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4.- Primera cita



Tomé una bocanada de aire y suspiré con frustración. Amanda me observaba en silencio, con cierta empatía al enterarse sobre la pérdida de los diseños empresariales en los que trabajé durante la semana para presentarlo en la reunión que se realzaría en tres días más.

Estaba enojada, frustrada y desanimada. De ello dependía mi ascenso. Ascenso que, bien pude ver no lograría obtener.

En silencio, me cuestioné el paso que debía dar ahora que los diseños se habían perdido, y, mientras lo hacía, Rachel llegó a nuestro lado con una sonrisa en sus labios; sonrisa que tenía una razón muy obvia para mí.

—Esta tarde, saldré a cenar con Paul. —Anunció Rachel, dejando escapar, con emoción, un chillido. Amanda comenzó a aplaudir y a felicitarla por el avance.

Sonreí ligeramente y le felicité por su suerte. Más, no pude evitar sentirme fuera de foco al estar entre dos personas que ya veían un futuro en pareja con ambos muchachos. ¿Cuál era la probabilidad de que Rachel y Paul estén destinados? A mi parecer, ambos eran distintos, tanto como Chris y yo; Paul era introvertido, precavido, y muy analítico. Era un hombre sencillo y un poco zonzo, como logré escuchar más de alguna vez. Rachel en cambio, era todo lo contrario. ¿Cómo es que ambos habían coincidido? ¿O es que, realmente existía la pequeña posibilidad de que los dos sí podían terminar en algo más que una simple amistad?

No. Imposible. No había posibilidad alguna de que dos personas por el solo hecho de fingir ser novios, se enamoraran si previamente nunca hubo indicios de atracción. ¿Era posible? Cuestioné las posibilidades mientras observaba la emoción impresa en la mirada de Rachel y la felicidad de Amanda al creer que el juego estaba dando resultados, al menos, en Rachel y Paul.

Está equivocada, pensé, mientras miraba a Amanda. El amor entre dos personas no se podía originar mediante la fuerza. Se necesitaba reciprocidad, dedicación, y disponibilidad. Dudaba que dentro de cinco meses éste se concretara. El tiempo era esencial para poder estar seguro si realmente era o no amor el que se sentía por el otro. Creía, firmemente, que el amor no era algo con lo que se pudiera jugar a fingir. Al menos, no estaba dentro de mi moral jugar con él de esa forma pues, en cosas de amor, tenía entendido que, si era invocado, no dudaba en dañar a quien no era correspondido en la vida de quien se deseaba.

—¿Y qué tal vas con Evans? —Me preguntó Rachel, observándome con cierta ilusión en que yo le contestara algo que a ellas les gustaría escuchar.

—Normal. —Me encogí de hombros. —Ambos lo estamos intentando.

—¿Pero han salido o algo? —Insistió en saber Rachel.

—Pues, hoy iremos al cine. —Confesé. Ambas muchachas soltaron gritos de emoción que, lograron captar la atención del personal que se encontraba en el casino disfrutando de su hora de descanso. —No entiendo por qué tanta emoción... —Rodeé los ojos. —No me hago expectativas al conseguir algo de él. Ya todos sabemos cómo es. Nunca se le ha visto con una mujer, al menos ninguna que trabaje aquí. E insisto, es imposible que nos enamoremos en cinco meses, y menos si no tenemos nada en común.

Rachel negó, en desacuerdo con mi opinión.

—Puede que seas la excepción, Claire. —Me dijo. Ahora era yo quien negaba de vuelta mientras y reía por lo ilusa que podían llegar a ser.

—Sinceramente, no lo creo. —Reiteré.

—Los polos opuestos se atraen. —Canturreó Amanda.

—Pues, tampoco creo en eso. —Repuse. —Tarde o temprano, habrá problemas dentro de la relación. ¿Qué pasa con quien es introvertido y está saliendo con alguien extrovertido? ¿No creen que tarde o temprano, el extrovertido se aburrirá del introvertido? ¿o viceversa? ¿o qué pasa con dos personas que tienen valores distintos? ¿no creen que habrá discusiones al respecto? —Rachel parecía analizar lo que planteaba. Amanda, en cambio, sonreía sin si quiera demostrar interés por lo que opinaba. No me extrañaba, después de todo, ella era la más empecinada en que todo iba a resultar como resultó en el trabajo de su hermana.

—Pero ambos se complementarían, Claire. —Repuso Amanda. —Aprenderían del otro.

—Al principio, lo más probable, pero con el tiempo, sus diferencias llevarían la relación a la quiebra.

—Escéptica. —Amanda dijo finalmente. —Deberías disfrutar tu posición, Claire. Al menos, trata de demostrar interés en salir con Evans. Después de todo, entre nosotras, tú has tenido suerte en tener que fingir con él.

Rachel asintió a su lado, en concordancia.


******


Chris Evans, como habíamos acordado durante la semana, se encontraba fuera del edificio esperándome para ir al cine. Frente a la mirada de nuestros amigos, caminamos en conjunto con ellos hasta llegar al centro comercial, donde cada uno siguió su camino en direcciones distintas. Nosotros caminamos sin decir palabra alguna hasta pasado los minutos. Realmente, el ambiente era extraño entre nosotros. No sabía qué pensaba Chris, tenía curiosidad por saberlo, y deduje que él sentía lo mismo, por la forma en la que se mostraba estar. Ligeramente incómodo.

—Rachel saldrá con Paul a cenar. —Comenté. Chris alzó sus cejas por si solas, denotando estar sorprendido. Más, logró carcajear con diversión.

—¿Paul Cooper invitó a Rachel a cenar? —Cuestionó. —No lo creo. Digo, es Paul, él no es de los que invite a las mujeres a salir...

Me encogí de hombros y, pensé en la verdad que acababa de decir Chris. La introversión de Paul muchas veces le limitó poder invitar a alguna mujer a salir. Luke, como buen amigo, le ayudaba dándole ideas de cómo poder hacerlo, pero para Paul, las técnicas que él le daba, simplemente no eran su estilo.

Y, en definitiva, las ideas de Luke no eran para Paul. Al contrario, eran para sujetos como Evans; ser directos era la cualidad que tanto Luke como Chris compartían. Paul en cambio, se tomaba su tiempo para analizar y clarificar lo que quería y lo que iba a hacer al respecto. Algo que, por lo general, no le funcionaba, a decir verdad.

Ahora, tal parecía que la situación era diferente y beneficiosa para Paul. Pensé en que quizás era la instancia perfecta para que Paul dejara su introversión de lado y utilizara el juego a su favor. Lo más probable es que Rachel ya le llamara la atención, y ello significaba, un posible romance para ambos pues, mi amiga ya había dado indicios de la emoción que le daba fingir ser novios con Paul.

—No lo puedo creer. —Comentó el rubio. —¿La habrá invitado él?

— No sé exactamente si fue él quien la invitó, pero puede que el juego le haya dado la oportunidad de hacerlo. —Me encogí de hombros. —Rachel se mostraba muy feliz. Y también esperanzada.

—Me imagino cómo ha de estar Amanda en estos momentos al ver que dos parejas ya van a tener su primera cita. —Carcajeó. —De igual forma, me alegro que el juego para ellos esté dando resultados. Después de todo, hay que verle el lado positivo. Si ambos logran enamorarse, recibiremos dinero. —Concluyó, haciéndome reí.

—Creo que eso es lo único que me motiva a seguir con esta estupidez. —Murmuré.

Subimos la escalera mecánica, en dirección al tercer piso del centro comercial. El cine estrenaba dos películas de amor, empalagosas a nuestro parecer. Optamos por una de acción; pagamos nuestras entradas, compramos palomitas y nos dirigimos a la sala correspondiente, con la intención de disfrutar una agradable tarde de cine entre amigos. 

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