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𝟎𝟏. Rebels or legends?


CAPÍTULO UNO
¿Rebeldes o leyendas?



     Cortos y suaves ronquidos fueron reconocidos por Gwendolyn en el momento en que sus ojos se abrieron por primera vez en aquella mañana calurosa y soleada.

El fuerte pecho en el que reposaba su cabeza se movía constante y delicadamente hacia arriba y abajo, igual que el pecho de la rubia. Pasó ambas manos por su frente, quitando cortos pelos que le daban comezón, mientras subía un poco su cabeza mirando a su alrededor.

La habitación era un total desastre y ni siquiera sabía de quién era. Silenciosamente se alejó del rubio, comenzando la búsqueda del vestido que usaba la noche anterior. Después de una larga batalla intentando conseguirlo, lo logró, al tenerlo en manos, se dedicó a ponérselo sin hacer mucho ruido.

Mientras acomodaba su vestido de la mejor manera posible, recordó que era pleno sábado. ¿Y qué pasaban los sábados por la mañana? Tenía ensayos de ballet, cosa que no podía perder por nada del mundo.

Corrió al espejo más cercano que tenía con prisa, pasando sus manos por su pelo intentando arreglarlo lo mejor posible cada uno de los nudos que habían.

— No sabía que ahora te gustaba escapar por las mañanas. — habló el rubio estirándose, mirándola de arriba a abajo.

Gwendolyn se volteó asustada sin esperar que el chico despertara. Habían quedado completamente dormidos muy tarde y al saber que él odiaba despertar temprano –además de ser imposible despertarlo–, la idea de que la atrapara escapando no le parecía para nada real.

— ¡Casi me matas del susto! — le gritó no tan alto mientras le lanzaba una almohada que estaba en el suelo.

Él tomó la almohada con facilidad sin dejar que tocara su cara y le regaló una sonrisa coqueta. — No tengo nada en contra de las almohadas, pero me gustaría mas que me lanzaras el vestido que tienes puesto; que, por cierto, esta al revés. — le guiñó el ojo mientras seguía estirándose.

La rubia miró rápidamente a su vestido, notando que estaba mal puesto. Rodó los ojos y empezó a quitarlo para poder usarlo de la manera adecuada.

— Así me gusta más. — soltó con una corta risa mientras se alejaba de la cama y caminaba hacia la chica.

Una vez su vestido estuvo de manera presentable, sintió unas manos pasar por su cintura, las cuales la jalaban hacia el pecho del chico.

— Quédate un rato más. — dejó un suave beso en su hombro y luego dejó otros más por su cuello. — No me dejes tan temprano.

Mirándolo por el reflejo de espejo, sonrió y luego dio media vuelta alejándose un poco de él.

— Debo irme antes de que se me haga más tarde y me quede sin el papel de la princesa Odette. — mencionó aquel papel que tanto anhelaba. — ¿Es eso lo que quieres que suceda? Porque si eso sucede, entraré en un estado de depresión tan grande que probablemente muera, por lo que tú también entrarías en depresión, porque... ¿cómo vivirías sin mi? y llegaríamos a un ciclo sin fin de muertes. ¿Es eso lo que quieres, Charles Vaughn? — exageró mientras cada vez se alejaba más de él, acercándose a la puerta.

— ¿Alguna vez te han dicho lo aguafiestas y dramática que eres, Gwendolyn De Loughrey? — apoyó ambas manos en su cintura, mirándola irse.

Puso una mano en su quijada como si pensara su pregunta con mucha importancia y respondió. — Pues la verdad es que no.

— Se nota. — rodó los ojos de manera juguetona. — Ven acá y dame un beso. — pidió entrelazando sus brazos.

Gwen soltó un fuerte suspiro mientras comenzaba a caminar rápidamente a él de nuevo. Dejo un corto beso en su mejilla y al momento de darse la vuelta, fue tomada de la cintura por los fuertes brazos del rubio.

Este plantó un beso suave y lento en los labios de la rubia, lo que hizo que ella, inconscientemente, pasara sus manos por el cuello del rubio, como a él tanto le gustaba.

— ¿Puedo irme ya? o ¿quieres morir? — alzó una ceja mientras sonreía abobadamente.

— Espera... — dejó otro corto beso en sus labios. — Ahora si puedes irte.

᧔o᧓

A pesar de que Gwendolyn estuviera acostumbrada a vivir en una gran mansión desde muy pequeña, no entendía cómo siempre lograba perderse y dar vueltas en círculos al estar en casas parecidas a las suyas.

Había pasado al menos diez minutos caminando por aquella mansión intentando conseguir la salida, y como era de esperarse, seguía sin poder encontrarla.

Cuando por fin pensó que estaba por llegar a la salida de la mansión, se dio cuenta que solo había conseguido la salida al patio.

— Pues... puedo saltar el muro. — se respondió así misma como si estuviera teniendo una pelea sobre cómo salir de aquel lugar.

— ¿Hablando sola? Nunca pensé que estuvieras lo suficientemente loca como para llegar a ese punto. — bromeó una voz detrás de ella.

Gwen soltó un suspiro pesado al reconocer de quién venia aquella voz. Una voz que conocía a la perfección.

— ¿Necesitas ayuda con algo, Beaufort? — preguntó sin interés mientras seguía caminando, sabiendo que él seguiría persiguiéndola.

— La pregunta es, ¿necesitas tú ayuda, De Loughrey?

Aunque Gwendolyn no pudiera verlo, sabía que tenía una sonrisa burlona en su cara mientras lo acompañaban sus brazos entrelazados. Cosa que hacía cada vez que se encargaba de molestarla.

— Si no te he pedido nada, ¿qué te hace pensar que necesito de ayuda? — soltó el "tú" de una manera despectiva.

— ¿Por qué no necesitarías de ayuda? — llegó hasta al frente de ella, deteniéndola en su camino frente a la puerta del patio.

La rubia respiró fuertemente intentando no perder su cordura y poder seguir con su camino. — Solo hazte a un lado, James. Lo digo en serio, no estoy del mejor de los humores para poder tener mi conversación pasivo agresiva contigo justo ahora.

Gwendolyn sabía que el llegar tarde a su ensayo le causaría problemas y aún más al saber que había pasado meses sin ensayar por su lesión. Tantos problemas habían recaído a los hombros de la rubia al estar lesionada, pues tenía una gran obra donde su papel era el más importante, y al no tener una plan b, la obra tan esperada tuvo que cancelarse.

Aquello le causó problemas con su familia, compañeros de la obra y sobre todo, con los maestros. ¿Pues cómo era posible que fuera tan estúpida como para lesionarse en un momento tan importante?

¿Cómo?

James miró de arriba hacia abajo a la chica, pensando en las palabras que le había dicho. Su mirada burlona fue reemplazada por una de preocupación, que sólo duró unos segundos, puesto a que volvió su mirada burlona.

— No vayas a empezar a llorar conmigo, Gwendolyn. — rodó los ojos con desinterés.

Gwen frunció su ceño sin entender cuál era el problema de aquel bastardo. — Vete al diablo, Beaufort.

Comenzó a caminar, sin importarle llevarse el hombro del rubio por el medio. Empujó las puertas del patio, donde consiguió a algunas personas en trajes de baño y un patio totalmente destrozado.

— Definitivamente pretenderé que no vi nada de esto. — señaló al terrible estado en el que se encontraba el patio y comenzó a caminar a la única que persona que reconoció al momento.

Gwendolyn podía considerar a Alistair como uno de sus amigos, pues desde muchos atrás lo conocía y le resultaba una persona totalmente agradable a pesar de ser amigo del Beaufort mayor.

— ¿Te gustaría ayudar a tu preciada amiga a cómo salir de esta maldita mansión? — pidió frustrada acercándose a él.

— ¿Qué te hizo esta mansión como para que la odies tanto? Yo diría que la pasaste muy bien. — respondió alzando ambos brazos a la par de sus hombros con una sonrisa burlona.

La rubia rodó los ojos por décima vez en la mañana y comenzó a mirarlo de manera amenazadora como solía hacer cuando no lograba su objetivo al primer intento.

Alistair soltó un corta risa mientras repetía la acción de la chica, para luego mostrarle a la rubia cómo podía salir de aquel lugar lo más rápido posible.

Al conseguir a su chofer esperando por ella desde hace un par de horas, corrió al gran auto, adentrándose a el sin decir más que un gracias por esperarla.

Estando menos alterada que antes logró reconocer al auto de los Beaufort, del cual salía una rubia que supo que era su mejor amiga Lydia, quien se encontraba algo alterada del auto y se acercaba a la mansión sin más.

De Loughrey con preocupación frunció el ceño y detuvo rápidamente a su chofer de empezar a manejar a su destino.

— Lo que hago por ti, Lydia. — se susurró a sí misma mientras salía del auto al notar la preocupación de su amiga.









ᯓᡣ𐭩 Orita's Note.

Hola amistades 💗 Aquí tienen el primer capítulo de esta corta historia (cortita hasta que saquen la nueva temporada muejeje). Me tiene bien emocionada este enemies to lover + Fake dating porque son mis tropes favoritos ;) Así que, espero les guste tanto como a mi, y bear with me con los errores de ortografía!

30 votos y 15 comentarios para el próximo capítulo que intentaré traérselos lo más rápido posible 💋

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