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🍎 CAPÍTULO CUATRO🍎

No quería salir de la cama. Hubiese dado cualquier por permanecer encerrada en la pequeña habitación por el resto de mi vida,  no tener que salir y ver el rostro de Deimos. Me había despertado más temprano de lo habitual, ni siquiera el sol había salido, pero los sueños me impedían cerrarlos ojos. Cada vez que lo hacía me encontraba en la habitación de Austros, en su cama, siendo follada por ellos, por los hermanos Snow. Después de intentar conciliar el sueño varias veces, me di por vencida, tenía que alejar esos pensamientos, este era mi nuevo trabajo y mi nueva vida, si quería cumplir con Delle, debía comportarme.

«¿Acaso estaba enferma?»

Había escuchado de personas que se obsesionaban con el sexo a tal grado que no podían vivir sin él.

«¿Era yo una de esas personas?»

Mi cabeza estaba inundada de pensamientos que no dejaban de atormentarme y por más que intentaba alejarlos siempre volvía al mismo sitio. Recordar los sucesos de anoche no ayudaba en absoluto, si cerraba mis ojos podía sentir los dedos de Deimos en mi coño y su respiración agitada mientras restregaba su polla contra mí.

¿Por qué estaba actuando de esa manera?  Lo mejor sería volver al burdel, alejarme de esta casa, de los hermanos y recuperar mi estabilidad y la monotonía de mi antigua vida. Lo había decido, en cuanto el sol saliera iba a reunirme con ellos y avisarles de mi renuncia, seguro podíamos encontrar una forma de salvar el burdel diferente a esta.

No supe cuánto tiempo pasó, di tantas vueltas en la pequeña cama intentando despejar la mente que  cuando finalmente vi la luz del día solté un suspiro de alivio y me levanté de inmediato. Tomé una ducha rápida, agarré un uniforme limpio del closet y trencé mi cabello. Crucé el silencioso pasillo a toda prisa sin mirar ninguna de las habitaciones, seguro aún estaban durmiendo, bajé los escalones y fui directo a la cocina para preparar el desayuno. Cuando abrí la nevera un estruendo hizo que me sobresaltara y luego se escucharon varias risas masculinas.

«¿Estaban despiertos ya?»

Me encaminé al comedor en sus búsquedas pero no había nadie. ¿Dónde demonios estaban? Podía escuchar claramente sus carcajadas. Regresé a la cocina, si estaban despiertos quería decir que pronto vendrían a desayunar y podría avisarles de mi regreso a mi antiguo hogar. Agarré la libreta donde estaba anotado lo que debía preparar para cada uno y me puse manos a la obra.

—White —me tensé al escuchar la voz de Austros a mis espaldas.

Cuando me giré el corazón me dio un salto y cubrí mis ojos con ambas manos. Austros, no estaba solo, Caelus estaba a su lado y ambos traían su torso totalmente descubierto. Las manos me temblaban mientras ocultaban mis ojos y ellos comenzaron a reír.

—Venga, no seas tonta —me dijo Austros—. Se que soy guapo, pero tampoco es para tanto.

Caelus soltó una carcajada que hizo eco por la cocina.

—Yo —tartamudeé—, lo lamento señores, creí que estaban dormidos y aproveché para preparar el desayuno, no quería incomodar —dije con la voz temblorosa.

Escuché sus pasos adentrarse a la cocina y por instinto di un paso hacia atrás. ¿Cómo pretendían que no tuviera sueños húmedos si se me aparecían en semejantes fachas?

—Tranquila, Bianka. —dijo Caelus. Su voz era grave y fuerte, tanto que pude sentir los bellos de mi piel erizarse—. Hoy es domingo, solemos quedarnos en casa y pasar un rato entre hermanos, estábamos haciendo ejercicio por eso vestimos así.

—Venga, quita las manos de tus ojos —me ordenó Austros y obedecí.

No pude evitarlo y mis ojos fueron directo a sus torsos, tragué en seco al ver los músculos enmarcados y el sudor cubrir sus pieles. Pero el cuerpo de Caelus llamó más mi intención, tenía varias cicatrices y por lo visto una herida reciente cubierta por una venda.

—¿Está bien? —no pude evitar preguntarle y el asintió con seriedad.

—Solo es un rasguño.

