15.- Compartir momentos de la niñez
Sobre la mesa del living, yacían tres cajas con fotos dentro de ellas. Todas, mostrando momentos que, en mi niñez, habían sido los mejores días que pude haber tenido. Abrí la primera caja y tomé de su interior, el primer álbum de fotos que vi.
Lo puse sobre la mesa y lo abrí, mostrándole a Chris mis primeros años de vida.
—Como te puedes dar cuenta, aquí no estaba muy contenta. —Le dije, indicándole una de las fotos de la primera página. —Acababa de nacer, así que te imaginarás la decepción que tuve al notar que ya no tendría las mismas comodidades que cuando estuve dentro del vientre materno.
Chris carcajeó. Tomó otra foto y me la mostró con cierta diversión.
—Esta me parece bastante tierna. —Comentó. —Realmente pareces un monstruo de barro y no una niña. —Se mofó.
La fotografía plasmaba a una pequeña de tres años, cubierta de barro junto al san Bernardo que, en ese tiempo, era nuestra mascota. El can lucía sucio tanto como yo. No tardé en evocar el recuerdo y sentirlo vivamente. Era como si viajara en el tiempo y pudiera ver mi persona en miniatura recrear todo lo que había hecho ese día.
Realmente, el reto que habíamos elegido con Chris durante la semana, había sido una buena idea. Me había permitido sacar las fotografías que tenía abandonadas en la buhardilla de mi hogar. Todo lo que había sido mi infancia estaba entre objetos abandonados, sucios y llenos de telas de araña. Asigné un día domingo para poder sacar las cajas y limpiarlas de la suciedad. Justo el día después del picnic que habíamos realizado como colegas.
Chris, como lo había anunciado, no asistió. Y, por una extraña razón que, no logré descifrar y, que tampoco me aventuré a ahondar, lo extrañé.
Lo extrañé en el mejor sentido de la palabra pues, desde que había ahuyentado a Matthew, con él me sentía mucho más segura y comprendida. Chris no hizo mayor comentario cuando mi ex novio se fue. Tampoco comentó nada al respecto a los demás como creí que iba a hacer. Al otro día, creí que vería a Rachel preguntándome si estaba bien y, posiblemente, ofreciéndome su ayuda para encarar a Matthew. Pero no apareció.
Todo se mostró normal y, agradecí a Chris el gesto de mantener todo en secreto.
—Tienes muchas fotos del San Bernardo. —Opinó el rubio, tomando las fotos del can esparcidas por la mesa.
—Fue nuestro primer perro. —Tomé una fotografía, contemplando y recordando a nuestra mascota. —Me acuerdo que mi papá llegó a la casa anunciando que traería un cachorro. Aún recuerdo el rostro de mi madre; totalmente molesta, diciéndole que, si traía a un perro, se olvidara de dormir esa noche en casa. —Reí al recordar su expresión y negación al traer un perro a casa. —Mi mamá no es muy fanática de los perros, pero Igual terminó aceptándolo y, debo decir que, pese a que no lo quería en nuestro hogar, ella fue la que más se encariñó con el perro.
Ambos reímos. Chris tomó otra fotografía y me la mostró.
—Mi padre era quien tomaba las fotografías. —Fruncí la comisura de mis labios. En la fotografía, estaba mi hermana sonriendo, y yo a su lado llorando tras haberme caído del columpio. Pude notar mi pierna ligeramente herida. —Creo que quise saltar desde el columpio y me caí.
—Todos hacíamos eso cuando pequeños. —Rio Evans, observando detenidamente la fotografía. —Y creo que más de alguna vez terminé como tú. —Carcajeó. —La diferencia está en que mi padre no era tan malvado como para plasmar ese momento humillante en una fotografía.
—Idiota. —Le golpeé el brazo a modo de juego. —¡Oh mira, una foto de mi cumpleaños número quince! —Dije al ver la foto entre otras. La tomé y se la enseñé. Chris la observó y sonrió enternecido. —Mi deseo era tener una fiesta a mis quince. Recuerdo que, en ese tiempo, mis padres no contaban con el dinero suficiente para una fiesta, pero insistí tanto, que de igual forma lo hicieron. Ahora que lo recuerdo, me hace sentir mal. —Murmuré. —Les hice gastar dinero y, de haber sabido que el niño que me gustaba bailaría con mi mejor amiga toda la noche, no hubiese hecho ninguna fiesta de cumpleaños.
Chris frunció el ceño y rio.
—¿Es enserio? —Cuestionó. —¿Te dejó por tu mejor amiga?
Asentí divertida.
—De todas formas, era un idiota. —Reí. Tomé otra fotografía y la observé detalladamente, tratando de recordar el momento y la historia que había tras ella.
—¡Pero si te veías hermosa! —Exclamó. — Tienes razón, era un idiota. —Concluyó.
Sentí un ligero calor en mis mejillas que, logré disminuir al sentir que sus palabras las había dicho con la intensión que sólo tendría un amigo para con su amiga: hacerme sentir bien.
Sonreí agradeciendo su comentario, más no dije palabra alguna.
—Cuando fui a mi fiesta de graduación... —Dijo Chris. —Lo había hecho con la chica que me gustaba. Era hermosa, yo sólo tenía ojos para ella. —Recordó el rubio con diversión, pero también con cierta nostalgia en su tono de voz. —Adivina lo que sucedió...
—Te dejó abandonado. —Dije. Chris asintió. Alcé las cejas, sorprendida. —No te creo...
—Sí, lo hizo. —Afirmó. —Y me dejó por su ex novio. —Carcajeó. —Creo que te he ganado en cuanto a desgracias adolescentes.
—Creo que sí. —Reí. —Tú gana. ¿Qué te debo?
—Otra historia. —Me dijo. Busqué entre las cajas y saqué una fotografía que representaba mucho al estar con la persona que más amé en mi vida. La observé con añoranza, y pese a que quise evitar llorar, no lo pude hacer. Una lágrima logró salir de mi ojo derecho, cayendo sobre la foto que sostenía.
—Ella era mi abuela. —Comencé narrando. —Mi ejemplo a seguir. Todo lo que soy en estos momentos es gracias a ella. —Suspiré. —Me crie con ella por una temporada. Les había insistido a mis padres poder irme donde mi abuela porque realmente disfrutaba estar con ella, ¿sabes? Siempre sentí que ella me entendía mejor que nadie. Además, me gustaba las historias que me contaba durante la noche.
Reí, recordando aquello. Mi mirada no dejaba de ver a la anciana que me sostenía y apegaba a su lado. Mi sonrisa expresaba lo feliz que me encontraba en ese entonces cuando ambas, habíamos ido a un parque de entretenciones.
—Murió mientras dormía. —Murmuré. Me mordí el labio al tratar de no llorar frente a Chris. Pero no funcionó pues, Chris había rodeado mi hombro con su brazo y atraído a su lado. —Nunca le pude decir adiós, y creo que eso me pesa.
—Pero asumo que la has ido a ver al cementerio... —Inquirió Evans. —Le has podido decir adiós allí, ¿no?
—Sí, pero no es lo mismo. —Repuse. —Cuando iba me sentía mal al tener que hablarle a una lápida y no a ella. Dejé de ir por eso mismo.
—¿Te parece si cambiamos de historia? —Propuso. —Yo tengo muchas que contar, y estoy seguro que te van a gustar. —Me guiñó un ojo.
Reí entre lágrimas. Chris salió de mi casa y se dirigió hacia su auto que se encontraba estacionado frente a mi hogar. Del maletero extrajo una caja de la misma dimensión que las que reposaban en la mesa de mi living: Mediana y de tonalidad café.
Hice un espacio entre las fotografías esparcidas sobre la mesa para poder incorporar las de él. Las esparcimos por toda la mesa y nos sentamos en los asientos para contemplar la primera: Un Chris bastante rubio y muy pequeño. A su lado había dos niños posando para la fotografía. No tuvo mucho que contar respecto a esa más que mencionar que había sido un día relajado en una de las playas de la ciudad.
Sacó otra, mostrando a quien era su madre y padre. Chris se expresaba muy bien de ellos, mencionando que eran las personas más preciada que tenía en su vida, junto a sus hermanos. Me confesó también, haberse hecho un tatuaje en honor a sus hermanos, y ello, me pareció totalmente tierno. Que Chris hiciera eso por su familia, hablaba de una persona muy apegada a quienes él quería y estimaba.
Contar nuestras historias nos llevó gran parte del día. Al finalizar, Chris tomó una foto con su celular, enfocando tanto sus fotografías como las mías. El mensaje les llegó a nuestros colegas como evidencia de que, ambos habíamos realizado otro reto dentro de la lista que Amanda nos había entregado.
—Espero que ambos hayan disfrutado la tarde compartiendo sus historias de vida. —Escribió Rachel.
Nos miramos con Chris y sonreímos, asintiendo y concordando en que, ambos habíamos tenido un día agradable compartiendo nuestras historias.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro