En tiempos de pandemia, existen solo dos tipos de personas: los responsables y los covidiotas. Un covidiota, en términos coloquiales, es ese ser humano despreciable que desobedece las recomendaciones para evitar los contagios. Su cubrebocas siempre estará debajo de su nariz o haciendo de hamaca para su papada, jamás se ha de lavar las manos luego de un día fuera de casa, asistirá a todas las fiestas posibles o a casa de sus familiares vulnerables y les saludará de beso. Sus manos sucias siempre rascarán sus ojos o nariz cuando esté en la calle. Tendrá pensamientos conspiranoicos, creerá que el COVID-19 lo inventó el gobierno para controlar la sobrepoblación y su vida se regirá bajo el pensamiento "a mí no me pasará porque soy joven". Claro, esto también aplica para los adultos mayores, un tanto distorsionado para no aceptar la realidad mundial.

     Pero esta historia se centrará en la población joven cuya vida se gobierna por esa premisa irresponsable y sin fundamentos.

     ¿Qué pasaría si un covidiota se muda al lado de un chico excesivamente responsable? Muchas cosas pueden suceder, las peleas serán inminentes, los argumentos volarán en el aire a través de gritos y el vecino responsable no dudará en llamar a la policía cuando el covidiota decida hacer una fiesta.

     YoonGi es, dentro de los estándares actuales, un ejemplo a seguir como persona responsable que se cuida del virus, mientras que su nuevo vecino JiMin, un covidiota cualquiera, llegará a alterarle la poca paz mental que le queda.