Capítulo XII: Eso no es todo
"Esta noche fue... La mejor de todas..."
Pensaba ella, recordando con un ligero sonrojo esa pasada maravillosa que lamentablemente estaba por terminar. Kyoko ahora podía sentir su mano unida a la de él, el hombre que amaba, y simplemente todos sus problemas desaparecieron, como si fuese un sueño maravilloso del cual no quisiese despertar jamás, pero al pasar por la puerta del Daruma-ya... Sería el fin de esa noche mágica. Pero no, Kyoko, no tenía porqué sentirse triste, porque él lo tenía planeado, esa noche solo era el principio, pues eso solo era el inicio, el primer paso. Sí, muchas noches, mañanas y tardes serían iguales o más especiales, estaba decidido a ello. Llegaron a la puerta, cuánto hubiese dado Kyoko por detener el tiempo, suspiró, apretó disimuladamente la mano de él, para que quedé grabada en su mano la sensación del calor de la suya, la soltó y lo miró con una sonrisa.
- Gracias por traerme, Corn
- No tienes por qué agradecer, Kyoko-chan...
"Kyoko-chan..." Qué deliciosa sensación sentía ella cuando lo escuchaba llamarla así... Pero él la miraba intensamente, y ella no pudo evitar sentirse algo nerviosa, no, bastante nerviosa, iba en aumento la inquietud... Y luego estaba el extraño ambiente que se creó, uno silencioso y algo incómodo. Ella empezaba a preguntarse si tal vez le podría pedir que entre a tomar un café o algo, pero desechó la idea, de la nada se sentía muy tímida pero tampoco quería despedirse aún.
- Gracias por... -Kyoko lo pensó, regresó a la realidad y se volvió a deprimir- Acompañarme con mi padre... -se da cuenta que él la miraba preocupado, pues lágrimas amenazaban con desbordarse, pero ella le sonrío, aun con tristeza en la mirada, tenía que ser fuerte- Aunque... Bueno... Yo te llevé de la nada... -rió nerviosamente.
Lo miró y él le dedicaba una mirada de esas que llegan a tu alma.
- Gracias por escucharme... -Kyoko sintió cómo su cuerpo se estremecía ante esa mirada de él, tan intensa- Gracias por no dejarme...
Se quedaron observando al otro, hechizados por la mirada del otro, seguro porque con las miradas se decían más de lo que sus labios se permitirían decir, y... El nerviosismo y la timidez volvieron de la nada.
- No tienes qué agradecer... -intentó acabar con esa tensión, sin mucho éxito, y en su voz se podía sentir claramente el nerviosismo, en especial en su sonrisa.
- Sí, sí tengo...-dijo rotundamente, causando en ella sorpresa y se volvió a quedar absorta en su mirada- Gracias a ti pase la mejor noche de mi vida...
Era oficial, Kyoko se derritió en ese momento. Él tenía una mirada de amor... Sí, amor... ¡No! Bueno, no podía emocionarse de más... Es que es Corn, su querido Corn, era obvio que le tenía cariño ¿No? Después de todo eran amigos de la infancia, eran amigos ahora... Solo amigos... Sí. Pero de todas formas, ella aunque quería forzarse a aceptar eso, no podía... En especial por lo que le dijo su hermano esa mañana.
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Salió del ascensor aún luchando para ponerse los zapatos y unos pantalones... Pero aún seguía despeinada por ese jueguito peligroso que la tenía roja cual tomate aún, y además no lo notaba pero una marca se lucía en su cuello, aparte, aún tenía el baby doll puesto, no hace falta decir que cualquiera mal pensaría, o tal vez acertaría en pensar, lo que estuvo haciendo esa chica anoche. Ella llegó corriendo al auto donde la esperaba su hermano con la quijada abajo y que se quitó los lentes de sol solamente para cerciorarse que su imaginación no le estaba haciendo una broma pesada. Ella entró al auto, se giró hacia su hermano y le dijo que no diga nada y que arranque de una buena vez, y le hizo caso.
- No voy a mal pensar, no voy a mal pensar, no voy a mal pensar... -se repetía pero al final suspiró y dijo- Muy tarde... Ya mal pensé... -la miró asustado aunque en el fondo con algo de burla- Hermanita... ¿No voy a ser tío antes de tiempo, verdad?
