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Capítulo XI: ¿Cita?

Explicado ya el asunto, todos salieron de la oficina, excepto Konoe, quien se quedó charlando con Lory. Kuon se fue a poner el traje de "Tsuruga Ren" y Yashiro se fue con Kyoko hacia donde estaban las demás miembros de la sección Ámame, en el penúltimo piso, organizando, arreglando y planificando lo que sería su fiesta de graduación y la celebración por el 50º Aniversario de L.M.E.

Kyoko ni bien llego fue asaltada por sus amigas y compañeras, quienes al instante la sentaron en una silla a la fuerza y comenzaron con el interrogatorio inesperadamente esperado, que trataba, obviamente, el asunto de la sorpresivamrelacion de Kyoko y Caín. Hicieron muchas preguntas alborotadas, penosas y confusas, y Kyoko, quien se sentía mal por tener que mentirles, les respondía cada una usando hechos reales pero acomodándolos y... Para ser prácticos, mintió con la verdad. Afortunadamente su historia fue sorprendentemente creíble, y era de esperarse porque mucho de lo narrado fue real, así que le creyeron y no hicieron más que felicitarle, desearle suerte y pedirle que les presente a Caín para poder amenazarlo personalmente... No, perdón, para poder decirle personalmente que cuide bien de su querida amiga... Y mientras tanto en su mente, Kanae, se compadecía de Ren. Kyoko se sentía feliz, pero de todas maneras había un vacío... No era cierto, Kuon y ella solo eran amigos... Amigos y nada más, y sin importar qué tanto desearía otra cosa...

Yashiro miraba la escena divertido, y entonces lo vio a lo lejos llegar y supo que era momento de "iniciar con el Show". Koga Hiromune llegó con flores, y ni bien Kanae lo vio se teletransporto a lado de Yashiro... Desde la filmación del "Loto sagrado" Su co-protagonista, quien al principio parecía una nueva amenaza para Kuon, resultó finalmente interesado en Kanae, y los coqueteos que a Kanae perturbaban no se detenían y así fue como de repente, un día, sin pensarlo, corrió donde Yashiro y lo besó de repente. Desde ese entonces Yashiro finge ser novio de Kanae, cuando está lo necesita. Kyoko miraba la escena con algo de rosas contenidas y pena por Koga, quien se convirtió en un gran amigo para ella.

Y entonces apareció Kaname, tambien con un ramo de flores, y Kyoko sin pensarlo corrió a sus brazos.

— ¡Oppa!

Todos se extrañaron por eso, y se quedaron muy curiosos por la forma en la que Kyoko llamó a Kaname... Menos Yashir, él ya estaba al tanto de todo, el presidente se lo contó.

— Estoy orgulloso de ti Yŏdongsĕng... —le despeinó los cabellos con ternura— ¡Padre me lo contó todo! ¡Al fin lo hiciste!

—Amm... Oppa... No en realidad...

Mientras eso sucedía Ren había aparecido, pasó por el lado de Yashiro, saludo a Koga y a Kanae, quienes lo ignoraron por estar mirando la escena del encuentro de los hermanos. Kuon se enterneció, estaba feliz de que ella tenga más lazos sanguíneos que los que tenía con su madre... Ella era feliz y su felicidad le daba el doble de dicha que la suya propia. Entonces sintió una palmada en la espalda, se giró y era Yashiro con una sonrisa de sorna.

— Anda, preséntate a tu cuñado...

Ren en ese instante quiso ahoracar a Yashiro, el era el culpable de que probablemente quien quería que fuese su cuñado tuviese una mala impresión de él. Pero entonces volvió a lo que iba, tal como dijo Yashiro, tenía que presentarse oficialmente como el... Ahí recordó, no tenía título más que "amigo"... ¡No! Kyoko misma lo dijo, lo recordó, ella lo presentó a su padre como su "persona especial"... Embobado por el tentador título se dirigió hasta ellos.

— ¿No en realidad? —suspiró— No me digas que... —Kaname miró quien se acercaba y sonrió con picardía— Tsuruga-kun...

— Kaname-san... —Ren le dedicó una sonrisa sincera y con esperanzas de que el aludido no sea rencoroso, pues sus acciones no muy amistosas causadas por celos inducidos por Yashiro no daban muy buena impresión, e inesperadamente tomó la mano de Kyoko, lo cual causó una mayor sonrisa de satisfacción en Kaname.

— Verán, yo... Se acabó el drama así que tengo que volver a Corea... Mi madre me necesita, y bueno... —mira a Kyoko— Yŏdongsĕng... Pensaba llevarme a padre, pero no puedo, él aún la espera... ¿Crees que la podrás convencer? —Kyoko sonrió con tristeza, para Ren era obvio, se referían a Saena.

— Lo estoy intentando...

— No te fuerces, si no puedes lograrlo solo recuerda que él por lo menos te encontró y que eres lo más valioso que la vida le haya podido dar... —le secó una lágrima que a Kyoko casi se le escapa— No te preocupes... —le despeina con ternura— Así que hermanita, recuerda que cualquier cosa que necesites, pase lo que pase, o si necesitas un refugio lo encontrarás allá... En Seúl, mi madre y yo siempre tendremos las puertas abiertas para ti... —se abrazaron y Kuon solo miraba enternecido, hasta que una traviesa mirada ámbar, que no era de su amada, se dirigió hacia él, y cuando se separaron, Kaname se le acercó y le dijo al oído— Cuida de mi hermana y... Si quieres darle una buena impresión a tu cuñado regálale el mejor whisky que tengas... —le guiñó el ojo y se fue— ¡Adiós!

Kuon entonces decidió alcanzarlo, y cuando lo hizo, dando curiosidad a Kyoko que miraba desde la distancia, le preguntó qué clase de whisky, y un "sorpréndeme" fue lo único que consiguió. Cuando Kaname se fue, las preguntas volvieron, Kyoko explicó que Kaname en realidad era su medio hermano paterno, y dejó asombrados a todos... Aunque claro que no les contó la historia como se la contó a Kuon, omitió el ochenta por ciento, y por esos motivos Kuon se sentía más especial. Al rato se presentó el presidente y todos fueron invitados a comer a un restaurante privado.

En el restaurante todos conversaban, se reían y divertían... Koga había conocido a Chiori y no en mucho rato parecía que algo había surgido entre ellos. Yashiro y Kaname pasaban un momento incómodo pues tenían que fingir ser pareja pero no tenían idea de que hacer, mientras Kyoko les hacía la plática un poco, más bien bastante, divertida por esos dos. Kuon solo tomaba tragos, contemplándola, su sonrisa y lo bella que era, y amenazando a los meseros quienes solo por mirarla pasaban por su lado, a veces tan embobados o muy astutos que dejaban caer cubiertos y ella muy amable los recogía para ellos. Lo que Kuon no notaba eran las miradas asesinas o los demonios que ahorcaban a cada mesera que se le quería acercar... Sí, ni idea tenía.

— Así que ya le dijiste todo...

— Sí.

— Con que vas muy en serio...

— Es la mujer de mi vida. —dijo con seguridad y seriedad.

— Ja... Cuando lo dices así me suena a que si pudieras le pedirías matrimonio ahora mismo.

— No me des ideas. —Kuon tomó un trago y Lory lo observaba lelo, pues sí, en definitiva el Kuon Hizuri que conocía había vuelto.

— ¿Así? Ja... No pidas que te tome en serio cuando le contaste todo excepto la parte en la que estas loquito por ella.

— En eso estaba hasta que interrumpiste, jefe.

Lory, al escuchar eso se atoró con su laica, y cuando se recuperó lo miro apenado.

— Lo siento, muchacho... —chocan copas y de un trago termina su bebida— Pero... —algo se máquina en su mente— ¿Y si te hice un favor? —Kuon lo miró confuso, Lory solo le sonrió ladinamente— Me dices que es la mujer de tu vida y todo... ¿No crees que justamente por eso tu declaración tiene que ser mejor planificada? —Kuon se quedó pensando— Piénsalo, Kuon... Dentro de poco la ocasio perfecta se va a presentar... Mientras tanto puedes ir preparando terreno... —le guiñó el ojo, y Kuon se viro hacia ella y volvió a quedar embelesado.

Kuon sonrió, claro, era perfecto... La fiesta, los ánimos a flor de piel, y entonces una sorpresa, una declaración que aunque no fuese aceptada tendría que ser la más magnífica de todas.

La cena terminó y en el auto de Lory "ya no cabían más personas", lo cual era escandalosa,ente falso porque Koga y Chiori se fueron aparte, por lo que Kuon y Kyoko se fueron en el auto del primero, pero para llegar a este tuvieron que volver caminando al edificio de L.M.E., y no porque no tuviese dinero para un taxi, sino porque en secreto no querían que su tiempo juntos se acabe. Pero antes de su larga caminata, solo por si acaso, Ren se transformó en Caín en el baño del restaurante, y así se encaminaron hacia su auto... Aunque no muy directamente. Pasearon por varios parques al paso, escucharon por bastante rato a los cantantes ambulantes, incluso bailaron al ritmo de la improvisada música, comieron bocadillos en puestos de comida callejeros... ¡Era una cita! No, bueno... Si hablamos sobre el significado de una cita, es cuando dos personas que se atraen se reúnen a hacer actividades juntos para corroborar su compatibilidad o cuando se reúnen solo para disfrutar la compañía del otro... Si seguimos esa definición, efectivamente lo era, pero ellos no lo sabían. Y, para decepción de ambos, finalmente llegaron al edificio. Entraron en el auto y se quedaron en silencio, ninguno quería que la noche acabe, la sensacional noche, y el camino fue silencioso, no incómodo sino que relajante, cada uno rememorando los acontecimientos... Fue un día largo y una montaña rusa de emociones sin duda... ¡Pero no querían que acabe! Ya estaban por llegar al Daruma-ya, no, estaban en realidad a quince calles, pero vieron un puesto de Ramen y justo a los dos se les antojo Ramen a la una de la madrugada... Kuon aparcó el auto y ambos fueron a tomar Ramen, sin palabras, no eran necesarias pues las miradas y risas decían mucho más. Y al acabarlo, pues al final si les dio hambre, se dirigieron al auto, suspirando, pero a Kuon se le ocurrió que como ya estaban "cerca" deberían ir caminando y Kyoko no le contradijo... Caminaron de la mano hasta llegar al Daruma-ya.

El silencio fue la música durante su caminata, cada uno en sus pensamientos, uno le dirigía una mirada al otro cuando no le veían. Y entonces llegaron a la puerta... un suspiro de decepción de ambos rompió el silencio.

— Gracias por traerme a casa, Corn...

— No tienes porque agradecer, Kyoko-chan...

Nerviosismo, timidez, por alguna razón esos sentimientos se sentían en el ambiente.

— Gracias por... Acompañarme con mi padre... Aunque bueno, yo te lleve de la nada... —rió nerviosamente.

— Gracias por escucharme... Gracias por no dejarme...

La mirada de Kuon casi derritió a Kyoko.

— No tienes que agradecer... —le dijo nerviosamente.

— Sí, sí que tengo... Gracias a ti, pase la mejor noche de mi vida...

— Yo... —mira al suelo— Yo también...

Estaba muy hermosa, en ese mismo instante quería tomar su boca, pero no, Kuon quería ser más paciente, después de todo aún había tiempo... No había porque apresurarse...

— Hasta mañana, Kyoko...

— Hasta mañana. —hizo una reverencia de despedida y se giró para entrar.

Kuon se iba a ir, pero entonces sintió un tirón de su brazo y al girar sucedió algo que fue mucho más de lo que pudo soñar. Ella estaba ahí, con la cabeza baja, esperando... ¿Esperando qué? Algo en su corazón le dijo que no se lo preguntase más y le hizo casi, simplemente la abrazó con fuerza, sintiéndola, reconociéndola, comprobando que no era un cruel sueño del cual iba a despertar, como si se aferrará a su vida... Pues eso era ella, su vida. Pero, aunque querían seguir así para siempre, la hora y el lugar no eran muy adecuados, se separaron y se quedaron mirando fijamente. Él no lo pudo evitar, no soportaba estar frente a ella y no tocarla de alguna forma, y como se prometió, ya no se iba a contener, le acarició el rostro y ella... ¡Ella acaricio su mano, con la que le acariciaba la mejilla! Eso lo tomó por sorpresa y casi se deshacía en felicidad... Pero entonces otro golpe del cual Kuon Hizuri no se recuperaría... Ella lo jaló a su altura y... ¡Lo besó! ¡Lo besó en la mejilla! Sintió como un volcán en su interior erupcionaba cuando esos suaves labios toparon su mejilla, su piel. Él estaba muy sorprendido, se quedó tieso, petrificado, como una estatua, en la misma posición en la que ella le dejó... Y solo se dio cuenta de eso cuando la pequeña traviesa de sus sueños había desaparecido. Él aún no podía creer que había sido cierto, casi se peñisca, peromentonces se caracisio ahí, donde estuvieron sus labios... Aún quedaba el rastro de su calor. Sonrió como nunca, casi tenía ganas de correr y gritar, saltar por la emoción... Demasiada felicidad no podía ser saludable. Comenzó a caminar hacia su auto, ya tendría tiempo de celebrar en la privacidad de su departamento, donde su aullidos de victoria no despierten a Tokio, ni a la adorada reina de sus ojos. Casi se sentía flotando de la dicha... Pero entonces lo pensó, no podía esperar... ¡No quería esperar más! Fue demasiado, y aunque tal vez no haya sido mucho... Ese beso, esas sonrisas, esas miradas... Todo eso sembró en el la semilla de la esperanza, que más da si lo rechazaba, conquistaría su corazón, lo sentía. Corrió y corrió, casi sus pies no tocaban el suelo... ¡Iba a decirle! Pero entonces se encontró con una imagen que convirtió ese sueño que estaba viviendo en una pesadilla.



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