Ambos se acercaron a la nevera y tomaron dos botellas de agua, una para cada uno y desaparecieron. Seguí con m tarea y cuando el desayuno estuvo liste suche varios pasos entrar al comedor. Preparé todo en el carrito y salí a servir. Cuando entre al comedor me detuve con la respiración agitada, no solo Caelus y Austros andaban con el torso desnudo, todos llevaban la misma vestimenta. La boca se me secó y un ligero sudor cubrió mi frente.

«Mierda, y más mierda. Vamos Bianka solo te quedan horas aquí.»

Como pude, intentando aparentar tranquilidad puse cada uno de los platos y ellos comenzaron a comer en silencio. Era mi momento de hablar. Me aclaré la garganta y todos me observaron. Mis ojos buscaron los de Deimos que me observaba con una sonrisa de amabilidad desde su sitio.

—Voy a regresar a mi casa —dije sin rondar mucho el asunto.

—¿Qué? —Elais soltó la galleta que tenía en su mano y me miró sorprendido—. ¿Por qué quieres marcharte?

—No puedes irte —Austros me habló con molestia—. ¿Qué parte de que he pagado por ti no te ha quedado clara?

Bajé la cabeza con vergüenza y con los ojos llorosos. La estridente voz de Gerión me hizo mirarlo.

—Si quiere marcharse puede hacerlo —ordenó—. No es nuestra esclava, Austros, deja de comportarte como un tirano.

—Si quiere irse por lo menos deben decir porqué la trajeron ¿No?

Esta vez quien habló fue Balios y se ganó una mirada de molestia por parte de todos sus hermanos. ¿Estaban ocultándome algo? ¿A qué se refería?

—Bianka, no puedes marcharte —me dijo Felis—. Es difícil convivir con siete hombres, lo sé, pero tienes que quedarte con nosotros por tu bien.

—¡Y una mierda se callan todos! —Gerión dio un golpe en la mesa que me hizo sobresaltar—. ¡Nadie dice una palabra más!

Una sensación de miedo me recorrió el cuerpo, definitivamente ellos me estaban ocultando algo. El comedor quedó sumido en un profundo silencio. Todos continuaron desayunando sin decir palabra y yo no me atrevía a pregunta nada mientras observaba al hermano mayor respirar con fiereza. Parecía tener ganas de asesinar a alguien.

—Bianka —me llamó—. Espérame fuera, yo mismo te llevaré hasta tu casa.

Asentí con una sonrisa, no me importaba lo que sea que estuviesen ocultando. Podía regresar a mi casa y olvidarme de ellos. Estaría con Delle y las chicas y las cosas volverían a su curso normal. La emoción no me cabía dentro del pecho mientras esperaba a Gerión en la entrada, había un auto negro parqueado e imaginaba que en ese iríamos para el burdel. Pasaron quince minutos y el enorme cuerpo de Gerión apareció frente a mi. Me quede idiotizada viéndolo vestido elegantemente y con su cabello largo recogido. Era el hombre más atractivo que había visto en mi vida.

Subimos al coche en silencio y el trayecto estuvo lleno de ansiedad por mi parte. Estaba segura que todas me recibirían con alegría. Extrañaba tanto mi hogar, de ahí en adelante los hermanos White solo serían una mancha oscura en mi pasado. El auto se detuvo en la entrada y Gerión me observó a través del espejo retrovisor sin expresión alguna.

—Ya estás en tu casa.

Me bajé del auto de inmediato. La puerta del burdel estaba abierta aunque aún no era horario laborable. El salón principal estaba vacío, seguramente las chicas estaban alistándose. Subi la enorme escalera y llegué hasta la oficina de Delle. Abrí la puerta llena de emoción.

—¡He vuelto! —grité al entrar.

Delle estaba acompañada de un hombre al que nunca había visto, estaba completamente vestido de negro y había una pistola descansando en la mesa.

—¿Bianka? —me preguntó sorprendida y con el rostro molesto—. ¿Qué demonios haces tú aquí?

Parecía una persona distinta a la Delle que conocí. Sus ojos destellaban rabia y el hombre desconocido tomó la pistola en sus manos. Di un paso hacia atrás al instante.

—Yo… —titubeé sin saber qué responder—. Me he ido de la casa de Austros.

—Mátala —le ordenó al hombre que al instante apuntó su pistola directo hacia mi.

Sentí como si mi corazón se hubiera hundido en un abismo oscuro y sin fondo cuando escuché su palabra. El miedo me envolvió como una sombra helada, paralizando cada músculo de mi cuerpo. La angustia se apoderó de  mi pecho, apretándolo con una fuerza desgarradora, mientras comprendía el alcance de esta traición.

Fueron segundos que se sintieron como una eternidad. El arma apuntaba directo a mi cabeza mientras observaba la risa siniestra de Delle. ¿Con quién viví durante tantos años? Decepción y traición se entrelazaron en un torbellino de emociones, erosionando la confianza que alguna vez había depositado en la mujer que creí era mi familia. Las lágrimas llenaron mis ojos, pero el miedo me impedía llorar abiertamente. Me sentía abandonada, desamparada y vulnerable, como una flor desgarrada por una tormenta implacable.

El silencio fue interrumpido por un disparo y cerré mis ojos a la espera del dolor, pero no sentí nada excepto el grito de mi madrastra y un brazo rodeándome la cintura y apartándome del medio. Abrí los ojos con el corazón latiendo a toda prisa. El hombre que iba a dispararme estaba en suelo inconsciente con un agujero en la frente mientras gruesas lágrimas caían de los ojos de Delle. Frente a mí la enorme espalda de Gerión actuaba como escudo protector y a mi lado Caelus sostenía un arma que apuntaba directamente a mi madrastra.

—Fuimos claros contigo —escuché la voz de Gerión—. No puedes tocarla mientras esté bajo nuestro cuidado.

Las manos de Delle temblaban mientras abría uno de sus cajones del escritorio. Me quedé quieta en mi sitio sin terminar de creer todo lo que estaba pasando. El dolor de la traición de  mi madrastra se me lavó en el pecho como una daga afilada, dejando una herida profunda que tardaría mucho en sanar. Cómo alguien a quien había respetado y amado podía conspirar para acabar con mi vida de una manera tan cruel. Con manos temblorosas sacó un revolver y lo sostuvo entre sus manos apuntando directo a Gerión.

—Por favor, Delle —dijo Caelus con una sonrisa—. Ni siquiera sabes usar eso, la hubiese matado hace años.

Lo miré con asombro, ellos sabían que iba a intentar deshacerse de mi y aún así dejaron que regresara a este lugar. Los hermanos Snow tenían conocimientos sobre mi que ni siquiera yo misma sabía, pero aún así  me habían salvado la vida.

«¿Por qué estaban haciendo todo esto?»

—Voy a repetirlo —Gerión caminó hasta el frente y apoyó sus manos en el escritorio provocando que Delle se sobresaltara aún más—. Bianka pertenece a los hermanos White, cualquier persona que intente…

—Dañar un solo mechón de su bonita cabellera negra —continuó Caelus—. Terminara como ese imbécil de ahí.

Ella asintió y Gerión se giró de inmediato. Su mirada gélida se encontró con la mía. Pasó de largo por mi lado sin decir palabra alguna y salió de la oficina.

—Venga, Bianka, regresemos a casa.

Asentí con ojos llorosos y el me brindó su brazo para que entrelazara el mío. Lo hice, porque necesitaba el apoyo suficiente para poder salir de allí sin derramar una lágrima, aunque mi mente solo me estuviera repitiendo a cada instante que todos los momentos de felicidad que había vivido con mi madrastra eran una maldita mentira, que mi padre me había dejado en las manos de una persona que solo quería dañarme y que estaba totalmente sola, sin un hogar y sin absolutamente nada, porque la única posesión de mi familia había quedado en sus manos.

Entramos en el auto en silencio. Gerión y Caelus en la parte delantera y yo detrás, con la mirada fija en mis manos mientras las lágrimas caían sin cesar.

—¿Por qué me trajiste aquí si sabías que ella iba a intentar matarme? —pregunté con la voz ronca.

—A veces necesitamos experimentar por nuestras propias cabezas —me respondió Gerión con la mirada fija en la carretera—. No seas una niña ingenua, Bianka, es hora de que despiertes y te enfrentes al mundo real, quedan muchas cosas por enfrentar.

—Nos tienes a nosotros —dijo Caelus ganándose una mala mirada de su hermano—. O sea, puedes volver a ser nuestra empleada, mientras lo seas, ella no podrá dañarte.

Asentí sin pronunciar palabra y el mayor de los hermanos puso el auto en marcha. Por lo visto mi destino seguía atado a los siete Snow.








Hola, hola
Espero que les esté gustando la historia 😊🍎.

Sólo paso a recordar que tengo canal en WhatsApp para mis lectoras, allí les dejé las imágenes de los hermanos y de Bianka.

Si quieres unirte solo debes escribir en mi tablón de anuncios o directo a mi dm.

Las amo.
Nos leemos pronto

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