—Ahora— Namjoon suspiró—quiero que me cuentes la historia de esas cicatrices. Tenemos todo el tiempo del mundo para hablar de ello.

Seokjin se sorprendió, ya habían llegado a esa importante parte, dónde él se desnudaría en recuerdos, tal vez lloraría un poco, no le gustaba hablar sobre ese momento.

—Mm, era muy pequeño... mi padre no quería a mi mamá, tampoco a sus hijos varones, es decir, a Wojin y a mi— se cruzó de brazos— a mis hermanas no las amaba, pero definitivamente su aprecio por ellas era más obvio.

—Había favoritismo allí.

—Lo había, mi padre era agresivo, nos golpeaba todo el tiempo, a Wojin más que al resto— muerde el interior de su mejilla— él golpeaba a Wojin porque mi hermano era el único que se atrevía a defendernos a mi mamá y a mí.

—¿A tus hermanas no?

—Sólo una vez, pero es que ellas rara vez sufrían algún tipo de maltrato, tampoco éramos cercanos a ellas en absoluto.

—Es decir que tus lazos con tus hermanas son nulos, no existen— asintió, era la verdad— entiendo, continúa.

Ah ¿Por qué era tan difícil? Quería creer que hablar el tema sería algún tipo de respiro para su alma.

—Wojin pensaba y le decía a mamá que nuestro padre era realmente peligroso y no se equivocó, llegó un momento en el que Wojin hablaba menos, dejó de compartir conmigo y con mamá, se encerraba en su habitación, no sabíamos por qué— encogió los hombros, quitándose el cubrebocas para hablar más cómodo— luego pensé que creía que estando callado, nuestro padre no se alteraría y fue así durante algunos días, pero es que él era impredecible, cuando quería desquitarse simplemente lo hacía con cualquier cosa o persona que tuviese al frente y luego... se disculpaba con mamá, cuando la lastimaba en un arranque de ira... la buscaba en el cuarto después y le pedía perdón— observó a sus manos— le decía que ella tenía que entender que a veces no podía controlarse muy bien.

Namjoon le miraba atento, sus ojos, sus movimientos, la manera en la que miraba a cualquier lugar menos a él mientras relataba aquella difícil infancia y con tanto detalle, le hacía sentir tristeza, saber que estuvo tan presente y sumergido en ese ambiente que conoce cada mala acción, cada tristeza.

Seokjin cargaba con un dolor enorme y aún así tenía la disposición para sonreírle a sus allegados. Era muy valiente.

—Y tú ya tenías muy en claro que aunque se disculpase cientos de veces, eso no lo hacía menos malo.

—Oh, si— sonrió a medias— yo aún no podía entender muchas cosas, supongo, pero entendía lo que era el maltrato y sabía que nuestra familia estaba mal, por eso mi apego hacia mamá era tan intenso, ella era la única fuente de amor que había en casa, así que no tenía a dónde más acudir para no sentirme tan mal— volvió a encogerse de hombros— ella era magnífica, tan hermosa, por dentro y por fuera, el mundo no la merecía. Aunque, bueno, supongo que todos los hijos pensamos así sobre nuestras madres cuando son buenas con nosotros.

Le dió la razón.

—¿Cómo perdiste a tu mamá, Seokjin?