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─ ¿Y ese loco qué? ─JiMin termina con un mal sabor de boca luego de conocer a su vecino. ¿Quién se cree que es? ¿El policía del edificio?
Camina molesto, rumbo a su trabajo en un restaurante en Itaewon.
─Yo me pongo el puto cubrebocas a la hora que me da la gana ─dice enfadado y aborda el bus, pero es reprendido por el chofer, quien le pide que se coloque bien la protección.
Enfadado, pone sus ojos en blanco y termina obedeciendo, pero el resto del día se convierte en puro mal humor y amargura para él, pues no le gusta que nadie, mucho menos un extraño, le diga qué putas hacer.
Sí, están en una jodida pandemia y ese renombrado virus está enfermando a la gente. ¿Y qué? Él es joven, se siente fuerte e invencible, nada de lo que ve a su alrededor en las noticias le va a hacer cambiar de opinión. ¿Población vulnerable? Esas mierdas las inventó el gobierno para controlar a las masas, pura mierda y habladurías, puro desvío de la atención para que la gente no se dé cuenta de otras cuantas cosas más importantes, como el control mental con las antenas 5G o las evidencias de que los aliens existen.
A pesar de haber tenido un mal inicio de semana por culpa de ese vecino, YoonGi intenta dejarlo pasar para no amargarse las vacaciones. Si algo le ha servido suficiente, es ignorar todo lo que pasa a su alrededor, incluso las noticias, solo así puede permanecer tranquilo, dentro de su burbuja donde todo es seguro.
Durante ese día, intenta concentrarse en ver las series que tiene pendientes, en cocinar un poco, en darse una sesión de belleza porque su piel se ha quemado un poco en esa salida al supermercado. Pero en cada cosa que hace, por lo menos una vez cada diez minutos, está pensando en su vecino.
Seguro es de esos que no se ponen el cubrebocas si no los obligas. ¿Y si invita gente? ¿Y si se la pasa de fiesta cada fin de semana? ¿Y si se contagia y un día me lo llego a encontrar en el ascensor y termino contagiándome también?
Demasiada paranoia para él, así ha sido desde que todo empezó. Por eso es que cada dos o tres días está hablándole a su familia en una pequeñísima provincia en Daegu, un pueblo casi aislado de la civilización donde incluso la señal del internet y del teléfono suelen fallar. Pregunta por todos, sobre todo por su abuelita con diabetes y obesidad, una de las personas con más probabilidades de morir en su familia si se llegase a contagiar.
A veces, incluso aunque quiera ignorar todo lo que pasa alrededor, no puede evitar preocuparse por su familia. Al menos una vez a la semana, le da a su mamá el sermón de siempre sobre cuidarse y no salir, pues la conoce bien y sabe que en su familia no pueden dejar de ser sociables, siempre están saliendo, invitando gente a su casa y haciendo reuniones familiares. Eso le preocupa y le enoja al mismo tiempo, porque parece ser que él es el único en su familia que realmente le interesa cuidarse. Pero se encuentra en un dilema: ir a cuidarlos y controlarlos significa salir y arriesgarse, quedarse en casa significa estar enojado todo el tiempo por la certeza de que no están siguiendo las medidas.
Ha sido toda una odisea sobrevivir a la pandemia y ni siquiera sabe cuándo va a terminar. En fin, no hay nada que pueda hacer en este momento. Tan solo cuidarse, especialmente de su vecino, del cual sospecha que puede hacer cosas peores además de no ponerse bien el cubrebocas.
Cuando la noche cae, el dueño de los apartamentos le pide bajar a la caseta de seguridad para que le pueda pagar la renta, y YoonGi se pone de nervios en cuanto sabe que tiene qué salir. Así que se alista, cuan soldado yendo a la guerra. Gel antibacterial, toallitas y spray desinfectantes, cubrebocas KN95, guantes de látex y lentes protectores. Intenta ir por las escaleras, pero nota que están siendo reparadas, así que no le queda de otra y debe usar el temible ascensor.
Aquello le molesta porque ese ascensor es un espacio demasiado reducido y tocar cualquier superficie significa una posible muerte para él, pero se resigna. Total, lo peor que podría pasar sería que el elevador se quede atascado.
Al entrar a la pequeña cabina, primero utiliza su spray para rociar todo el lugar, hasta que el aroma a limpio invade el pequeño rectángulo. Ya sintiéndose seguro, usa una toallita para limpiar los botones del elevador, presiona el botón para ir a la planta baja, y su travesía hacia abajo comienza, haciéndole revolver las tripas.
El proceso de bajar termina exitosamente, pero ahora sigue sacar el dinero que ha guardado en una bolsa de papel, para no tener qué tocarlo directamente. Lo pone en el borde de la ventanilla donde está la secretaria del dueño, esta toma el sobre como si nada le importara, le entrega su recibo y la travesía casi concluye.
Es momento de volver al temible elevador. El proceso es el mismo, por suerte está solo, pero no contaba con que...
─ ¡Espera, voy a subir! ─ahí viene el vecino nuevo, con el cubrebocas por debajo de la nariz─. Gracias, no quería esperar otra vez el elevador, me urge ir al baño.
No lo digas, no lo digas. Nuevamente se tiene que obligar a guardarse sus palabras.
YoonGi no responde, solo se tensa porque el pequeño compartimiento de metal no les permite mantener la distancia recomendada. Como si nada, JiMin presiona el botón y la cabina se cierra, dejándolos en una incómoda situación.
Disimuladamente, YoonGi se aleja hasta la esquina contraria a la de JiMin, mirando hacia otro lugar. El vecino que usa mal el cubrebocas lo mira con curiosidad.
─ ¿Estás bien, vecino? ─Le pregunta sin mucho interés, puesto que aún sigue enfadado con él después del incidente de la mañana.
─Sí ─responde, pero antes de que pueda decir otra cosa, JiMin arruga su entrecejo, anunciando un estornudo.
Todo se torna más caótico y parece suceder en cámara lenta. Él se quita el jodido cubrebocas y estornuda en una dirección cercana a YoonGi, salpicando miles de gotitas de saliva en el ambiente. Rápidamente, el paranoico saca su spray y rocía el aire.
─Oye, no tengo COVID, no seas idiota ─se ríe con algo de enfado y vuelve a ponerse mal el cubrebocas, YoonGi solo lo mira enfadado y arrinconado, tenso.
No lo digas, no lo digas, no lo digas.
A la mierda, dilo, es un idiota.
─El idiota eres tú. ¿Cómo se te ocurre estornudar así? ¿Sí sabes que el cubrebocas es para evitar que tu saliva esté en contacto con el exterior y así evitas enfermedades? Además, no puedes saber si tienes COVID o no. ¿Qué tal si eres asintomático o no has presentado síntomas todavía? Ten un poco de responsabilidad y cuida a los que te rodean.
Ya no puede soportarlo, las palabras solo salieron solas, está claramente enojado y muy nervioso, siente que le falta el aire y ruega por que lleguen pronto a su piso.
─No me digas qué hacer ─tuerce los ojos, ahora está demasiado enfadado, ya suficiente tiene con lidiar con el exterior, como para que su vecino le quiera dar órdenes y encima insultarlo─. Deja de ser un paranoico, no me jodas la existencia.
─No intento decirte qué hacer, solo te pido que seas responsable, porque ahora a todos se nos está pidiendo eso para parar la pandemia.
─Estoy harto de oír a la gente hablar de esa jodida pandemia. ¿Puedes callarte? ─arrogante, JiMin termina por darle la espalda, sintiéndose victorioso porque, en efecto, hizo callar a YoonGi.
Pero este no está en silencio por esa orden, sino que el aire empieza a faltarle cada vez más, las paredes a su alrededor parecen comprimirse, dándole la sensación de que JiMin está más cerca de él cada vez.
Entonces, la pequeña campana les avisa que han llegado a su piso, y es YoonGi quien primero sale corriendo, el pánico se está adueñando de él, producto del miedo y la ansiedad. JiMin lo mira con fastidio, pensando que es un maldito paranoico, un idiota controlador.
YoonGi abre con dificultad su puerta, poniendo mal el código un par de veces. Cuando finalmente logra entrar, su mundo da vueltas, y su ataque de asma empieza a rogarle a su cuerpo por el inhalador.
Temblando, se quita los guantes y, antes que nada, se obliga a ponerse el gel antibacterial aunque sus vías respiratorias se estén cerrando de a poco. Jala tanto aire como puede, pero es poco el que logra entrar a sus pulmones. Finalmente, saca de su mariconera el inhalador y con dos disparos es suficiente para volver a sentir que el mundo es estable.
Se sienta en el piso a esperar que el ataque de pánico pase. Respira profundo, vuelve a disparar el inhalador una vez más, y las lágrimas salen debido al esfuerzo y a toda la ansiedad que sintió.
Está molesto, muy molesto porque nadie entiende nada. Su vecino definitivamente es un covidiota y YoonGi teme por su vida cada vez que sale, sobre todo cuando tiene que interactuar a la fuerza con gente como él. Y eso sumándole su miedo a los elevadores, no hace para nada agradable su estadía en ese edificio.
Asmático de nacimiento, con una pequeña pizca de claustrofobia, susceptible a tener ataques de pánico y a desarrollar ansiedad generalizada, sumándole su recientemente adquirida obsesión por la limpieza, YoonGi hace tanto como puede para sobrevivir al mundo nuevo que le rodea. Ahora se ha dado cuenta de lo irresponsable que es su vecino, pero no tiene ni idea de lo que se viene.
Porque si ya se dio cuenta de que es malo, por supuesto que Park JiMin puede ser peor.
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