Fue un amor...
Miraba la decoración del pequeño hotel más que fascinado, como cada cosa por más mínima que fuera encajaba perfecto con la anterior, cada detalle se le hacia especial, y ese lo fue aún más cuando vio al pequeño recepcionista que el que hablaba su papá. Este era su primer viaje fuera de Grecia, Francia fue el destino que sus padres escogieron para celebrar su aniversario numero 20, y como era un viaje fuera del país no quisieron dejarlo con sus abuelos.
Toda la decoración del lugar quedaba en la nada con la sola presencia de ese pequeño castaño, estaba seguro que era demasiado joven para trabajar a tiempo completo en ese lugar, pero también dudaba que tuviera su edad o él era muy infantil a sus 16 años. Se acerco finjiendo que hablaría con su padre solo para poder admirarlo de cerca y escuchar su voz. Ese ingles con el marcado acento francés fue una delicia para sus oídos, y el verlo de cerca fue un flechazo instantáneo. Tanto así que ni cuenta se dio cuando su papá se iba hasta que le hablo.
- Zaphiri, vamonos.
- ¡Ya voy!
Una vez en la habitación que ocuparían, su mamá no tardo nada en llenarlo de preguntas.
- ¿Dime que fue lo que creo que fue?
- ¿Que de que?
- No te hagas, ¡Te gusto el recepcionista!
- No no no no... bueno si.
Para que mentirle a ella, la que sabia le ayudaría en su loca travesía para llamar la atención de ese pequeño pero hermoso ser del que ni sabia su nombre.
Por su parte Krest ayudaba en el hotel de sus padres solo en vacaciones, lo único que le disgustaba eran las sonrisas falsas que tenia que poner a cada segundo, y la voz de su madre repitiendole una y otra vez que "Venden una experiencia" por más estresado o aburrido que estuviera debía atender bien a los huéspedes. Su día hubiera terminado como cualquier otro de no ser por un muchacho de cabellos negros que lo quedo mirando largo rato, lejos de ponerse incomodo se sentía bien con su mirada sobre si, un deseo estúpido de que le hablara se instalo en su pecho. Cosa que se le cumplió más pronto de lo que pensaba, cuando lo vio volver de un paseo con su familia, no tardo en acercasele.
Le hablo en un ingles algo torpe, lo que le causo una ternura enorme, ese niño estaba poniendo lo mejor de sí. Le respondía con una amabilidad y paciencia admirable con la que no había tratado a nadie antes. El mes que estuvo en ese lugar fue el mejor de su vida, en más de una oportunidad se escapo de trabajo para pasar una tarde con él.
Cuando tuvo que volver a Grecia un beso robado fue su despedida, ninguno de los dos creyó que se volvería a ver.
Por azares del destino una vez que se caso con una bella rubia que se gano su corazón, decidieron vivir en Grecia, lugar lleno de mitología y el hogar de ese hombre que fue un amor fugaz pero que aún guardaba en lo más profundo de su corazón. Solo tenia 20 años, muchos le dijeron que se caso con Flourite demasiado joven, nunca le importo lo que le decían los demás. Pero vio su error cuando volvio a encontrarlo a él, aunque la forma no le gusto.
Caminaba de la mano de una hermosa castaña, de unos ojos celestes que serian la envidia de cualquiera, con una enorme pancita de unos siete u ocho meses. Por alguna razón que no supo explicar el sintió en su pecho un dolor que aumento al saber que no era una amiga o algo parecido, sino que era su pareja. Quería quejarse pero no tenia el derecho, él estaba casado, también en espera de un pequeño ser que comenzaba a formarse. Tenían la ventaja de por lo menos estar cerca.
Las sorpresas dolorosas los volverian a juntar.
Apenas su pequeño hijo nació, Sendai su pareja lo rechazo, no quería nada con el pequeño Kardia, pensaron que se traba de una depresión post-parto algo que más común de lo que se creía. No fue así, la mujer apenas pudo armo su maleta y se fue, sin decir nada solo una simple nota que decía adiós. Zaphiri no sabia que hacer, o a quien acudir, sus padres trataban de ayudarlo de pero nada funcionaba. Solo un nombre llego a su mente y no tardo en llamarlo para que se juntarán en alguna posada.
Cuando iba saliendo de su casa Milo lo vio. Creyó que su hijo haría alguna locura o que también dejaría a su nieto como lo hizo su madre, esperaba que no fuera así porque de solo pensar en hacerlo le daría la golpiza de su vida.
- Zaphiri, ¿Donde vas?
Trato de calmarse lo más que pudo antes de mirar a su papá y tratar de sonreir de alguna forma.
- No te preocupes viejo, yo si volvere, no lo dejare solo... solamente necesito... pensar.
Lo dejo ir, sabia como era su tornado inquieto, nunca rompía su palabra y si decía que volvería lo cumplía.
Llego al lugar pactado, y apenas lo vio solo pudo aferrarse a su cuerpo y llorar como cuando era un niño, no lloraba por la perdida de su novia, sino porque no sabia que hacer, ahora tenia un hijo pequeño que necesitaba de los cuidados de una madre, él haría hasta lo imposible porque nada le faltara pero de todas formas se sentía perdido. Krest lo abrazo todo el tiempo no le pregunto nada de lo que sucedía hasta que el mismo Zaphiri quisiera decírselo. Lo cuido, lo abrazo y consoló hasta que se canso de llorar.
- No se que hacer...
- Dar todo por ese niño es obvio, sé que seras capaz de llenar ese hueco que dejo su madre.
De nuevo un beso robado inicio todo, una noche en que la pasión que tenia guardado el uno por el otro desde hace dos años se vio desatada de la mejor manera posible, y desde ese día sin importarles nada comenzaron una relación oculta a la vista de los demás. Ante los ojos de la gente y de sus propias familias eran solo buenos amigos. Cuando sus hijos fueron creciendo también formaron una amistad muy unida.
- Te das cuenta son hermanos sin saberlo.
Zaphiri dijo ese comentario al aire sin pensar en las consecuencias que esas palabras traería. Krest comenzó a sentirse culpable por como engañaba a su esposa, casi cinco años de un romance a escondidas, Flourite no se merecía eso. Él se caso con ella porque la amaba o eso creía, sin embargo tenia una relación con alguien más, alguien que de verdad hacia latir su corazón pero le dio miedo el ser descubiertos, miedo a lastimarla también.
Decido separse de él algo que les dolio a ambos con la misma intensidad, más aun esa ultima noche que la pasaron juntos, esa ultima noche que la cama seria un casi mudo testigo de su union.
Por más que ellos ya no fueran nada mas que amigos no podían separar a sus niños, se seguían viendo muy a su pesar y tentación la que trataban de manejar lo major que pudieran, por más que trataran seguían cayendo muchas veces, así pasaron los siguientes cuatro años en los que se acercaba su verdadera separación.
Zaphiri salia del trabajo, estaba esperando para cruzar una calle, tal vez se distrajo o el conductor venia ebrio o algo peor; solo sintió un fuerte impacto en su cuerpo y se vio en el suelo, el cuerpo le dolía como nunca y no podía moverse. Quien lo atropello se dio a la fuga. Su mente no podía pensar en nada más que Kardia, no queria dejarlo, debía estar con él era su padre y su madre a la vez ese niño era su vida no se perdonaría dejarlo, hace muy poco también falleció su madre no le daría una tristeza más. Lamentablemente su cuerpo no pensaba igual, ni cuenta se dio cuando cayo inconsciente y alguien lo ayudo. Solo despertó en un hospital.
Cuando al fin pudo ver a su padre solo un nombre salio de sus labios.
- Krest...
Milo lo entendió, supo lo que quería, sabia a que su hijo se le acaban las fuerzas y queria despedirse del que fue su pareja por mucho tiempo.
Krest vio el accidente en las noticias, su cuerpo se congelo cuando vio quien era la víctima, quiso correr a ver como estaba pero algo lo paralizo, no supo qué y esa sensación aumento cuando recibió la llamaba de Milo, temió lo peor no quería verlo herido o en el peor de los casos muerto.
- Diga...
- Zaphiri pide por ti.
Su miedo aumento aún más, ¡Y no sabia por qué! Corto la llamada dejando a Milo con las palabras en la boca. Toda la tarde estuvo pensando si acudir o no. Su miedo irracional gano, perdió la ultima oportunidad que tuvo de estar con el hombre que de verdad amaba. Lo decepciono, no le dio una ultima oportunidad de probar sus labios o escuchar su voz una ultima vez. Se sentía como la peor basura del mundo.
El día del entierro sentía su corazón hacerse pedazos muy pequeños, los que no se repararían jamas. Los mismos que se hicieron polvo cuando su hijo también se fue de su lado.
- Zaphiri no tengo cara pedirte esto...- estaba hecho un mar de lagrimas frente a su tumba- cuida a Dégel donde sea que estén no lo dejes solo por favor.
Solo pudo sentir un frio en su espalda. Ese frio no era mas que Zaphiri el que hace mucho lo había perdonado por no ir esa ultima vez, al verlo cada fin de semana visitar su lugar de descanso. Él protegería esa pequeña alma hasta que pudiera volver.
Su historia no fue como les hubiera gustado, pero fue mucho mas intensa y sincera que ninguna otra que hayan tenido antes, algo que algún día o en alguna vida seria como debió ser.
🔥❄
Mi mentecita: ¿Era necesaria tanta tragedia?
-¡Tu no molestes! Ataque mi propio corazón de pollo... ¡Mi Zaphiri! 😭
ScorpioNoMilo 💕
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro