Seokjin había logrado lo imposible; que dejaran a Blair quedarse con él un tiempo.

Los padres de Blair lo habían autorizado dado que tenían muchas esperanzas en que Seokjin podía ayudarla mucho más que ellos o el propio hospital, Blair no parecía querer comer lo que ellos le ofrecían, pero, si Seokjin le decía lo bien que sabía cada cosa y lo mucho que podía aportar a su cuerpo, ella lo comía.

Ella confiaba en Seokjin, así que, si ella lo hacía, los padres de Blair también podían confiarle a su adorada hija.

—¿Puedes caminar tú sola?— Blair negó, su cuerpo dolía a montones y no tenía la fuerza para mantenerse de pie— Está bien, yo te llevo.

Se encontraba medicada, un tanto mareada, pero sería solo por un rato, recobraría algo de fuerza casi a la noche. Wojin abrió la puerta trasera del auto, conduciría él dado que Seokjin no poseía licencia, pues para ello necesitaba sacarse una fotografía y no estaba dispuesto a pasar por ello, ambos padres colocaron las pertenencias de Blair en los asientos vacíos y prometieron ir a visitarla o en su defecto llamarla muy seguido, cosa con la que Seokjin no tenía problema.

Wojin arrancó rumbo a la casa, se mantuvo en silencio, viendo por el retrovisor cada tanto, como Seokjin mantenía a la chica cerca a su pecho, acariciando su cabello para mantenerla tranquila y preguntándose qué hazaña tan increíble habrá hecho para que Seokjin la quiera tanto al punto de abrirle las puertas a su casa. Se sintió aliviado.

Jungkook salió de la casa trotando hasta el auto para abrirle la puerta a Seokjin y de paso ayudar a entrar la maleta de Blair junto a todo lo demás, caminó con extrema lentitud por todo el sendero de piedritas que llevaba hasta la casa.

—Duele— la escuchó decir, sus manos estaban sobre su estómago, presionandolo.

No había querido comer absolutamente nada en lo que iba del día. Seokjin besó su cabello y estuvo de acuerdo.

—Lo sé, qué jodida hambre, ya preparé algo para que los cuatro cenemos.

—¿C-Cuatro?

—Si, conocerás a mi hermano— con cuidado la descargó en su cama— él es genial, lo prometo, no habla mucho, pero eso es bueno porque significa que no suele cagarla.

Blair se rió, quejándose después porque le dolió, entonces la regañó por estar riéndose de todas las tonterías que el soltaba pues la mayoría eran producto de sus nervios. Blair lo ponía muy nervioso todo el tiempo.

Tomó casi todas las almohadas que tenía y la acomodó de la mejor manera.

—¿A dónde vas?

—Vuelvo en unos minutos, iré por tus medicamentos— recordó— tu mamá dijo que hay un horario de como tienes que tomar cada uno y es mejor no saltarnos nada.

—No tardes mucho.

—Ya vuelvo, mujer, entiendo que soy irresistible pero primero lo primero.

—No me hagas reír que me duele.

Se encogió de hombros.

—Debe ser algún gas que tienes atorado, suéltalo con confianza.

Tomó varias respiraciones seguidas para apaciguar la risa, hundiendo su cabeza en las almohadas.

—Estúpido.

—Vamos mejorando, entonces.