- ¡¿Eh?!
- Hermanita... -se seca una lágrima- Sé que te dije que no seas cobarde y te le declares... Pero... -suspira y la mira- Pero te pasaste... -la cara de Kyoko era muy divertida y en ese momento Kaname se dio cuenta que su broma ya estaba por matar a su hermana, pero tenía que dar una última estocada y riendo, para no asustar más a Kyoko, agregó- Ja... Seguro que se emocionó de más el hombre... -se toca el cuello- Déjame adivinar... -sonríe y dice con burla- ¿Esa es la marca de la picadura de la araña del amor?
- ¡¿Qué?! -se toca el cuello y mira al espejo la marca que en efecto era la marca del amor- ¡Ah! ¡No, no! -buscaba una bufanda o algo con que cubrirse la marca, pero afortunadamente al quitarse la peluca de Setsuka descubrió que su cabello azabache, porque se tiñó de su color natural, había crecido lo suficiente como para ayudarle con ese problemita, luego se dirigió a su hermano, quien se deshacía en risas- ¡No! ¡No es para nada lo que piensas! ¡Oppa! ¡Tonto! ¡Pervertido! ¡No! -y así inició una larga charla de moralidad.
- Bien, bien, lo sé, lo sé... Y eso es bueno hermanita debes conservarte pura para cuando tu amado Ren te ponga un anillo en el dedo, antes no... -le dijo con solemnidad, aprobando toda la charla de moralidad y tradicionalismo que le dio su hermana, mientras ella asentía con seriedad, sin darse cuenta de lo que dijo su hermana.
- Sí, exacto, así haré... ¡Espera! ¡¿Qué?! ¡No...!
- Hermanita... -suspira y la mira con ternura- Recuerda en lo que quedamos... -le dio un golpecito en la frente- Conmigo no tienes que fingir.
- ¡Auch! ¡Me dolió, oppa! -se sobó la frente.
- Pues entonces deja de intentar engañar a tu oppa que todo lo sabe y todo lo ve -la miró desafiante- Ahora... Si no le dijiste que lo amas con pasión y locura como por tu cara veo que no hiciste... ¿Al menos le dijiste que somos hermano, no? -la vio y ella solo bajo la cabeza y lentamente lo negó- Ay... ¿Le hablaste sobre papá? -ella negó- Ay... Vaya, vaya... Esperaba más de ti, hermanita...
- Pero... No tuve oportunidad de hacerlo y además... A él no le importa... Solo soy una kohai para él... -Kanae la miraba inexpresivo, como si supiese algo que ella no y estuviese pensando que es una tonta- ¡Oye! ¡¿Por qué me miras así?!
- ¿Así cómo? -respondió sarcástico.
- ¡Es como si me dijeses "tonta" en tu mente!
- No lo sé, ¿Será porque en verdad eres una tonta?
- ¡Oppa!
- Kyoko, yo te comprendo, que no te quieres ilusionar y volver a ser lastimada... Lo sé. Pero no te denigres ni nunca vuelvas a decirme, como esa vez que me enteré de tu amor por Tsuruga, que él no se fijaría en ti. Eres la chica más maravillosa del mundo y me siento orgulloso de ser tu hermano, así que nunca digas que no eres suficientemente buena para alguien... Cualquiera estaría feliz de tenerte a lado, hermana.
- Oppa...
- Ni tomes en cuenta las palabras de ese idiota de Fuwa... Tú eres fabulosa y mira, si no me crees, tienes un enorme y creciente grupo de fanáticos que piensan de la misma forma que yo, y que quedaron atrapados por tu actuación, talento y por tu belleza, y era de esperarse tienes los ojos de tu apuesto hermano... -guiña el ojo y se ríen por la broma- Tsuruga sería un tonto si no apreciase lo que tiene al frente...
-Pero...
- Y lo más importante... Soy un hombre y sé muy bien que uno no trata a una simple kohai como tu "senpai" te trata a ti...
-... Oppa, no...
- Piénsalo, Kyoko, ¿De verdad crees que te trata como al resto de las demás compañeras? Piénsalo... -Kyoko con los ojos abiertos lo piensa y recuerda varias situaciones, también recuerda cómo trata a las demás y compara- Ja... Bien, yo llevo aquí unos pocos meses, pero incluso así me doy cuenta, Kyoko, tú eres muy especial para él... -le sonríe con malicia- Más de lo que quisieras saber, en mi opinión...
- Oppa, por favor... -le sonríe con tristeza en la mirada- No digas eso... ¿Qué pasará con mi corazón si te equivocas? No, no podría decirlo en voz alta... Y menos a él... No puedo, no soportaría el rechazo ni mucho menos podría volver a mirarlo, ni podré estar cerca de él, y además... -suspira- Seguro se decepcionará de mí...
Hubo un largo silencio, su hermano la miraba de reojo, y ella lo sabía, estaba decepsionado por su falta de valor y agallas.
- Kyoko... No te pido que te confieses, está bien... Pero al menos sé un poco más flexible contigo misma, no lo alejes si no que permítele acercarse y, es más, acércalo a ti si es posible... -le jala los cachetes- No dejes que el miedo te impida ser feliz... -la suelta con una sonrisa tierna- Además, confía en lo que te digo... -le despeina- Él te quiere demasiado, más de lo que imaginas, y eres importante para él... -le da palmadas en la mejilla- Yo lo sé, date la oportunidad de descubrirlo también... Sé fiel a tu corazón.
Le dijo eso antes de entrar al programa.
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Y ahora ella lo pensaba, sí, tal vez en realidad tenía razón... Tal vez. Así que, pensando en eso... Sí, definitivamente sí, haría caso a su hermano, sí, seguiría su consejo, sería un poco más flexible consigo misma, no solo lo dejaría acercársele, lo acercaría, será más fiel a su corazón, aunque se solo un poco.
- Yo... -lamentablemente los nervios atacaron y no pudo hacer mucho, no lo podía mirar a los ojos, así que bajo la mirada- Yo también...
"¡¿Eso es todo?! ¡¿Es en serio?!"
Se reclamaba a sí misma.
- Hasta mañana, Kyoko.
"Ya... Ya se va..."
Kyoko pensaba algo decepsionada, pero no se desanimaría, está no iba a ser la última ocasión, ¿verdad? Aparte... Aún quedaba la película de los Heel, y también... Él es Corn, su amigo, ese secreto revelado derrumbó la muralla que tenían como senpai y kohai... Eso aparte de que ya de por sí eran cercanos antes de la revelación, y claro que tenía que ser así, después de todo ya tenían dos años de conocerse y... De amarse. Ella, con resignación disimulada por una educada reverencia, se despidió también.
- Hasta mañana. -dijo y se giró para entrar.
Pero no, no se sentía bien. Para nada. No... No lo podía aceptar, su prudencia le decía que entre de una buena vez al Daruma-ya y que no tiente a su suerte pues ya se dejó llevar demasiadas veces en un día, era suficiente. Pero su corazón no estaba conforme y muy insistentemente le reclamaba:
"¿Chica, en verdad eso será todo?"
No lo podía creer, y es que en verdad no estaba satisfecha con eso, e inconforme se preguntaba si en verdad ese sería el final de esa noche de ensueño. No podía dejarlo así, no, pero tampoco podía hacer algo... ¿O sí? No, pero no era correcto y qué tal si... No, no pudo pensar más, las palabras de Kaname, su querido oppa, resonaban en su mente. Es cierto, no podía dejar que el miedo, porque esa voz que la detenía no era sensatez si no que era miedo, le impida ser feliz.
"No más..."
No se dio cuenta cuando dio zancadas hasta él, ni cuando lo jaló de la ropa para que se voltee a mirarla, no. No se dio cuenta hasta que ya lo había hecho, y cuando lo hizo, no solo notó que en realidad estaba arrepentida si no que también ya era muy tarde.. Y justo cuando estaba por correr, lo mira, él la mira, se quedan hipnotizados en el otro, fue un infinito instante, instante que no duró ni un minuto pero que para ellos fue una eternidad, y de la nada, sin pensarlo, ya estaba entre sus brazos, y ella se perdía a sí misma y se dejaba embriagar por su aroma, y mientras tanto él se inclinaba más al tiempo que ella se colgaba inconsciente de su cuello, se aferraba a él como siempre quiso, y con ese abrazo no fueron necesarias palabras, pues ese gesto fue un abrumador grito de sus sentimientos. Se separaron y volvieron a mirarse, intentando saber qué era lo que el otro pensaba, qué era lo que sentía. Kyoko, ella estaba temerosa, tenía muchas dudas, y, como si él lo supiese, lentamente acercó su mano a su rostro y la acariciaba causando que ella se estremezca y hasta le tiemblen las piernas, como una respuesta a las preguntas de su corazón. Sin pensarlo o darse cuenta de lo que estaba haciendo, solo dejándose llevar por la corriente, puso su pequeña mano sobre la de él, la acarició y le sonrió. Pero, no... ¿Kyoko estaba satisfecha? Sí, pero no lo suficiente, su razonamiento le decía que ya se detenga pero su Setsu interior empujó a la prudencia y le susurró:
«Tu hermano te dijo que le dejes acercarse al menos, bien, lo hicimos, pero esto fue muy mediocre... ¿No crees?»
"¿Mediocre?"
«Recuerda que también dijo que incluso si es posible lo acerques a ti ¿O no? Y obviamente no somos mediocres, y el "al menos" es solo para mediocres...»
"Pero... ¡Este es mi límite!"
«Y ya es hora de acabar con ellos... ¿No crees? Tus límites solo te impiden ser feliz, recuerda lo que dijo oppa... Ay... Llevas amando al hombre en secreto un año y medio, por favor...»
"Pues... ¿Entonces...?"
«Pues entonces, este truco es infalible, dale un poco de muestra y déjale con ganas de más...»
Kyoko ni se entendió a sí misma, pero, con muchos nervios y valor sacado de quién sabe dónde lo jaló de la manga hasta su altura y le susurró algo que no le decía desde que era niña.
- Eres el mejor, Corn, me has hecho feliz... -y entonces, aprovechando la cercanía, lo hizo, lo besó en la mejilla y estaba por decirle un "te quiero" pero se dio cuenta de lo que estaba haciendo, y la vergüenza entró por la ventana, así que apenas lo besó corrió hacia su hogar y cerró la puerta tras ella, tan rápido como lo era posible para un ser humano, y solo cuando se encontró segura pudo pensarlo mejor.
"¡¿Qué he hecho?!"
«A mí ni me mires, yo solo te mostré un camino, la que decidió seguirlo fuiste tú...»
Pero, luego de reclamarse a sí misma y de una discusión interna en la que todos sus demonios mentales casi condenan a Setsuka a la horca, pensó en su hermano, en sus palabras y en todo lo sucedido. Corn mismo lo dijo, ella era la primera persona en Japón a la que le revelaba su identidad, era la uncía a la que le miraba así, era la única que conocía todo de él y él era el único que conocía todo de ella... Eran especiales para el otro, tal vez él no la amaba, pero la quería, no se alejaría de ella, no la lastimaría, su corazón lo sabía... Entonces... ¿Por qué no ser más sincera? No, confesarse sería mucho, confesarse era algo impensable, eso jamás lo haría... ¿Pero por qué no tentar a su suerte un poco más? Decirle que lo quería no iba a ser algo tan extraño, un te quiero se puede aplicar a los amigos, y eso eran, eso son, son amigos, tenía que decírselo, lo necesitaba. Salió abruptamente y lo buscó por el callejón pero ya no estaba. Suspiró y se fue deslizó en la puerta hasta quedar sentada en el suelo.
"Ya estoy demente..."
Resignada y frustrada pensaba en todo lo sucedido, fue demasiado, demasiado riesgo... Y además, la culpa, la tristeza, su padre... ¿Cómo puede estar tan tranquila y pensando en amor cuando estaba por perder a su padre? Sí... Los médicos les dijeron que se salvaría pero... Las probabilidades eran muy variadas y además llevó a Kuon y poco más y lo presenta como su prometido, qué horror, eso fue como declararse, ya se quería hacer harakiri. Pero Kuon, él dijo que estaría con ella siempre... Él dijo que jamás se apartaría de su lado... Lo siente, lo sabe.
"Estoy grave"
Ay, sí, ya era tarde, se emocionó y lo que es peor se estaba esperanzando, estaba en la gloria mientras rememoraba esa noche y el calor de sus brazos, la sensación de la mejilla de él en sus labios, sonreía radiante y ni se daba cuenta.
Y entonces, despertó del sueño, sorpresivamente ahí estaba, Shotaro.
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