[🌖]¹ Waning Gibbous
— Bueno, dejá, nos vamos —dijo el chico, notablemente molesto con mi reacción. Yo quería actuar normal, pero la intriga era... es que... no tenía sentido.
— No, por favor, no se vayan. Ya les traen el pedido. Disculpen por... la interrupción —entendía que no era necesario decir más nada, ni dar detalles sobre lo ocurrido. El chico tenía sus misterios, pero no era momento de desvelarlos, menos frente a todos los clientes.
— Mejor que sea una red velvet —pidió él antes de que me hubiera alejado. Yo asentí con la cabeza y volví a la cocina.
— Giuk, la mesa 7 cambió por red velvet —le avisé al jefe de cocina a la pasada, me quité el delantal y me perdí por la bodega de especias.
Era una noche de luna nueva, lo que mantenía el ambiente tranquilo, a los omegas relajados y a los alfa con plena consciencia humana, por suerte. Así debía estar yo, o eso se suponía. Toqué mi collar, con la energía lunar casi agotada. Me sentía un poco cansado, sobre todo emocionalmente. Había pasado dos semanas de las más raras de mi vida, pensando en esa noche de luna llena que me seguía persiguiendo. El bosque brillando, mis piernas sientiéndose en plena condición, su esencia... Estaba fatal, estaba muy mal. Yo había sido tonto y descuidado, y ahora estaba atrapado pensando en un Omega que...
"Por eso dije que eras el segundo Alfa más raro que conocía, el primero soy yo". ¿Cómo podía serlo? Esa noche no me había quedado la más mínima duda de que era un Omega; ahora, estaba en mi cafetería con un aroma totalmente distinto y un aspecto casi opuesto al que le había conocido.
— ¿Jefe?
— ¿Sí?
— N-necesito agarrar algo...
— Ah, sí, sí. Ya me voy. Me voy a tener que ir antes. Por favor, avisale a los demás. Si me necesitan llamen —le informé a la empleada, y salí de la bodega para dejarla continuar con sus cosas.
— Está bien —dijo ella, un poco confundida.
¿Qué opciones tenía? Irme a entrenar una noche de luna nueva podía ser muy desgastante, así que me subí al coche y volví a mi casa. Seguramente me pondría a preparar una receta nueva, sonaba como un buen ritual para luna nueva, con un té de canela, seguro.
Cuando llegué a casa, me sentía aún más agotado. La falta de energía lunar nos bajaba el ánimo tremendamente. En una semana normal me gustaba la sensación de ser más humano, con mi instinto animal apagado, quieto, pero en ese caso, estaba empezando a sobrepensar demasiado. Y bueno, en realidad tenía motivos válidos. La canela quedó descartada, no quería relajarme más de lo que ya estaba. Quizás jengibre... Preparé un blend de té improvisado en el difusor, le puse agua, y me tranquilicé un poco.
Un par de sorbos más tarde, me acerqué a la cocina, agarré un par de elementos y dudé por unos minutos. Abrí la heladera e inspeccioné los ingredientes que tenía disponibles... Peras, uvas, manzanas... Manzana, él olía a manzana. ¿Cómo podía tener dos esencias tan distintas? Su olor a jazmín y vainilla seguía completamente pegado a mi mente, ¿y ahora resultaba que ni siquiera era real? Yo podía distinguir una esencia falsa y la suya no lo era... ninguna de las dos.
Cerré la heladera y pensé en buscar otra actividad. No iba a dejar de pensar en él mientras cocinara, sobre todo cuando cualquier receta dulce llevaba vainilla o caramelo en algún punto. Era imposible. Quizás limpiar un rato la casa, o mirar la tele, cualquier cosa que me distrajera.
🐰🩺:
"Hak, decime que también tenés depresión de luna nueva, porque necesito con quién ir a tomar y comer algo"
¹⁹·³³
🐥:
"Acabo de terminar de limpiar los pisos de toda la casa... creeme que sí. ¿Dónde vamos?"
¹⁹·⁴⁷
🐰🩺:
"Donde hagan las hamburguesas más grasosas que se te ocurran"
¹⁹·⁵¹
🐥:
"Me sirveeee"
¹⁹·⁵²
.
.
Por decisión unánime elegimos ir en taxi, los dos esperábamos poder tomar tranquilos, sin pensar en que alguno tendría que conducir. Mi primo pasó a buscarme 35 minutos después de nuestra conversación, tenía mala cara, igual que yo. Cuando llegamos al bar, su elección de menú fue bastante ilustrativa del ánimo que tenía, su hamburguesa era más alta que mi vaso de cerveza.
— No voy a preguntar cómo estás, pero sí voy a preguntar qué te tiene así —pregunté acomodándome en el pequeño sillón de pallets y almohadones, frente a mi hamburguesa... una de dos.
— Ahhh~ —suspiró primero, luego siguió—. Pasé la peor luna llena en mucho tiempo. No me recupero. Ahora quedé desestabilizado hasta dentro de dos semanas, eso si con suerte me va mejor.
— ¿Por? Pensé que los casados como vos la pasaban mejor... —señalé sorprendido, para alguien que tiene la tranquilidad de dormir todas las noches con su Omega, tener una mala luna llena no era normal.
— No te creas. Bueno, a veces sí, pero esta vez no fue el caso —admitió él, antes de darle una primera probada a su cerveza. El anillo de bodas brillaba en sus manos grandes, yo no dejaba de mirarlo.
— Hmmm, ¿pasó algo grave? —indagué, desde que conocía a su compañera me había caído muy bien, los dos hacían una pareja muy bonita que me hacía pensar, en más de una ocasión, que quizás sí valía la pena ese modelo de Alfa y Omega tan tradicional... Aunque no era lo que yo quería para mi vida.
— No sé si grave...
— KeonHee, contá —insistí, estaba dando demasiadas vueltas mientras se excusaba, llenándose la boca con todo ese montón de carne con queso. Tragó con algo de dificultad y luego procedió, por fin.
— Discutí con Hye, terminó encerrada en el cuarto llorando, así que yo tuve que tomar supresores y dormir en el sillón. De por sí esa mierda es malísima, pero es peor en luna llena. Mi metabolismo va a ser un desastre hasta la próxima... y eso no ayuda para nada, justamente no ayuda con nuestro problema.
— Es por lo de... ¿lo de los cachorros? —asumí, sabía que buscaban un embarazo desde el celo anterior, pero no estaba ocurriendo.
— Sí. No podemos hacer más que intentarlo, no sé qué piensa. Soy médico, pero eso no me da poderes mágicos.
— Pobre, se debe sentir frustrada, son jóvenes todavía, no creo que tengan que obsesionarse tanto.
— Traté de decirle eso, que si se pone nerviosa es peor, que lo mejor es que no lo piense y ahí va a fluir mejor. Pero me empezó a decir que seguro yo pienso que el problema lo tiene ella...
— ¿Es verdad? —indagué, yo estaba seguro de que él se habría analizado la situación.
— Y... no es que tenga la respuesta a ciencia cierta, pero me hice un chequeo sin decirle, obviamente, y no tengo nada.
— Capaz lo sabe y por eso se pone así, se culpa sola.
— A mí no me importa. Yo también quiero, pero prefiero verla bien a ella, antes que estar preocupados y estresados por algo que no podemos manejar. Así que terminé mi luna llena haciendo lo que siempre te digo que no se te ocurra hacer, porque tenía miedo de ponerme agresivo.
— Qué mal, tendrías que tener una piedra lunar para estos casos —, no era exactamente una recomendación, solo algún tipo de comentario porque no sabía cómo ayudarlo. No podía imaginar a mi primo siendo agresivo, y mucho menos con su esposa, pero sí sabía lo horribles que podíamos llegar a ser los Alfa, molestos, una noche como esa y tan cerca de la temporada de celo.
— No crecen debajo de los árboles, hermano. Con suerte te conseguí la tuya, aparte no es tan fácil controlarse teniendo a tu Omega en la misma casa. Como sea, ¿qué tal tu noche? ¿La pasaste con algún Alfa o entrenando?
— ... No me creerías —contesté yo, sintiendo mis mejillas arder, y no por el alcohol subiendo a mi cabeza.
— GeonHak, lo único que no te creería es que lo hayas pasado con una Omega hembra, eso sí que no, pero cualquier otra cosa puedo esperarla de mi primo, el Alfa más...
— No lo digas, no soy el Alfa más raro, creeme, ya conocí al primer puesto.
— ¿Qué?, bueno, eso responde mi pregunta. ¿Quién fue esta vez, alguno conocido?
— N-no exactamente... Quise pasar la noche entrenando, no tenía ganas de juntarme con nadie. Pero pasaron cosas... —confesé, me costaba decirle la verdad, sobre todo a mi primo que solía ayudarme a controlar a mi lobo con consejos médicos, y después tenía que escucharme contar mis desgracias por vivir "reprimido", como él decía.
— Adivino, te cruzaste a otro Alfa rarito que aprovecha la energía lunar para entrenar y terminaron en un hotel, y ahora estás enojado con vos mismo porque no pudiste esperar hasta la temporada de celo... Primo querido, faltan dos lunas nomás, si no tuvieras esos niveles de actividad hormonal me asustaría.
— ¿Vas a dejarme contarte o vas a seguir errándole? —solté un poco molesto por su buena conjetura sobre mí mismo, pero esta vez no era el caso.
— Oh... ¿Entonces no fue eso? —dijo sorprendido, esta vez ni él esperaba lo que tenía para contarle.
— Estuve con un Omega.
— ... No. No te creo —afirmó con los ojos gigantes—. Es broma. No voy a caer, no soy tonto. Tenés que decir que tengo razón y punto. Ya te conozco, estoy seguro de que fue lo que te dije.
— No, no es broma. Te dije que no ibas a creerme.
— Ah, ya sé. Te referís a tus empleadas. Estuviste con ellas, seguro las salvaste de algún desquiciado y te quedaste en la puerta cuidándolas toda la madrugada apretando tu piedrita con todas tus fuerzas.
— Error, solo las llevé a su casa y me fui a entrenar al bosque. Tuve la mala suerte de cruzarme con un Omega que se escondía por ahí, porque pensó que lo estaba persiguiendo... y pasó lo que no tenía que pasar.
— ¿Te acostaste con un Omega? Kim GeonHak, no puede ser real.
— Hm, no, no nos acostamos en ningún lado, estábamos en el bosque...
— Por la luna, amigo, esto no puede ser. No puedo creerlo. Va a diluviar —dijo mirando hacia arriba, entre las maderas del semitecho del patio del bar. Estaba despejado, pero corría una brisa hermosa. Me reí un poco, tapado por la hamburguesa en mis manos, comí un buen mordisco y medité en mi cabeza antes de seguir.
— Ya sé, ya sé. Yo pensé que estaba en peligro o algo, pero el peligro era yo —admití, los recuerdos de esa noche seguían molestándome.
— Veo... hm... ¿te gustó? Otro estaría completamente satisfecho en tu lugar, pero no te veo muy relajado.
— Fue raro, muy rápido. A ver, no es que no me haya gustado, pero entre alfas... cómo te explico... las cosas son más lentas, más calculadas y más largas. Esto fue un estallido, no sé, es como si no hubiera sido yo mismo.
— Fue tu pobre lobo que tenés en abstinencia desde... ¡SIEMPRE! Esperá, el otro chico sí quería, ¿no?
— Sí, fuimos los dos, eso seguro, si no... me mataba, te juro, me mataba.
— Te conozco, sé que lo decís en serio, pero bueno, no podés deshacer lo hecho, Hak, ya pasó. No te vuelvas loco, algún día ibas a tener que tener la experiencia. ¿Qué dijo él?
— ¿Él?, estaba enojado, me dijo que no se metía con Alfas... KeonHee, no pude dejar de pensar en eso en estas dos putas semanas. Te juro, es un horror, soy todo lo que no quise ser nunca. Me odio mucho en este momento.
— ¿Nunca pensaste en un Alfa con el que te acostaste?, no hay diferencia.
— Sí hay —me apuré a acotar, antes de que empezara a dar nombres de mis parejas más frecuentes—. Una cosa es recordar a un Alfa porque cuestión estuvo buena... y otra muy distinta es... Es que no entendés, no es que yo quiera repetir lo que pasó, es solo que no me podía sacar su esencia de la cabeza. Encima, en la cafetería, jazmín y vainilla es algo que... KeonHee por la luna, te juro, fue como sobrenatural —expresé, casi fuera de mí. Estaba intentando dejarlo salir, pero en realidad no me gustaba el entusiasmo con el que hablaba de él. Las palabras y los pensamientos se acumulaban y se mezclaban en mi cabeza como todo un merengue italiano, era muy molesto—. Es mi lobo hablando por mí, no me hagas caso.
— Hm, sé lo que pensás de esto, pero... fue tu primera vez con un Omega, no es raro que te sientas atraído así. Encima en luna llena, es normal, no te culpes. Si no se pasaron números ni nada, capaz ni siquiera se vuelvan a cruzar. No le des más vueltas. En la próxima luna llena buscate a alquien para no estar solo, ¿sí?
— Hoy apareció por mi cafetería... —solté de pronto. Todavía me faltaba el detalle más jugoso de la historia. Necesitaba con urgencia su opinión de médico en ese asunto.
— Ah, b-bueno. ¿Y, qué tal? —preguntó sorprendido por la inesperada extensión de la historia.
— Él también estuvo pensando en mí.
— ¿Te lo dijo? —preguntó abriendo sus ojos grandes con expectativa.
— No directamente. Sin saber que yo soy el dueño del lugar, pidió mousse de chocolate con cereza.
— Hm, capaz le gustó tu aroma —resolvió él, intentando restarle dramatismo, aunque por su gestualidad notaba que no estaba ni cerca de estsar convencido de lo que decía.
— KeonHee...
— Bueno sí, puede ser, pero vos también pensaste en él.
— No, quiero decir... hay algo más. Era un Alfa.
— ¿Qué? No entiendo amigo, estás mezclando todo o la cerveza ya me pegó. Me estás diciendo que fue tu primera vez con un Omega, ¿quién es Alfa? ¿Se te juntó el ganado?
— KeonHee, el Omega con el que estuve en el bosque esa noche —comencé de nuevo, yo tampoco podía creerlo aún, así que era un poco para él y otro poco para mí mismo—, estaba en mi cafetería y era un Alfa. Tenía aroma de Alfa, diferente a la que yo conocía, era otra esencia. Además tenía el pelo negro, en cambio en el bosque era blanco, parecía una estrella, le brillaba hermoso, los ojos, todo, era una hermosura. Te dije que fue como sobrenatural. En cambio hoy... no sé, era igual, pero distinto. Era normal, era un Alfa con esa misma cara de malhumorado.
— ¿No es un mellizo? Capaz tiene un mellizo Alfa. Es raro, pero a veces pasa, he visto casos.
— Era él, me reconoció y todo, te digo que pidió un postre con mi esencia. Estaba con un amigo, y el amigo también sabía de mí. Es él.
— ¿Cómo puede ser Omega y Alfa según la ocasión?
— No sé, pensé que vos sabrías.
— Esperá, ¿estuviste dos semanas sin contarme que debutaste con un Omega? —dijo, de pronto ofendido. Ese no era el punto, estábamos ante el caso más extraño del universo y a él le preocupaba que hubiera tardado en contarle—. ¿Qué soy para vos?
— Ay KeonHee, no te quería contar porque quería borrarlo de mi sistema, pero ahora resulta que quizás no fue un Omega, ya no sé nada. Yo sé de esencias y estas dos eran totalmente naturales, estoy seguro, no me explico lo que vi hoy.
— ¿Creés que sea un híbrido de otro tipo? —razonó KeonHee, era una observación interesante, pero seguía siendo extraño.
— No lo sé, por algo mi cuerpo reaccionó ante él como un Omega normal, pero, no sé.
— ¿Híbrido de luciérnaga o qué? —bromeó luego.
— No le brillaba el culo.
— ¡GeonHak! JAJAJ, te pasás —chilló entre risas, y yo lo acompañé, además la cerveza ayudaba—. Pero, ¿entonces qué?
— No sé —seguí, intentando volver a la seriedad—. Es el Alfa más raro que haya conocido, te dije. Los híbridos ya no se ven, si los alfas hijos de puta los cazaron a todos.
— Ay no empieces con tu odio a nuestra especie, por favor, una noche en paz te pido. Me va a caer mal la hamburguesa.
— Tenía 8 medallones querido, si te cae mal no va a ser por mi culpa. ¿Otra ronda de cervezas?
— Por favor.
.
.
La noche terminó conmigo en el sillón de mi primo, luego de un taxi juntos a su casa. Era más cerca, más barato, y los dos necesitábamos descansar cuando antes. Como cualquier persona que duerme en casa ajena, me desperté antes, muy temprano. Tenía una sed terrible, seguramente por la cena grasosa y alcohólica que todavía no terminaba de digerir, así que fui directo a la cocina, mareado, tanteando las parades y me tomá una botella entera de agua de la heladera. Lo siguiente fue buscar el baño más cercano.
Después de encargarme de mis necesidades principales, me metí en la ducha. No necesitaba pedirle permiso a mi primo porque sabía que me lo daría, así que no lo pensé y me di la ducha helada que necesitaba. Mi collar colgaba en el pestillo de la ventana, tristemente apagado. Solté un suspiro tonto, me sacaba de quicio darme cuenta que no estaba usando mi collar para controlar a mi lobo, sino para contorlar mi abstinencia, mi primo tenía razón. En el fondo era igual de animal que cualquier otro Alfa, y encima me había convertido en un adicto.
Sentí un pinchazo en mi estómago y vomité todo. A juzgar por el dolor de panza con el que me había levantado, no era raro. Al menos se iba solo junto con el agua de la ducha. Con suerte eso me haría sentir mejor. Terminé el baño, ahora con más esfuerzo que antes, y salí envuelto en la toalla. Tenía que pedir ropa prestada.
Alguien gritó y yo grité abrazando la tela rugosa que me cubría. Los dos nos gritamos de frente unos segundos hasta que ella reaccionó.
— Ah, GeonHak, qué susto —dijo apretando su pecho con sus dos manos. Estaba pasando por el living justo cuando yo salía—. Tu primo no me dijo que te habías quedado.
Una risa estruendosa se escuchó desde la cocina, y el olor a panqueques me confirmó que el mencionado estaba preparando el desayuno—. Amor, ¿me cuidás los panqueques que le presto algo? —pidió él, ya desde la entrada de la cocina. Ella fue entre risas y yo comencé el camino hacia la escalera, todavía rojo de vergüenza.
Mi primo buscó algo que balanceara bien su altura y mi masa muscular para que me quedara bien. Mientras me pasaba la ropa, yo no dejaba de pensar.
— KeonHee... ¿vos creés que... que esto de tener el collar me afecte? Ayer dijiste que tenía a mi lobo en abstinencia...
— Y, un poco sí. Le estás dando el doble de energía lunar de la que reciben otros Alfas directo de la luna, es probable que si no lo tenés puesto... la sed sea un poco más intensa.
— ¿O sea que por querer controlarme me terminé convirtiendo en uno peor que todos los otros...? ¿Soy potencialmente más peligroso?
Un calzón me aterrizó en la cara.
— No seas así, lo que importan son tus intenciones. Lo hacés para mantenerte tranquilo, no tiene nada de malo. Es mejor que obtengas energía extra de tu piedra y de la luna misma, y no que estés abusando Omegas para aprovecharte de ellos, ¿no es ese el punto?
— S-sí... Pero...
— GeonHak, dejá de maltratarte por lo que pasó. No está mal que te haya gustado, no vas a salir a devorar Omegas por algo que pasó una vez. ¿Tenés agua de luna?
— Hmsi, guardé varias botellas en la heladera.
— Poné tu collar en una taza con agua y dejá de maltratarte.
— ¿Sirve?
— Algo sí, hacé la prueba.
Volvimos a la cocina después de que terminé de cambiarme. Hye nos miró con mala cara, seguro por la tardanza.
— Perdón, entretuve a tu marido con mis problemas.
— Amor, GeonHak estuvo con un Omega, ¿podés creerlo?
— OH, ¿cómo?, ¿quién convenció a quién? —preguntó ella, mientras KeonHee comía bocado tras bocado de panqueques. Yo ni siquiera había probado los míos, todavía sentía mi estómago resentido, pero el aroma ya me estaba llegando...
— Nadie, ninguno de los dos quería en realidad, ¿esto es de manzanas asadas?
— Sí, con caramelo —agregó ella—. ¿Cómo que no querían, entonces?
— Mierda. Ah, ¿por qué? No puede ser.
— ¿No te gusta? —preguntó KeonHee.
— ¿No te dije?, es su esencia de Alfa —le expliqué, pero no, no le había dicho.
— Bueno, si no te lo vas a comer dámelos —resolvió sencillamente, Hye nos miraba como quien se perdió un capítulo entero de la serie—, igual, ¿qué problema tenés con su esencia de Alfa, si es lo que se supone que te gusta?
— Hm, tenés razón, s-si fuera completamente Alfa sería distinta la cosa... —reflexioné mientras le daba un bocado a mi desayuno. De hecho, estaba delicioso.
— ¿Café? —ofreció KeonHee.
— Té verde, mejor —, no quería que mi estómago estallara.
.
.
🌑→🌒→🌓...
Había dejado mi piedra lunar en la ventana toda la noche. No se iba a cargar entera una noche de luna creciente, pero al menos estaría un poco más brillante y mi lobo más controlado, además, con el consejo de KeonHee había logrado que recuperara un poco de su brillo durante los días siguientes a la luna nueva. Así que, esa mañana, luego de una ducha, la colgué en mi cuello, la oculté dentro de mi remera blanca, y salí de casa.
Era gracioso ver cómo algunos Alfa se volteaban a verme percibiendo algo de esa energía lunar, y luego me miraban feo al notar que era un Alfa y no un Omega, pero sí, yo llevaba mi propia reserva. Me sentía de mejor humor que la semana anterior, eso era seguro, pero todavía no me sacaba la sensación extraña del cuerpo.
De todas formas, estaba tratando de hacer caso a los consejos de mi primo y no ser tan duro conmigo mismo. No podía deshacer lo que había pasado con el Omega, tampoco era raro que me costara asimilar su exraña naturaleza que parecía de dos personas metidas en una sola. Quizás la obsesión me durara un tiempo, no estaba mal hacerme cargo de la confusión que tenía en mi cabeza, no era culpa mía haberme cruzado con una persona tan particular.
Llegué a Blue Moon con el estómago rugiendo, no había desayunado en casa y tenía unos minutos hasta que llegaran mis empleados. Abrí una de las heladeras y agarré un cheesecake de vainilla, sin dulce arriba. Preparé agua para un té y me metí en mi bodega de especias. Respiré profundo como me gustaba hacer para elegir qué tomar, y el aroma que primero llegara a mis sentidos entre tantos estímulos sería el elegido.
Me reí solo, era obvio cuál sería el primero si yo seguía con la idea tan fija. El aroma a jazmín ganó la batalla. ¿Ya qué?, pensé. Faltaban dos semanas para la luna llena, y yo le llevaba ventaja a las fases, con suerte mi lobo llegaría mejor "alimentado" con el empujoncito extra que le había dado, aunque también sonaba como una sobredosis. Eso pensaba mientras preparaba mi té. Me acerqué a la barra con la taza y el platito, intenté distraerme y me senté a disfrutarlo.
Para cuando Giuk llegó a su turno, yo ya estaba lamentando mis decisiones, mientras navegaba por las sensaciones que esperaba evitar, no provocar aún más. Una cosa era dejar de culparme, y otra muy distinta era seguir echando más leña al fuego, que era justo lo que había hecho.
— ¿Necesita algo, jefe? —preguntó Giuk.
— Sí, que me pongas un poco al día, estuve estresado estas semanas, estoy un poco perdido.
— ¿Pasó algo? Obviamente todos lo notamos, pero nadie sabe qué le pasó.
— Metí la pata hasta el fondo y no dejo de pensar en eso.
— Se refiere... ¿con un Omega?
— Sí, ¿es lo que sospechaban, no?
— En realidad no, sabemos que usted no anda con Omegas, por eso trabajamos acá... Me imaginé por... su elección de desayuno. Usted casi nunca come cosas con gustos de Omega.
Me puse tenso inmediatamente. Tapé mi propia boca imaginando que mi aliento sería el culpable. Él tenía razón, yo podía desayunar tortas con chocolate amargo, café negro, Tiramisú con licor, selva negra... pero té de jazmín y cheesecake no estaba en el menú habitual.
— Ah, b-bueno, sí, ese es el problema. Pero voy a resolverlo y concentrarme en mi trabajo.
— Suerte con eso jefe, si viene a la cocina le muestro cómo estamos con las reservas.
Sacudí un poco mi cabeza y lo seguí a la cocina. Aproveché para poner la cafetera en marcha y bajar un poco del sabor empalagoso que todavía tenía en la boca. Si la teoría del sabor de Giuk era cierta, lo mejor era volver a la programación habitual cuanto antes, para olvidarlo de una vez.
Luego de hacer control de la mercadería que teníamos, llamar a varios proveedores y asegurarme que el ambiente entre los visitantes estuviera tranquilo con el comienzo de la luna creciente, me fui a la terraza a relajarme un rato. Me llevé un sánguche de los de nuestra cocina, una botella de Coca-Cola Zero y me senté cómodo en el sillón entre plantitas que algunas de las chicas mantenían vivas.
El día estaba nublado y algo caluroso, probablemente terminaría lloviendo para la tarde. Estaba saboreando un buen pedazo de pan con jamón crudo y rúcula, cuando una notificación vibró en mi pecho y me hizo casi saltar en el lugar.
🦊:
"Hola GeonHak, espero que estés bien! Soy HaRin :D Capaz te sorprende un mensaje mío jeje... ¿Todo bien?"
¹⁵·¹⁶
🐥:
"Hola, bien, descansando un poco en el trabajo, vos?"
¹⁵·²³
En realidad sí me sorprendía, no había hablado con él más que la última vez que nos habíamos visto, y eso había sido casi un año atrás, en el celo anterior.
🦊:
"Salí hace un rato del mío, estaba pensando... si tenías ganas de juntarnos, puedo ir a tu bar si querés :D"
¹⁵·²⁶
Mi pulso se aceleró un poco recordando esa situación, me había preguntado varias veces por qué nunca más me había hablado, pero también pensaba en que era mejor que no lo hiciera, no quería engancharme con él, ni con nadie. Sin embargo, en el momento preciso que estaba pasando, pasar el rato con un Alfa podía ser una excelente idea.
🐥:
"No tengo un bar, tengo una cafetería, la verdad prefiero que me esperes en otro lado, no me gusta traer gente al trabajo, pero sí me gustaría vernos"
¹⁵·²⁸
🦊:
"OOuuu bueno, perdón, puede ser en mi casa si querés C: pero traeme un muffin o algo aunquesea >-<"
¹⁵·³¹
🐥:
"Eso sí, dale, llevo"
¹⁵·³¹
Terminé mi comida con el pulso un poco enrarecido. KeonHee tenía razón en que solía castigarme cuando buscaba a otro Alfa fuera de la luna llena o de los días de celo. Pero podía considerarlo un encuentro de emergencia en esta ocasión, además, él me había contactado a mí.
Volví a la cocina, un poco por la ansiedad que empezaba a aumentar en mí, y otro poco porque el cielo empezaba a ponerse gris. Elegí una caja de entregas, le puse un separador para 6 muffins, y la llené con 2 de red velvet, dos de chocolate y crema mocha y dos de carrot cake especiados con canela, lo que me recordó que ese era el aroma principal del Alfa al que iría a ver.
Ayudé un rato en la caja cuando llegó la hora de la merienda, por supuesto, la hora de mayor caudal de clientes. La próxima luna llena ya comenzaba a sentirse entre Alfas y Omegas con sus clásicos rituales, sobre todo tan cerca del celo. Me sentí un poco culpable por irme antes un día como ese, pero tampoco servía que me quedara si mi cabeza no estaba realmente ahí. Antes de irme, le dejé la orden a Giuk de hacer la caja y cerrar, y me fui con los muffins.
Todavía tenía su dirección en el chat, la ingresé en el GPS y conduje sin pensarlo mucho más. La casa gris de estilo moderno era tal cual la recordaba, aunque se veía distinta, más triste bajo la capa copiosa de lluvia que había comenzado a caer durante el camino. O quizás era yo que no terminaba de serntirme cómodo con lo que iba a hacer.
Antes de bajar, me quité mi collar, no necesitaba controlar a mi lobo mientras estuviera ahí, además, prefería seguir ocultando ese amuleto frente a otros Alfa. Lo dejé en la guantera y bajé del coche tapando la caja de muffins con mi abrigo.
— ¡Hola! Qué bueno verte —dijo él con una sonrisota mientras la lluvia seguía deshaciendo mi camisa y estirando los mechones enrulados sobre su frente.
— Lo mismo digo —respondí con una sonrisa. En realidad estaba sintiendo la ansiedad crecer en mi cuerpo y la falta de energía lunar, aunque ni siquiera tenía claro para qué me había invitado.
En fin, lo descubriría en un rato.
.
🌒🌓🌔🌕🌖🌗🌘
.
.
Aquí Bett 🌜
Amo que leer un fic mio de x shipp sea pasar por otros en el camino jdfgsdjfgs, no sé si a ustedes como lectores les agrade o me odien, pero así soy :D pidoperdón
BTW a alguien le gustaría un fic donde sea SeoHo x Woodz? no pregunten, tengo esa pareja en la mente y muero por hacer algo... Si no lo escuchan o no lo conocen... VAYAN YA A HACERLO 😋
Bueno, como siempre, dejen sus comentarios y ....
¿Sospechas? Quiero saber qué otros personajes se imaginan apareciendo... Y de qué tipo ✨🤭
Nos leemos pronto ~ 🌙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro