Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7.- Esto no funciona


Maeve sonreía triunfal mientras miraba las cartas sobre la mesa, luego observó las que tenía en sus manos para sacar una y botarla junto a las demás que se encontraba arrumadas y desechadas. Sacó una del mazo y, nuevamente, sonrió.

—Creo que te he ganado. —Dijo, mostrando su escala real.

—Por tercera vez. —Suspiré. Tomé mi bolso y de allí saqué el billete que había apostado. Maeve lo tomó y rio divertida.

Había transcurrido un mes desde que Maeve había llegado a trabajar conmigo y debía decir, era una alumna bastante aplicada. Logramos congeniar a la perfección hasta el punto en donde muchas veces quedábamos en salir a tomar un café en los locales que rodeaban la empresa en nuestra hora libre.

Ello me dio la oportunidad de conocerla mejor y a hacerme una idea de con quién estaba tratando.

Era competitiva, y esa era una de sus cualidades que más resaltaba en ella. Pero no lo vi como algo malo, al contrario, sino como algo de lo que yo carecía. Para mí, la competitividad era un acto de violencia camuflada y ello, ciertamente me hizo perder oportunidades de las que sólo tuve el privilegio de tomar una vez en la vida. Estaba segura que Maeve tomaría todas y cada una de las oportunidades que la vida le presentara y eso, admiraba de ella. Su convicción, su empoderamiento y su intelecto.

—¿Te parece si vamos por algo de café? —Me preguntó, mostrándome el billete que le había pasado minutos antes. — Yo invito.

Ambas reímos.

Caminamos por los pasillos del edificio, comentado sobre temas triviales. A lo lejos, observé a Chris dirigirse hacia nuestra dirección. Su semblante era impasible, sin expresión alguna. Nos saludó con un ligero ademán cuando pasó a nuestro lado, y desapareció tras la puerta de la oficina de Müller.

—Al parecer alguien tuvo un mal día. —Comentó Maeve casi en un susurro. —¿Le habrá sucedido algo? —Inquirió. Me encogí de hombros sin saber si realmente le sucedía algo a Chris. Aunque, a juzgar por su tensión, podía deducir un sinfín de situaciones por la que Evans estaba pasando en ese momento tras la puerta de la oficina.

Pero no me aventuré en decir nada al respecto. Maeve me observaba curiosa, como si yo supiera la verdad.

—No he hablado con él últimamente. —Suspiré. —Ha decir verdad, hace semanas que no hablo con Chris.

El reto comenzó a decaer. Chris ya no se veía demasiado motivado en seguir con el juego; él simplemente se demostraba esquivo e indiferente respecto a lo que los demás opinaran sobre el reto. Sin embargo, de las pocas veces que Evans se reunió con nosotros, nunca hizo mención de querer retirarse del juego.

Ello me hizo cuestionarme si todo iba marchando bien en su vida. Pensé en la posibilidad de que estuviese pasando por un mal momento, lo cual sería lógico pues, esa sería la respuesta a su retraimiento. Más de una vez quise indagar en lo que le aquejaba y, si era posible, brindarle mi ayuda. Pero, a decir verdad, no me atrevía. Creí que lo mejor era darle su espacio y esperar a que él hablara por su cuenta antes de recibir una posible respuesta negativa y carente de amabilidad.

Durante la tarde me reuní con Rachel. Maeve se ofreció para terminar un par de bocetos de algunos diseños pendientes para presentarlos a la comitiva de expertos en diseño publicitario durante la semana siguiente. La muchacha estaba tan entusiasmada por querer tener un puesto en la empresa, que estaba dispuesta a sacrificar tiempo de su vida para quedarse más tiempo en la empresa y ganarse la aceptación de Müller.

No le negué la ayuda. Ese día aproveché su entusiasmo para regresar más temprano a casa.

—Maeve al parecer es todo lo contrario a los alumnos que nos tocó a nosotros ¿uhm? —Comentó Rachel. En su tono de voz, pude sentir el desdén que le producía la muchacha a mi cargo. Reí. La pelinegra frunció el ceño.

—Tiene lo suyo. —Dije. Rachel resopló.

—¿No te da miedo perder tú puesto? —Inquirió. —Digo, se ha quedado haciendo tu trabajo, Claire. Hace diseños que, según los comentarios que he escuchado, a los expertos les ha gustado. No sé tú, pero yo en tu lugar, le temería.

No pude evitar reír ante su temor. Más Rachel frunció el ceño, confundida ante mi actuar.

—Maeve tiene potencial, Rachel. ¿Por qué debería evitar que ascienda a algo mejor? —Le cuestioné. Mi amiga negó ligeramente. —Todos en algún momento quisimos aspirar algo mejor cuando llegamos a la empresa, ¿no?

Mi amiga volvió a negar.

—Esa amabilidad tuya terminará por sacarte de la empresa. —Espetó. —Además, hay otra cosa que me preocupa y, ¡adivina! También tiene que ver con esa niñita. Ya no te juntas tanto con nosotros. —Me recriminó.

Rachel se mostraba molesta, pero, pese a que utilizó un tono de voz más duro y, ciertamente denotando estar indignada, yo sabía que no se sentía así. Su mirada, muchas veces la delataba. Ellos eran la fuente por la cual yo podía deducir cómo se sentía mi amiga realmente.

—Te extraño, Claire. —Dijo finalmente, esbozando una sonrisa. Sus brazos rodearon mi anatomía y yo hice lo mismo con ella mientras caminábamos por el centro de la ciudad. —Ten cuidado con la novata. —Me dijo. —Y no te alejes de nosotros, por favor.

—Rachel, siempre me reúno con ustedes. —Reí. Rachel chasqueó su lengua.

—Sí, pero estos días has preferido salir con la novata y no con nosotros. —Repuso. —Se supone que las horas de almuerzo son de nosotros. Siempre ha sido así. Además... —Me indicó con su dedo índice, acusándome. — ¿Qué le hiciste a Evans, uhm?

—¿A Evans? No le he hecho nada. —Me defendí. Rachel entrecerró sus ojos y me escudriñó con su mirada. —Rachel, te prometo que no le he hecho nada.

—¿Entonces por qué está tan alejado de todo? —Cuestionó. Me encogí de hombros, pensando, al igual que mi amiga, en Evans y su repentino alejamiento.

—Rachel, yo sinceramente creo que el juego entre nosotros no funciona y no funcionará. —Musité.

—Pero aún falta tiempo. —Repuso mi amiga. —Ha pasado un mes...

—Ya, pero Chris no se muestra motivado, al menos no como hace semanas atrás. ¿Crees que le suceda algo?

—No lo sé. —Rachel frunció el entre cejo. —Quizás Paul nos pueda ayudar. —Dijo y figuró una sonrisa en sus labios. Paul caminaba con parsimonia tras nosotras. Rachel le hizo una seña y el joven de inmediato apresuró su andar para acercarse a nosotras. Saludó en general, y se unió a nuestro caminar por la ciudad.

—¿Qué crees tú, Paul? —Le dijo Rachel. —¿Chris está pasando por un momento crítico en su vida, o simplemente se aburrió de querer refutar nuestra creencia respecto a la eficacia del juego?

Paul, dubitativo, se tomó su tiempo para responder, analizando las posibles respuestas.

—Me parece mucho que ha tenido problemas con quien debe guiar. —Dijo Paul. Alcé una ceja, curiosa por saber más sobre el problema que presentaba Chris. —Eso es lo que me ha dicho Luke. Aunque, Chris se muestra normal cuando hablamos. —Paul se encogió de hombros. —No creo que sea nada contra ti, Claire. Últimamente le ha llegado mucho trabajo, lo más probable es que esa sea la razón por la que Chris se vea desinteresado.

Nos miramos junto a Rachel y ambas, sincronizadas, encogimos nuestros hombros. La respuesta era aceptable, considerando que al igual que Chris, todos nos sentíamos presionados por el trabajo que, repentinamente se volvió mucho más arduo.

Aun así, pese a que todos estábamos pasando por la misma situación, Evans se mostraba mucho más extraño que cualquiera de nosotros.

Preferí no indagar más al respecto y seguir con mi vida como correspondía, tal como debió suceder antes de aceptar la propuesta de Chris y seguir con el reto. Después de todo, yo no tenía que probar absolutamente nada pues, nunca hubo química con Chris. Y nunca lo habría. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro