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Cuatro.

— Y yo uno de fresa, por favor — pidió.

El trabajador procedió a entregarle su helado y les cobró a los tres chicos.

Su amigo Jeongin pagó y se despidieron.

— ¿Que cuentan? — preguntó Jisung.

— Yo tengo chisme, ¿Saben las dos chicas Jennie y Jisoo...?

Felix dejó de escuchar, pues había una persona que le llamaba la atención.

Veía a dos chicas paseando un perro mientras reían, y detrás de un árbol, había una persona que lo miraba fijamente.

Se quedó mirándolo por un tiempo para poder descifrar que persona era, y se le cayó el helado al darse cuenta.

Jisung y Jeongin voltearon a ver a su amigo.

— ¿Felix? — habló Jisung preocupado.

Allá estaba esa persona, esa persona que lo mandó al psicólogo, esa persona que hizo que odiara ese día.

Allá estaba Bang Chan mirándolo fijamente y haciéndole saber que esto no había acabado. Retrocedió lentamente con una sonrisa en su rostro.

Los chicos voltearon a ver hacia donde estaba mirando Felix, pero Chan desapareció.

— ¿Que era, Felix? — preguntó su amigo preocupado.

— Era él...

Felix se despertó asustado, estaba sudando y su corazón estaba acelerado.

No podía creer que después de cinco años hubiera vuelto a recordar a esa persona, incluso haber soñado con el momento que sintió que su vida terminaría.

Pensó que Chan finalmente lo había dejado en paz, pero tuvo que haber sabido que esto no había terminado.

Nada había terminado. Después de ese día donde Chan había aparecido detrás de ese árbol tuvo que darse cuenta que nada había terminado, que él aún lo quería y no iba a descansar hasta obtenerlo.

No quería estar solo y tampoco podía seguro estándolo. En cualquier momento Chan llegaría por el, porque él no quería nadie más, no quería nada más, lo quería a él.

LF: Jisung
Ven por favor.
Te necesito.

HJ: ¿Lix?
¿Qué te pasa?
Me estoy cambiando.
Pero cuéntame.

LF: Soñé con él.

HJ: ¿Con quién?

LF: Con Chan.

El timbre sonó por toda la casa y su cuerpo tembló, no solamente porque fueran las tres de la mañana y alguien estuviera llamando a su puerta, sino porque sabía que el que estaba detrás de esta no era Jisung.

Quedó paralizado y no se podía mover, ahí fue cuando supo que ese trauma nunca había sanado, solamente se había escondido para que cuando la vida fuera bien, el trauma apareciera y lo acuchillara por detrás.

El timbre volvió a sonar y Felix se quedó en el mismo lugar, temblando e incapaz de moverse siquiera un centímetro, como si eso lo fuera a ayudar.

El timbre sonó repetidas veces cuando fue remplazado por fuertes toques en la puerta que no paraban.

Se levantó con miedo y salió de su habitación, quizás el que estaba afuera no era la persona que pensaba que era, sino que era Jisung preocupado por cómo estaba su amigo.

Estaba a punto de abrir la puerta cuando una notificación le llegó.

HJ: Felix

Felix volteó su cabeza hacia la notificación que salía en su pantalla del celular.

HJ: ¿Quién es el que le está dando patadas a tu puerta?

Felix abrió en grande los ojos y salió corriendo hacia el segundo piso donde estaba su habitación, cerrando la puerta rápidamente y poniéndole seguro. Sus piernas temblaban y sentía que se iba a caer en cualquier momento, pero quiso aguantar todo lo que pudo.

Se escondió en el armario y escribió como pudo un mensaje para Jisung.

LF: Jusymf
nl he knvitsdo a nsdie
(Jisung
No he invitado a nadie)

Su boca se abrió formando una "O" y volvió a mirar por la ventana de su auto a la persona en frente de la puerta de la casa de su amigo.

Salió de la aplicación donde le estaba escribiendo a su amigo y marcó el número de la policía lo más rápido que pudo mientras se desabrochaba el cinturón y salía del auto.

El hombre dejó de darle patadas a la puerta y con el martillo que traía con él, rompió una ventana.

911, ¿Cuál es su emergencia? — habló una chica en la otra línea.

El hombre entró a la casa.

Todo estaba oscuro y lo único que podía sonar era el reloj de pared haciendo "tic tac".

Pero ese sonido le parecía demasiado irritante.

Con el martillo que llevaba le dió un fuerte golpe al reloj, haciendo que cayera al suelo y se destrozara.

Sabía que Felix no estaba en el primer piso, y también sabía que tampoco estaba durmiendo.

Pero si sabía dónde se estaba escondiendo.

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