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Capítulo 11

Agradezco para mis adentros el no tener que trabajar hoy mientras revuelvo el café dentro de la taza que se encuentra en la mesa delante de mí. Todavía no pude probar ni un sorbo, está demasiado caliente, pero mi cabeza lo necesita, hacía mucho que no sentía una resaca tan fuerte. Tal vez no debería haber mezclado tantos tragos diferentes, tampoco debería haber besado a Henri. En la fiesta de anoche pasaron demasiadas cosas que no deberían haber ocurrido.

No tener que ir al restaurante en mi estado es una suerte, aunque tampoco tengo ganas de ver a mi jefe por lo que encuentro doble beneficio.

A los pocos minutos veo a Rebecca entrar por la puerta de la cafetería y acercarse a la barra a hacer su pedido para luego escanear el lugar con la mirada buscándome. Cuando me ve su rostro se ilumina y se acerca a pasos apresurados. Juro que parece que brilla, me pregunto cómo se puede ver tan radiante.

—¿Se puede saber cómo te ves así de bien? Tomaste más que yo anoche— consulto luego del beso que me da a modo de saludo.

—Nunca tengo resaca, es mi superpoder— responde divertida—. Lo que no me gusta es despertarme temprano, dime, ¿de qué querías hablar?

—Besé a Henri anoche— prefiero sacarme pronto de encima la noticia.

—¡¿Qué?!

La mirada de mi amiga se ve desorbitada, si ya le hubieran traído la bebida de seguro hubiera lanzado la taza para cualquier lado por la sorpresa. Noto que no se esperaba mi declaración para nada y le toma unos segundos digerir la información, manteniéndose en silencio.

—Bueno, en realidad el me besó a mí.

No sé a quién quiero engañar, el beso fue mutuo, aunque él lo haya iniciado.

—Para esto sí vale la pena levantarse temprano, ¿cómo pasó? Suelta el chisme rápido.

—Volví a la cocina para buscar los cuchillos y él estaba ahí bebiendo— decido omitir la parte sobre encontrarlo llorando, me parece demasiado privado—, entonces compartimos unos tragos y luego de una pequeña charla se acercó a mí y me besó, nos besamos. Y creo que podría haber llegado a pasar mucho más que eso si yo lo hubiera permitido.

—Pequeña zorra— suelta mi amiga endulzando su té que acaban de dejarle en la mesa, una sonrisa orgullosa se dibuja en su rostro de oreja a oreja—. ¿Y por qué no pasó más?

—¡Por tu culpa!

—¿Disculpa? —la expresión de Rebecca se divide entre la risa y el desconcierto.

—Sí, todo lo que dijiste sobre la maldición hizo estragos en mi cabeza.

—Ah, eso. Isla, yo digo muchas cosas— comenta restándole importancia a sus propios dichos pasados e intentando esconder una sonrisa.

—Pero, ¿entonces no es verdad?

—Por supuesto que es verdad, ¿por qué te mentiría? Nadie que haya estado con Henri siguió trabajando en el restaurante y eso es un hecho. Pero, tal vez podrías haber sido la excepción a la regla— Becca me analiza con detenimiento antes de volver a hablar—. ¿Es por eso que no estuviste con él o hay más motivos?

Hasta ahora no me había permitido pensar en eso profundamente, pero era hora de afrontarlo.

—Supongo que tuve miedo— confieso casi en un susurro.

—¿De qué?

—Se sentía bien, demasiado bien. No solo en ese sentido— aclaro cuando Rebecca me regala su mejor cara de pervertida—. Se sentía correcto, como si el universo quisiera que ese beso ocurriera.

—Pero...

—Pero es mi jefe, Rebecca. Aunque no haya maldición no está bien hacerlo. Y me molesta que todas atrás mío hayan hecho lo mismo y lo siga haciendo con las que vengan después, no tengo ganas de que juegue conmigo— musito rendida.

—Bueno, personalmente te admiro y aplaudo, creo que eres la primera mujer en decirle que no a Henri Gautier— menciona con honestidad—. Y además tienes mucho autocontrol, yo creo que me hubiera lanzado encima de él.

Reírnos juntas ante su comentario me ayuda a distenderme. Aunque un poco me arrepiento de no haberme lanzado encima de Henri, como dice Becca, solo porque me hizo sentir que estaba besando a un hombre y hasta ese momento solo había estado besando varones. Y no puedo evitar recordar la sensación de su boca aprisionando la mía y como su barba hacía cosquillas, o como se erizó mi piel en el instante en que sus manos hicieron contacto con la misma.

Siento un calor creciendo dentro de mí, pero se esfuma al percibir como una persona se deja caer en el asiento que tengo al lado, desplomándose por completo.

—¿De qué se reían tanto? Las vi desde la barra— es Boris, lleva una bufanda que cubre su rostro hasta la mitad de su nariz y unas gafas de sol completamente negras—. No importa, no digan nada. Mejor no me contesten hasta que haya tomado café.

—Como verás, querida Isla, al que no le sienta muy bien el alcohol es a Boris.

—Becca, te amo, pero tu voz es demasiado chillona y me duele mucho la cabeza— acota el alemán haciendo masajes suaves sobre sus sienes y luego tomando un sorbo de su bebida caliente.

—Bueno, ¡te jodes! Te pedí que vengas para que te unas al chisme y eso es exactamente lo que vas a hacer— contesta encaprichada la rubia.

—¿Cuál es el chisme entonces?

—Isla se besó con Henri— responde mi amiga antes de que yo pueda abrir la boca.

Los ojos de Boris se abren tanto que parece que se van a salir de su cabeza y comienza a toser al atragantarse con el café que casi escupe para todos lados. Rebecca le da unas palmadas en la espalda que lo hacen volver a la realidad y él me observa con una mirada extraña e indescifrable. Al sentirme juzgada me apuro a hablar.

—Sé que no estuvo bien, fue algo muy espontáneo y no lo pude controlar realmente, pero no pasó nada más que un beso, bueno y alguna mano para algún lado, nada más— las palabras me salen rápido, casi pisándose entre sí y la mirada de Boris se sigue desfigurando.

—Tranquila Isla, no te estoy juzgando— comenta con una gentil sonrisa en sus labios—. Es solo que no me esperaba que esa fuera la noticia, para nada.

—Ni que fuera la primera vez que nos enteramos que alguien del restaurante estuvo con él luego de una fiesta— acota Becca y yo intento ignorar la leve punzada en mi pecho ante sus dichos.

—Justamente por eso lo digo.

—¿A qué te referís? — inquiero perdida pero intrigada.

Los ojos de Boris se pasean entre Rebecca y yo, sé que está dudando si decirme o no, o eligiendo muy bien las palabras a utilizar. Una sensación rara se comienza a formar en mi estómago y solo quiero que suelte lo que sea que va a decir lo antes posible, si todo se va a ir a la mierda al menos que sea rápido.

—Bueno, me llegó el rumor de que Margot estuvo con Henri anoche— mi amigo habla mirando a la mesa y no a mí, evitándome como sea—. Al parecer pasó la noche en su penthouse. La noticia viajó rápido porque todos saben que ella lo estuvo intentando desde hace tiempo, pero él siempre la había rechazado y como finalmente lo consiguió hubo varios hablando de eso.

—Isla...— dice Becca apenada, mas dejo de escucharla.

Sus palabras se mezclan con los sonidos del ambiente y de pronto desaparecen, mi cabeza se encuentra vacía por completo. Antes de que pueda darme cuenta un nudo se forma en mi garganta dificultándome un poco la respiración. Una opresión en mi pecho que no puedo explicar comienza a molestarme.

Henri es soltero, por supuesto que puede estar con quien quiera, pero, ¿tenía que ser justo después de besarme a mí?

Una pequeña risa involuntaria se escapa de mis labios al sentirme tonta, pero al mismo tiempo agradecida de que lo de anoche no pasó a mayor escala. Es claro para mí ahora que hubiera sido todo un juego para él, que le daba igual quién hubiera llegado a la cocina, el destino quiso que llegara yo, aunque para Henri era lo mismo Margot, yo o cualquiera.

—Está bien, era de esperarse ¿verdad? —declaro luego de un breve momento en silencio.

Mis amigos se miran entre sí y asienten, Boris apoya su mano en mi hombro con cariño y acerca su silla hacia mí.

—Tal vez es un malentendido, o ni siquiera ocurrió. Por ahí Margot inventó todo— expresa Becca buscando nuestra aprobación.

—No lo sé y tampoco me importa. Después de todo somos todos solteros y libres— intento sonreír y vuelvo a quedarme callada esforzándome por ahogar el nudo que sigue fijo en mi garganta.

Mi celular vibrando sobre la mesa logra sacarme de mis pensamientos negativos y lo levanto apresurada. Es una llamada de un número que no tengo agendado y atiendo igual con tal de distraerme con algo.

—Hola, ¿Quién habla?

—Bella Isla, ¿come stai? — reconozco su tosco acento al instante y nadie más me va a hablar en italiano salvo Piero Vitale.

—Piero, ¿a qué le debo el honor tan pronto?

—Voy a ser honesto y breve, tanto tú como tu plato llamaron mi atención anoche. Acabo de salir de una reunión para organizar un evento de jóvenes talentos e inmediatamente pensé en ti. Quiero que participes, ¿qué dices?

Wow, digo que por supuesto, muchas gracias por tenerme en cuenta— contesto sin pensarlo.

No quiero dudar ni parecer indecisa, sé que las primeras impresiones son las más importantes. Aun así, la noticia me toma por sorpresa y soy consciente de que es una oportunidad muy importante para avanzar en mi carrera, más si voy recomendada por Piero Vitale. Agradezco mi falta de vergüenza al haberme acercado a hablar con él anoche, sino fuera tan atrevida esto no estaría ocurriendo.

—Perfecto, me imaginé que te gustaría la idea. Tengo que seguir trabajando, querida, pero voy a volver a llamarte más tarde para contarte los detalles, ciao ciao.

Corta la llamada sin darme la chance de responder y me quedo boquiabierta con el teléfono en la mano, la punzada en el pecho había desaparecido, el nudo en la garganta también. No hay más tiempo para sufrir, solo para avanzar.

—¿Acaso ese Piero era Piero Vitale? — inquiere Rebecca casi tan sorprendida como yo.

—Sí, me acaba de invitar a un evento para jóvenes talentos— no puedo esconder la sonrisa que se despliega triunfante en mi rostro.

—¡Isla, felicidades! — grita Boris.

Mis dos amigos se ponen de pie para abalanzarse sobre mí, envolviéndome en un abrazo que calienta mi pecho y me hace sentir afortunada.

Henri Gautier puede acostarse con quien quiera, yo no vine para ser el juguete del jefe, vine para triunfar. 

Hola, espero que les haya gustado el capítulo! Si fue así ya saben, dejen su estrellita ⭐ lo valoro mucho.

Aprovecho para decir dos cosas, gracias a todos los que vienen leyendo, votando y comentando, me hace muy feliz que disfruten la historia 💜

Y también perdón por los errores que pueda haber de vez en cuando, soy solo un ser humano 🥺( o al menos eso creo, todavía no decidí si soy un extraterrestre que usurpó el cuerpo de una persona👽)

Nos leemos la semana que viene, se viene un capítulo que me gusta bastante y algo me dice que a ustedes también les va a gustar 😏, todavía no sé si será el 12 o 13, depende de lo largos que me queden.

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