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Idilio: Jessica x Nadia

Nota explicativa: Nadia y Charlie no tienen una relación amorosa, por lo que sus interacciones son llanamente formales como en el anime. Asimismo, Jessica y Max están divorciados.

Más temprano en la noche había ido a visitar a Jessica.

Las risas de la mujer castaña quedaban grabada en su mente, de vez en cuando en el trabajo las recordaba como si fuese su impulso para cocinar arduamente en el restaurante, olvidándose de todos menos en ella hasta llegado el tiempo de estar juntas nuevamente.

Las visitas se volvieron frecuentes a lo largo de los días como si hubiesen sido amigas de toda la vida.

Amigas... nunca ha habido alguien en su entorno para llamarla así.

Quizá por eso Shorter era tan entrañable con Ash... con que así es el sentimiento de tener a alguien fiel.

—Tierra a Nadia, ¿hello?

La china sobresaltó sonrojada y torpemente se aclaró la garganta, sin darse cuenta de cuánto tiempo había estado admirando a la mujer mientras cocinaba. No era de menos, Jessica estaba preciosa, más de lo habitual con ese vestido ceñido, escote pronunciado y cabello suelto.

En cambio ella, solo llevaba una camiseta blanca de un dólar de wallmart y un pantalón de mezclilla de segunda mano, prácticamente su uniforme de trabajo.

—¿Sí...? — le tembló el labio superior al querer mantener su rostro serio.

—¿Quieres una copa de vino o un té?

Nadia suspiró para liberar estrés.

—Té, por favor.

—Ja, lo suponía... — sonrió tras voltearse y seguir cocinando.

La pelo negro miró de arriba abajo a la mujer rubia que tenía delante. Un estallido de celos por su apariencia le molestó, lo que no daría por poseer una belleza tan deslumbrante, del tipo que hacía robaba las miradas de todos. Y no es de menos, Jessica ya estuvo casada... Era obvio que todavía le llovieran pretendientes.

Para tener esos pechos llenos y redondos, labios rosados ​​como el algodón de azúcar y piernas largas y bien formadas que se curvaban en la voluptuosa línea de muslos, caderas...

Así que el sonrojo en sus mejillas es inevitable, al igual que su risa tranquila ante las extrañas bromas y observaciones de Jessica desde la cocina. Nadia parpadeó rápidamente. Se estaba volviendo loca.

La cena fue llevada con normalidad, como debería ser. Una charla entre amigas mientras se deleitaba de la comida. Si Jessica estaba borracha por tomar varias copas de vino, no puede saberlo. Su estado de ánimo es solo un poco más alegre, y los toques cálidos en los brazos y hombros de Nadia no están fuera de lugar para ella.

Estaban en una cálida velada con una amiga, ¿verdad?

Aunque pensó que al estar ebria hablaría mal de su ex esposo o lo difícil que ha sido criar a un niño siendo madre soltera, pero nada de eso fue confesado.

Sin embargo, Jessica tenía toda su atención en Nadia, y nada y en nadie más.

El cansancio se asentó en ellas, por lo mismo tomaron asiento en el sofá de Jessica con toda la gracia que puede reunir, Nadia suspira y deja caer la cabeza hacia un lado para mirar a la mujer de cabello dorado que se deja caer a su lado.

—La comida estuvo realmente deliciosa, Jessica.

—Hmm, impresioné a una chef — sus labios curvaron una sonrisa. —. Debo añadir este logro en mi lista.

—¿Qué? — genuinamente se hallaba sorprendida. —. ¿Yo chef? No es cierto...

—Sí tienes un restaurante propio... y cocinas divino, por supuesto que lo eres, tontita. — sobó los cabellos cortos de la china.

Un sonrojo se apoderó de los mofletes de Nadia.

—Gracias... que amable cumplido. — su cerebro dejó de funcionar, estaba tocando los pechos de Jessica con su hombro.

En eso, Jessica agitó su mano desdeñosamente y continuó diciendo:

—Tengo un buen ojo cuando veo y siento algo bueno... todo lo que provenga de ti lo considero...divino.

—¡¿Qué?! — se alteró sus nervios. Solo esa mujer podía borrar su fachada estoica.

—¿Dónde quedó tu amor propio? Eres linda, Nadia... — se acercó a su rostro peligrosamente y susurró nuevamente, queriendo acariciar su mejilla. —. Muy bella.

Los ojos almendrados de la chica vieron hacia abajo y encogió sus hombros.

—E-Es vergonzoso...

—¿Lo es?

De repente, Jessica resopló y se desplomó en el sofá, cubrió su rostro con su antebrazo. No tenía intención de decirle eso a Nadia. Simplemente se le escapó. Beber era una mala elección, lo sabía.

Mientras tanto, Nadia parpadeó sorprendida, con la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado.

—Aunque puedo confesarte algo...

Jessica levantó su brazo y mantuvo fija la mirada en la china.

—¿Eh?

—Eres la mujer... más hermosa que haya visto, Jessica —sonrió débilmente. —.No exagero.

La caucásica levantó la cabeza vacilante y está a punto de preguntar, algo dubitativa. Puede ser que sea el alcohol o no... pero la imagen de Nadia ahora mismo era deslumbrante con esa risa tímida y sus ojos reflejando pudor.

Entonces, Jessica se incorporó a su asiento, dejando a una confusa Nadia sobre sus acciones. Su mano se mueve por sí sola, colocándose ligera pero insistentemente sobre la espalda de la china, pidiéndole a la chica que no se aleje todavía con su mirada. Finalmente, después de unos cuantos segundos más, los ojos negros aturdidos se vuelven a abrir y escanean el rostro de Jessica en busca de significado, pero solo encuentran una sonrisa amable.

—Sí... eres tan bonita... que puedo comerte a besos.

Esa petición sugerente no sonaba tan mal para la mente de Nadia. Eso significaba que su amistad crecía rápidamente. Aún si eso no hacían las amigas, le gustaba la idea de sentir esos labios carnosos.

—Jessica... —su rostro estaba tan cerca de ella que podía sentir su errática respiración. —. Enséñame cómo lo harías...

—Oh...bien...

Esta vez la aludida no vaciló. Inició por un beso amistoso en la mejilla caliente de Nadia.

Algo dentro de la china quedó decepcionada. Quería más.

Por lo mismo, Nadia volvió a besarla pero esta ocasión en sus labios. No fue ligero, se dejó llevar por la sensación de su suaves pliegues carnosos que no pudo evitar deslizar su lengua para saborearlos. Se preguntó fugazmente si esto era correcto pero las manos de Jessica descansaron sobre la cintura, los pulgares metidos cuidadosamente debajo de su camisa mientras que el beso continuaba, no le importó nada más.

Ellas se juntan más en el sofá, y Nadia peinó con sus dedos el cabello rubio, encontrando que es fino y sedoso. Luego, el beso se rompió con un suave jadeo cuando la china miró hacia abajo para ver su propio estómago expuesto. Luego Jessica deslizó sus tirantes de su vestido, queriendo mostrar sus pechos.

—J-Jessica... — quiso protestar pero las manos que aún se encontraban en su cintura comenzaron a moverse y la silencian de repente.

—Tu cuerpo es hermoso, Nadia...

De un momento a otro, de forma sigilosa, Jessica se deshizo de la camisa, teniendo a la vista un sostén de encaje. Era adorable pero fue mejor tras desvestirla completamente sin ninguna resistencia, dejando expuestos los pezones erguidos.

El rubor de Nadia era intenso, en especial ante esa mirada atrapante de Jessica como si la deseara a morir. Para no dejarla sola en esa situación, la castaña bajó de un tirón la parte delantera de su vestido, luciendo sus enormes pechos al aire.

Nadia quiso tocarlos en ese precioso instante pero se besan de nuevo, y sus cuerpos se deslizan al juntarse, sintiendo sus duros pezones rozarse sobre la piel de la otra. Sus corazones laten tan rápido por esa sensación y su sed erótico las lleva a acariciarse entre ellas, apretar ligeramente los bultos sedosos. Los senos de Jessica se sintieron agradablemente pesados ​​en las pequeñas manos de Nadia, y las manos suaves de Jessica enviaron escalofríos a la china cuando apretó sus sensibles sus pequeños valles.

Solo había soñado alguna vez que alguien la tocara así, pero ni por un segundo había soñado que esa persona sería Jessica, con sus ojos azules y su dulce y cálido aliento.

Jessica separó sus piernas debajo de su falda larga y permite que Nadia se acueste entre ellas, para que quede al ras sobre ella, y su piel pueda encontrarse. La china se sonrió una vez más cuando un muslo redondo tocó su parte privada, una parte secreta que nadie ha tocado antes, y su espalda se arqueó en el sofá, un sonido suave se derramó desde sus labios.

—¡Ah! — Nadia se sintió abrumada.

—Puedo mostrarte más, si quieres... —un rastro de besos ligeros como plumas recorrió el esbelto cuello de Nadia, y ella asintió sin dudarlo un segundo.

Todo se siente demasiado bien para parar, y ella sabe que estaba segura con la mujer. No había nada que temer puesto que ella es experimentada, sabía como dar placer y como recibirlo al estar casada antes. Todo pensamiento fue desvanecido al sentir las puntas de los dedos de Jessica sobre su cremallera y le quitó su pantalón vigorosamente. Tan ensimismada estaba que no percibió de inmediato lo que pasó y gimió sorpresivamente ante el toque de los dedos de la mujer sobre sus bragas. Nadia jadeó y, un poco apenada, escondió su rostro en los amplios pechos de Jessica. Eran tan divinos y suaves que no pensó mucho en besarlos y chuparlos por la sensación que le provocaba los dedos sobre su vello púbico sobre la tela.

Jessica suspiró suavemente.

—Hmmm, eso se siente bien...

—Son perfectos... — Nadia estableció luego de jugarlos con sus manos y estrujarlos un poco.

—Los tuyos no quedan atrás... —imitó el compás de las manos de la china hacia los suyos, ganándose un gemido.

La de pelo castaño emitió una pequeña risotada, sus dedos entonces expande el elástico de la ropa interior de la china, haciendo que los muslos de esta se abrieron por su propia voluntad, hambrienta por más del toque de Jessica. Ahora estando desnuda frente a su lujuriosa mirada la hizo sentir vulnerable. Se preguntó cómo sería tener los dedos de la mujer dentro de ella, su lengua, o cómo se sentiría tocarla de esa manera.

Los pensamientos por sí solos desencadenan otra ráfaga de humedad entre sus piernas, se siente como si estuviera flotando.

¿Cuándo es que se volvió tan lasciva?

—Jessica, déjame...

Las manos de Nadia comenzaron a levantar aún más la falda del vestido de Jessica, pudiendo apreciar su lencería transparente, luciendo su zona íntima coquetamente. Era como si estuviera preparada para ese momento.

—¿Qué ocurre?

—N-Nada... — respondió sin quitarle la vista a esa preciosa parte lampiña, se había depilado anteriormente.

Luego de esa pausa, retomaron con su placer.

Los dedos de Jessica ubicaron el clítoris, frotando lentamente y provocando un estremecimiento espasmódico en las caderas de Nadia.

Rápidamente, la china desliza lentamente las bragas de Jessica, atraída por esos largos muslos y la curvas de su trasero.

Ahora ambas estaban desnudas, frente a frente, sin nada que temer.

El vello púbico de Nadia era leve, Jessica lo descubre mientras comenzó a separar los labios vaginales con los dedos. Aunque le encantaría prestarle más atención a otras partes del cuerpo de la china, desiste por contemplar su rostro derretirse en placer. En ese momento necesitaba encontrar el punto g de Nadia, la parte resbaladiza y caliente de ella que ansiaba profundamente. 

Muy pronto, las yemas de los dedos buscan el núcleo húmedo de la otra chica, y suavemente pinchan y sondean, solo distrayéndose por el mismo placer que la inunda mientras Nadia se sostiene de sus hombros gimiendo. Eso provocó que Jessica siguiera fomentando más presión y velocidad en sus toques. Se intercambian besos susurrantes y robados, interrumpidos por susurros del nombre de la otra y jadeos agudos cuando Jessica descubrió un área particularmente sensible.

Justo cuando Nadia creyó que ya no podía soportar los torrentes de electrizante placer que corrían desde la cálida mano entre sus piernas, hasta su estómago y su columna vertebral, Jessica empezó a estremecerse encima de ella. Sus dedos empapados por el líquido viscoso al masajear las paredes internas de la china, moviéndose por dentro y por fuera de su estrecho y caliente pasaje. Con su otra mano, acarició sus nalgas y la estrujó deliciosamente, sintiendo como la otra arqueó su espalda.

—Nadia... — gruñó al deslizar un beso breve y húmedo en su boca y después inclinó su cabeza para morderle suavemente un pezón. —. Mi perfecta Nadia...

—J-Jessica, yo... ¡ah! — gimió al estremecerse por el movimiento circular de los dedos en su vagina. Por lo mismo, inició a frotar sus caderas insistentemente contra la mano de la mujer, buscando más fricción hasta que dejó escapar otro gemido dulce y alto.

Llegó a su límite... el clímax la dejó quieta y jadeante entre los pechos de Jessica al descansar su rostro en ese lugar.

Jessica miró la figura boca abajo encima de ella y le dio un tímido beso en la coronilla. De manera delicada sacó sus dedos de la intimidad de la china.

—¿Cómo estuvo? — preguntó en voz baja, su mano todavía resbaladiza por el moco cervical pero acariciando la espalda sudorosa de la chica.

Nadia respiró profundamente, con los ojos aturdidos por la satisfacción.

—Eso no fue... comerme a besos.

Tras percatarse, Jessica se rió a carcajadas.

—¿Entonces, me permites saborearte, Nadia?

La joven petite parpadeó aturdida por el toque de las manos de Jessica en sus muslos.

—¿Quieres... qué? ¿Dónde...?

Jessica no esperó el permiso, o tal vez tomó el confuso tartamudeo de Nadia como un sí. No mucho le importó puesto que la acostó sobre el sofá y la levantó de los talones para tener una estupenda vista de su sensible vulva.

Una vez más, Nadia no pareció avergonzada en lo más mínimo porque desde ese punto de vista podía admirar los pechos colgantes de Jessica. Demasiado perfectos y eróticos.

Fue efímero su apreciación porque Jessica relamió sus labios y bajó su cabeza entre los muslos internos de la fémina. Sin mediar palabra, deslizó su lengua sobre el sexo de Nadia en una larga y lenta lamida, haciendo que la china gima de éxtasis. Se sintió increíblemente bien, obscenamente bien, se pregunta qué diría su hermano Shorter si supiera que se está comportando tan lascivamente con una mujer, pero rápidamente descarta el pensamiento. No hay lugar para la culpa o la vergüenza en algo tan hermoso.

La cabeza de Jessica se balanceó lentamente entre las piernas de Nadia, el sedoso cabello rubio cubrió su blanca piel en su zona íntima, sacudiendo los muslos mientras lamió, besó y chupó la delicada vulva.

Nadia arqueó la espalda profundamente del sofá, los talones se clavaron en el material y los dedos de los pies se curvaron mientras su pecho se agitaba con trabajosas respiraciones. La lengua húmeda que le abre sus pliegues internos y molesta su clítoris la estaba volviendo loca, y se encontraba inclinando sus caderas con más firmeza hacia la boca de Jessica cuando una mano se deslizó hacia arriba por su estómago plano para masajear un seno.

El orgasmo aplacó nuevamente sus sentidos y dejó que Jessica continuará con su desfile de besos en su cuello, pechos y, al guiarla a que se pusiera boca a abajo, besó su espalda y nalgas.

Nadia no puede entender cómo alguien como Max podría dejar a esta mujer, a esta diosa... ahora lo bueno que era solo para ella.

¿Amigas? Cree que hasta este punto ya no lo son. 

N/a: no es la primera vez que escribo GL pero sí uno con explícitas escenas eróticas.  Cuando es hard gay o incluso hetero como que tengo un poco más de "experiencia" conforme a los estímulos, toques y todo lo demás (o eso creo), mas los lésbicos sigue siendo un terreno desconocido para mí.  A pesar que soy mujer, no tenía idea cómo se puede estimular a otra adjaldkjs. Por eso me tuve que informar antes y saber en realidad lo que hacen en general a la hora tener relaciones sexuales "reales" (mi intención no era como estar describiendo un video porno, la verdad) y el uso de juguetes sexuales también lo tenía sobre la mesa pero no xD es mucho todavía para mi pobre corazón akdjkajs además, era la primera vez que lo hacían, así que quedó justificado xD 

Este OS iba a tener un comienzo triste (Ellas se conocerían en el funeral de Shorter) pero decidí omitirlo porque aquí no vinieron a llorar sino a ponerse horny xD. Sin embargo, voy a dejar cómo hubiera sido ese escenario abajo de los cometarios de autor. Tengan la libertad de ignorarlo si gustan porque no va a crear ningún contexto en sí de la historia (debido a que no termine de escribirla), solo por si tiene curiosidad pueden leerla. También dejé esa nota al principio porque no me gustan las infidelidades, por eso nada más.

En fin, espero haber hecho un trabajo aceptable. Considero que Jessica y Nadia son mujeres infravaloradas que necesitan amor en el fandom, y si nadie se los da, pues lo harán entre ellas, ahre. 

¡Muchas gracias por el apoyo! Los espero para el último capítulo de esta pequeña antología ♥. 

ESCENA ELIMINADA

El funeral de Shorter Wong se consideró infausto en todo los aspectos. Aún sobre todas las incidencias, se llevó a cabo por puro simbolismo.

Un ataúd sin cuerpo, obituario sin fecha exacta del fallecimiento o familiares y personas allegadas que lloren su pérdida.

Su hermano era líder de una pandilla que suplantaban la calidez de pertenencia familiar, ninguno de ellos apareció. Tampoco su mejor amigo, Ash Lynx estaba presente o el niño japonés que conoció en el restaurante que trajo a un hombre moribundo llamado Griffin en sus aposentos.

Ellos no fueron invitados... no los ha visto por semanas como si esfumaron en el aire junto con su hermano. La diferencia radicaba que ellos seguían con vida y él no.

Charlie le ha dicho que esperarse el plazo legal para declarar la muerte presunta, que todavía había esperanza de hallarlo pero no lo escuchó.

Nadie de su círculo social y familiar la escuchaba, entonces Nadia tenía el derecho de descaro en hacer lo mismo.

Ella lo intuía... su hermano nunca regresará y siquiera alguien se atrevía a decírselo a la cara.

Por eso, armó un evento privado para apaciguar su dolor... y despedirse correctamente de Shorter con el corazón hecho trizas.

Como siempre, Charlie fue llamado para una emergencia a las calles de Nueva York, dejándola sola en el servicio mientras contemplaba la fotografía de Shorter sonriente encima del féretro. Así mismo lo quería recordar: risueño sin ninguna arruga de agonía.

De repente, la puerta se abre de golpe creando una intriga en el ambiente; se asomó una hermosa mujer de rasgos finos sujetando un ramo de flores. Al hallarse con un escenario inhóspito, vaciló en entrar hasta que la ubicó.

—¿Disculpe, todavía se puede entrar?

Nadia parpadeó todavía distraída.

—Creo que se equivocó de servicio...

Sin embargo, la misteriosa dama se animó a adentrarse a la habitación.

—No lo creo, estoy segura que este es el lugar donde velan a Shorter Wong.

Fue en ese momento que la escaneó detenidamente de pies a cabeza. Nunca había visto a esa mujer, y juzgando por la elegancia del vestido negro debajo de las rodillas, las vividas flores blancas y su cabello castaño recogido en una coleta, no parecía el tipo de persona que su hermano frecuentaba.

¿Una novia? Imposible...

—¿Quién es usted? — sonó hostil, más de lo que quiso proyectar.

—Ah, soy alguien quien lo conoció.

—¿Una conocida? — levantó una ceja.

—En mi casa en Los Ángeles, era parte del grupo de adolescentes con quien mi ex marido y un amigo viajaban por ahí. Solo estaban... de paso. —palideció como si hubiera recordado algo horrible.

Nadia abrió sus ojos de par en par. Era la primera vez que alguien le hablaba sobre eso. ¿Cuándo su hermano emprendió camino hacia tan lejos?

—No entiendo... — frunció el ceño, sintiendo una taquicardia. —. ¿Por qué está aquí?

La mujer suspiró profundamente y ladeó su cadera.

—Estoy en Nueva York por unos asuntos pendientes... me encontré con Charlie y me comentó sobre el servicio — la observó con cierta suavidad en sus rasgos. —. Dijo que si podría pasar un rato sería bueno...

—Pero... si no lo conoció tanto...

—Eso no quiere decir que no lamento la pérdida... — su rostro se entristeció de repente. —. Solo era un muchacho... no se merecía nada de esto...

Hubo un click en la mente de Nadia. La expresión carente de vida cambió radicalmente y la observó suplicante cuando corrió hacia ella y la sujetó por los hombros.

—¡¿Sabe qué pasó?! ¿Qué hacía mi hermano realmente con todas esas personas? — exhaló estresada. —. ¿Quién lo mató?

Por el semblante de la mujer, Nadia supo que ella sabía más de algo.

—Es mejor no saberlo... es peligroso.

—¡Dígame! ¡Yo también merezco saber la verdad! —la sacudió con fuerza.

La mujer no se inmutó.

—Fueron ellos, de ese mundo...

Nadia comenzó a subirle la bilis en su esófago.

—¡¿Qué?! ¡No me joda!

Hubo una pausa en la conversación.

Nadia quería gritarle nuevamente, la frustración creciente no la ocultaba y todos su cuerpo temblaba de dolor.

¿Quién se creía esa fémina en hablarle así? Con palabras incoherentes como si se tratase de un juego.

Aún así, ella la veía con cierta lástima y eso la hizo enojar más.

—El lado turbio de la sociedad en el cuál pertenecen ellos... —relamió sus labios y sostuvo las manos de Nadia. —, y ahora nos ha marcado a nosotras también.

La interpretación de Nadia a esa confesión fue adecuada a su entorno. Ahí mismo se dio cuenta de la situación que siempre le ha dado la vista gorda todos estos años: la mafia, violencia, matanza, drogas y pandillas... la gente normal no lidia con eso. Ellos están en un cariz que a nadie le importa. Sea cual sea el motivo que Shorter desapareció nunca lo sabrá a ciencia cierta... no hay justicia para ellos, son el germen que crece y se elimina con desprecio y crueldad.

Aún si su hermano estuvo involucrado en algo serio, más allá que una pelea de pandillas, su búsqueda pasará por alto por su perfil criminal.

Ni siquiera Charlie le podrá ayudar con esto, él lo sabe y se siente culpable en no poder explicarle.

Entonces, conservando el semblante lleno de shock, gotas cristalinas brotaron sobre los ojos rasgados de Nadia. Era considerada como alguien fuerte y de corazón duro por el entorno en que creció y, tras la muerte de sus padres, se intensificó aún más; empero era la primera vez en mucho tiempo que soltaba sus emociones a través de sollozos.

Obtuvo un efecto domino, quizá por eso Shorter no la buscaba para buscar consuelo, su frialdad lo alejó de ella.

Sin mediar palabra, la otra mujer recargo su cuerpo hacia el de ella, consolándola como si fuese una niña pequeña.

Extraño, el abrazo de esa desconocida mujer no le provocaba disgusto. 

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