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GaaKaka (? °°Asfixia.°° {Yaoi Semi AU}

Pareja a tratar: GaaKaka (?

  [Es la primera vez que escribo sobre ellos y en verdad el material es escaso, así que estaremos bautizando shipp por aquí, ¿Alguna idea? ]

Personajes que la conforman: Gaara del Desierto y Kakashi Hatake. 

Categoría: Yaoi ( chico x chico )

Advertencias: La historia esta desarrollada en un universo alterno donde no existen las naciones ninjas y ambos son personas con empleos corrientes sin embargo, uno de los personajes conserva sus habilidades. Es un one con narración extraña, que intercala a ambos personajes (no tengo idea de cual de ellos prefiere la amadísima Jearim_Vega, así que intente dividir la participación). Muerte de un extra , heridas no gráficas, palabras altisonantes. Quise plasmar un poco de suspenso, no se. Todo en este capitulo es raro en situación, así que advertidos están. 

Localización: Semi AU ( Universo alterno parcial ) 

[También es una categoría recién inaugurada] 

Nombre del capitulo: Asfixia.

Situación:

||Asfixia.||

Kakashi está llorando. Rodeado de arena en una carcasa en  medio de la calle, las lágrimas caen pesadas y se juntan en el rabillo de sus ojos antes de deslizarse por las raspadas mejillas, barriendo con sangre y tierra por igual hasta escurrirse de su mentón. Está haciendo sonidos. Sonidos que se atoran contra sus labios fruncidos y asemejan a un jadeo asustado casi inaudible. Los trabajadores han intentado despejar sin éxito, mirando con ojos perturbados el sitio de dónde asoma la mano de un cadáver.  

Un pelirrojo corre por la avenida. Su uniforme carmín apagado atrae la atención de todas formas, aunque las personas apenas pueden ver el destello de su pelo cuando atraviesa la calle. Es ágil. Ágil como ningún otro. Su vista escanea el perímetro y se detiene junto al incidente sobre el asfalto. El olor fresco metálico de la sangre le inunda las fosas nasales, encendiendo un botón de alarma en su mente. Menudo día para tomar vacaciones.

-¿Qué ha pasado?

El oficial a cargo se sobresalta al mirarlo, tragando saliva para intentar fingir que no está a punto de pedir un autógrafo al miembro más imponente de la policía del condado, el famoso demonio del desierto.

-Choque automovilístico, señor. Creemos que hay dos personas ahí adentro.- Murmura, apuntando el esqueleto de chatarra que debía ser un auto.

«Habían, más bien.» Piensa su superior, mirada bailando entre el transporte de construcción cuya carga cayó encima del desafortunado coche y la palma fría.-; Deben ser  unos dos mil kilos de arena y, por los daños en la parte delantera, el impacto debió haberlos matado. Llamen a una grúa y a un perito.

No hay una sola objeción. Los hombres obedecen, disolviendo su pequeña reunión para llevarse los botes con que sacaban el material terroso. Lo solicitado no tarda más que unos minutos, tiempo en que los orbes claros escudriñan sobre de la escena. Todo el equipo se aparta, la imagen parecida a una hiena merodeando alrededor de los restos frescos de un pobre animal no es algo agradable.

Por fin, la maquinaria se acerca al lugar, un imponente monstruo de acero inoxidable arrastrándose a la vista se posa a un lado del campo y pide autorización para moverse. Da lo mismo si los restos son destrozados, existen testigos oculares del accidente y cámaras de vídeo. El desastre debe ser limpiado. Gaara lanza una mirada a los policías a lo lejos, apenas un leve asentimiento de que continúe antes de que su brazo se levante en afirmación. 

Kakashi está adolorido hasta el alma, pero utiliza sus fuerzas para arrancar el cinturón incrustado de su abdomen y envolvérselo en la pierna, donde un trozo de lamina corto ha tomado lugar, bien metido en su musculo. Las sienes le palpitan, su cabeza da vueltas y sus manos punzan, quejándose, bajando la mascarilla hasta desnudar su rostro en su intento de espabilarse. Papá y mamá murieron jóvenes, le gustaría romper la tradición.

Muerde su labio, los sollozos haciéndolo hipar cada vez que vislumbra la delantera del automóvil desecha, la puerta del asiento piloto donde el chofer del taxi viajaba reducida a un objeto deforme y manchado. No quiere ver el resto, pero sus rodillas tiemblan porque sabe que las manchas rojizas que lo salpicaron no provienen del puré de tomate que compro para hacer hamburguesas y que debe haberse estropeado en la cajuela. Siempre tuvo problemas con la sangre en sus manos (porque era un gran cadete,no un dios insensible) y ahora esta parece ser menos relevante al escuchar un zumbido fuerte ahí afuera. El piso se mueve ¿Qué estará pasando? 

Un enorme brazo metálico se posa en la parte superior del montículo, asestando un golpe firme para tirar una fracción de la arena. Gaara no esta en especial interesado, sacando de su bolsillo trasero una libreta para empezar a anotar cuando el inconfundible agudo de un grito de sorpresa lo hace virar de nuevo. Se endereza, pies veloces volviendo y manos agitándose furtivas en el aire. Alguien esta vivo, vivo bajo esa tumba y podrían acabar de enterrarlo. 

-¡Deténganse! ¡Hay un sobreviviente!

Su orden es un relámpago que retumba contra los oídos del manipulador y lo hace llevar sus manos de inmediato a la palanca para congelarse. La grúa colosal se para, el tiempo deteniéndose justo al momento en que el oficial acerca su oído a la estructura semipiramidal de arena. Llama un par de veces, desesperándose al no obtener nada de vuelta. 

-¡Responde, maldición!- gruñe, el pecho oprimido ante la posibilidad de que ese mal movimiento terminara con la esperanza. 

-El vidrio.- se escucha, voz trémula y cortada por el esfuerzo en el interior del caos.-; El vidrio se rompió, se esta...esta llenándose todo de arena. 

Gaara puede entre oír un par de suspiros aliviados que se escapan de los hombres cercanos y, mientras su tórax se recupera, grita nuevas indicaciones. 

De pronto, la situación pasa de ser un funeral doble a un rescate.

Los pasos se ajetrean en cumulo, manos y manos deshaciéndose de cuanto pueden. El serio hombre de piel blanca hunde sus puños,uniforme empolvándose con rapidez sin que le importe. Carraspea, profundizando su tono con él fin de ser claro. 

-No dejes que el pánico te gane, ¿Cual es tu nombre?

-Hatake.- una ligera pausa forzada.-; Kakashi H-hatake.

-¿Kakashi? - intenta, abriéndose paso todavía.-; Soy Gaara, kazekage del condado ¿Me oyes?

-S-si...¡Si!- se filtra por fin entre el beige del panorama, dándole un brillo de oportunidad.

-¡Bien! Estás haciéndolo muy bien. ¿Cómo va la arena?

-Sube por mi cuello.

La expresión de Gaara se endurece, contabilizando en silencio la velocidad de los granos al caer,  respiración violenta al tiempo que la arena se escurre entre sus dedos con pasmosa facilidad. No logrará sacarlo a tiempo. 

La herida en la pierna esta inflamada y, a pesar de que empieza a hormiguearle, los instintos y entrenamiento de Kakashi junto a su sentido común, le informan que eso es mejor a que explote en borbotones encarnados. Puede sentir la arena rasparle la barbilla con la misma escalofriante simplicilidad con que miró los vidrios crujiendo, desmoronándose. Su mano se encuentra aferrada a la manija contraria de la puerta, enganchanda como si la vida se le fuera en ello. Es gracioso pensarlo, por lo menos al final podría irse con una sonrisa. No importa si pudo abrir, no puede abrirse paso y, antes de que se de cuenta, tampoco puede respirar. 

Toda su vida creyó que la muerte le llegaría en un campo de batalla militar, en alguno de esos puntos vacíos donde ya no te sorprende encontrar agonía y debes pasar al lado de los restos del hombre con quien compartiste ayer la cena. Pensó que sería alcanzado por un enemigo, que vería su historia frente a sus ojos como los cortos de las películas viejas. Esta decepcionado, ahí, sentado, hundiéndose en un ataúd de arena que le corta el espacio y le cierra la tráquea,  estrechándola más y más hasta que su visión se vuelve borrosa, su nombre raspando a lo lejos. 

-Apartense.

Los ayudantes se ponen en pie, zancadas apresurándose a llevarlos tan lejos como sea posible. La mirada del alto mando se ha ensombrecido después del silencio perpetuo, su espalda se yergue con una frialdad imponente. Gaara no suele utilizar sus habilidades a menos que sea en absoluto necesario, incluso entonces puede guardarlas. Hay algo de inquietante en la forma en que parece retar a la arena, dedos contorsionándose como si le exigiera algo. Un gruñido sale de su boca, las manos elevándose a sus costados. 

Para cuando ya ha levantado sus palmas al cielo, nadie ha sido tan estúpido para permanecer cerca. Los montículos de roca sedimentaria pulverizada tiemblan, vacilando  al escurrirse, una especie extraña de ríos minerales danzando en el aire a velocidades sugestivas. Los controladores de arena son en exceso escasos, el pelirrojo comprende las caras de asombro del equipo, ensimismado por detrás de, bueno, cualquier cosa que pareciera segura. No le toma importancia, derecha revoloteando hacia algún lugar y dirigiendo los granos. En menos de un segundo, la arena que cubría gran parte del coche ha desaparecido en direcciones variadas. 

No pierde el tiempo. Sus fuertes manos empujan la puerta, recogiendo en brazos la figura polveada de lo que parece ser un joven atractivo, rasgos caucásicos,probablemente albino, con la piel tan pálida que los borrones resaltan de más. Esta tibio, temblando y tibio, pero vivo, y es más de lo que pudo pedir. El chico toce, jadeando sin poder atrapar oxigeno por el repentino ahogamiento y la presión, tensandose al sentir una boca que se estampa contra la suya, ¿Qué diablos?

Los dientes del demonio del desierto aprietan lo suficiente su labio inferior para sacarle un quejido, abriéndose paso una lengua habilidosa. Siente un ligero escalofrío, la poca arena que ingirió al casi desmayarse dejando de alguna manera de picar en su garganta. La sensación es aliviante, lo que no es grato es como esa parte húmeda sigue ahí, restregándose y explorando el interior de su cavidad oral por mucho más tiempo del necesario. 

No tiene idea de como lo hace -de nuevo, vaya novedad.-, pero su mano tantea hasta agarrarse de algo, un algo fibroso de lo cual tira, quitando la presencia encima tuyo. Sus mejillas están calientes, aunque es difícil saber si esto se debe a su asfixia, al beso robado o a que esta viendo el par de iris aguamarina más impresionantes de su vida. Y vamos, lo pensaba alguien con heterocromia

El otro lo observa, expresión calmada y diversión en sus ojos. Sus cabellos rojizos brillan contra el reflejo del sol, contrastantes al color nácar de los dedos empolvados que lo sujetan. Es un oficial, uno bastante ¿Ardiente? Hatake no lo entiende demasiado, no comprende porque sus labios cosquillean y el toque de ese tipo quema, por debajo de su costado y en el interior de la flexión de sus rodillas. Esta cargándolo, llevándolo a recostar contra su pecho mientras el chillido de una ambulancia deambula aproximándose. 

Kakashi apenas enfoca un poco sus pupilas, buscando una explicación coherente para que el material que estuvo a minutos de matarlo este rodeándolos en un circulo al igual que al protagonista de un show de magia o telequinesis. Su cara debe reflejarlo sin la mascara que la proteja, porque no pasa un segundo antes de que la voz profunda irrumpa de nuevo. 

-¿Has oído hablar de las sombras de viento? - interroga, puño firme esta vez detrás de su espalda con mayor dureza.-; Controlo la arena a mi antojo. Soy un fenómeno, pero uno útil de alguna manera para esta podrida cuidad.

Hatake aparta su vista del plato principal, saboreando sus labios más de lo que le hubiera gustado en publico. Un fenómeno, ¡Perfecto! Exactamente igual a él. 

-Gracias.- musita, evitando el tema con un jadeo de cansancio y dolor mezclados.-; Extraña manera de pasar oxigeno, por cierto.

Los músculos del kazekage se tensan, pero Kakashi puede advertir la suave,discreta caricia entre las falanges extendidas de Gaara y el sitio en su pierna donde el pantalón negro que llevaba se rasgó. Así que un hombre de acciones y no palabras, ¿No es cierto? Cretino. 

-Podras aguantar con eso. Necesitabas inhalar y tu pecho se quedo quieto, no podía arriesgarme a un shock por la impresión que te llevara al desmayo. Voy a apretar tu muslo. Perderás sangre. Te trasladarán al hospital más cercano. 

El peliplata esta sonrojándose con fiereza al escucharlo, vergüenza y vergüenza golpeándole el rostro como una bofetada al darse cuenta que esta malinterpretando toda la situación. Su mano abandona el lugar que había ocupado en la nuca bermeja y se posa en cualquier otro lado. Estúpido, estúpido, estúpido. 

El resto no lo recuerda con nitidez, el dolor bloqueando su juicio en el momento en que un paramedico extrae el trozo encajado en su extremidad. Quedo inconsciente, regocijándose de por lo menos no seguir haciendo el ridículo bajo la intensa y vehemente mirada del agente policiaco. 

-¿Señor Hatake? - un susurro, dicción femenina y dulce acariciando sus tímpanos días después, cuando esta firmando su alta.-; ¿Gusta que le pida transporte?

El nombrado se examina a si mismo, moviendo la pierna que recibió puntos y comprobando que puede usarse con decencia. No quiere tomar un taxi por lo menos en lo que queda de este año. Da las gracias y una gentil negativa, cerrando sus ojos y agitando la mano al tomar sus pertenencias, procediendo a cruzar la puerta. Rin estaba mortificada cuando lo visitó, seguro necesita alguna explicación y croquetas extra para pakkun. 

Se pregunta si aguantará el peso de un costal de alimento, bajando el ritmo de sus pasos al ver un conocido recargado en la cajuela de una patrulla unos metros más adelante. No lleva puesto su llamativo uniforme ni la placa pendiendo de su gabardina sin embargo es inconfundible, las envidiables hebras escarlata desordenándose cuando el varón se gira a verle le delatan. 

-¿Necesitas que te traslade?-Parece meditarlo, como si fuese difícil tomar la iniciativa para alguien tan estoico.-; ¿Algo de aire?

Kakashi refleja una sonrisa por detrás de la mascarilla, la calidez impaciente en sus labios. De repente, parece que esta olvidando como respirar. 

-Me asfixio. Dame una mano. 

GaaKaka (?

Oh dios mio, nunca, nunca lo habia considerado como un shipp. Es decir, solo he leido uno en mi vida pero, por favor, son geniales juntos. No se que decir al respecto. 

En el canon no puedo asociarlos. La diferencia de edad es grande y la interacción muy poca,no obstante, fuera del UN estrictamente hablando, creo que podrían resultar algunas cosas interesantes. Tal vez explorar más en la infancia de ambos, con situaciones paralelas de sus peores momentos o algo parecido. No lo se, pero me agradan. Me agradan mucho. Además de que sus personalidades base son tan contrastantes. Por un lado el Hatake, calmado, estoico y por el otro al Gaara que inició siendo violento, una total explosión.

¿Mi opinion? Me gusta. 

Por cierto,¿Qué porque el acompañante murió? Bueno, eso era solo para resaltar un detalle: Pónganse el cinturón de seguridad.

Dedicado a Jearim_Vega. Cariño, fue interesantísimo pensar en un posible escenario para esta pareja. Lose, es demasiado alejado del universo original, pero tenia también demasiado poco de donde aferrarme. Es precisamente una pareja muy particular, del tipo por el cual hice este libro. Muchas gracias por tu petición y, ya que el resultado es indeciso, podrías decirme alguna idea de lo que te hubiese gustado y con gusto intentare dar lo mejor de mi ♡ One shot más largo de lo común a modo de disculpa por la eterna tardanza 🙏🏻

Tambien me asuste un poco porque no encontraba tu usuario, jajaja. Mi culpa, tarde en hacer el one. 

Si os gusto, regalenme una estrella y déjenme su comentario.

Nos leemos ;)

~Shuyaneko~ 

25 de Septiembre del 2020

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