Todo era oscuridad en la habitación, a excepción de la poca iluminación del día que se filtraba por entre las cortinas.

Ella caminaba lentamente, intentando no hacer ruido alguno, pero entonces, por la penumbra del aquel pequeño dormitorio, no se dio cuenta y tropezó con la ropa que estaba tirada por el suelo... Afortunadamente para ella, su caída fue amortiguada por la alfombra. Ella se levantó nerviosa, se viró con más nerviosismo aun hacia la cama detrás de ella, no vio movimiento, suspiró agotada y recuperando el aliento.

Cuando, luego de varios sustos, su mano llegó a tocar el picaporte, por última vez, miró hacia atrás y se quedó embelesada por el escenario. Para este momento, los rayos del sol traspasaban más intensamente las cortinas haciendo que la visión sea más amplia. Él se había quedado sin cobertor, pues este estaba tirado a un lado de la cama; su cabello oscuro estaba alborotado en su cara, incluso se podía ver como algunos se enredaban y daban la impresión de ser rulos; se podía ver su torso desnudo, lo único que llevaba en el cuerpo eran unos pantalones de dormir negros; sus brazos estrechaban con cariño, así como lo hicieron con ella instantes atrás, a la almohada que ella dejó en su lugar para que no se diese cuenta de su ausencia; y sus labios, esos espléndidos labios, estaban prendidos en dicho reemplazo, como si lo estuviese besando, delineaban una leve sonrisa que reflejaba paz y felicidad, como si no necesitase nada más en el mundo.

El corazón de ella nunca había latido tanto como en ese momento, y más que nunca, al fin pudo sentirse identificada, después de mucho tiempo, con la sensación inexplicable de "tener mariposas revoloteando en el estómago". Con ese pensamiento ella sonrió, y como nunca antes lo había hecho, ahora esa sonrisa era radiante y poco a poco sus mejillas de pálido color adquirieron una suave tonalidad de rosa, dejando fluir sus sentimientos pues al fin, después de tanto tiempo, estaba frente a ese hombre que la enloquecía. Pero en pocos instantes pasó de rosa al rojo intenso, al recordar todo lo que pasó la noche anterior y lo que ha venido viviendo desde hace meses, a partir de esa tarde de Marzo.

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La oficina de Lory estaba en completo silencio, y mirando por el gran ventanal se podía ver el muy hermoso atardecer y a lo lejos la torre de Tokio. Sus dos grandes estrellas: la que recién comienza a brillar y la que con su brillo esta próxima a igualar al sol, estaban expectantes sentados frente a su escritorio.

— Presidente... —Ren interrumpió el silencio, y agregó un tosido para intentar llamar la atención del excéntrico hombre que mirando por su ventanal se perdió en sus pensamientos.

— Hay tres motivos por el cual están aquí... —se giró hacia ellos con una sonrisa paternal— La primera ya debes saberla de sobra, Ren...

Ren lo medito un momento, entonces sonrió levemente cuando aparentemente se dio cuenta y asintió afirmativamente.

— Hace cincuenta años, un 4 de Octubre, mi padre inauguró LME... —su mirada volvió a perderse en la ventana— El tiempo nunca se detiene... —suspira y vuelve a mirarlos— Nunca deben darse el lujo de dejar que se les escape...

Ese mensaje iba tanto para él como para ella, ya iban dos años en esa situación, amándose el uno a otro sin enterarse de los sentimientos del otro, mientras que todos en su entorno ya lo sabían o lo sospechaban. Eso era muy desesperante para Lory, su complejo de cupido le exigía que hiciera algo, pero de nada serviría si esos "tontos en el amor" no se decidían.

Kyoko ya estaba por terminar la preparatoria, era solo cuestión de que se acabase el año y adiós al uniforme. Por otro lado, luego de su papel como Momiji, obtuvo una variedad de papeles, cada uno menos parecido al anterior, y cada trama era más emocionante y única, hasta que finalmente obtuvo un papel protagonista en una serie musical, su primer papel estelar, la trama estaba dirigida a los adolescentes. En poco tiempo esa serie se volvió un éxito y Kyoko se convirtió en una actriz que ya casi podía sentirse en la cima, ahora muy querida para la juventud japonesa, tanto por el público femenino como por el masculino.

Por otro lado, cada día Kuon o como lo conoce el mundo, Ren, se hacía más famoso. Su nombre era más reconocido, y no solo ya es una sensación en Asia, sino que últimamente su carrera cada vez más se abría paso al occidente... Estaba muy cerca de lograr lo que se propuso hace casi ocho años, cuando dejó su hogar y su familia atrás para convertirse en "Tsuruga Ren". Pero, el tiempo no paraba de pasar y a causa de este ascenso en su brillante carrera, no ha tenido tiempo de avanzar con Kyoko como tanto deseaba. Ese día era la primera vez que se cruzaban en dos meses, definitivamente era cierto lo que dicen de "Bien en los negocios, mal en el amor", Kuon detestaba esa situación pero tampoco estaba muy preocupado debido a que, con el tiempo, Kyoko y él, comenzaron a tenerse más confianza, ahora se "mensajeaban" todas las noches, cabe recalcar que hasta usan emoticones. Y para agregar, Yashiro en su ausencia no dejaba de vigilar que ningún "lobo" se acerque de más a Kyoko, e incluso le enviaba informes. Claro que aún así no se pudo evitar un inconveniente, un inconveniente con nombre y apellido, Kaname Minami.

Kaname Minami, ese era el co-estrella de Kyoko en el drama que la llevó a su definitiva llegada a la cima, un cantante y actor nacido en Japón, de padre japonés, pero que vivió toda su vida con su madre, una famosa pianista coreana, en Seúl. Su interés por Kyoko no pasó desapercibido, y ni si quiera Yashiro pudo detenerlo, ahora era muy amigo de Kyoko y ella confiaba mucho en él. Pero Ren no se quedaba atrás y ya tuvo charlas con él, aunque por algún motivo desconocido, parecía que ese probable rival no tomaba muy enserio sus amenazas, más bien parecía como si quisiese ser su amigo.

— Mogami-kun... no es un secreto que eres la actriz del momento y todas las miradas en el mundo del espectáculo se dirigen a ti... tienes muchos admiradores... —suspira y sonríe rozando con sus dedos una bella rosa que estaba en un florero en su escritorio— Además, aprendiste a amar y a desear ser amada... —Kyoko se paralizó con estas palabras y Lory sonrió de medio lado para continuar— Tal parece que el uniforme escolar no será el único del cual te despedirás este año...

Ren estaba en silencio, miraba a Kyoko y al presidente, se dio cuenta que algo escondían ellos y haría lo que sea por averiguarlo.

— ¿Me graduare... de la sección ámame...? —preguntó atónita a lo que recibió una sonrisa de confirmación por parte de Lory.

— Esa es la segunda noticia... —ella no podía creerlo, su rostro lo decía todo— Tu graduación y la de tus compañeras se celebrará a la vez que el 50° Aniversario de LME... —sonríe— Felicidades Mogami-kun...

Lagrimas de alegría y nostalgia salieron de Kyoko, e involuntariamente abrazó a Lory.

— Gracias por todo presidente...

— No hay de que... hija... —le dio palmadas en la cabeza.

Ren estaba sorprendido y a la vez encandecido, aunque por primera vez en su vida sentía envidia de Lory. El presidente lo notó y se rió con burla.

"Parece que alguien más quiere un abrazo... "

Kyoko luego se avergonzó y se volvió a sentar.

— Lo... ¡Lo siento...! —suspira— me emocioné...

Lory se rio y luego de toser para volver a la seriedad continuó con las noticias.

— Bueno debido a esto es que... te voy a asignar a ti y todas las chicas de la sección, su última tarea... -sonrió al ver la expresión atenta de Kyoko— ustedes van a organizar a la fiesta a su gusto... —pausó— quiero que la fiesta tenga la esencia misma de ustedes en todo su esplendor... Esa será su última tarea...

— ¡Pero presidente! ¡Un evento de tal magnitud...!

— Yo sé que ustedes podrán... —la miró de forma muy convincente y ella solo le respondió con su ya conocida sonrisa decidida— Bueno... la tercera es que va a ver una segunda parte de Tragic Maker... —mira con malicia a Ren, quien parecía creer que se habían olvidado de él— ¿Están listos para el regreso de los Heel?

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A partir de entonces Kyoko y Ren vivían juntos en un departamento en la parte más exclusiva de la ciudad, era pequeño pero muy cómodo y principalmente lujoso. No era de esperarse que sucediese "algo" cuando encierras a dos jóvenes enamorados en cuatro paredes, aunque en realidad, lo sorprendente de esta situación es que realmente no sucedió nada de nada, bueno para ser más precisos, prácticamente nada a pesar de esas circunstancias tan propicias. Kyoko se convirtió en una actriz de temer, y por lo mismo, cada día era mejor al esconder sus sentimientos tras la máscara de Setsuka, y eso considerando que Caín, su amado "hermanito", esta vez estaba más "cariñoso" que la anterior.

Ella miró su celular, ya era hora, la estaban esperando pero quería disfrutar de esa vista un poco más, aunque por otro lado moriría de vergüenza si tuviese que hablar con él después de lo que aconteció horas atrás.

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Esa noche, Caín y Setsu salieron a pasear, como muchas veces iban haciendo desde hace cuatro meses, entonces él la llevó a un lugar misterioso.

El lugar era oscuro, no se podían ver más que siluetas.

— ¿A dónde me has traído, Nii-san?

— Ya lo verás —le susurró al oído.

Al instante se encendieron muchas luces y una música navideña comenzó a sonar, al tiempo en el que varios muñecos animatrónicos de duendes, hadas, renos y hasta del mismo Papa Noel se comenzaron a mover y a reír, mientras réplicas de máquinas de fábricas comenzaban a "hacer su labor". Era obvio donde se encontraban, Chrismas Town, una juguetera muy especial, ambientada en el Polo Norte, donde Kuon solía venir desde pequeño con su padre y el lugar predilecto de María todos los fines de año. La juguetera solo abre en Diciembre, pero, gracias a contactos, logró conseguir las llaves del lugar, quería mostrarle ese lugar especial a ella.

Ella recorría con su mirada soñadora todo el lugar, pero entonces al escuchar la risita de su acompañante regresó a la postura de Setsu y lo miró, obviamente, como preguntando el motivo de que se encuentren en ese lugar.

— Feliz navidad... —le besa la frente— Setsu... —la abrazó fuerte sin intención de soltarla por nada.

Ella al principio se quedó sorprendida, pero volviendo a su actuación, regreso al juego.

— ¿Sabes que estamos en Mayo, verdad Nii-san? —sonríe burlonamente.

— Cierto, estamos en Mayo... —se suelta del abrazo para mirarla fijamente mientras acaricia el rostro de ella— Pero no creas que no me dolió no haber podido pasar la navidad contigo...

Esas palabras fueron un verdadero "knock-out" para Kyoko, era cierto la navidad pasada Ren tuvo asuntos pendientes por resolver, y a pesar de que hicieron una video-llamada, en definitiva no fue lo mismo.

— Bueno... veo que aún me ves como una niña Nii-san... —se ríe y se gira en una pose seductora- Pero... ¿estamos aquí legalmente? —se gira a mirarlo— O tendremos que escapar...

Caín sonrió ante tal comentario y mientras le mostraba unas llaves le contestó.

— Nii-san lo tiene todo en sus manos...

Dicho esto recorrieron todo el lugar a su placer, Kyoko estaba envuelta en la magia, e incluso con la cobertura de Setsuka eso era evidente, Ren disfrutaba de tenerla ahí y recordaba muchos momentos felices en esa juguetera salida totalmente de las fantasías de los niños.

— Nii-san... ¿Qué le pediste a Santa? —preguntó algo divertida al ver que su hermanito dejaba una carta en "El buzón de Papa Noel" .

— Una muñeca... —le acarició las mejillas al decir esto.

Ella le respondió con una sonrisa muy de Setsu, pero en el fondo Kyoko estaba totalmente atrapada por el encanto de ese hombre. Se giró y caminó hacia unas bancas que estaban techadas con unas plantas, el lugar estaba sobre unas gradas, quería sentarse allí para observar mejor la juguetería, aunque el motivo principal era que quería darle a su corazón un respiro. Entonces se dio cuenta que a su costado había un cartel con un dibujo de dos duendecillos sonrojados dándose un beso.

— Si querías uno simplemente lo hubiese pedido... —le susurró Caín.

Ella se giró y se encontró con el mismísimo emperador de la noche, besando un mechón de su cabello.

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Kyoko ahora ya estaba muy nerviosa así que pensando en que no quería tener que chocar con él luego de eso, abrió la puerta.

— Ya vuelvo, Nii-san... —susurró muy despacio, tanto que su voz se disimuló en el silencio del lugar.

Dicho esto, dio un paso fuera del cuarto, cuando sintió unos brazos rodeando su cintura, y se escuchó una voz ronca que le erizó la piel de la nuca.

— ¿A dónde crees que vas, Setsu?

"Ay no... "

Pensó Kyoko tragando saliva, a la vez que una gota de sudor descendía lentamente por su cien.

...

PD: El video no me corresponde solo comparto n.n
Espero que disfruten este capítulo y bueno agradesco mucho a alicefandup  por darme permiso de continuar con su historia "Mi amor en el olvido" y aunque tengo que aclarar que el tema va a ser el mismo, como se verá le hice unas adaptaciones a mi estilo n.n ojalá os guste ☺️🌚