—Hablé con Jungkook y se siente muy mal por no aparecerse por aquí, pero tiene muchísimo trabajo y es una época en la que está de un lado para el otro todo el tiempo— la ayudó a ponerse de pie— pero, te manda toda la fuerza del mundo.

Blair quería caminar un poco, le dolía el cuerpo y pensaba que se debía a estar acostada durante tanto tiempo, a lo que Seokjin le pasó uno de sus suéteres más grandes y se lo puso encima de la bata de hospital, le quedaba como un vestido.

Un par de pantuflas y estaba lista.

—No quiero llevar esta cosa.

—Comprendo, pero esa cosa te ayuda a respirar, así que veo prudente llevarla.

—Es que me veo muy fea, me siento toda jodida.

—Tranquila, la vida nos jode a todos, al menos no por el culo. Aún.

Se rió por un largo rato, su estómago dolió y Seokjin prometió dejar de lado los chistes, aunque no intentaba ser gracioso, simplemente le salía de esa manera.

Tomó su mano, de hecho, las entrelazaron conforme caminaban, él le daba miradas para verificar que todo estuviese en orden y en eso ella le contaba cosas randoom que recordaba en el momento. Él apretó su mano y ella le devolvió aquello, le gustaba eso de esforzarse por mejorar si tenía a alguien a su lado apoyándola.

Seokjin pensó en lo maravillosa que se Blair se veía sonriendo por la más mínima cosa.

Blair pensó en lo gratificante que era ser importante para alguien que merecía sentirse pleno y querido.

Entonces los dos se miraron y pensaron al mismo tiempo en que se querían, lo cuál era el sentimiento más extraño que habían experimentado en sus vidas, era la primera vez para ambos y por ambos, ninguno entendía bien lo que la palabra gustarse significaba, pero la usaban para describir lo que sentían al verse o solo pensar en el otro. Eran incondicionales, a Seokjin no le importaba cuántas veces Blair tropezase con la misma piedra y Blair veía la belleza que los ojos tristes y empañados por lágrimas de Seokjin, no veían.

Al llegar a la zona verde que el hospital poseía específicamente para las visitas, Blair se sintió cansada, así que aprovecharon para tomar asiento en una de las banquetas que habían regadas por el sitio, ella observó a sus pies, bromeando con el hecho de que sus pantuflas eran muy grandes para sus pies.

—¿Qué es lo primero que quieres hacer cuando por fin salgas de aquí?

—Mm, ir a ver películas contigo. Aunque debería invitarte a mi casa, te gustará, es muy hogareña y estoy segura de que lo disfrutarás.— tomó un respiro— Aunque también me gustaría ir a un salón.

—¿Un salón? ¿Y eso?

—Quiero hacerme algo en el cabello, siempre está lacio.

Seokjin hizo puño su mano libre.

—Puedo acompañarte— si ella intentaba, él también podía— ¿Qué quieres hacerte en el cabello?

Se sintió tan conmovida.

—Creo que unas ondas estaría bien. No quiero pintarlo, solo darle un cambio pequeño.

Afirmó con un movimiento de cabeza, tomó un mechón de su cabello que segundos después fue a parar detrás su oreja, su mano quedó cerca a su mejilla y acarició esta con los nudillos, tragó saliva varias veces antes de inclinarse y besar la punta de su nariz, vio a sus ojos durante breves segundos, buscando el permiso en ellos, lo encontró.

Dejó un muy pequeño pero importantísimo beso en sus labios.