Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13

La música alta se escucha desde afuera del establecimiento, algunas personas salen por la puerta ya sudadas de tanto bailar dispuestas a tomarse un taxi e irse a dormir. Me veo tentada a hacer lo mismo, pero decido quedarme al notar la cara de entusiasmo de Becca hablando con Dominic mientras esperamos en la fila.

Tardamos más de lo previsto eligiendo que ponernos así que los demás ya se encuentran adentro. Muerdo mi labio inferior sin darme cuenta, intentando con ganas no imaginar a Margot bailando con el chef o sentada encima de él o lo que sea.

Sé que mi compañero de piso, que ya me conoce demasiado y puede leer mis pensamientos, intenta distraerme con bromas ligeras, aunque lo único que quiero en este momento es entrar y
bajarme un shot de tequila, antes de siquiera saber dónde están sentados los demás.

Al cabo de unos minutos que se sintieron eternos llegamos al frente de la fila donde un hombre con espalda ancha y abrigo ajustado al cuerpo nos hace pasar hacia un pasillo de luces rojas donde la música se empieza a sentir más y más fuerte, puedo sentir las divertidas notas de la salsa rebotando en mi pecho.

Cuando termina el pasillo y pasamos al salón principal del bar la energía me golpea tomándome por sorpresa. Acá adentro nadie parece cansado, casi todos están bailando con una pareja, y
algunos pocos en grupo, otros se franelean con ímpetu contra las paredes y muchos charlan de pie o sentados en los sillones que se encuentran distribuidos en distintas esquinas. La música viene de una banda en vivo de hecho, cosa que no me esperaba y suenan increíble.

—Bueno, esto puede llegar a ser divertido— menciono casi para mis adentros antes de tomar la mano de Boris—. Pero para eso tenemos que beber algo, vamos a la barra.

—Nosotros vamos a subir, Lily me escribió que se encuentran en el área VIP— comenta alegre Becca y luego encara para las escaleras junto a Dom.

Al llegar a la barra nos encontramos con una preciosa morena con cabello enrulado hasta su cintura que nos pregunta, con una amplia y perfecta sonrisa, qué vamos a pedir.

—Dos shots de tequila, por favor.

—Ah, a mí no me gusta el tequila en realidad— acota Boris.

—Son los dos para mí.

Mi amigo suelta una risa y la chica me sirve de inmediato lo que pedí. Agarro los dos pequeños vasos y tomo de una sentada uno y después el otro. El alcohol quema bajando por mi garganta y
sacudo la cabeza con los ojos cerrados para luego morder el limón que se ubica en un plato frente a mí. Boris vitorea dándome ánimos y aplaude cuando termino.

—Un Gin Tonic para mí y una cerveza para mi amiga, por favor— pide luego el alemán—. Con calma, fiera, que recién llegamos— agrega girándose para verme.

—No te preocupes, voy a beber despacio. Era solo para tomar coraje antes de subir.

En el auto de Boris les conté a él y Rebecca todo lo que había ocurrido, así que no me pide explicaciones ahora y solo asiente aprobando mis palabras.

En cuanto subimos las escaleras la risa chillona de mi amiga nos revela dónde están sentados sin necesidad de buscar y nos dirigimos hacia los sillones blancos. Suspiro aliviada al notar que todo lo que esperaba no está ocurriendo, Margot está sentada al lado de Henri, sí, pero no encima de él.

Nos integramos al grupo saludando a todos y me apoyo en el brazo del sillón en el cual se sienta Boris. Un poco más lejos Becca y Dom conversan muy animadamente, usando el volumen de la música como excusa para susurrarse cosas al oído.

Margot parece estar robándose la atención de todos, hablando muy eufórica sobre su propia vida y haciendo que todos rían. Muchas de las experiencias o historias de las que habla ocurrieron en Francia y parezco ser la única que nota la cara de Henri volviéndose cada vez más seria y desganada, en serio no sé qué le pasa con su propio país, pero empieza a mostrarse incómodo e inquieto, acomodándose en el asiento reiteradas veces, apretando los labios y golpeando despacio su regazo con los dedos sin parar.

—Lo que más extraño de Francia es la comida, disculpen, pero en todo lo relacionado a la gastronomía nuestro país es simplemente superior, ¿o no chef? — dice Margot volteándose para encarar a Henri que no podría lucir más molesto.

—¿Podemos cambiar de tema? Recién salimos del restaurante, no quiero hablar de cocina y menos de la francesa— le responde cortante y ella rueda los ojos.

—A mí me encanta hablar de cocina, podría hacerlo todo el día— comento integrándome a la conversación.

Margot me observa con soberbia y Henri con intriga.

—¿Por qué? — intenta averiguar éste sentándose más derecho para poder mirarme de frente.

—Porque es mi pasión y mi gran amor, para mí cocinar es como un arte.

—Cocinar no es un arte— contesta el chef luego de chistar divertido.

Su actitud soberbia me molesta, sin embargo, la niña que llevo dentro se llena de vida cada vez que estos momentos se producen, donde puedo hablar de gastronomía con un chef que siempre admiré y sigo admirando, para mí esto es como seguir aprendiendo todos los días y de la mano de un genio brillante y talentoso.

—Si vas a contestarme así al menos dame algunas razones.

—Cocinar no es un arte porque el arte es imperfecto y mis platos son lo más cercano a la perfección posible.

Su respuesta cargada de arrogancia me hace resoplar y perder un poco de interés en la conversación. No entiendo la razón para que siempre tenga que sentirse un paso más arriba que el resto de los mortales.

—No quise que sonara así— se corrige—. Me refiero a que intento dar lo mejor de mí en cada plato para que no tenga imperfecciones, y a veces el arte busca ser imperfecto para lograr transmitir un mensaje concreto.

Me quedo en silencio procesando lo que acaba de decir, tiene razón y yo lo juzgué de altivo antes de dejarlo terminar de desarrollar su idea. Asiento despacio e inclinada hacia adelante, mirándolo a los ojos. Nuevamente se produce uno de esos momentos en los que todos los de alrededor nuestro parecen dejar de existir y nos mantenemos la mirada quién sabe por cuánto tiempo.

Puedo sentir chispas que se disparan entre ambos y me pregunto si los demás también se darán cuenta de esta tensión que ya se nos está saliendo de control.

Empiezo a pensar que podría lanzarme encima de él en este instante, a pesar de todos los defectos que puedo encontrarle me parece tan interesante cada cosa que dice, haría el amor con su mente.

—¿Qué piensan si mejor vamos todos a bailar un poco? Después de todo a eso vinimos— dice Becca contenta e intentando romper el momento incómodo que surgió entre los dos.

Carraspeo la garganta para volver a la realidad y enfriarme, me levanto del brazo del sillón junto con Boris que apoya su mano en mi espalda baja dirigiéndome hacia las escaleras. Todos están
bajando y cuando vamos por la mitad vuelvo mi mirada hacia atrás para confirmar lo que sospechaba, Margot y Henri se quedan solos en el sillón blanco del área VIP.

Decidida a ignorar a los dos franceses que quedaron arriba me ubico en el medio de la pista a bailar con mis amigos. Dominic siempre fue un buen bailarín y mueve a Rebecca para todos lados como un experto, ella solo puede chillar divertida y sonrojarse a cada rato mientras intenta seguirle el ritmo.

Boris me sorprende siendo bastante bueno en sus movimientos, la única vez que lo vi bailar antes de hoy fue en la fiesta de Henri y su estado de ebriedad en ese momento no le permitió demostrar mucha destreza.

El alemán me toma de una mano y apoya la otra en mi cintura, yo hago lo mismo, pero en su hombro, y nos meneamos para atrás y adelante divertidos, bien pegados y empezando a sudar. La banda comienza a tocar una canción con un ritmo cada vez más veloz y no podemos evitar romper a carcajadas cuando se nos enredan los pies y casi caemos al piso por seguir la canción.

Luego de un rato comienzo a sentirme cansada y aprovechando que Boris se dirige al baño me voy hacia la barra a pedir una botella de agua. De verdad bailé demasiado y me siento acalorada y sudada así que lo necesito.

—¿Quieres bailar un rato conmigo o estás muy cansada? — suelta una voz atrás mío, confirmo que se trata de Henri al darme vuelta.

—¿Vamos a terminar bailando en cada fiesta en la que estemos?

—Es culpa tuya por moverte así— sus palabras descaradas logran sonrojarme y le lanzo una mirada asesina por hacerme sentir así—. Te estuve observando desde arriba.

—Una sola canción.

Henri sonríe de lado complacido cuando accedo y me toma de la mano para caminar hacia el centro de la pista.

Comenzamos a movernos algo tensos e incómodos, él intenta acercarse a mí, pero bailo de manera tal que se mantenga cierta distancia prudencial, no quiero perder la cabeza de nuevo. Sin embargo, en la parte más movida de la canción Henri me toma de la mano y de manera ágil y estratégica me hace dar varias vueltas hasta quedar de espaldas a él, pegando su cuerpo contra el mío y apoyando ambas manos con firmeza en mis caderas.

Apretando un poco sus dedos me insta a menearme lentamente de lado a lado y no puedo hacer más que cerrar los ojos y obedecer a sus movimientos demandantes.

Henri bailando es calculador y sabe dirigir, dejándome justo como sé que él lo desea. Generalmente no me gusta que el otro sienta que tiene más control que yo, pero en este momento no puedo evitarlo. Con delicadeza suelta una mano para deslizar un dedo por mi cuello, luego pasar a mi hombro descubierto y volver a descender con lentitud por mi espalda.

Cuando llega a mi cintura oprime su palma contra mí para obligarme a hacer un movimiento hacia adelante y luego tomándome del cuello me vuelve hacia atrás, justo al ritmo de la canción. Nunca imaginé que bailar salsa fuera tan sensual.

Cuando la canción termina nos separamos para aplaudirle a la banda y me dispongo a darme vuelta cuando pone una mano sobre mi hombro.

—Dije que una sola canción.

—Isla, por favor— musita apretando la mandíbula.

Al parecer no está acostumbrado a rogarle a nadie y sonrío de lado satisfecha por escucharlo decir esas dos palabras por primera vez. Suspirando rendida lo vuelvo a tomar de la mano cuando la banda va empezar la siguiente canción, que resulta ser mucho más lenta que todo lo que venían tocando hasta ahora. Niego y me muero el labio inferior cuando me doy cuenta y a Henri se le escapa una sutil risa al notarlo.

Me acerco a él como la canción lo demanda y lo tomo del hombro y la cintura. Tenerlo tan cerca me permite apreciar cada rasgo de él y disfrutar su aroma tan agradable. Aun así, me molesta, ojalá no oliera tan bien, ¿por qué no puede ser sucio o desarreglado? ¿Por qué tiene que tener una nariz tan perfecta y una barba que lo hace ver maduro y tentador? ¿Por qué sus ojos tienen
que lucir tan tiernos y al mismo tiempo atrapantes?

Parezco una loca deseando que alguien que me resulta tan atractivo sea sucio y desprolijo, pero cualquier cosa me sirve con tal que no me guste tanto.

Me doy cuenta que me quedo tildada con la cabeza inclinada hacia arriba y el ceño fruncido mirándolo directo a los ojos, observando su belleza surreal. Inmediatamente suelto un largo
suspiro y apoyo mi cabeza y mano en su pecho con los ojos cerrados.

—¿Tan horrible es bailar conmigo?

—No, no lo es. Al contrario, es más agradable de lo que me gusta admitir.

—¿Por qué me odias tanto? —pregunta medio en broma.

—¡Hace unas horas dijiste que yo te caigo pésimo! No sé con qué cara me preguntas algo así.

—Sí, es verdad. Lo dije— admite sin problema, mirando hacia abajo recordando y evitando reír.

—Estúpido— golpeo su hombro en chiste, contagiada por su buen humor.

—Deberíamos retomar donde dejamos.

—No sé de qué estás hablando.

—Por donde íbamos en el restaurante, ¿lo olvidaste? Yo me lo acuerdo muy bien, estabas contra la pared y yo me devoraba el sensual cuello que tienes.

Sus palabras me ponen roja al segundo y giro la mirada para todos lados para cerciorarme de que nadie más haya escuchado lo que dijo.

—Estás loco, realmente loco. Además, ¿por qué mejor no lo terminas con Margot? Parece ser lo que termina pasando siempre.

Henri detiene sus pasos instantáneamente para mirarme perplejo y casi enfadado.

—¿Qué dices?

—Yo...es que dijeron...— su mirada parece prendida fuego y debo concentrarme para encontrar las palabras para decir—. Todos saben que estuviste con Margot después de tu fiesta. Me besaste
a mí y me fui así que la fuiste a buscar a ella.

—No tengo idea de dónde sacas algo así.

—¿No es verdad? — lo enfrento impaciente.

—¡Por supuesto que no, Isla! En primer lugar, no me gusta Margot. Y, en segundo lugar, no...no...

—Termina lo que vas a decir.

—No importa lo que iba a decir— se hace el desentendido mirando fijo hacia la banda—. Lo único que voy a aclarar es que no es como dicen. Esa noche Margot insistía e insistía para quedarse a ayudarme a limpiar, aunque yo ya había contratado a alguien para eso. Su intención era clara, quedarse conmigo en el pent-house a pesar de que le insistí en que se fuera. Finalmente me quedé dormido en un sillón mientras ella hablaba y al otro día me desperté y por suerte se había ido.

Me avergüenza aceptar el enorme alivio que me genera escucharlo desmentir el haber estado con ella. Ni siquiera sé si debo confiar en su palabra, pero sin darme cuenta lo hago por completo.

Todo mi cuerpo se relaja y el chef lo nota porque se aprieta más a mí de manera provocadora.

—No sé qué decir, perdón— confieso apenada.

—No pienses, solo actuemos. Voy a ir al baño, te vas a dirigir a la barra a pedir algo para disimular y luego te encuentras conmigo. Te voy a estar esperando en alguno de los cubículos.

Su osadía me deja boquiabierta y lo veo marcharse hacia los baños sin agregar nada.

No sé qué me mueve a hacerle caso, porque mi lado racional definitivamente no es. Voy hacia la barra mientras escaneo el lugar con la mirada, por suerte para mí nadie me está observando.

Actúo como si pidiera algo y me escabullo en el baño de hombres. Frunzo los labios al ver que Henri no está adentro, pero me meto en un cubículo a esperarlo imaginando que tal vez tuvo algún percance o algo que lo haya retrasado. Sin embargo, los minutos pasan y no aparece, hasta que finalmente escucho que alguien abre la puerta principal con fuerza.

—¡Isla!

Abro un poco la puerta del cubículo y me asomo para ver a Henri golpeteando su zapato contra el piso de brazos cruzados.

—¿Qué hice?

—¿Es un chiste? Estaba esperándote en el baño de mujeres, joder.

—¡¿Y cómo iba a saber eso?! — chillo molesta y saliendo a su encuentro.

—Porque el baño de hombres siempre es asqueroso, por Dios— pelea chocando su mano contra la frente.

En su defensa, este baño sí es un asco. Me toma de la mano y nos vamos disimuladamente a los baños de al lado. Cuando entramos no hay nadie ahí por lo que victoriosos nos metemos en un
cubículo y sin pensarlo dos segundos nos unimos en un beso ansioso, casi desesperado.

No se siente como nada que hayamos hecho hasta ahora, esta vez la intensidad del encuentro es embriagante. Mis manos se escurren por su cabello y lo jalan un poco logrando que gruña contra mis labios, mientras que las suyas de deslizan por debajo de mi corto vestido verde aprisionando mis costillas con fuerza. Percibir su tacto contra mí me produce un cosquilleo en la panza que me enciende todavía más.

Lo único que se escucha en el lugar son nuestras respiraciones cada vez más pesadas, mis labios gruesos se mueven en un beso que se siente demasiado correcto por lo que protesto cuando se
separa de mi boca para bajar hacia mi cuello una vez más y al mismo tiempo rozar mis pechos de manera delicada.

Esta vez soy yo la que lo empuja contra la pared y sin que despegue sus labios húmedos e hinchados de mi piel elevo una de mis piernas para rodear con la misma su cuerpo. Sus manos
agarran mis nalgas con decisión y luego se separa para mirarme. Su rostro se ve colorado por la elevada temperatura que se siente en este mínimo cubículo y lo noto agitado, tan agitado como yo, o más, con su pecho subiendo y bajando sin parar.

—Date vuelta— ordena con voz ronca y obedezco casi sin darme cuenta.

Apoyo ambas manos contra la pared opuesta y corro mi trasero un poco hacia atrás logrando que mi vestido se levante levemente en el proceso. La humedad que comienzo a sentir en mi centro me incomoda, por lo que aprieto mis muslos de forma inconsciente. Pero Henri actúa veloz metiendo una mano en el medio de mis piernas separándolas con agilidad, para después darme una sonora nalgada que logra ruborizar mis mejillas.

No puedo evitar preguntarme si se habrá escuchado eso desde afuera, aunque francamente no me importa. La necesidad de sentirlo por completo nubla mi razón.

Con una sola mano desciende mi ropa interior hasta mis rodillas y la misma termina de caer sola hasta mis tobillos. Agradezco por adentro no haberme puesto algo viejo.

De pronto la puerta se abre interrumpiéndonos y se escuchan dos voces femeninas que ingresan al baño riéndose. Henri y yo nos mantenemos inmóviles intentando controlar nuestras
respiraciones cuando empiezan a hablar.

—Oye, ¿viste quien está aquí?

—¡El chef francés! Pensé que no lo habías visto.

—¿Crees que debería ir a hablarle? Tal vez le interese un segundo round igual al del año pasado.

El corazón se me detiene en el momento mientras ellas ríen.

—No lo sé, estaba bailando muy acaramelado con una muchacha de cabello oscuro, ¿será su novia?

—Pf, el infierno se va a congelar antes de que Henri Gautier siente cabeza.

—Entonces ve a buscarlo, ¿por qué no? La otra vez estuvo más que dispuesto— sentencia una de ellas y abren la puerta para irse, pero llego a escuchar algo más antes de que desaparezcan—. Si
no me equivoco estuvieron juntos en este mismo baño, ¿verdad?

En cuanto la puerta se cierra subo de nuevo mis bragas y me las acomodo con rapidez. No puedo ni empezar a procesar lo estúpida que me siento. La humillación me oprime el pecho y amenaza con llenarme los ojos de lágrimas. Evito con todas mis fuerzas no mirar a Henri a la cara, quien permanece ahí parado sin saber que hacer.

—Isla...

—No, está bien. No digas nada. No somos nada y cada uno puede hacer lo que quiera— las palabras chocan entre sí, pero no puedo hablar más despacio, la angustia no me deja— Solo veo
que esta es tu estrategia de siempre con las mujeres, hasta en el mismo baño incluso, mira que simpático. Lamentablemente caí, como los hicieron estas mujeres de recién antes que yo. Al
menos me llegué a dar cuenta a tiempo de tu juego.

—Isla, no es un juego, yo solo...

—No quiero saber más nada, en serio. Gracias por el baile, nos vemos en el restaurante, chef.

Me giro y lo escucho suspirar fuerte, mi instinto me hace girar a verlo parado ahí en el medio del baño con el cinturón desabrochado y la cabeza gacha. Decidida a partir acomodo mi vestido nuevamente y apoyo la mano en el pomo de la puerta. En cuanto estoy por darle la vuelta su voz me detiene.

—¿Y qué hay de tu juego? — inquiere pasando la mano por su barba nervioso.

—¿Disculpa?

—Siempre pasa lo mismo contigo al parecer— bufa resignado—. Nos acercamos, nos besamos y terminas huyendo y yo corriendo atrás tuyo gritando tu nombre. Parece que quieres que te persiga.

—No es así, yo solo...

—No eres tan importante, ¿sabes? Eres sólo una chef más de mí restaurante.

Me quedo helada en el lugar, mis brazos caen sin fuerza a los lados de mi cuerpo y una ridícula sonrisa de incredulidad se dibuja en mi rostro. Mientras tanto Henri aprieta los ojos con rabia, arrepentido de las palabras que acaban de escaparse de su boca.

—No se preocupe, chef Gautier, eso ya es más que evidente. Nos vemos en el restaurante, donde usted seguirá siendo el chef principal y yo una mera empleada, hasta luego.

Volver a hablarle con seriedad y respeto se siente necesario para poner distancia, aunque también lo hago para irritarlo. El extiende su mano como para volver a impedir mi salida, pero yo soy más rápida y sin buscar a mis amigos para no arruinar el festejo de Rebecca me voy del club de salsa directo a buscar un taxi que me lleve al departamento.

BUENO PASARON COSAS 🥵🥵🥵🔥

Espero que les haya gustado! Si fue así sus votos y opiniones siempre son bienvenidos.

¿Creen que Henri es un tonto?
¿O solo se siguen malinterpretando las situaciones?

Me encantó escribir este capítulo, sobre todo porque tenía la base e idea ya en mi mente incluso antes de empezar a escribir la historia de manera oficial, así que ojalá lo disfruten ❤️

Nos leemos la semana que viene.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro