cuando aceptaba algún paciente particular, fuera de los lugares donde trabajaba. Era evidente que quería hablar a solas.
— ¿Cómo te fue anoche? —preguntó cruzado de brazos, medio apoyado en su escritorio.
— ¿Eh?, bien. Fui a correr.
— Veo que te tropezaste y te diste la boca contra una piedra... o alguien te masticó el labio como si te lo quisiera arrancar —conjeturó luego. Me ardió la cara al instante, me había olvidado completamente de mi aspecto después de descubrir que no tenía mi piedra, todo había pasado a un segundo plano.
— Ah... eso... bien... no, normal —intenté aclarar...— en realidad mal. Pésimo —finalicé, estaba confundido y tenía muchas cosas en mente, pero la verdad era que había terminado bastante mal.
— ¿Bien, normal, mal y pésimo?, ¿en ese orden? —inquirió él, no estaba siendo para nada claro, pero ese era mi estado exacto.
— A ver... bien, salí a correr. Normal, me encontré con un Alfa para coger. Mal, el Alfa en cuestión me pidió que no nos veamos más porque se puso un poco posesivo y no quiere que eso escale. Pésimo, perdí mi piedra y no sé dónde.
— GeonHak, estás jodido.
— KeonHee, necesito que me ayudes, no que me pelees.
— Lo sé, Hak, siempre necesitás que te ayude. Pero no puedo conseguirte otra. Ya sabés lo que costó conseguir la primera... y aunque la pudieras pagar, no creo que encontremos otra tan rápido. Tienen que traerla de China, la única reserva que queda está ahí, podría tardar semanas.
— ¿Semanas?, no, no tengo ese tiempo —solté desesperado. "Semanas" era tiempo suficiente para que mi dependencia de la energía lunar me volviera completamente loco. Yo sabía que corría ese riesgo viviendo pegado a una "fuente recargable", pero no tenía intención de separarme de ella—. KeonHee, dame supresores.
— No. No podés tomarlos. No es bueno...
— Eso ya lo sé, pero tampoco va a ser bueno que mi lobo entre en abstinencia.
— Relajémonos, ¿ok?, estamos en luna llena, tenemos por lo menos una semana de buena energía lunar para que te sientas regulado... después de eso, veremos, veremos...
La cara de mi primo no me daba ninguna tranquilidad. Había abandonado su postura relajada, ahora caminaba por el lugar con los hombros anchos un poco encogidos y la mano en su mentón. No, no era nada bueno si estaba pensando cómo decirme lo que sea que lo tenía tan preocupado.
— KeonHee... hablame, por favor.
— Ah, a ver, vení —dijo, volteándose casi desde la ventana.
Me acerqué a él, me tomó por la mandíbula y la levantó para dejar mi cuello a la vista. Chasqueó la lengua, probablemente por los moretones o rasguños que tenía por ahí, preferí ignorarlo. Luego presionó mi glándula con dos dedos, me hacía cosquillas y, a la vez, era un poco doloroso.
Su cara, de nuevo, no me dio ningún tipo de tranquilidad—. No, no es una opción tomar supresores. Si me entero que lo hiciste..
— Soltalo ya.
— Tu actividad hormonal es anormal, eso... era sabido.
— Soy un monstruo por intentar no serlo.
— No dije eso, y ya lo hablamos. Sos un buen tipo intentando llevar una vida normal cuando su ADN dice "desquiciado sediento de poder devorador de omegas inocentes". Pero es lo que se obtiene cuando dos alfas puros, hijos de otros alfas, tienen un hijo. Y no es para nada tu culpa.
— Por qué mierda nací.
— Hak, no digas eso...
— Quizás hasta tengo hermanos normales corriendo por ahí, hijos de mi madre y su Omega destinado... pero nos destrozó la vida a mí y a mi papá y se fue la muy hija de...
— Ves, nunca vi a un "monstruo" como decís vos, o a un Alfa puro al borde del llanto, es evidente que sos distitno —dijo él, intentando consolarme. Aprovechó su mano en mi cuello para deslizarla hasta mi hombro, sumó la otra al otro lado y me miro fijo para que me concentrara en él y no en el odio que tenía en ese momento.
— Gracias...
— De nada. Pero escuchame, vamos a resolver esto, ¿sí? Primero, quiero chequear tu estado, quiero una muestra...
— Ok, te traigo el pipí de la mañana.
— Hm, no. De otra cosa que sale por el mismo lugar.
Se me frunció toda la cara al instante—. Dios, no, qué asco, no me pidas eso...
— No voy a verlo yo, se lo dejo a los del laboratorio. No tengo visión de valores químicos, qué te pensás.
— ¿Qué va a pasarme?
KeonHee carraspeó un poco y luego se acercó a la pizarra blanca que tenía en la pared.
— A ver, vamos a graficarlo... Este es el nivel de energía lunar en un mes —comenzó dibujando una luna llena sonriente y una línea recta—, y este es el nivel de agresividad o sed de un Alfa. Si está correctamente regulado va a aumentar conforme a la energía lunar aumente porque sabe que le toca su "banquete", digamos.
— Ajá.
— En tu caso, tus niveles de sed están más bajos que los de un Alfa común, como yo...
— Ok, eso es bueno.
— Hm, no Hak. Estás completamente desregulado. Tu glándula tiene el tamaño de una pasa de uva —continuó dibujando.
— Borrá esa cosa, por dios, ya entendí. Mi sed va a pasar de menos 10 a 1500 en unos días cuando mi "pasa de uva" descubra que no sabe hacer su trabajo porque vivía sobrealimentada. Gracias.
— Exactamente, sos como un diabético sin insulina después de comer un caramelito.
— ¿Entonces qué me queda?, si no puedo tomar supresores...
— Si intentamos con supresores puede que la pasa de uva pase a ser una semilla de sésamo, es un riesgo inmenso.
— Basta con las comparaciones alimenticias. No sos nutricionista. Dame una solución, por favor. ¿No existe otra "insulina" para mí?
— Sí, pero no te va a gustar —comenzó, rascándose la oreja con el marcador, ya cerrado.
— ¡¿Cuál?! —pregunté histérico.
— La energía lunar de un Omega —propuso, mientras se encogía de hombros y se tapaba la mitad de la cara, esperando mi reacción.
— Entonces no hay otra posibilidad y punto —sentencié yo.
— Hak, no es para tanto. Ya lo hiciste una vez...
— No me lo recuerdes.
— Ok, GeonHak, es eso o recuperar tu piedra. ¿Estás seguro que el Alfa que te mordió hasta donde no te da el sol no la tomó?
— Seguro, nunca veo a nadie en la intimidad con la piedra puesta.
— ¿Y cuándo fue la última vez que la tuviste puesta?
— Cuando bajé a correr, supongo. No hubiera bajado del coche sin la piedra, la idea es cargarla en el lugar donde le da más directa la energía para que dure todo el mes.
— ¿No se pudo caer mientras corrías?
— No, no hay forma de que-
— ¿Qué?
— Oh, vi a alguien más, y sí la tenía puesta.
— ¿No fue solo ese Alfa? GeonHak, por dios...
— ¡No!, no de esa forma, tonto. Me choqué con un estúpido en el bosque. Me... abrazó o algo así.
— ¿Te robó el collar del cuello y no te diste cuenta?, ¿en qué estabas pensando, Geonhak?
— Es que... —comencé nuevamente intrigado— él no olía a nada. No podía identificar su olor. Era raro. No era Alfa, no era Omega. Me estaba conqueteando...
— Te estaba robando —señaló él.
— Bueno, ahora sé que quizás eso hacía. Pero yo puedo sentir una esencia falsa, y no era. Es más, me irritó la nariz.
— ¿Olía a algo o no?, no te entiendo.
— Era como... como a manzana verde, pero superácida, era insoportable.
— Hm...
— Otra vez, KeonHee, ¿en qué estás pensando?
— En nada, es que... una esencia que no podés detectar con un olfato tan agudo como el tuyo. Lo que estoy pensando tiene más de leyenda urbana que de científico, pero, ¿y si no era un lobo?
— ¿Qué se puede ser si no? —dije yo, estaba empezando a delirar.
— Un híbrido.
— No, no... Esas cosas existieron hace miles de años, ya no hay más. Y si hubiera, ¿creés que se arriesgaría a meterse con la especie que extinguió a los suyos, solo para molestarme a mí?
— ¿Por qué no?, de los de tu especie sos el más llamativo, yo diría.
— ¿Solo porque no quiero ser lo que soy?
— Es motivo suficiente.
— O sea que mis posibilidades de no perder la cabeza hasta la próxima luna llena, y encima el celo, ¿es volver a cruzarme con una criatura que probablemente no existe?
— Eso, y que tenga ganas de devolverte lo que te robó.
— Ok, voy a llamar a papá y pedirle que me haga un lugarcito al lado suyo en el manicomio.
— Saludá al tío de mi parte.
— ¡KeonHee!, por dios, no me sirve, no me sirve nada de esto.
— Veámoslo de la manera más racional posible, ¿sí? —intentó él con más calma—. Si no es un híbrido, entonces debe ser un lobo errante, un excluído. Considerando que anda robando cositas brillantes por ahí, imagino que es uno de esos. Su esencia podría estar afectada por mala alimentación, exposición a químicos o toxinas ambientales... Pueden ser muchas cosas. Pero en ese caso, yo asumiría que es un...
— Habitante de las Tierras Perdidas.
— Eso, y sabemos lo peligroso que puede ser ir por ahí.
— No tengo otra opción.
— Sabés las cosas que se ven por ahí, por la frontera.
— Prostíbulos, casas de tráfico de cosas prohibidas, asesinos a sueldo... Un lindo barrio... Pero solo tengo que ir a buscar a un hijo de puta con olor a manzana verde.
— Buena suerte Hak.
— ¿No vas a ir conmigo?
— ¿Yo?, no, no puedo. Trabajo, no tengo un equipo que haga las cosas por mí mientras no estoy en el consultorio, como vos. Aparte no voy a dejar a mi esposa sola y meterme en ese lugar, no, no puedo.
— Ok, iré yo. ¿Cuánto me puede llevar?
— Lo bueno es que cuanto más sed tengas, más capacidad para defenderte tendrás...
— Ja... ja... Que alegría.
— ¿Estás seguro?... ¿y si...?
— No, no voy a tomar el otro camino. No voy a entregarme a la mierda que me tocó. No hice esto tantos años para terminar siendo lo mismo que todos.
— Está bien... pero no lo lleves muy lejos, Hak, si estás en peligro, volvé.
— Sí... tampoco es que... —dos toquecitos en la puerta nos distrajeron.
— ¿Chicos?, ¿van a merendar algo? —preguntó mi prima del otro lado de la puerta.
— Sí, amor, ahí vamos.
.
.
El Omega brillante no dejaba de mirarme con esa cara... yo... no sabía qué significaba ni qué hacer al respecto. Me estaba incomodando demasiado y su amigo también parecía notarlo porque no paraba de mirarnos uno a uno.
— Hm, perdón por acusarte, si te sirve de algo, creo que ya sé quién fue el que lo robó —dije yo, tratando de terminar con la tensión rara que parecía haber.
— Ah, bien. Veo que la noche estuvo... agresiva allá afuera. Qué bueno que me quedé tranquilo comiendo cupcakes y mirando series.
— Sí, eh, bueno, me voy. Gracias por la merienda —dije levantándome de la silla. Era evidente que su molestia tenía que ver con las notorias marcas que tenía encima, no sabía si estaba pensando que había peleado con alguien como un Alfa agresivo más, o si se estaba haciendo las ideas correctas, pero no tenía ganas de perder más tiempo con cuestionamientos sobre mis acciones, no cuando tenía cosas más importantes de las que ocuparme.
No llegué a dar ni tres pasos cuando KeonHee me llamó—, Hak, eh... —masculló sin decir nada en concreto, como si quisiera indicarme algo sutilmente. Ah, claro, esos no eran sus "invitados", eran míos.
— Cierto, ehm, vamos chicos. Los llevo a... donde sea.
Los dos se miraron incómodos, pero después se levantaron de sus asientos—. Espero que tus cachorros lleguen pronto —, le dijo DongJu a Hye como despedida, junto con un abrazo, como si se conocieran de toda la vida. HwanWoong saludó a ambos y, entonces sí, me siguieron hasta el auto.
— Vamos a tu casa, supongo —le consulté a HwanWoong, que asintió. Estaba un poco nervioso, era notable. Los dos habían subido al asiento trasero y me estaban haciendo sentir como un taxista, sobre todo cuando me dijo la dirección y comencé a conducir. De todas formas sería un viaje corto y listo, con suerte no nos volveríamos a ver por un tiempo largo.
— Eh, Kim GeonHak —dijo DongJu, siendo más formal de lo necesario, me imaginé que no vendría nada bueno después de eso—, no puedo quedarme con HwanWoong. Su familia me conoce como un Alfa.
— Oh... Eso es un problema... —reconocí, todavía tenía una semana para volver a ser un Alfa.
— Lo sé. Bueno, usted no tiene por qué soportarme más. Ya hizo suficiente. En unos días podré volver a casa, con todo más tranquilo. Tendría que llevarme a algún hotel.
— No me hables así, eh, está todo bien. Bueno, vamos a buscar tus cosas y vemos a dónde podés ir.
Él asintió, se veía un poco más tranquilo que antes, pero en realidad me preocupaba. Había llegado una semana atrás al restaurante golpeado por un grupo de alfas solo por no poder demostrar que "también era uno". No podía imaginar qué le podría ocurrir una noche de luna casi llena en un hotel lleno de alfas sedientos emanando la energía lunar más intensa que hubiera percibido en un Omega.
No, no me sentiría tranquilo con un panorama como ese, ni hablar de la culpa que podría tener si llegara a pasarle algo. Quizás podría pedirle recomendación a alguno de mis empleados Omega, sobre algún lugar especialmente para ellos.
Lo primero fue dejar a HwanWoong en su casa. Antes de bajar del auto abrazó a su amigo unos cuantos segundos, y no dejaba de pedirle que le avisara inmediatamente cuando supiera dónde quedarse. Además le repitió varias veces que "no se fuera a cualquier lado", como al parecer solía hacer.
— ¿No venís adelante? —pregunté cuando quedamos solos. No respondió nada, pero bajó y subió al asiento de copiloto, entonces arranqué nuevamente, rumbo a mi casa.
— ¿Todo este tiempo... siempre fue así tu vida? Ocultándote, simulando... —pregunté después de un largo rato de silencio en el que no había dejado de pensar.
— ¿Qué te parece? —respondió con algo entre malhumor e ironía.
— Perdón, entiendo que sí, pero...
— Empezó cuando entré en la pubertad, si es tu duda.
— Sí —confirmé yo, llevaba unos cuantos años, de todas formas—. Debe ser duro.
— Muchísimo. Quisiera independizarme y tener un lugar para mí, sin tener que esconderme, pero, ¿qué trabajo puedo tener si no puedo presentarme 30 días seguidos sin verme como 3 personas distintas?
— Dios mío...
— DongMyeong insiste en que él puede trabajar para los dos, pero no es justo. Además él está cómodo en casa, lo adoran, está estudiando. No quiero que deje todo por mí. Soy una molestia para todos los que saben y soy un rebelde sin rumbo para los que no saben, soy... Ah, estoy sensible, perdón, odio tanto esta forma horrible. Soy un inútil.
— La palabra "horrible" no te describe para nada. Hm, tu situación es realmente complicada. Tu hermano es muy bueno, pero también es cierto que no sería justo. Yo tampoco me sentiría cómodo aceptando algo así. Pero tiene que haber otra manera... ¿No hay algo que puedas hacer sin presentarte todos los días en un mismo lugar?
— Sí, toco el piano. Mi hermano y yo solemos hacer duetos en algunos barcitos por la ciudad de vez en cuando. Él va a más seguido, yo... Solo cuando no soy esta cosa.
— ¡Qué lindo!, me encantaría escuchar.
— Sí, es lindo, pero nadie nos toma muy en serio si no podemos lograr una continuidad... Así que es esporádico y no me alcanza para mucho.
— Entiendo... Es difícil, pero estás intentando.
— Es lo que me queda.
— Cuando quieras podés tocar en mi café —sugerí yo, no acostumbrábamos a tener shows en vivo, pero eso podía cambiar, ¿por qué no?—. Podemos hacer "noches de luna menguante y música en Blue Moon" —imaginé en voz alta, me gustaba bastante la idea.
— Oh... ¿De verdad? —, de pronto sonaba mucho más animado—, puedo hacerlo, sí. Si de verdad te sirve... Normalmente toco jazz.
— ¿Jazz? Creo que es perfecto, iría más que bien para ambientar el lugar. Si lo pensamos bien, nos puede servir a los dos y te daría estabilidad. Pero dejemos a tu hermano afuera, eh, que se quede con los demás —bromeé yo, la intención era que sintiera que podía hacer algo por sí mismo.
— Je, va a ponerse como loco cuando le diga... Primero va a decirme que es un peligro y que ni lo sueñe. Pero después se va a convencer. Gracias GeonHak. De verdad es un favor gigante. Esto y... Bueno, lo de buscarme un lugar para hoy.
— N-no, no importa, podés quedarte en casa. Estuvimos bien las otras noches. Es cuestión de mantener cierta distancia...
— Gracias...
— No importa. Y no seas tan cruel con tu lado Omega. Ya quisiera ser...
— No te creas.
— Te juro que sí.
Habíamos llegado a mi casa en cierto punto de la conversación, pero seguíamos hablando en el auto. Estaba haciéndose de noche y la luna empezaba a tomar fuerza en su reino del cielo, mientras se oscurecía. Bajamos un poco apurados cuando fuimos conscientes de eso, era mejor comer algo rápido y alejarnos de una vez. Ya habría tiempo para seguir planificando.
.
.
— No tengo nada —dije abriendo la heladera con la intención de preparar algo para desayunar. Pasaba la mayor parte del día en la cefetería, comiendo ahí, y no estaba acostumbrado a tener comida para dos personas. Las cosas se habían acabado más rápido de lo que esperaba. Por mí daba igual, me podía ir a comer algo allá como habitualmente hacía, y dejar la heladera de ropero, pero no iba a dejar al chico sin nada.
— No importa, puedo ped-
— Vamos a la cafetería —resolví yo, no tenía importancia que me acompañara, de hecho se iba a sentir cómodo entre mis empleados Omega. Claro que no iba a dejarlo en el salón rodeado de Alfas que buscaban extender la diversión de la luna llena, pero podía quedarse en la cocina o en la terraza.
A él pareció gustarle la idea, estaba claro que era más su estilo que mi casa. Asintió despacio, pero se apuró para ir a cambiarse. Volvió ensegiuda con un jean azul muy suelto, un cardigan lila y solo la mitad de su cabello recogido. Me inquietaba un poco imaginar qué pensarían todos al verme llegar con alguien así, pero sabían bien que yo no llevaba parejas al café, así que podían descartar eso. Lo más lógico sería pensar que había rescatado al Omega de algún peligro, como había pasado con varios de ellos.
Subimos al coche y en unos minutos estuvimos en mi cafetería. Giuk estaba sonriente, tarareando alguna canción. No quise preguntar, me bastaba con la información que ya tenía sobre que "quizás no estuviera soltero". Él me miró extrañado cuando vio que tenía compañía, imaginé que no lo reconocería, porque solo lo había visto vagamente en su modo Alfa.
— Jefe, ¿todo bien? ¿Trajo a un amigo hoy?
— Eh, sí, él es DongJu, va a... —, pensaba decirle que tocaría el piano más adelante, pero el mencionado me tomó por la muñeca y me apretó como quisiera cortarme la circulación— a quedarse acá por hoy. Mi primo me pidió que le haga un favor, es un paciente suyo que necesitaba dónde quedarse —, concluí, comprendiendo el temor del chico. Era mejor que no pasara mucho tiempo con los empleados y que no conocieran demasiado su lado Omega, si luego aparecería como un Alfa.
— Ah, jefe, usted siempre está cuidando Omegas, deberían darle una condecoración.
— Es que nos tiene envidia —soltó DongJu, siendo más simpático de lo que era conmigo, pero luego se dio la vuelta rápido, fingiendo mirar el decorado del salón, que aún estaba vacío. Otro empleado subía la persiana y las chicas apenas estaban encendiendo la máquina de café.
— ¿Nos suben un buen desayuno a la terraza, por favor?
— Sí, en un ratito...
— Gracias, cualquier cosa me llamás —dije, tratando de no parecer evasivo, pero ahora tenía la urgencia de irnos rápido.
— No lo pensé, te juro, no quise —intenté disculparme, una vez que estuvimos arriba.
— Ya sé, pero ese es el problema tengo que pensar en todo, todo el tiempo, es complicado. Por eso prefiero evitar a la gente.
— Me puedo imaginar. Aunque... ¿qué tanto podría pasar si se enteraran?
Estaba acomodado muy suelto en el sillón de mimbre que yo solía usar en la terraza para relajarme, así que yo me había conformado con una sillita plegable que estaba juntando óxido contra la pared.
— Se lo oculto hasta a mi padre adoptivo, creeme que medí las consecuencias más de una vez. Ayer tu primo dijo que hacía bien. Que si alguien lo supiera estarían encerrándome y analizándome. Pienso seguir ocultándolo.
— Hm, está bien. Si pudiste todo este tiempo.
— Te guste o no, ahora que lo sabés, tenés que proteger mi secreto, cerecita. Cuidá lo que decís —, el tono era autoritario y amenazante, pero al menos confiaba en mí—. Y por cierto, como pianista uso otro nombre. Por suerte, porque ya me quemaste con tu encargado —protestó con ese tonito de reproche que tanto usaba.
— Okay, ¿y cómo es?
— Xion.
— Ok, me gusta, ¿y tu hermano?
— Nada, él solo usa su nombre. No tiene nada que ocultar —asentí sin mucho más que decir.
— Bueno, vamos a tener que ir a comprar comida antes de volver hoy, porque cuando me vaya no vas a poder venir a desayunar acá.
— ¿Cuando te vayas? —preguntó intrigado.
— Eh, sí, tengo que ir a intentar recuperar mi collar.
— ¿"Ir" a dónde? —insistió. Me incomodaba un poco dar detalles al respecto, pero el chico me estaba confiando su vida, así que podía contarle sobre eso.
— A las Tierras Perdidas —solté, esperando más asombro de su parte, pero no fue tan así.
— ¿De verdad?, ¿creés que el que te lo robó es de por ahí?
— Tiene sentido... aparte fue en el bosque, se supone que es la entrada al lugar.
— ¿Entonces me voy a quedar solo?, digo, ¿vas a dejar que me quede solo en tu casa?
— No está mal que alguien se quede, ¿no?, aparte no creo que me lleve mucho tiempo.
— Hm, buena suerte por ese lugar... no es nada agradable.
— Lo sé, va, lo que dicen.
— Creeme que puede llegar a ser peor de lo que dicen.
— ¿Lo conocés? —, al final el intrigado y sorprendido era yo.
— Em, sí. Uno de los lugares en los que toco el piano es por allá. Me sirve, no hacen preguntas, pagan, piden canciones un poco extrañas a veces, pero me da igual. Ojalá encuentres lo que buscás y... te lo den.
— Es un riesgo, sí, está la posibilidad de que no me lo devuelva. DongJu, ya que conocés el lugar... —comencé, pero me detuve cuando escuché pasos en la escalera—. Esperá, creo que ahí viene nuestro desayuno.
Él levantó sus dos brazos y soltó un breve "yuju", al parecer también se moría de hambre como yo. Con el mismo envión, al bajar los brazos, se impulsó para sentarse y luego levantarse del sillón. Se fue de a saltitos al borde de la terraza, para que no siguieran viéndolo, imaginé. Yo aproveché y me cambié a mi lugar favorito.
Una de las chicas apareció con una bandeja enorme. Tenía varias de las cosas que yo solía elegir para desayunar, algunas dulces y algunas saladas. Acomodó todo en la mesita, que tenía algunas plantitas que tuve que mover—. Que lo disfruten —, dejó en el aire antes de regresar. Entonces, DongJu volvió disparado a la mesa.
— Dah, tramposo —se quejó cuando vio el sillón ocupado. No le hice caso y me metí un trozo de tostado de jamón y queso a la boca.
— ¿Qué ibas a preguntar? —retomó él, sentándose en la esquina contraria a la que ocupaba yo. Luego, mientras esperaba mi respuesta, se sirvió budín de manzana.
— Ah, eso, ya que vas seguido... ¿Por qué creés que alguien de por ahí me buscaría?
— ¿Creés que te buscaba específicamente?
— ¿Puede ser?
— Hm, sí, podría ser. Sobre todo si fue directo a robar tu collar, algo sabía. Es probable que te tuviera observado. No mucha gente se la pasa las noches de luna llena entrenando en el bosque. No es como que seas un blanco muy difícil.
— ¿Por qué yo? Soy literalmente el Alfa más aburrido que podrían encontar.
— Eso es bastante vanguardista de tu parte, pensalo. Ningún alfa puro es aburrido.
— Si ese tipo me busca, entonces creo que será aún más fácil encontrarlo. No debería llevarme más que unos días.
— ¿Qué te da miedo?
— La abstinencia —confesé, un poco cabizbajo.
— Oh...
— No es gratis vivir fingiendo ser algo que no sos... y creo que lo sabés tanto como yo.
Le siguió un breve silencio de parte de ambos. No era para menos, los dos sufríamos eso cada día; él más. Pero la diferencia es que yo tenía elección. ¿Qué tal si abandonaba todo...?
— ¿Tenés idea de qué podría querer de mí?
— No lo sé, la mayoría son criminales que se ocultan; personas que perdieron a su familia o que no quieren volver. No creo que les interese tu piedra, ni que entiendan el valor que podría tener. No interactúo demasiado con ellos, pero... lo que quizás se me ocurre es... ¿curiosidad? Los únicos cuerdos en ese lugar son los que no quisieron ser parte de la manada, los que eligieron voluntariamente no seguir el patrón. Alguien podría encontrar llamativo que un Alfa como vos exista.
— Ah... eso tiene mucho más sentido. Hm, ¿pero qué gracia tiene escaparse de la manada y no hacer nada para cambiar las cosas?
— Creeme que lo pienso, también lo pienso. Por eso no me escapé del todo a ese lugar. Pero lo he pensado más de una vez. Sobre todo mientras vivía en el orfanato.
— Oh... me alegra que no hayas tomado una desición tan drástica —, quería preguntar sobre su pasado, sobre sus padres, cómo había terminado en ese lugar, pero no quería ser demasiado invasivo, así que dejé que lo contara cuando él quisiera— ¿Qué te detuvo?
— Mi hermano, obviamente — confesó con una risotada, después se quedó pensativo—. Em, GeonHak, ¿estaría mal acompañarte?
— ¿A ese lugar?, ¿estás loco? Sería una irresponsabilidad de mi parte llevarte. Además mi primo me mataría.
— ¿Por qué? Conozco el lugar, voy en un mes más de lo que vos fuiste en toda tu vida.
— ¿A eso se refería HwanWoong con "a cualquier lado"?
— Ajám, él no lo aprueba para nada, pero jamás voy como Omega.
— Con más razón, no debería llevarte. No tengo tiempo de esperar a que cambies y HwanWoong con tu hermano se sumarían a la lista de los que piden mi cabeza por irresponsable.
— GeonHak, nadie va a molestarme si voy al lado de... —dijo mirándome de abajo hacia arriba.
— Yo mismo soy un riesgo. No, lo siento pero no. Tengo que hacer esta búsqueda estúpida solo. Ah, ni siquiera sé por dónde empezar. Solo tengo un aroma extraño en la cabeza, que no pude terminar de oler porque me irritaba, y... sus ojos verdes.
— Podría llevarte meses, a menos que estés en lo cierto y él quiera encontrarte.
— Hablame más de ese lugar al que vas a tocar.
— Es un bar, no tiene nada de especial. Es feo. Pero tienen un piano, incluso hacen algunas improvisaciones teatrales, y ahí me sumo.
— Así que tocás el piano y actuás... ¿Dónde aprendiste?
— A tocar el piano, en el orfanato. Había un piano, y era lo mejor que podía hacer para estar encerrado y que no me molestaran, cuando mi cuerpo empezó a ponerse raro. Y a actuar... aprendí viviendo, ja...
— Claro... ya veo... Definitivamente sos el Alfa más raro que exista eh...
— Llevame. Si buscan un Alfa extraño, somos dos buenos blancos.
— No, no se discute.
— Aburrido, Alfa aburrido...
.
.
Aquí Bett!!
Con muchas revelaciones sobre la vida de DongJu...
¿Qué piensan ahora que lo conocen un poquito mejor? No sé ustedes, pero a mí me gusta muchísimo más ahre.
Nada, se vienen cositas(?) Les vengo prometiendo a los nuevos personajes hace rato y no llego más a esa parte jajajja ya falta menos.. paciencia.
Gente me MUERO por escuchar el solo de DongJu en el concierto.. ahora que sé que es de jazz, más todavía!!!!!
Bueno, espero que les guste y que esperen la siguiente parte con ganas <3
Los quieroooo
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