Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3. Covenant

Disclamer: Los personajes, lugares y parte de la trama no me pertenecen, escribo para divertirme y sin ningún tipo de ánimo de lucro.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

3.

<<Covenant>>

Covenant era su secreto. Pero nadie sabía bien lo qué era.

Era la magia que hacía aparecer y desaparecer esa sala en medio del muro, en aquel pasillo desierto y que no solía despertar el interés de nadie más en Hogwarts. Era algo extraordinario que había aparecido para ayudarles.

Y también para protegerles.

Puede que lo más asombroso fuera que el anhelo que los unía a todos hubiese sobrevivido al horror que había tenido lugar entre esos muros tan solos unos meses antes. Era un deseo prohibido que debiera haber desaparecido por acción del odio y la muerte; y sin embargo, aún latía en todos ellos con la misma, o puede que con mayor intensidad. Malfoy sospechaba que ese hecho tan insólito fue lo que invocó a Covenant.

Y Covenant los había encontrado.

Todo comenzó una noche en que, como venía sucediendo desde que el curso empezó, Malfoy no conseguía quedarse dormido. No dejaba de dar vueltas en la cama, molesto y frustrado por lo que estaba pasando, cuando de repente oyó esa voz que parecía susurrarle al oído.

Yo puedo darte lo que tanto anhelas... si tú recuerdas guardar mi secreto.

Pero no estaba en su oído, sino dentro de su cabeza.

Solo le habló de esa voz misteriosa a Evie, pero ella negó haberla escuchado. Tampoco supo cómo describirle qué la había guiado a ella hasta ese lugar, así que Malfoy suponía que para cada uno fue algo distinto. De cualquier modo, los que ahora conocían y custodiaban el secreto habían sido atraídos hacia ese lugar seguro, ese refugio, donde podían cumplir sus anhelos. Al contrario de lo que decían los rumores que Blaise había oído, sus reuniones no tenían nada que ver con la magia oscura.

Era algo mucho más simple.

Draco echó un vistazo a la sala repleta de parejas, nada que no se pudiera ver por el resto del colegio, salvo por una diferencia bastante significativa: cada pareja estaba formada por un Slytherin y alguien perteneciente a otra casa.

Ese era el gran secreto.

Sacudió la cabeza porque pensar en ello le hacía gracia, aunque sabía que era muy serio. Las distintas insignias de los uniformes resplandecían ahora con la luz de los candelabros: verde, azul, amarillo y rojo. Sin distinciones, ni separaciones.

Covenant.

Evie, a su lado, le miró con extrañeza al intentar leer su expresión y le tiró de la mano.

—¿Qué? —Le preguntó ella. Un mechón de su pelo castaño resbaló por el borde de su cara. Sus mejillas estaban encendidas, sus ojos marrones robaban reflejos rojizos al fuego. Era una imagen encantadora, tanto que deshizo la tensión del día haciéndole sentir a salvo. Su máscara de frialdad se derritió ante la cálida mirada de la chica. Le besó el dorso de la mano con fervor y ella se rio—. Venga, me muero de hambre...

Ambos se unieron al resto en torno a la larga mesa de madera oscura que había en el centro del cuarto. Estaba repleta de comida deliciosa servida en fuentes que tenían unas enormes y peludas patas de araña que se movían ofreciendo su contenido a los comensales. También había jarras con bebidas y diminutas calabazas de adorno que brillaban y entonaban tétricas melodías sobre fantasmas, muertos vivientes y trolls nauseabundos que se comían a los niños.

¿Quién preparaba esa comida? ¿Quién la servía para ellos?

Formaba parte del misterio.

Malfoy adivinó que eran esas calabazas cantarinas, y no tanto la comida, las que habían llamado la atención de Evie. Por alguna razón, él tampoco tenía hambre, no dejaba de mirar a su alrededor y observar el modo en que los chicos y chicas comían, charlaban y reían entre sí sin que tuvieran que vigilar quien les observaba.

Eso era lo que Covenant les ofrecía: un lugar solo para ellos.

Si bien aquella habitación no se distinguía tanto del resto de las salas comunes de la escuela, sí tenía algunos detalles que la diferenciaban del resto. Sobre la campana de la gran chimenea estaba grabado el escudo de Hogwarts al completo, y los tapices y cuadros que decoraban las paredes no se reducían a un par de colores, sino a todos.

Porque allí cualquier color estaba bien. Cualquier pareja era correcta.

El chico se fijó en una de sus compañeras de Slytherin que miraba embobada al chico rubio de Hufflepuf mientras este parloteaba con sus graciosos y exagerados ademanes, al tiempo que le acariciaba el brazo. Observó a un gigantón amigo suyo asentir a todo lo que una diminuta pelirroja de Gryffindor le decía, sentada en su regazo. Nott y el chico de Ravenclaw ya se habían escabullido a uno de los mullidos sillones para intimar sin vergüenza alguna.

Parecía lo más natural del mundo, incluso para él que había sido educado en la creencia de que cierto tipo de magos no deben juntarse con otros. Desde el principio los Slytherin habían sido los más elitistas, los más independientes y contrarios a relacionarse con miembros de otras casas pero los sentimientos surgen, ingobernables, y nunca se sabe a dónde irán a parar.

Pero, de algún modo, Covenant lo había sabido. Supo que lo necesitaban y acudió en su ayuda.

—¡Por Covenant! —exclamó un Gryffindor alzando su copa dorada mientras que con su otra mano sujetaba la cintura de una chica Slytherin que gritó aún más fuerte que él. Todos corearon el grito y rieron cuando los susodichos se fundieron en un apasionado beso.

En sus primeros años de escuela, Malfoy habría hecho una mueca ante semejante espectáculo y habría pensado que esa chica era poco menos que una traidora a la sangre. Le habría parecido inconcebible, incluso puede que repulsivo...

Entonces era solo un crío solía decirse cuando pretendía engañarse y atribuirse el mérito de haber madurado por sí mismo lo suficiente como para superar esas viejas ideas. Pero no era cierto. No había sido él.

Había sido Evie.

Si no la hubiera conocido a ella no habría tenido motivos para cambiar su manera de ver el mundo, y de no haberlo hecho... ¿quién sabía dónde estaría ahora? ¿Quién sabía qué habría sido de él durante la Batalla de Hogwarts?

Quizás solo se había librado de un destino terrible gracias a ella. Tal vez eso significaba que ella le había salvado la vida.

—¿En serio? —preguntó un Ravenclaw, alto y serio, apoyado contra la mesa—. ¿Una logia secreta que practica artes oscuras?

—Oh, sí —Una de las chicas Slytherin se carcajeó al tiempo que bebía sorbitos de su copa—. Blaise Zabinni anda como loco interrogando a todo el mundo para enterarse de qué pasa.

Algunos se echaron a reír y otros compartieron anécdotas similares de sus compañeros de casa que también albergaban sospechas sobre lo que podía ser Covenant. Salvo los Gryffindor que, al igual que Evie, no parecían haber oído nada al respecto.

Eso le hizo pensar, con cautela, que sus compañeros leones habían tenido mucho cuidado para que estos no supieran que sospechaban algo. Si era así, podía ser que los Gryffindor tuvieran una idea más acertada sobre lo que ocurría, de lo que él habría creído.

En cualquier caso, nadie pareció preocuparse por el asunto de los rumores. ¡Les parecían tan disparatados! Allí se sabían a salvo, estaban tranquilos. Puede que hasta creyeran imposible que alguien pudiera descubrirlos.

Nadie sabía hasta donde se extendía el velo con que Covenant los cubría, ocultando a ojos de los demás sus desapariciones, sus despistes o los gestos que debían reprimir pero que, de vez en cuando, se les escapaban en público. Estaban confiados del todo al misterio.

—Todos piensan algo distinto, pero se decepcionarían por igual si descubrieran lo que hacemos aquí en realidad —opinó otra de las Slytherin. El chico Ravenclaw que la abrazaba por la espalda asintió con la cabeza.

—Más que decepcionarse se enfurecerían de nuevo.

—Sí. Y ya sabemos lo que pasaría después.

La voz de la Hufflepuff que hizo el último comentario se apagó despacio y atrajo un silencio endeble que se extendió a todos a través de los aullidos de las calabazas, el aullido del viento y el violento crepitar del fuego. Callaron por igual unos y otros, pero había una verdad dolorosa que asomaba en la mirada herida de aquellos que no portaban la insignia de la serpiente.

Los traidores.

Y, casi a la vez, los distintos pares de ojos confluyeron en Evie, cuyo rostro volvió a cubrirse de rojo. Malfoy sintió que su estómago se retorcía con saña hasta que la chica resopló de manera cómica.

—¡Vamos! Dejar de mirarme como si me tuvierais mucha pena —Se quejó y aunque fue evidente que no quiso hacerlo, su mirada se desvió hacia él durante un instante—. No pasa nada...

>>. ¡No fue para tanto!

Nadie la rebatió, sus compañeros de casa la sonrieron y asintieron con la cabeza demostrando su amistad y su admiración, pero ella sacudió la cabeza como si nada.

Poco a poco, esa atmosfera tan tensa se disipó y un nuevo tema de conversación surgió atrayendo la atención de los presentes.

De ninguna parte y de todas surgió una melodía que llenó la estancia, acallando los alaridos de las calabazas. Era una música suave, tan líquida que se deslizó en torno a los cuerpos, atrayéndolos a un baile que ayudó a relajarles. Las sombras que el fuego de la chimenea arrancaba a las figuras danzantes se alargaron sobre el suelo. Aquella música no tenía nada de terrorífica.

¿Cómo supo que era eso lo que necesitaban?

Draco Malfoy obvió esa cuestión sin respuesta. Permaneció de pie, con los brazos pegados al cuerpo y repasando las irregularidades del suelo, ausente.

Culpable.

.

.

.

¡Hola magos y brujas!

Por aquí os dejo el capítulo 3, un poco cortito, pero pronto estaré de vuelta con la siguiente actualización. Espero que os haya gustado ^^

No os olvidéis de votar y de dejarme un comentario con vuestra opinión.

¡Hasta pronto!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro