—Ella lo intenta, Blair no es egoísta con mi sentir— es la respuesta de Seokjin al cuestionamiento de Namjoon— soy yo quien no permite que pase y no, no sé porqué. Solo me aterra la idea de ella viéndome débil antes cualquier situación o sentimiento.

—¿Por qué te asusta? Ella se abrió a ti, te dejó ayudarla y según parece has logrado lo imposible, influir de manera positiva en una persona que me has dicho es terca— asintió, si, era cierto— si ella te permitió ayudarla a sanar ¿por qué no la dejas hacer lo mismo por ti? refugiarse en alguien no es siempre algo malo.

Frunció el entrecejo.

—¿No es caer en la dependencia?

—Oh, entonces tienes miedo de depender de Blair.

—Eso... eso creo.

—Pero no te molesta la idea de que ella dependa de ti.

—Oh, no, no. Ella no depende de mí, nos queremos, quizás demasiado, pero sé que Blair es independiente, es ella misma, yo la ayudo en su recorrido. Es todo.

Namjoon sonrió.

—Entonces, algún día en el que de verdad sientas que estás demasiado cansado o asustado por cosas que han sucedido o suceden en tu vida... dale a Blair la oportunidad de darte consuelo, de escucharte. De sostenerte y apoyarte.

Seokjin regresó a su casa con toda esa conversación rondando en su cabeza, la cabeza gacha y tan pensativo que no se dió cuenta de lo que le esperaba en casa hasta que encendió las luces y el aroma característico de Blair llegó a su nariz, esta se le había lanzado encima, abrazándole.

—¡Feliz segundo mes!— exclamó, descolocandolo por un momento hasta que cayó en cuenta de lo que decía, la abrazó— Hoy son dos meses desde que estoy aquí contigo.

Sonrió, besando sus mejillas.

—Tienes razón, son dos meses en los que llego a casa y alguien me recibe. Además de Konggi y GonGon, claro.

Blair le devolvió la sonrisa, abrazándole con mucha fuerza, agradeciéndole de mil maneras y Seokjin disfrutaba tanto el cariño que ella le profesaba que las palabras salieron por si solas.

—Quédate— tragó saliva— quiero que te quedes conmigo, siempre.

Lo observó, sus ojos abriéndose a su máxima capacidad mientras las orejas de Seokjin se tornaban rojas por la vergüenza.

—¿Hablas de...?

—Si. Quiero que sea oficial y definitivo.— negó, dejando caer ambas manos a sus costados—Está bien si no quieres porque es muy pronto, yo lo entiendo y puedo esperar más. Hasta que te sientas lista para... para estar conmigo.

—Jin...

—Escucha, sé que soy un poco complicado y difícil de llevar— soltó una de sus risas nerviosas, tratando de mantener el tono de voz y su mirada en la de Blair, pero se le dificultaba— también... también sé que tengo que mejorar muchas cosas y lo estoy intentando, el señor Kim dijo que lo estoy haciendo bien-

—¿Señor Kim?

Tomó aire, lo había soltado sin pensar.

—Es mi psicólogo.

—¿Estás asistiendo a consultas?—asintió.

—Lo sé, estás molesta porque no te lo dije antes, pero no lo hice porque no confiara en ti, simplemente no se sentía como el momento y yo quería mejorar primero antes de cualquier cosa, pero ya sabes— suspiró— soy un impaciente de mierda y todo lo quiero ya.

Ella apretó sus hombros.

—¡No estoy molesta!— su voz se quebró un poco, pero aún así sonreía— Estoy muy feliz de escuchar eso, sé que ha sido difícil para ti intentar abrirte y... y expresarte. Que lo estés logrando no me molesta, me encanta.— lloriqueó, soltándole para cubrirse el rostro—Y si quiero estar contigo, es lo que más deseo.

Seokjin ya no sentía el cuerpo tenso, estaba aliviado. Blair nunca lo juzgaría por sus decisiones o se sentiría ofendida por que él no le contase todo así como ella lo hacía con él.

Se permitió sentir felicidad en lugar de culpa.