Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo III: Ni tú te lo crees

¿Sorprendida? Incluso si hubiese pasado un marciano por su delante no estaría en el mismo estado que en ese momento ¿Nerviosa? Estaba al borde de un ataque al corazón ¿Quería escapar? Sin duda, incluso preferiría que la tierra se la tragase y la vomitase justo a tiempo en el set donde la estaban esperando, pero principalmente lejos de esta situación peligrosa en varios aspectos.

— ¿Pensabas irte sin pedir permiso?—le susurra mientras enterraba su rostro en su nuca y la estruja más fuerte— Eso merece... castigo. —el énfasis que Caín le dio a la palabra "castigo" tenía muchas peligrosas formas de entenderse.

Sintió su cuerpo entero estremecerse con su agarre, fuerte, firme, sin intención alguna de soltarla ni aunque un huracán intente separarlos, y a la vez tan cándido y suave, y su voz, esa voz masculina, ronca, gruesa, para ella era totalmente seductora, prácticamente la dejó como un helado derretido y, estaba segura, si no fuese porque la estaba sosteniendo ella se hubiese desplomado, sus piernas estaban casi temblando, como si no fuesen capaces de sostenerla, igual que un siervo recién nacido, y su sangre... ¿Se le podría llamar sangre? Ella simplemente sentía un líquido hirviendo recorrer todo su interior, prácticamente lava que consumía en un fuego inexplicable, uno que nunca antes había experimentado, nunca... Y esa sensación le asustaba tanto como le gustaba.

— No te quedes callada... —desliza su bata lento, muy lento para dejarle los hombros desnudos de a poco— Responde...

Se sentía al límite, nunca había pasado por algo igual y estaba divida entre dejarse llevar sus intenciones y deseos —que muy decidida estaba en ocultar— y su trabajo y de más obligaciones... ¡¿Pero en qué estaba pensando?!

Obviamente esa no era una opción. No, para nada era una opción. ¿Tsuruga-san no puede estar yendo en serio, verdad? Solo está probando sus habilidades de actuación... ¿No es así? No, por nada del mundo debe darse cuenta, no debe dejar que se dé cuenta, él se decepcionaría si se enterase de lo que su corazón siente. No era una posibilidad, ella no podía dejarse dominar por sus sentimientos, no debía, no era aceptable, no era opción, nunca... Jamás. Él nunca la vería de la forma que ella lo mira, todo lo que está pasando solo es trabajo, nada más ¿Cierto? Ah... Si alguien que conoce la situación escuchase sus pensamientos no diría más que: "¡Qué errada interpretación!". No había duda, estaba totalmente y terriblemente equivocada más bien. Pero lo principal en su cabeza ahora era su anhelo secreto: Cada día quería estar más cerca de él, para poder alcanzarlo, tocarlo. No se permitiría no estar a su altura, ni pensarlo. Iba a actuar al nivel, quería que se sienta orgulloso de ella, que todos se sientan orgullosos de verla brillar. Ahora no soltaría la máscara de Setsu, lo haría bien. Ella suspiró divertida y volteó su vista hacia él, con una mirada seductora y una sonrisa, una que probablemente será parte de los pensamientos de Kuon Hizuri por mucho, mucho tiempo.

— Trabajo es trabajo, Nii-san —le acaricia con ternura el rostro y le quita un mechón de pelo del rostro— Vuelve a dormir... no voy a tardar mucho... —se besa el dedo índice y lo posa sobre la punta de la nariz de él, guiñándole y sonriendo por dejarle un poco de labial rojo que hacía a su «Nii-san» parecer una versión oscura de Rodolfo el reno, luego prosiguió a girar para irse, pero antes de dar el paso puede ver como la puerta se cierra brutalmente frente a ella haciendo que incluso Setsu se sorprenda.

— ¿Acaso crees que con eso me basta? —le susurra mientras le besa el hombro descubierto.

— Nii-san...

"¡Vamos, Kyoko! ¡Inventa algo! ¡Rápido! ¡Rápido!"

— De aquí no sales hasta que... —la levanta en sus brazos— termines lo que empezamos anoche...

La mente de Kyoko se quedó en blanco por esta frase, sí, ahora no podría escapar de esta, no como la noche anterior.
.
.
.

— Si querías uno simplemente lo hubiese pedido... —le susurró Caín.

Esa frase le dejó helada, se giró y lo encontró a su costado besando un mechón de su cabello, el Emperador de la Noche en todo su esplendor. En ese instante, casi como por inercia, se dignó a mirar sobre ella y comprobó lo que ya se temía. Ese lugar no por nada tenía una cámara apuntando hacía la banca, en la que ciertamente parecía ser para dos, que no por casualidad tenía forma de corazón en el espaldar, y esos frutos rojos, que colgaban del tejado, no formaban un corazón por improviso que rodeaba a uno más grande que los demás al centro y que era el único blanco... Ah... Pero eso no era el detalle más importante ahora, esos no eran cualquier fruto, no, ese era un muy conocido fruto navideño del cual todos sabemos la tradición que trae consigo, sí, Kyoko, a veces eres una total despistada.

"¡¿Muérdago?!"

— Ya... —se acerca más— ¿Sabes lo qué sigue?

Ya está, Kyoko Mogami, definitivamente este es un castigo divino, sí, un castigo divino por todos los agravios que pudiste haber cometido en otra vida... ¿Pero de verdad lo consideras un castigo? Sí, era un castigo muy cruel, bastante, especialmente para quien vive en constante lucha con sus anhelos... Pero en la más profunda y oculta parte de ella, que no había conocido jamás, lo consideraba la mejor de las bendiciones. Entonces ella vuelve a la realidad, y un huracán asaltó su espíritu al verse en esa escena, en esa posición. Ella de alguna manera estaba apoyada con sus codos, casi recostada, sobre las bancas, él con una mirada hipnótica, de las que la dejan sin aire en los pulmones y la envuelven en un encantamiento del que no se puede salvar, de esas mismas que una a una se imprime con fuego puro en sus memorias, en sus sueños. Estaba acercándose más y más, con una mano apoyada a su costado, inclinándose cada vez más a ella, mientras que con la otra le acariciaba el hombro, al tiempo en el que ella se recostaba más para de alguna manera alejar sus rostros, y sus rodillas sin su permiso, se alzaban lentamente, como un inconsciente intento de entorpecer su acercamiento... O una inconsciente forma de entregarse al momento, de acomodarse en esos asientos, bajo los muérdagos. Era obvio, en algún momento ella terminaría totalmente recostada en la banca, y ahí el estaría totalmente sobre ella, con su cuerpo sobre el suyo... Poco a poco llegaban a eso.

"Te amo... "

Esa mirada lo decía, él mensaje venía desde lo más profundo de su corazón lo transmitía con esperanza de que esos orbes, que ahora estaban confusos, lo entendiesen, lo sintiesen, lo supiesen, lo enviasen a su corazón y, si dios lo desease, que le correspondiese. Y en efecto, recibieron el mensaje, lo enviaron a su corazón... Pero antes de que este mande respuesta, su cerebro intervino y dio otro veredicto, y finalmente su mensaje no fue tomado en serio.

"No... Esto es solo, Caín. Sí, él solo hace esto por Caín... Caín Heel, ahora, solo está jugando con su hermanita... "

Ella ya no iba a continuar callada, era suficiente, no quería seguir siendo débil, acabaría con esto, solo le hacía más daño ese cruel juego. Esa sensación de ver un vestido hermoso, probártelo, ilusionarte, para finalmente caer en cuenta que tu realidad nunca te permitiría adquirirlo... Esa justamente es la sensación que Kyoko sentía.

"Es muy cruel... "

Kyoko se sentía tonta, muy tonta, por un segundo su corazón casi se lo creyó, y en realidad tiene razón, lo es, pero no por casi creerlo sino por, precisamente, no creerlo.

— Vaya... —una risa, coqueta e irónica acabó con el silencio que encubría un mar de palabras— parece que... —le cubre los labios con sus manos, delicadamente, casi como una invitación— no le temes al incesto... Nii-san...

Él sonrió de medio lado, atrapó con una mano, para su sorpresa, sus dos pequeña muñecas, mientras que con la otra se apoyaba sobre la banca, sobre ella, y comenzó a besar con intensidad, primero las palmas de sus manos, luego dedo por dedo, mano por mano, subiendo por sus antebrazos hasta llegar a sus codos y por último, aún con sus muñecas aprisionadas por su enorme mano, las dejó donde no estorben, la miró con intensidad, como anunciando que a continuación iría a su siguiente objetivo, sus labios. No tendría impedimento pues ahora sus extremidades estaban fuera de combate, no podría defenderse. Además, sin contar con el hecho de que en el fondo no quería defenderse, ella ya estaba verdaderamente recostada, a su merced.

— ¿Incesto? —sonríe él, con ironía.

— No es que me importe lo que piense la gente... —se ríe— Pues la mayoría allá afuera piensa así como ese actor de cerebro de queso... —se muerde el labio inferior— solo por eso... Me gustaría ver sus reacciones... si nos viesen... —se relame, con su lengua delinea sus labios, despacio, probablemente ignorante de la sensación que le causó a su acompañante, y luego sonríe para finalmente agregar una última frase— Un Nii-chan muy malo que se aprovecha del amor de su hermanita...

— ¿Hermanita? —Suelta una pequeña risa, para acercarse más— ¿Hermanos? —Sus narices ahora están a centímetros minúsculos de distancia— Eso... —le besa la nariz suavemente, dejándola helada— Ni tú te lo crees...

"¡¿Qué?!"

—Nii-san... —iba a decir algo pero el dedo de su "Nii-san" se posó sobre su boca, silenciando su voz.

— Los dos sabemos que esto... —se acerca a sus labios— es una completa... farsa... —su aliento y el de ella se mezclan, y él, por instinto, cierra los ojos, igual que ella, ya casi se sienten, están muy cerca— Kyoko, yo...

— ¡Alto! ¡¿Quién anda ahí?!
.
.
.

Un oficial había entrado al lugar, al parecer él estaba encargado de patrullar la zona y se alarmó al ver que la juguetera, que solo y únicamente abre en Diciembre, este con las luces encendidas en la madrugada, y para colmo en Mayo... Tuvieron que explicar muchas cosas, incluso salieron de sus personajes. Luego cuando estaban en el ascensor, en el edificio en el que vivían los Heel, regresaron al juego peligroso. Caín quería volver a donde lo dejaron, pero Setsu sorteó la situación. Cuando entraron al departamento, Setsu hizo uso de su persuasión para meter a Caín a la ducha, con la consigna de que mientras él estuviese en el baño, ella se pondría "cómoda". Se puso cómoda, es cierto, se puso lo más cómoda que se puede estar con un babydoll rojo con encaje negro, pero para cuando Caín salió, ella ya estaba dormida... O al menos actuó como si lo estuviese. Lo que ella no sabía es que Kuon, ya lo presentía. No, estaba seguro de que eso pasaría, y además también era muy consciente que ella no estaba dormida en realidad, pero no quería presionarla más.

"No... no importa... no quiero presionarte... no quiero hacerte hacer algo para lo que no te sientas lista... "

Entonces luego de un suspiro resignado y una sonrisa celestial, se recostó a su lado, ella dio un pequeño respingo pero siguió pretendiendo dormir, y la abrazó, la giró hacia él y la aferró a su pecho, posando sus labios en su frente. Kyoko al principio estaba asustada, totalmente nerviosa, por completo en agonía... Pero, su calor, sus brazos, su aroma la fueron arrullando. Y entonces, antes de caer por completo en el mundo de los sueños, escuchó un susurro, uno que no sabía si era parte del sueño o si fue real:

—Buenas noches... Kyoko-chan...

"No pudo ser real... ¿No?"
.
.
.

Ahora la situación era crítica. Ella no sabía cómo sortear la situación de nuevo, no podría hacerlo como la noche anterior, eso fue suerte... ¿Suerte? ¿De verdad? Bueno, eso estaba en controversia. Volviendo a lo importante, ahora él la miraba, hipnotizándola, atrayéndola, dejando la mente de ella en blanco y su cuerpo estaba contra el suyo, aprisionándola, privándole de cualquier escape. En ese infinito instante de silencio y miradas con voz, se acercó, cerró los ojos, ella también, dejándose llevar, pero entonces sintió que el aliento de él, que hasta unos segundos antes se sentía a escasa distancia de su boca, ahora se desviaba a otro lugar, su frente.

— Ayer te quedaste dormida... —se aproxima a sus labios— Pero ahora no hay excusas...

Kyoko se quedó helada, por esa mirada lo descubrió... No había más salida. Pero entonces su celular, que mágicamente apareció en la mesa de noche a lado de la cama, seguramente en algún momento en el tiempo en el que ella estaba ocupada estando petrificada por las acciones de su "hermanito", comenzó a sonar. Ella miró de reojo, sabía quién era, seguro ya estaba esperándola en el estacionamiento. Él se levantó de la cama, la liberó, y se fue con dirección al celular, era un nuevo Iphone que LME decidió darle en conmemoración a su creciente fama, y ahí, en la pantalla decía el nombre del remitente. Chistaron sus dientes con fastidio y, sin pensarlo, Kuon, apagó el celular, para finalmente regresar a donde estaba, a su posición anterior, en la cama, sobre ella.

— No vayas... —la mira con suplica y a la vez con autoridad— quédate... —le besa ahora la nariz— conmigo...

"¿Tsu... Tsuruga-san...? ¡¿Qué... qué es lo que pretende...?! Él... el rey de la responsabilidad... ¿De verdad él me está diciendo esto?! ¡¿Acaso el de arriba está disfrutando burlarse de mí?!"

— Nii-san... —con su dedo delinea su nariz recta y perfecta— veo que te vuelves loquito sin mí...

— Me convierto en un cuerpo sin vida... —le dijo con seriedad, dejándola en silencio por segundos interminables.

— Adorable... —rompió ella la tensión silenciosa— Pero sabes... tengo que trabajar... Si me conscientes tanto... ¿Cómo podré vivir a tu lado Nii-san? No planeo ser una carga tuya...

Ahora no hablaba Setsu, ese era el corazón sincero de Kyoko.

— Nunca necesitaras nada, nunca serás una carga... Solo déjame cuidarte... —le besa el parpado del ojo derecho— Además... —le besa el parpado del ojo izquierdo— No quiero verte cerca de ese...

Kyoko tragó saliva con esa última frase y un pequeño silencio se dio, pero no por mucho. Vio el reloj, si seguía ahí no iba a llegar nunca, y aunque una parte de ella no rechazaba la idea, no podía, simplemente no. La estaba esperando abajo, no podía dejarlo esperando por siempre... Además, era urgente arreglar ese asunto, era importante y aunque sabía lo mucho que se arrepentiría, lo decidió.

— Ay... Nii-san, Nii-san... mi lindo y tontito Nii-san —le acaricia el rostro y tomándolo con ambas manos lo acerca al de ella— parece que vuelve a estar celoso... —le besa la nariz con sensualidad— ¿Cuantas veces te lo tengo que decir? —le susurra al oído— Tú eres el único para mí, Nii-san... —ella se calló para esperar su respuesta, él se quedó frío por un momento, pero luego sonrío, como solo Caín lo puede hacer, y entonces, ella, continuó— Pero... si me quieres solo para ti... podemos jugar a lo que dije hace algún tiempo... ¿Te acuerdas? —él la miró interrogante, ella miró con dirección a una cartera negra, la cartera favorita de Setsu, haciendo que él también mire hacia dicho accesorio— Ve... es una sorpresa...

Él con curiosidad se levantó y fue a descubrir lo que había en la cartera, ella se levantó y se sentó en la cama, con las piernas cruzadas, aparentemente relajada, y con una sonrisa expectante, esperando la reacción de él. Caín, más bien Kuon, se quedó sorprendido cuando abrió el bolso, estaba confundido, luego lo alzó mostrándole a su hermana, como pidiendo explicación. Ella solo sonrió, y eso fue lo único que necesitó para entender.

— Si tú lo quieres... —la tumba en la cama de nuevo— pero ahora de verdad... —le besa el mentón juguetonamente, mientras le pone las esposas— no vas a escapar...

.
.
.
Créditos del video a quien corresponda, solo comparto xdxd

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro