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Capítulo II: Tesoro perdido

Al frente se encontraba una moderna televisor y en sus manos el control remoto, que su dedo no dejaba de presionar y en un segundo se proyectaban varios canales, ninguno le llamaba la atención... Aunque tampoco es que estuviese prestando atención a lo que hacía.
Frío... Ese es el único adjetivo válido para ese sentimiento que le congelaba por dentro.
Las mantas lo cubrían y mantenían su cuerpo tibio pero su corazón que temblaba de frío y clamaba un nombre no sentía alivio alguno. Esa tarde era su cumpleaños, pero estaba solo, completamente solo, ese escenario tal vez nunca se lo esperó. Su celular estaba apagado, ya estaba harto de las llamadas de Mimori, ella le había preparado una fiesta "sorpresa", pero Sho se enteró a tiempo para escapar, no quería nada... No quería estar con nadie, con nadie que no sea esa persona.
Su pecho más que nunca pedía ser calentado por una tierna sonrisa y una dulce mirada... Esa... Esa misma que una vez tuvo pero nunca supo apreciar.

"Feliz cumpleaños, Sho-chan..."

Esa frase, una que nunca consideró tan importante, ahora qué no daría por escucharla de ella, miraba de reojo el espacio a su lado, no faltaban voluntarias para ocupar ese lugar, pero ese lugar era exclusivo para ella... Está esperando por su regreso, aunque en el fondo sabe que tal vez no vuelva jamás, no solo porque ya es muy tarde, sino porque también sabía que su orgullo y estupidez nunca le dejarían admitirlo en voz alta, aún en su soledad se negaba a aceptarlo, pero no puede mentirse más a sí mismo.
Su mente, corazón y alma estaban con ella, mientras su cuerpo se congelaba por el frío, en ese exclusivo departamento que no valía nada sin nadie que le quite ese aire de soledad, que haga la lujosa cocina funcionar o sin alguien con quien compartir la mesa de costoso material y ridículamente larga para alguien que no tiene ni perro que le ladre. Nada valía la pena a su alrededor, ni ese cómodo sofá que era innecesariamente grande, nadie iba a sentarse a su lado, ni si quiera Shoko. Ella, no hacia mucho que ya se había ido de luna de miel, pero vaya que le hacía mucha falta, no solo era su representante, era una compañía maternal que lo ayudaba a conservar algo de cordura, aunque no era la suficiente como para sentirse completo, pero ahora ella tenía una familia, ya no podría encargarse de él, el eterno niño inmaduro y engreído, que por orgullo perdió lo más importante que alguien pueda tener en la vida. En sus oídos aún quedaban los reclamos de la visita inesperadamente esperada que acababa de recibir.

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— Por sus rostros tan alegres... —mencionó Sho con ironía— Veo que vinieron a desearle un feliz cumpleaños a su hijo predilecto...

— Solo te vamos a hacer un pedido... —soltó un suspiró acongojado, negó con la cabeza como meditando algo— No, esa palabra es solo por cortesía, en realidad esta es una orden...

— ¿Qué podrá ser eso, madre? —inquirió con sorna— Aunque... Ten en cuenta que solo pregunto por cortesía, después de todo... estoy casi seguro que no lo haré...

— ¡Fuwa Shotaro! ¡¿Qué forma es esa de dirigirte a tu madre?! —reclamaba el señor Fuwa dirigiéndose para darle, seguramente, un "sermón" , pero su hijo le inmovilizó el brazo con fuerza.

— Ya no soy el mismo niño que dependía de ustedes... Tengo 18 años, tengo mi propia fortuna, soy independiente... Ya soy un hombre...

El señor iba a decir algo más, pero su esposa le tomó suavemente del brazo y con la mirada le indicaba que era suficiente.

— Ya veo... Pero justamente porque ahora eres un hombre debes actuar como uno... Recuerda que sin importar quién seas ahora, seguimos siendo tus padres... —la señora Fuwa miraba a su hijo con dulzura y severidad, haciendo sentir a su hijo avergonzado— Algo de respeto debes tenernos...

— Lo lamento, madre... —soltó luego de un suspiro— Suelten ya lo que vinieron a decir...

— Cásate con Kyoko-chan —dijeron ambos, en un tono que se confundía entre una súplica y un mandato.

— Yo... desde que ella era pequeña supe que ella era la adecuada para convertirse en la mujer que debía ser mi nuera... muchos años estuve preparando todo para ese propósito... pero mi estúpido hijo no lo supo valorar...

— El único motivo por el cual no vinimos antes para acabar con esta tontería tuya de ser estrella es porque creímos que al menos estabas con Kyoko-chan y pensamos que esto era una buena oportunidad para que se acerquen románticamente y se den un tiempo para verse más como pareja que como hermanos... pero entonces nos enteramos que la dejaste botada por ahí... —reclamaba el señor Fuwa— ¡¿Así te haces llamar hombre?! ¡¿Dejando qué una señorita te mantenga y luego dejarla sola en una ciudad grande como está?! ¡¿De verdad eres mi hijo?!

— Yo...

— Recupera a Kyoko-chan... —sentenció la señora, luego de cubrir su frente con su mano en señal de desesperanza continuó— Di que lo sientes, discúlpate con ella, intenta enamorarla de nuevo y cásate... Te lo aseguró hijo mío, nunca encontrarás a una mujer más adecuada para convertirse en la próxima señora Fuwa que ella...

Sho nunca iba a decirlo, pero nunca estuvo más de acuerdo con un sermón de su madre, y eso nunca iba a demostrarlo, jamás.

— ¿O si no qué? —preguntó con una sonrisa ladina, a lo que su padre fue el que contestó.

— Olvídate de nosotros... olvídate de tu apellido y ni pienses en recibir herencia alguna...

— A mí nunca me interesó nada de lo que tenga que ver con los Fuwa...

— Pero no puedes decir lo mismo de ella... —la señora le entrega una revista a un sorprendido Sho.

En la portada de la revista salía un enorme titular:

"¡¿Kyoko, la nueva idola juvenil, cautivó a nuestro amado Kaname Minami?! ¡¿El amor de las pantallas se volvió realidad?!"

Y a parte de eso habían fotos algo comprometedoras, y principalmente una en la que ambos mencionados se abrazaban sospechosamente en un estacionamiento.

— No te lo pedimos por nosotros... Te lo pedimos para ti...

— Eso... ya no se puede arreglar... —sonrió y había un inconfundible tono de burla en su voz, pero sus orbes delataban su dolor y al darse cuenta bajo la mirada y chistó los dientes con fastidio.

— Si te casas con Kyoko-chan... —anunció la señora Fuwa acariciando tiernamente el rostro de su hijo, animando a que lo vuelva a levantar para mirarlo— no nos opondremos a que sigas aquí... porque por lo menos sabremos que estas en manos de una mujer de verdad... —dicho esto, cerraron la puerta de un portazo, dejando a su hijo en soledad, con la mirada perdida y con su mente poseída por pensamientos y recuerdos del tesoro que no supo cuidar.

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"Ella... no la puedo hacer regresar... es cuestión de tiempo..."

Siguió dándole vueltas a todo lo que había sucedido hasta ahora, él sabía que ese actor no era la amenaza, seguramente Kyoko lo dejaría en la zona de amigos, como a todos los ingenuos sujetos que han aparecido hasta ahora ¿El motivo? Ya no era un secreto, ella ya le dio su corazón a alguien más, alguien que la amaba de verdad, solo era cuestión de tiempo para que se den cuenta y todo se acabaría para este triste ególatra solitario. ¿Quién le arrebató lo que nunca supo apreciar? Justamente su peor rival ¿Irónico, verdad?

Sho sentía que no tenía fuerza para nada, ni ganas para nada y se decidió a apagar la inútil televisión para irse a tocar alguna melodía o a intentar distraer su mente, cuando de pronto, una voz angelical lo sacó de su mundo llevándolo al paraíso y como magia lo dejó embelesado con un hechizo.

Arigatou to

kimi ni iwareru to

nandaka setsunai

Sayounara no

ato no tokenu mahou

awaku horonigai

The flavor of life

The flavor of life

Se quedó mirando y disfrutando de esa voz, para él era muy claro... Era ella, era definitivamente ella, tenía que ser.

Shinjitai to

negaeba negau hodo

nandaka setsunai

"aishiteru yo" yori mo

"daisuki" no hou ga kimi rashii janai?

The flavor of life

La canción era la de un amor, un amor no correspondido, un amor tan anhelado como imposible, pues esa persona no parece quererte como tú la quieres.

Wasurekakete ita hito no kaori wo totsuzen omoidasu koro

Furitsumoru yuki no shirosa wo omou to sunao ni yorokobitai yo

Daiyamondo yorimo yawarakakute atatakana mirai

Teni shitai yo kagiri aru jikan wo kimi to sugoshitai

Se sentía identificado con ese dolor, y las bellas orbes de las chicas mostraban resignación y una profunda tristeza que le carcomió el alma.

"arigatou" to kimi ni iwareru to

nandaka setsunai

Sayounara no ato no tokenu mahou

awaku horonigai

The flavor of life

Entonces la música se detuvo y la voz poco a poco se extinguió entre los aplausos, silbidos y gritos de emoción del público.

— ¡Oh! ¡Fantástico! ¡Maravilloso Kyoko-sama!

La bella señorita, muy diferente a sus transformaciones, mucho más hermosa, mucho más mujer, mucho más inteligente y encantadora, segura de sí misma, sonrió con ternura, se secó la lágrima que se le salió mientras cantaba, y agradeció.

— ¡De verdad! Conocíamos tu talento en la actuación... ¡Pero no nos esperábamos que además seas una sirena! ¡Y aunque ya nos habías dejado sorprendidos en el primer capítulo... Ayer en el último capítulo de "Una canción inolvidable" dejaste a más de uno completamente anonadados con esta canción!

— No es para tanto... pero debo admitir que di todo de mí...

— Bien entonces ¿Cómo aprendiste a cantar? ¿Ya era parte de tus habilidades o te preparaste para este rol que te convirtió en la chica más querida de nuestras pantallas?

— La verdad... nunca había cantado antes de que me llegase la oportunidad de interpretar a Koizumi Naomi... —suspira resignada.

Sho niega con la cabeza mientras mira al suelo, estaba molesto, odiándose.

"Kyoko, por favor no cantes más... no es lo tuyo... "

— ¡¿Entonces fuiste a clases de canto para conseguir el rol o algo así?!

— La verdad se lo debo a la ayuda de un... —sonríe con resignación y nostalgia— viejo amigo... gracias...

Sho sonrió con tristeza, lo recordaba, la última noche que la vio.

"Me debes muchas cosas Shotaro, pero hoy solo te pediré una cosa... "

Sho recién había llegado de la boda de Shoko esa noche, y se sorprendió cuando la encontró ahí, frente a su puerta. Ella también estuvo en la boda, pero no cruzaron, tal vez porque Mimori no lo soltaba o porque Yashiro y Kanae no se apartaban de Kyoko, incluso parecía que la ocultaban de él, además, se fue apenas culminada la ceremonia, no estuvo para la fiesta. Esa noche fue muy significativa para Sho, porque se dio cuenta que Kyoko si se lo proponía podía hacer lo que sea, su voz angelical lo embelesó. Pero ese no fue el único descubrimiento de Sho en esa noche, también se dio cuenta de que todo ya se había terminado.

"Ya no me interesa ni si quiera tenerte como enemigo o rival... no tengo porque demostrarte nada ya... ahora por lo único que luchare es por mis sueños, por ser feliz... Mi mundo ya nunca más volverá a estar a tu alrededor... ni para odiarte... No puedo odiarte ya, y aunque sé que después de todo aún no creo que estemos listos como para ser amigos, estoy muy agradecida... pues me doy cuenta que debido a ti soy la persona que soy ahora y que me encanta ser... y descubrí el amor por mí misma y por... "

Sho chistó los dientes fastidiado, recordando su actitud inmadura tan en contraste con la Kyoko, tan adulta, que solo lo miró como si fuese un niño malcriado, lo peor es que él mismo le dio razones para mirarlo así.

"Ya no me afecta nada de lo que puedas decirme... Ya no voy a volver a entrar en el juego, no más... gracias por ayudarme...—abre la puerta— Que te vaya bien, Shotaro... "

La sonrisa melancólica de Kyoko se quedó marcada en los pensamientos de Sho, sabía que esa era un despedida, una que indicaba que era el final de la historia, el punto final de una novela que no tendría continuación.

— ¡El momento de la verdad! —salen las fotos sospechosas de la revista— Ya no podrá evadir Kyoko-san... Díganos con sinceridad... ¿El amor de las pantallas se convirtió en un romance real?

Kyoko sonrió, Sho se pegó a la pantalla del televisor, ella estaba por responder cuando se escuchó una voz masculina, modulada, pero con un intenso efecto.

— Parece que ya no hay escapatoria... Kyoko-san...

Kyoko al escuchar esta voz abrió los ojos como platos, y Sho desde su departamento se sorprendió también, él creía saber quien era.

— Bueno, hemos llamado a un invitado sorpresa... ¿Quién crees que es Kyoko-san? —sonrieron pícaramente las presentadoras de ese programa.

Las luces se enfocaron en una especia de cubículo en la parte de atrás del estudio y solo se podía distinguir una silueta, alta, y muy atractiva.

— Te daremos pistas... —sonrieron— Está más bueno que el pan... —las chicas del estudio gritaron— y ha trabajado contigo...

...
PD: El video no es mío, solo comparto n.n

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