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Capítulo V: Juegos peligrosos

— Parece que ya no hay escapatoria... Kyoko-san...

" ¡No... No es posible!"

Se ha terminado señores... ¡El juego terminó! ¡Es el final! ¡El final! ¡Finito! ¡The end! ¡Il finale! ¡La fin! ¡Hasta la vista, Baby! ¡Definitivamente fueron unos dieciocho años de vida muy llenos de acción, por no decir desgracias, pero llegó tu hora!

— Bueno, hemos llamado a un invitado sorpresa... ¿Quién crees que es Kyoko-san?

— Te daremos pistas... Está más bueno que el pan... —las chicas del estudio gritaron— y ha trabajado contigo...

Kyoko se estaba muriendo de miedo, ni estaba escuchando lo que las conductoras del programa le decían. Tenía ganas de salir corriendo como si no hubiera un mañana, porque estaba segura de que para ella ya no habría ningún nuevo amanecer. Ella sabía que tenía la culpa, ella despertó al Rey demonio y este ya no iba a volver a dormir. Escuchó su voz, pero era simplemente imposible que sea él ¡Seguro es su consciencia por lo que hizo! ¡¿Verdad?! Porque el que está detrás de ella en ese cubículo es nadie más ni nadie menos que Kaname ¡¿Verdad?! ¡Se supone que estaban ahí para destapar la verdad al público! ¡Sí! ¡¿Por qué su senpai estaría ahí?! Aparte de que ella ya se aseguró de mantenerlo quieto... Claro que de una forma que seguramente no era la adecuada y se sentía mal por eso, por no decir que se sentía terrible. En definitiva Kyoko había decidido no confiar en sus oídos que seguramente, y esto era lo que quería creer, estaban siendo afectados por su miedo a lo que vendrá cuando lo vuelva a ver a él, luego de haber hecho "eso, esto y aquello".

Definitivamente, tal vez ya ni se atreva a verlo a la cara, pero fue necesario ¡En ese momento ya no tenía ni la menor idea de cómo controlar a ese hombre! Y... Lamentablemente tuvo que recurrir a "medidas drásticas". Pero para su mala suerte no era su imaginación, y lo comprobó cuando por el rabillo del ojo lo vio.

"¡¿Qu-qu-qu-qué?! ¡¿Qué rayos está haciendo ahí eh?! ¡¿Qué haces ahí?! ¡Se supone que deberías estar... ! ¡Tú deberías estar en ese cubículo! ¡Detrás de mí!¡Espera! Si tú no estas ahí... Entonces... "

—¡¿Y bien?! ¡Dinos quién es Kyoko-sama!

Kaname estaba mirándola con una sonrisa burlona, estaba posado relajadamente en la puerta del programa, y cuando hicieron contacto visual y vio la sorpresa de ella, simplemente se encogió de hombros y le guiñó el ojo, para luego cubrirse la boca, aparentemente para cubrir sus risas. Kyoko quedó petrificada, ya no había duda ¿Quién está en ese cubículo? La respuesta era obvia. Esa voz tan sensual y masculina, que ella conocía muy bien... No podía ser de nadie más que él. La pobre ya podía escuchar voces de ultratumba susurrándole al oído que su día del juicio había llegado.

—... Tsuruga-san...

Soltó ese nombre, el del hombre que la vuelve loca en diferentes aspectos, con su corazón latiendo a velocidad de la luz, enterrando sus manos en el sofá en el que estaba sentada. Y entonces, sintió cómo se le escapaba el aliento cuando el cubículo se abrió dejándolo salir, ni escuchó los gritos emocionados del público... EL universo detuvo. Sus detectores de ira no se encendieron, no estaba molesto... No... ¡Era mucho peor a que este molesto! Se dirigía a ella con la mirada de un Emperador de la Noche pero que esta por hacer una travesura... ¡Se va a vengar!

—¡Bienvenido Ren-san! ¡Un gusto tenerlo aquí!

Él se sentó junto a ella... ¡Junto a ella! Mirándola maliciosamente, mientras ella aún estaba en un estado que solo se podía comparar con una estatua. Pero al verlo mejor casi pega un grito, él no se lo había cubierto... ¡¿Qué estaba pensando?! ¡¿Y si alguien lo notaba?!

—¡Ya volvemos luego de los comerciales!

Esa frase la tomó como el anuncio de su final. Y entonces, para empeorar la situación y dejarla sin esperanzas, porque increíblemente y hasta ella se sorprendía de que aún creía tener esperanzas, mientras él miraba al público con coquetería y los saludaba, haciendo que las chicas del público se estremezcan de forma aterradora, escuchó un susurro suyo:

— El juego no ha terminado...

Y con su mirada le hacía señas para que mire abajo y ella lentamente, con el corazón por salirse por su boca, le hizo caso... Y se arrepintió. Disimuladamente él le estaba mostrando las esposas. Sí, esas esposas, el ítem de ese juego peligroso cuya cancha fue la cama y la ganadora fue ella, haciendo uso de trucos que nunca pensó usar... ¡Ya se quería hacer harakiri de solo recordar! Recordar lo que pasó para poder llegar... No, mejor dicho, lo que ella hizo para llegar a ese estudio en el que estaba ahora y que se convertiría en el escenario de su última respiración. Había cometido un pecado mortal y el precio de haberlo hecho lo estaba por pagar...

Besos, besos, y más besos recorriendo su piel e incendiando su interior... ¡Pero no! ¡No! Ella no debía distraerse de su objetivo. Kyoko intentaba conservar la cabeza fría, pero eso era imposible cuando su cuerpo entero se estaba derritiendo. Él, luego de besarle el mentón con sensualidad, mientras con una mano sostenía las muñecas esposadas de "Setsu" y las apartaba a donde no estorben. Estirando los delgados brazos de Kyoko sobre su cabeza fue bajando, dejando un camino de besos por su cuello, hasta que llegó al límite en el que si avanzaba más llegaría a ser irrespetuoso, entonces regresó por donde vino y al llegar a su cuello, otra vez, dejó un collar de besos dulces y peligrosos que a Kyoko le hacían delirar y hasta juró escuchar un ronroneo... ¡Qué no fue suyo! Bueno, se convenció a sí misma que era así para quedar más tranquila.

—¿Por dónde... —se aproxima a sus labios y le susurra a centímetros de su boca— debería comenzar?

— Es tu decisión, Nii-san... —se impulsa en su espalda para acercarse, ya que sus manos están esposadas y no puede usarlas, y le da un beso rápido en la nariz— después de todo... la que se portó mal fui yo...

Él se quedó estático por unos instantes, ella intentaba apresurarse en cumplir con su plan aprovechando que él estaba distraído pero al darse cuenta del estado de él se asustó un poco. Al final, cuando quería preguntarle si estaba bien, él reaccionó y sonrió de una forma que nunca lo había hecho antes.

—Qué bien... —se acerca a su clavícula derecha y deposita un beso ahí— que lo reconozcas...

— Bueno, no tendría por qué negarlo... —sonríe con mofa— Además de todas maneras es tu culpa, Nii-san... —le saca la lengua.

—¿Mi culpa? —le besa la cabeza y respira el aroma de su cabello.

—Eres muy consentidor, Nii-san... —Suspira— Me has malcriado y me has echado a perder...

El levantó la vista de sus cabellos y aproximó su rostro al de ella de nuevo, sus respiraciones se fusionaban, se acercó cerrando los ojos suavemente y ella por instinto hizo lo mismo, esperando... ¡¿Esperando qué?!

"¡¿Qué... qué estoy haciendo... ?!"

Ya no pudo pensar más cuando su cerebro y su cuerpo se desconectaron por completo en el momento en que sintió que sus labios iban a tocar los suyos... Pero entonces sintió que sus respiraciones se alejaban.

—¿A si?

Ahora él le estaba besando por el oído, luego de dejar unos cuantos besos volvió a poner su rostro a una muy peligrosa distancia del suyo, la miró juguetón y le fue besando desde la nariz hasta el centro de su frente. No había lugar que sus labios no hayan rozado excepto los de ella y eso la decepcionaba secretamente a la vez que le aliviaba, pues Kyoko estaba luchando con todas sus fuerzas no distraerse, porque tenía que hacerlo, no había de otra... Pero él lo hacía más difícil.

— Sí... —le dijo y él le miraba fijamente y entonces enterró su cabeza en su nuca y respiraba su perfume.

—¿Ves a lo que me refiero? —suspira con una sonrisa y sin darse cuenta agrega una última frase— Si esta es tu forma de castigarme entonces me portaré mal más seguido...

Un silencio inundó el lugar ahogándolos. Kyoko, si sus manos hubiesen estado libres, seguro que con ambas se hubiese tapado esa boca indiscreta.

"¡¿Qué... qué estoy diciendo?! ¡¿Qué he dicho?! ¡No! ¡No te desesperes Kyoko! La... la que lo dijo fue Setsu así que solo sigue la corriente... Sí... "

— Dime que me amas... —con una voz ronca destruyó ese silencio intenso.

Kyoko no podía articular palabra ni sílaba alguna, no podía creer lo que estaba escuchando y sintió como de un golpe se quedó sin aire en sus pulmones y más al ver como él la miraba, con necesidad, como si necesitase escucharla decir esas palabras para seguir viviendo. Sintió que algo pasaba en su interior, verlo con ese toque de desesperación en la mirada y esa necesidad... Pero no era real. Cierto, nada de lo que estaba pasando podía ser real y esa idea la despertó. No podía perder más tiempo, ella tenía que recuperarse y evitar que su corazón enamorado le juegue mal. No debía creer lo que le convenía, porque esa mirada que ahora le dedicaba él seguro lo hacía imaginando que es alguien más. Su corazón se partió pero continuó con el juego pues no estaba dispuesta a perder.

"No es real..."

— Nii-san... —sonríe intentando que no se note su tristeza por ese pensamiento venenoso— Yo soy tuya... —eso le salió del corazón— lo sabes... Aquí la pregunta es... ¿Eres mío? —casi no termina la pregunta cuando recibió respuesta segura e inmediata.

— Por completo.

Y el silencio regresó. Ambos se miraban con intensidad intentando descifrar en qué piensa el otro, cuanta sinceridad hay en lo que se estaban diciendo. Y es que él ya no aguantaba más ser tan paciente, quería ver si tan solo un poco esa mirada, esas frases que le daban un vuelco a su corazón, su entrega hacia él tenían algo de reales. Irónicamente, por otro lado ella luchaba con sus ojos para no permitir que delatasen lo que su corazón sentía ni que se cuenta que hasta ahora la mayoría de las cosas que dijo e hizo no salieron de Setsu, pues Setsu solo era el pretexto, la máscara que en varias ocasiones usó para hacer cosas que nunca se atrevería a hacer de ser ella misma y esa era una verdad desde mucho tiempo atrás, mucho más antigua de lo que su vergüenza le permitiría reconocer.

— Creo que ya sé por donde comenzar... —se acerca a su boca— empecemos con tu deuda de anoche... —le acaricia los labios con su dedo pulgar.

Esto a Kyoko le hizo volver a hace dos años atrás.

—¿Tienes experiencia besando? ¿Quieres que te enseñe?

"¡No! No, no, no y no esto no está yendo por buen camino... "

Se acerca poco a poco y todo a su alrededor se congeló, estaba por suceder.

— Nii-san... Creo que si vas a cobrarme —evitó lo que parecía inevitable, y él parecía haber despertado de un sueño, estaba sorprendido de la situación y se quedaron mirando por unos instantes eternos, hasta que ella se impulsó para acercarse y susurrarle al oído— Debes empezar por las deudas más antiguas... —él la miró confundido pero en unos segundos la entendió y sonrió— Además dicen que lo mejor para el final...

— Bien... cómo tu lo pidas... —baja hasta su cuello— porque recuerda que soy tuyo... —sus labios tocan la piel— en cuerpo y alma... todo yo, Kyoko...

Ella no lo estaba escuchando, no lo escuchó, un fuerte pitido era lo único escuchaba, seguramente era el sonido de su sangre hervir. Era como si todo su ser se concentrara en su cuello, todos sus nervios.

—... Debes chupar... fuerte... en el mismo lugar, una y otra vez... obstinadamente...

Ella estaba siendo fundida, a su mente venían sus palabras de esa vez y una lava le envolvió, hasta se había olvidado de respirar o parpadear, sintiendo sus labios, sus mordiscos... Era un pequeño dolor, un dolor que inexplicablemente era de los más gloriosos.

—como si grabaras tu deseo por poseerme...

Y entonces, sintió que se detuvo.

— Va una... ahora la siguiente... —alzó la cabeza y se volvió a acercar a sus labios.

Ahora era decisivo. Sus alientos cada vez se sentían más cerca, mucho más, y el pecho de ella no dejaba de latir mientras sus ojos se cerraban automáticamente, sin su permiso, al igual que sus labios se preparaban sin previo pedido de autorización a su cerebro, pero incluso si lo hubiesen hecho no hubiera habido quién les responda, este ya estaba en estado de hibernación. Pero entonces se detuvo, y lo último que pudo escuchar y sentir fue un suspiro a centímetros de su boca.

— No... yo... quiero que sepas... perdóname... yo no estoy siendo Caín ahora... tampoco Tsuruga Ren... él no existe... yo... en realidad soy...

Todo pasó muy rápido, y de la forma más impredecible. Él no se dio cuenta de nada hasta que escuchó el sonido de las esposas cerrándose y al ver que ahora él estaba tendido en la cama y quien estaba sobre él era ella.

— Nii-san... Ay... mi lindo y tontito Nii-san...—agarra unas llaves que sacó del bolso tirado a un lado, y le pone seguro a las esposas y lo deja encadenado a la cabecera de la cama— Parece que olvidaste echarle llave... —pasea burlonamente las llaves frente a sus ojos.

Él estaba bastante sorprendido, bastante, no tenía ni la menor idea de cómo había llegado a esa situación o a esa posición, pero se recuperó y sonrío al fin. Y no hace falta decir que ella no escuchó nada de lo que él dijo.

— Me atrapaste...

— Sí... pero ahora parece que... olvidaste una cosa Nii-san... ¿Me marcaste así cómo hiciste con otras mujeres que ni conozco? ¿Me besaste cómo a las otras? —chista lo dientes con molestia y dolor en su mirada— ¿Me dijiste lo mismo que a las otras?

— No, simplemente no...—respondió al instante— Tú tienes mi corazón y eres la única que lo ha tocado... —suspira y la mira con una sonrisa dolorosa que la deja sin aliento una vez más— Esa es mi única verdad... —pausa y suspira para continuar— Yo... tengo que decírtelo... Kyo...

— Shh... No digas más... —pasa sus manos por su torso que estaba desnudo, así cómo esa vez— Yo te creo Nii-san pero... asegurarnos nunca está de más...

Y lo vuelve a hacer, pero no como esa vez, ya había aprendido la lección. Cuando terminó se levantó de repente, sorprendiéndolo, fue por su bolso que ya estaba tirado a un lado de la cama y metió en él su celular, billetera y maquillaje, tomó sus zapatos y sus pantalones que también estaban tirados por la habitación.

— Kyok... —se corrigió— Setsu... ¿Setsu?

—Nii-san... —se retocó el labial frente al espejo— Me voy a trabajar... —se acerca a él y le planta un beso en la frente mientras acaricia la marca que le dejó— Y tú te quedarás aquí esperándome...

Él se quedó petrificado y ella se levantó y abrió la puerta.

— Espera... ¡¿Setsu... ?!

— No voy a tardar... —agita las llaves de las esposas para mostrársela y guiñándole las guarda entre sus pechos— pórtate bien, Nii-san...

— Ay... —se ríe muy seductor— el juego ya fue lejos... Setsu...

— Te amo...

Ella salió y cerró la puerta tras ella, ignorando los llamados de él, no podía creer que lo había dicho. Apenas dio un paso y se encontró con la mirada de un sorprendido conserje. Ella solo soltó una risa y caminó hasta el ascensor muy sensualmente, y cuando llegó a él y las puertas se iban a cerrar le dedicó una última mirada a ese hombre que seguía mirándola atónito, ella seductoramente se llevó el dedo índice a la boca y con un "Shhh" logró que el hombre pase de la sorpresa al sonrojo extremo. Al cerrarse las puertas del ascensor y sentirse segura, el espíritu de Setsu se fue por la ventana y Kyoko soltó un gran grito desesperado.

—¡No! ¡¿Qué he hecho?! ¡¿Qué he hecho?!

Al instante llamó a Yashiro para que fuese a salvar a su mucho más que respetado superior.

Temblando ella recordaba como ella misma había cavado su propia tumba mientras él la miraba analizándola... Ese fue el corte comercial más largo de su vida.

—¡Gracias por esperarnos! Ahora estamos aquí con Tsuruga-san y Kyoko-san...

— Es un gusto para mí estar aquí de nuevo... —le dedica una sonrisa— y también volverme a encontrar con Kyoko-san después de tanto tiempo...

— Cierto... No trabajaron juntos desde Dark Moon

— Sí...

— Parecen cercanos...

— Pues es que en realidad lo somos... —la mira y toma su mano— Bastante.

—¡¿Es así?! ¡Entonces ¿Qué opina de esto, Tsuruga-san?! ¿Usted sabe algo? Ya que parece que Kyoko-san es tímida como para responder...

— Yo... —Kyoko intenta hablar pero él la interrumpe.

Él suspira y continua con una risa resignada.

— Solo puedo decir que... Heel-san no está muy contento con esta situación...

"¡¿Qué... qué está diciendo, Tsuruga-san?!"

—¿Heel-san? ¿Quién... quién es? Será... ¡¿El actor de BJ?!

— Cain Heel es el novio de Kyoko...

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