Seokjin regresó a casa y sonrió al ver a Blair esperándolo, sin embargo, su ánimo estaba decaído, su hermano subió a su habitación mientras él se debatía entre dejarse abrazar o pasar de aquella muestra de cariño por esa ocasión, sin embargo, la carita sonriente e ilusionada de Blair mientras se acercaba, ganó, se dejó abrazar, inmediatamente las ganas de llorar aparecieron apenas su cuerpo sintió que alguien podía consolarlo.

Y ella lo dedujo ante el primer temblor del cuerpo de Seokjin, así que continuó abrazándolo. Casi podía oler su tristeza y eso le destrozaba el alma por completo, ojalá tuviese el poder para evitar que sufriese tanto, extrañar a alguien de la manera en la que Seokjin extrañaba a su madre era agónica a simple vista.

Así como también entendía que no quería comentar al respecto, entonces, los llevó a ambos hasta el sofá y allí Seokjin amó un poco más a Blair, no podía creer que alguien tan comprensiva y maravillosa estaba enamorada de un desastre lloroso como él.

—Ah, tengo que ir con Namjoon.

—¿Quieres que te acompañe? Solo hasta el lugar y luego me voy— sugirió, Seokjin se aclaró la garganta y talló sus ojos— te compré comida deliciosa que te gusta mucho.

No sentía apetito, pero le daba cierta tristeza desperdiciar lo que habían traído para él, así que sonrió y dijo que si a ambas proposiciones, pero antes prefirió quedarse de esa manera con Blair un rato más, ella apartó los largos cabellos de su rostro, dejó besos regados por todo este y esas acciones pequeñas lo hicieron sentir mucho mejor, lo suficiente para ponerse de pie y continuar con su día.

Aunque estuviese roto y en cualquier momento tuviesen que recogerle a pedacitos porque su dolor no lo entendía nadie. Tampoco deseaba que lo hicieran, era un mal que no merecían.

—¿Cortar mi cabello?

—¿Te aterra la idea?

No supo que responder, quizás si lo hacía, nunca había pensado en hacerlo pues con el podía esconder su rostro, bueno, parte de este.

—U-Un poco, creo.

—Creo que es un pequeño avance, aunque para ti debe ser un gran paso.

—¿Un paso hacia qué?

—Aceptarte a ti mismo.

Aceptarse, difícil. Levantó las manos, se quitó el cubrebocas y tiró su cabello hacia atrás, enseñándole su rostro, queriendo enseñarle el porqué de su miedo, de su inseguridad y sus pocas ganas de intentar quererse, sentía que era como perder el tiempo.

—Es que no-

—Con razón eres modelo— le interrumpió, su expresión era de auténtica sorpresa, incluso silbó— hombre, te ves muy bien, Seokjin. Esas ramitas no opacan nada en absoluto.

Y Seokjin se rió, nervioso y pensando en lo ridículo que había sonado aquello.

—¿Cómo que ramitas?— cuestionó, aún en medio de sus carcajadas— No diga eso, ah, de verdad.

—Lo prometo, creí que serían más escandalosas, ya sabes, al rojo vivo o con la ilusión óptica de tu rostro dividido en dos.

—No soy ningún arte abstracto.

—Pero, si eres arte. Dime qué querrás un corte de cabello, podemos ir con mi barbero, es bueno, te dará algo más elegante.

—No lo sé...

—¿No te atreves? Anda.

—¿Y c-cuando...?

—Ya mismo, vamos.