Capítulo Único; Creation
Tear Editorial; un refugio de los sentimientos hirientes, de las situaciones modestas y de las experiencias amargas.
Las lágrimas brillaron más que el corazón, los impulsos y el trabajo en equipo surgieron por sobre lo escondido
Los destellos de luz ven como a lo lejos su fuente de trabajo deja de brillar. Se sienten perdidos, desorientados y no encuentran respuesta. ¿Cuándo pasó todo? ¿cómo pasó? No lo saben, aquel montón de destellos se ven encerrados en una decisión en donde no pueden moverse por el miedo a ser retirados o rechazados, todos hablan sobre el fenómeno que está ocurriendo en aquel lugar, todos hablan de las posibles soluciones. No hay nada, no hay absolutamente nada. Tal vez habrá algo después del fin, los destellos están conscientes de que hay un sendero que logre salvarlos; la fuente de luz se aleja cada vez más, nadie la entiende, no logran sucumbir. ¿Qué pasa realmente?
Como en el rostro de una persona, las lágrimas siempre deben de llegar a su final y caer; como en cualquier libro, siempre debe de haber un final, sea feliz, triste o ambiguo, siempre será final a partir de la última palabra. Las cosas son inevitables, son tan tangentes a los sueños y realidades, no existe una verdad absoluta, ni siquiera existe un criterio de culpa. Todo se da por algo, pero ¿esto realmente pasó?
Un día solo terminó. Aquí no hay un “había una vez”. Un comunicado, letras corriendo entre líneas; no sabíamos distinguir entre la sinceridad y lo incierto, entre el esquema de la inquietud y la preocupación. Nuestros ojos se movían de lado a lado buscando explicaciones, buscando algún indicio de salvación, buscando soluciones para aquel momento. No había nada, nada era aceptado. El rechazo sacudió nuestras ganas, nuestras esperanzas, nuestras comodidades y nuestros gustos. Estábamos decepcionados sin saber de qué o por qué, solo era una cólera indistinta, dirigida hacia nadie.
Tear editorial comenzó como una propuesta rápida al posible rechazo; hoy nos encontramos aquí. Debajo de la historia, se alza la alegría y las nuevas experiencias. ¿Cómo se sentiría poder empezar algo desde cero? Sí, lo intentamos y aquí estamos, sin desanimarnos, caminando hacia delante, conociendo lugares nuevos para nuestras propias habilidades y disposiciones. Creíamos que empezar desde cero sería un terror, pensábamos en las posibilidades de no conseguir éxito, constantemente estábamos en el limbo entre la esperanza y la confusión. Tiempo después, nuestro primer concurso fue lanzado el día primero de mayo y con emoción revisábamos cada momento a la espera de resultados. Nos movimos con seriedad, resbalamos las piezas por todos los rincones, acudimos a ayudas mayores. Estamos aquí, creciendo debidamente gracias a ustedes.
Las emociones internas no pueden siquiera describirse cuando el primer comentario llegó a nuestras manos. Estábamos ansiosos, emocionados y agradecidos. Queríamos tender las riendas desde el acero, queríamos agarrar vuelo desde el centro de la tierra, y aunque nuestro avance no está al nivel de los demás, está a nuestra propia altura. Los mensajes seguían llegando, las sonrisas se hacían más grandes, los mensajes más emocionantes; compartir una experiencia con aquel conjunto de personas era tan extremista que te causaba aquella calidez típica en el pecho, haciendo que te enorgullezcas a sobremanera y susurres un: “Lo estamos haciendo bien, por ellos, por nosotros”. Más gente se unió, más personas se alegraron, nos ayudaron muchísimo.
No hay lágrimas en nuestros ojos porque el ser humano es simple; hay lágrimas en nuestros formularios, en nuestros escritos, en nuestros mensajes, en nuestros computadores, en nuestros apuntes, en nuestros dedos, en nuestras imágenes y demás; hay lágrimas de cristal en lo material porque lo sentimental es historia. El cristal está destellando ¿puedes verlo? Es realmente hermoso y todos sus lados te dejan sin aliento, sin alusión.
Cuando creemos que podemos retomar el pasado, que aún siendo parte de nuestro propio espacio podemos seguir compartiendo el anterior, este se junta y explota con fuerza hiriéndonos. Quedamos aturdidos, soltados y tirados de golpe sobre una pared, estampándonos entre lo inentendible y la desesperación. Caemos hondo, las cosas corren y no hay marcha atrás. El hogar que nos había cubierto en un pasado se cerró definitivamente, dejándonos fuera con los sentimientos expuestos. Nuestro cristal se enciende, la llama de nuestro hogar recién creado nos envuelve y nos susurra: “Ahora vela por ti y tu espacio, no hay nada qué hacer con lo demás. Ha terminado.” ¿Realmente se había acabado? Sí, dolorosamente. Nos resignamos a regresar a nuestro hogar, en donde cuelgan cristales del techo y emociones guardadas.
Aunque nuestro anterior hogar haya explotado de una forma tan abrupta, tan confusa e hiriente, volvemos a tomar las riendas de nosotros mismos. El diamante cristalino brilla con orgullo y nos sentimos en casa, nos sentimos serenos. Compartimos y soltamos lo que nos hace sentir rabia. Estamos atrapados en un lugar, sin embargo, no se siente como tal si es con ellos.
Un círculo que no se cierra a nadie, un círculo que quiere seguir alimentándose. Por una lágrima, por un destello, por ti y por mí. Somos Tear Editorial, sean todos y todas bienvenidos.
-Staff Tear Editorial.
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