Capítulo 36.
—Enseguida vuelvo, hijo —anunció Hongseok—. Esta llamada es importante.
Jungkook asintió con la cabeza y mientras su abuelo se iba se quedó pensando en lo que debía hacer para proteger a las personas que amaba.
—Sí sigo aquí no podré hacer mucho.
Pocos segundos después el doctor Lee entró en la habitación, revisó los monitores para luego ajustar algunas cosas. Por un momento desvió su mirada a Jungkook y negó con la cabeza.
—No estás en condiciones de irte del hospital —dijo como si ya supiera lo que su paciente y amigo quería decirle. El doctor Lee terminó de ajustar el monitor y volteó a ver directamente a su paciente—. Estuviste en coma y hace cuatro días despertaste.
—Aún así quiero el alta.
El doctor Lee suspiró, cruzando los brazos y negando con la cabeza. Ese hombre era tan terco.
—No es seguro que te vayas ahora. Aún tienes que recuperarte y debido a tu insensibilidad al dolor podrías estar empeorando y no darnos cuenta —trataba de convencerlo pero sabía que estaba hablando con alguien que no aceptaba un "no" por respuesta—. Debemos evitar cualquier riesgo que ponga en peligro tu vida, así que entra en razón.
Jungkook esbozó una sonrisa, su analgesia congénita era un recordatorio constante de que su cuerpo y su mente jugaban con reglas diferentes a las de los demás, y aunque Chan intentara protegerlo, ya había tomado su decisión.
—Pediré el alta médica de todas formas.
El doctor lo miró fijamente, analizando sus opciones. Discutir con Jeon Jungkook era una batalla perdida desde el principio. Aunque estuviera herido y aún recuperándose, su terquedad era más fuerte que cualquier cosa. Cerró los ojos un momento y sacudió la cabeza con resignación.
—Está bien —tomó el expediente médico de Jungkook—. Te daré el alta, pero quiero que vengas al hospital dos días a la semana para hacerte los exámenes de rutina. No es negociable.
—Hecho —contestó sin dudar.
Chan lo miró a los ojos, su tono se suavizó, aunque aún mostraba preocupación.
—Y en casa... debes cuidarte. Dado que recién despiertas todavía tendrás secuelas.
El doctor le explicó todo a detalle.
—Así que quédate en casa y descansa hasta que te recuperes. No te sorprendas si te llamo todos los días para comprobar que sigues vivo.
Jungkook asintió, aunque sabía que posiblemente no cumpliría con lo de quedarse a descansar.
—Te contestaré. No te preocupes.
El doctor hizo una seña hacia la puerta.
—Voy a preparar los papeles para el alta. No te muevas hasta que esté todo listo y mucho menos te vayas a quitar la intravenosa —advirtió.
✧✦✧
Afuera, tras alejarse lo suficiente, el abuelo continuó su conversación con Taehyung.
—¿Qué es lo que ocurre muchacho?
—Le explicaré.
Taehyung le contó todo lo que ocurría y lo que había descubierto en las grabaciones de la pastelería. Luego le mandó el video y Hongseok lo revisó apenas llegó. Sus ojos se estrecharon mientras lo observaba, dándose cuenta de la gravedad de la situación. Tras verlo regresó el teléfono a su oreja.
—¿Qué debería hacer con esto? —inquirió Taehyung angustiado—. ¿Le muestro las grabaciones a Jimin?
—No creo que mostrárselo sea buena idea. Por ahora mantén esto en secreto, luego pensaremos como decirle, pero sin duda alguna esto nos servirá. Muchas gracias por avisarme, desde este momento me encargué.
—De acuerdo, que así sea entonces.
Antes de que pudiera guardar su teléfono, comenzó a sonar nuevamente y al mismo tiempo saludó al doctor Lee, quien pasó a su lado.
—¿Qué pasa?
—Señor, se ha emitido una orden de arresto contra el esposo de su nieto, Park Jimin. La orden ya está en marcha y los oficiales están en camino para proceder —avisó él, en voz baja mientras veía pasar a algunas personas por la oficina.
Era un fiscal y amigo de Hongseok.
—¿Por qué?
—Al parecer los detectives encontraron pruebas que lo incriminan con el atentado.
—De acuerdo, gracias por avisarme.
Sin esperar mucho regresó a la habitación.
✧✦✧
—¿Pasa algo? —preguntó Jungkook luego de notar la seriedad en el rostro de su abuelo.
Hongseok soltó un suspiro, sabiendo que debía ser breve. No había tiempo para explicar todo a detalle, menos cuando una orden de arresto estaba siendo emitida.
—Es sobre Jimin y las pruebas falsas que hay en su contra. La policía ya las tiene en su poder así que de...
Jungkook inmediatamente le hizo un gesto con la mano, indicándole que no siguiera hablando.
—¿Qué sucede? —preguntó Hongseok en voz baja, inclinándose ligeramente hacia él.
—Esos policías —murmuró, apenas moviendo los labios—, no están aquí por mi seguridad, abuelo. Hyuwon los puso para espiarme así que no hablemos de esto aquí.
Y de hecho, uno de los oficiales estaba con la oreja pegada a la puerta tratando de escuchar lo que conversaban mientras el otro estaba al pendiente de que nadie llegara.
El rostro de Hongseok se tensó por un breve momento.
—Entiendo —respondió en el mismo tono bajo—. ¿Entonces qué?
—Debemos ir a otro lugar —dijo antes de agarrar su teléfono y mandar un mensaje al doctor Lee.
Unos cinco minutos después la puerta de la habitación se abrió con suavidad y una enfermera entró con pasos decididos mientras empujaba una silla de ruedas.
—Señor Jeon, el director del hospital lo ha solicitado en su oficina para firmar los documentos de alta médica —dijo con su tono formal pero amistoso.
Jungkook asintió, la enfermera se acercó a él para quitarle la aguja del suero y así mismo los cables del monitor. El ojiverde bajó de la cama con la ayuda de su abuelo y se sentó en la silla de ruedas. Luego mientras se dirigían hacia la puerta, los dos guardias que estaban custodiando el pasillo interceptaron su salida, bloqueando el camino con una expresión de sospecha.
—¿A dónde lo llevan? —preguntó uno de ellos
—El señor Jeon tiene que pasar por la oficina del director general del hospital para firmar su alta médica. Solo será un momento —explicó ella.
Los guardias intercambiaron miradas, dudando. Aunque no podían detener a Jungkook, tampoco podían dejar de cumplir con las órdenes de vigilancia de Hyuwon. Así que decidieron acompañarlos hasta la oficina.
Al llegar a la planta baja, se detuvieron frente a una puerta de caoba con una placa de metal que decía "Dr. Lee Chan - Director General". La enfermera llamó a la puerta suavemente antes de abrirla, revelando al doctor detrás del escritorio, quien se levantó al verlos.
—Por favor pasen —les dijo mientras se acercaba.
Luego de que Jungkook y él señor Hongseok pasaran, uno de los guardias dio un paso hacia la puerta, mirando a Chan con desconfianza.
—Nos quedaremos aquí fuera, señor —indicó, como si fuera más una orden que una declaración.
—Eso no será necesario, oficiales —respondió en un tono firme pero educado—. Ya hay guardias del hospital vigilando la planta. Además, el señor Jeon estará aquí solo unos minutos. Aprovechen para descansar mientras tanto, ya que en esta zona está todo bajo control.
Los guardias parecieron dudar, pero la presencia de Chan y su rango como director del hospital les dejó poco margen para discutir. Finalmente, asintieron con desgana y se retiraron del umbral, alejándose lo suficiente como para llamar a Hyuwon y reportar la salida de Jungkook.
Cuando finalmente los tres se quedaron solos, Jungkook y el señor Hongseok se sentaron en las sillas frente al escritorio del director mientras Chan tomaba asiento frente a ellos.
—Te dije que yo iría a dejarte los papeles —le recordó Chan.
—Ya me urgía salir de esa habitación, el olor a desinfectante y el sonido de esas máquinas me estaban volviendo loco —dijo Jungkook mostrando la desesperación de lo que decía en su rostro.
Chan soltó una leve risa y negó con la cabeza divertido.
—¿Tu abuelo está de acuerdo?
—Lo estoy —aseguró Hongseok aunque realmente le preocupaba que su nieto se fuera sin estar totalmente recuperado.
—Bien, prosigamos.
Jungkook tomó la pluma y empezó a firmar los documentos, su mente todavía inquieta por todo lo que estaba sucediendo. Por otro lado Hongseok se levantó y sacó su teléfono, escribiendo rápidamente un mensaje a su abogado. Sabía que el tiempo era crucial y que alguien debía proteger a Jimin.
"Ve a la estación de policía. Jimin podría estar en problemas. Necesito que te asegures de que no lo arresten injustamente", escribió en el mensaje antes de enviarlo.
Poco después, ya estaba todo para que Jungkook pudiera irse. Sin embargo aún necesita hablar con su abuelo, por lo que cuando Chan tuvo que salir de la oficina al ser llamado a la sala de urgencias, aprovecharon para poder hablar. Ahora sí, sin preocuparse por ser escuchados.
Hongseok le contó todo lo que sabía a Jungkook con respecto a las pruebas falsas y también sobre que Jimin y Taehyung habían decidido investigar por su cuenta en un inicio. Trató de ser lo más breve posible pero sin saltarse nada importante, no tenían tiempo pero era necesario que Jungkook estuviera al tanto.
✧✦✧
Jimin se sentía incómodo bajo las luces brillantes del cuarto de interrogatorios. Estaba sentado en una silla metálica, con las manos apoyadas sobre la mesa, mientras la detective Roseanne caminaba alrededor de la habitación con un semblante sereno, observándolo con cautela. Ayla estaba en una pequeña sala de juegos a unos pocos metros de distancia, lo que le daba algo de tranquilidad, pero aún así, no podía evitar sentir el peso del momento.
—Señor Park —empezó Roseanne, deteniéndose justo frente a él—. Antes de comenzar, quiero que sepa que esto es solo una serie de preguntas de rutina, pero su cooperación es fundamental para aclarar algunos puntos.
Jimin asintió lentamente, aunque la tensión en su pecho no desaparecía. Sabía que algo andaba mal, pero aún así debía colaborar.
—De acuerdo —respondió, intentando mantener la calma.
—Nos enteramos que fue visto en el edificio de Lucius Santana hace pocos días, ¿podría decirme qué estaba haciendo ahí?
Jimin se quedó callado, intentando pensar en alguna respuesta.
—Para que pueda entenderme, le diré la gravedad del asunto. Tenemos las sospechas de que Lucius Santana es el presunto responsable del intento de asesinato de su esposo.
Jimin sentía cómo la mirada de la detective Roseanne lo examinaba, buscando cualquier señal de nerviosismo o debilidad. Sabía que su postura era crucial; cualquier error podría usarse en su contra.
—Señor Park —comenzó Roseanne, deteniéndose frente a él, cruzando los brazos—. Quizás no lo sepa, pero Lucius es un criminal que la policía ha estado intentando capturar durante años. Verlo a usted allí... deja mucho que pensar.
Jimin sabía por dónde iba la conversación, respiró profundamente y levantó la mirada.
—Entiendo que pueda parecer sospechoso —respondió con calma—, y sé quién es Lucius Santana pero mi única relación con él fue a través de una deuda que tuve durante algunos años, nada más.
—¿Si ya no la tiene, por qué fue a verlo?
—Cuando me hizo saber que ya había terminado de pagar, la forma me pareció un tanto... extraña —explicó escogiendo adecuadamente cada palabra.
Roseanne levantó una ceja, no era lo que tenía planeado pero sin duda era interesante.
—Extraña, ¿cómo?
—Usted no está para saberlo ni yo para contarlo pero en las veces que fui a su edificio noté algunas cosas.
—¿Qué cosas?
Al ver el interés de la detective, Jimin supo que era su oportunidad para redirigir la conversación.
—En varias ocasiones vi a personas entrar y salir de su oficina. Eran de alto perfil, con guardaespaldas, tratos especiales y esas cosas. No sé quiénes eran pero le aseguro que no estaban allí por asuntos legales.
—Personas importantes, dice —comentó la detective.
Jimin asintió con un gesto de cabeza.
—No puedo dar nombres porque no los conozco, pero el prestamista mantiene contacto con gente que claramente tiene mucho dinero y poder. Tiene a dos hombres de confianza, Eril y Mark, son sus sabuesos.
Roseanne se quedó en silencio por un momento, analizando la información que Jimin acababa de proporcionar.
—Eril y Mark —repitió Roseanne—. Ellos podrían ser útiles.
—Si gusta puedo decirles como son físicamente —ofreció con una sonrisa alegre y alzando su manita al mismo tiempo—. Si está buscando información relevante ellos tienen más que decir —bajó su mano—. Mi única relación con él fue pagar una deuda. Nada más.
Antes de que Roseanne pudiera responder, la puerta de la sala se abrió de golpe y un hombre de aspecto intimidante entró con determinación. Jimin lo reconoció de inmediato: era el abogado que Hongseok había contactado para ayudarlo con las pruebas falsas.
—Esto se detiene ahora mismo —dijo el abogado, su voz firme y autoritaria—. Mi cliente no responderá a ninguna pregunta sin una orden formal o una explicación clara del porqué se le trajo aquí.
Roseanne levantó las manos en señal de paz.
—Solo queríamos hacerle unas preguntas.
—Aún así, sin una orden ni cargos claros, este interrogatorio no tiene validez legal —dijo el abogado—. Además, ni siquiera se me ha permitido estar presente durante todo el proceso de interrogación, lo cual es una violación de los derechos de mi cliente.
Jimin miró a Roseanne, notando que la detective no parecía sorprendida ni molesta por la interrupción del abogado. Eso le pareció extraño, sin embargo lo asoció conque no le era útil ya dado que le había dicho bastante información.
—Tiene razón —admitió Roseanne, tomando asiento frente a Jimin—. No hay una orden oficial así que no hay razón para que continúe aquí. Puede irse, señor Park.
—Bueno —se puso de pie.
—Gracias por su cooperación —dijo Roseanne bastante agradecida, pues la situación había cambiado; lo que empezó como un simple interrogatorio se había convertido en una fuente de valiosa información sobre Lucius Santana.
✧✦✧
El viaje hacia la estación de policía estaba siendo más largo de lo que Jungkook esperaba, aunque el peso en su pecho hacía que cada minuto pareciera interminable.
—Tranquilo hijo, todo saldrá bien —le habló Hongseok sin apartar la vista del camino, él iba manejando.
Jungkook iba a responderle pero el tono suave de su teléfono se lo evitó, revisó la pantalla y era su tío.
—¿Quién es? —preguntó Hongseok.
—Hyuwon —con un suspiro profundo y resignado, contestó la llamada, llevando el teléfono a su oído—. ¿Qué quieres? —preguntó, su tono controlado pero cargado de tensión.
Hyuwon dejó escapar una pequeña risa.
—No tan rápido. Antes que nada, debo felicitarte por tu rápida recuperación —ironizó—. Realmente pensé que no saldrías de esa cama tan pronto. Pero veo que la fortaleza es algo que compartimos —dijo con una falsa amabilidad—. Aunque, ahora que has vuelto, las cosas se pondrán más... interesantes.
Jungkook sabía a dónde se dirigía esa conversación, pero dejó que Hyuwon continuara.
—¿Sabías que tu querido esposo está ahora mismo en la estación de policía? Bueno, es obvio que sí. Si no supieras no hubieras salido corriendo del hospital para ir a la estación —se rió unos cuantos segundos—. En fin, parece que en estos momentos están haciéndole algunas preguntas.
Jungkook sintió un golpe de adrenalina atravesar su cuerpo al escuchar eso. Sabía que Jimin estaba en la estación, pero oírlo de los labios de Hyuwon hacía que la situación pareciera mucho más peligrosa.
—¿Qué quieres? —volvió a repetir.
—Lo único que quiero es que sigas con lo que ya hemos hablado. Llegarás a la estación y dirás lo que debes decir. Esa declaración es la única forma de garantizar que tu esposo salga libre de esto... —Hyuwon hizo una breve pausa—, porque si decides cambiar de opinión... bueno, digamos que las consecuencias podrían ser muy graves para esa niña.
—Es tu única forma, ¿no es así? —soltó una risa burlona—. Solo amenazando y haciendo daño puedes lograr cosas porque por tu propia cuenta y méritos realmente no puedes.
—Di todo lo que quieras, pero si no sigues el plan, ninguna de las personas que amas podrán escapar de las consecuencias. Ya lo sabes —la voz de Hyuwon se volvió más fría—. Pero si haces lo que te pedí yo lo dejaré en paz. ¿Entonces es tan difícil que lo hagas?
Jungkook apretó los labios, sabiendo que estaba atrapado. No tenía otra opción en ese momento, no si quería proteger a Jimin. Debía continuar con el juego.
—Lo haré —dijo con un tono cortante, su mirada perdida en el horizonte.
—Muy bien —dijo satisfecho—. Por cierto, sería bueno que volvieras a la agencia muy pronto, porque está casi yendo al precipicio —fue lo último que dijo antes de cortar la llamada abruptamente.
✧✦✧
Jungkook caminaba hacia la entrada de la estación de policía con Hongseok a su lado, su rostro manteniendo una calma aunque por dentro sus emociones estaban hechas un caos.
Antes de llegar vio salir a Jimin cargando a Ayla en brazos y acompañado por Jicheol, el abogado de la familia.
—¿Jimin? —dijo con tono serio, fingiendo curiosidad cuando terminaron de bajar las pequeñas gradas—. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en la agencia?
Jimin al verlo, sus ojos se abrieron en grande.
—Nada importante, la detective Roseanne quería hacerme unas preguntas —contestó aún con sorpresa pero se acercó a Jungkook rápidamente y sin dudarlo lo abrazó, como pudo porque llevaba a Ayla, sintió alegría al verlo pero en cuestión de segundos su felicidad cambió a preocupación.
Se separó de su esposo mirándolo fijamente.
—¿Qué estás haciendo aquí?, deberías estar en el hospital.
Jungkook sonrió en grande.
—Me dieron el alta médica.
—¿Cómo pudieron darte el alta médica? —negó con la cabeza—. ¿Acaso son inconscientes? —su tono de voz se había alzado reflejando su descontento—. ¿Cómo pudieron dejarte ir cuando estás en recuperación? —volteó a ver a Hongseok y él simplemente se alzó de hombros.
Ayla, quien había estado tranquila en los brazos de su padre, estiró sus bracitos hacia Jungkook, emitiendo un pequeño balbuceo de alegría. El ojiverde al notarlo esbozó una sonrisa sincera, ignorando brevemente las palabras de su esposo.
—Ven aquí, pequeña —murmuró, tomando con cuidado a Ayla en sus brazos.
Por unos segundos, todo parecía estar bien. Sin embargo, apenas pasó un momento, Jungkook sintió cómo sus brazos comenzaban a temblar. Aún estaba más débil de lo que quería admitir, pero mantuvo su rostro impasible, esforzándose por ocultar su malestar.
—Tranquilo, estoy bien. Sino lo estuviera no me hubieran dado el alta, además estoy aquí porque la detective quiere que dé mi declaración de lo ocurrido. Es importante y por eso vine inmediatamente.
Jimin dejó escapar una pequeña sonrisa al escuchar eso, aunque todavía había una sombra de preocupación en su rostro por la repentina salida de su esposo.
—Eso es bueno, por fin se aclararán las cosas y quién te hizo eso pagará las consecuencias. Por fin todo acabará —comentó sumamente aliviado. Hyuwon pagaría de una vez por todas y podrían vivir en paz.
Jungkook asintió lentamente y en ese instante el teléfono de Jimin vibró. Al ver la pantalla notó que era Seokjin y entonces su atención se fijó en la hora.
—Solo me queda media hora para llegar a la empresa y entregar la propuesta a Seokjin —dijo angustiado y volteó a ver a Jungkook—, pero no quiero dejarte.
—Ve, Jimin —intervino Hongseok con una sonrisa tranquilizadora—. Yo cuidaré de Jungkook, todo estará bien.
Jimin dudó por un momento, su mirada alternando entre su esposo y en la pantalla del teléfono mientras el peso de la responsabilidad comenzaba a aplastarlo.
—Mi abuelo me cuidará y de todas formas nos veremos en un rato, en nuestra casa.
El ojiazul sonrió y sus ojos se cristalizaron, por fin estarían ambos en casa luego de muchos días que parecieron una terrible eternidad, sin embargo no dejó que ninguna lágrima se escapara.
—Si quieres, puedo llevarte a la agencia —se ofreció Jicheol, señalando su auto estacionado.
—Está bien —con su mano acarició la mejilla de su esposo mientras lo veía a los ojos—. Por favor, cuídate.
Jungkook sintió cómo la calidez del contacto de Jimin lo envolvía, y su corazón latía con fuerza mientras miraba a los ojos de su esposo. La promesa de cuidar de sí mismo se convirtió en un voto tácito de amor y apoyo en ese momento tan delicado.
—Lo haré —prometió.
Fue entonces cuando, sin pensarlo, ambos se acercaron, y sus labios se encontraron en un beso suave pero lleno de emoción. El mundo a su alrededor se desvaneció por un instante y todo lo que importaba era ese contacto.
Mientras tanto, Hongseok y Jicheol, se encontraban un poco más lejos. Se habían hecho a un lado y observaban la escena con una sonrisa en sus rostros. Era evidente de la conexión entre Jimin y Jungkook.
—Por fin Jungkook encontró a su compañero de vida y alma gemela, ¿no? —susurró Jicheol a Hongseok.
—Eso parece —respondió, su mirada fija en la pareja que se abrazaba con ternura—. A veces, el amor puede ser la única salvación en tiempos difíciles.
Los dos hombres asintieron, compartiendo un entendimiento silencioso de lo que estaba en juego.
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