—Doctor— la enfermera pretendía avisar la entrada de Blair— llegó ella.

—Si no va a avisar mi llegada de buena manera, mejor no lo haga— le dijo, no se quedó a ver su expresión consternada y solo entró— buenos días, doctor.

—Blair— saludó, un poco sorprendido— ¿Vienes sola esta vez?

Asintió, sus padres estaban ocupados con sus cosas y no quiso molestarlos cuando ella podía asistir a sus revisiones y terapia por si misma, así que se alistó, vistió e incluso tomó el taxi en lugar de caminar hasta el hospital.

Hace días no hablaba con Seokjin, le contaría como fue su cita.

—Te noto distinta ¿Cómo van mis indicaciones?— se puso de pie, ella igual, caminó hasta la camilla y se sentó en ella— ¿Has recuperado un poco de fuerza? ¿Qué tal te sientes?

—Creo que lo he llevado bien hasta ahora.

—¿Tus comidas?

—Pequeñas.

—¿Pero?

—Las he disfrutado.

—Eso me alegra— tomó sus manos— no voy a pesarte hoy, si eso es lo que te tiene tan tensa, puedes estar tranquila, lo haré dentro de dos semanas más, pero si quiero que sepas que necesito ver más cambios— se cruzó de brazos— ¿estás siendo honesta conmigo? recuerda que le di a tu madre un plan de alimentos y ella está constantemente avisándome de tu progreso.

—E-Estoy bien, lo prometo.

Él suspiró.

—Bien, voy a confiar en que si. Recuerda que si tú no te ayudas, yo tampoco puedo hacer milagros, Blair.

El estado en el que Seokjin le abrió la puerta, destruyó toda su sonrisa.

—Hola— saludó, simple y apagado.

No supo que hacer, jugó con sus manos detrás de su espalda y humedeció sus labios.

—¿Es un mal momento? Puedo volver otro día.

Él negó.

—No te vayas, entra.

Lo hizo, pensó que la molestaría diciéndole que no tenía que tocar la puerta porque conocía el código de acceso, pero parecía estar tan decaído que no tenía ánimo para bromas.

Su sorpresa fue aún más grande cuando llegaron hasta la sala y había una mujer ahí, reparándola bien, supo que era una de las hermanas de Seokjin. Así que ella era la culpable del ánimo del mayor.

—¿Quién...?

—Mi amiga, Blair— se sentó, jalando de ella para que hiciera los mismo— repite lo que acabas de decir para que Blair se entere y me ayude a decidir.

—Seokjin.— pronunció la mujer en tono de advertencia.

Él la ignoró y se dirigió a la pelinegra.

—Te conté que mi padre está en la cárcel—asintió— pero no te conté porqué.

—Esto es ridículo, Seokjin.

—Mi papá fue quien me hizo esto— refiriéndose a las heridas en su rostro— pero no es por eso que está allí, no, él fue quién-

—Eso no es algo que le concierna a desconocidos.

—Cállate, ella es mi amiga, lo puede saber— notó muy apenas que estaba algo pasado de copas— él fue quién me quitó a mi mamá.

Los ojos de Blair se abrieron a su máxima capacidad y su mirada rebotó entre ambos hermanos, los ojos llorosos de Seokjin le estrujaron el corazón.

—¿Y qué se supone que tienes que decidir?

—Él va a salir pronto y resulta que no tiene a dónde ir, así que mi adorada hermana— la señala— ha venido hasta aquí a pedirme que lo aloje aquí en mi casa— se ríe— porque ellas no tienen espacio para él.

Resopló una risa, no sabía que se podía ser tan cínica y descarada. Acunó el rostro de Seokjin en sus dos manos y lo observó, no era justo que alguien como él pasara por tanto, lo dejó esconder el rostro en la curvatura de su cuello y hombro y observó a la mujer con tanto odio, que logró intimidarla.

—Váyase o llamaré a la policía. Déjelo en paz y la respuesta es no.