Yuri ya dormía cuando escuchó un portazo que le hizo saltar en su cama, frunció el ceño viendo a la oscuridad y talló sus ojos. El reloj en su buro indicaba las cuatro treinta de la mañana. Suspiró y se quejó, enderezándose para saber si era Otabek o JJ quien llegaba al departamento. La puerta de la habitación se abrió también y la silueta del recién llegado comenzó a acercarse a la cama con pasos torpes, el omega suspiró y rodó los ojos, últimamente Jean llegaba en ese estado para tirarse a dormir hasta el medio día.

Gruñó y se cruzó de brazos, haciéndose a un lado para que pudiera tirarse de su lado de la cama, dándole la espalda y cubriéndose bien, esperaría al otro día para contarle sobre su embarazo -del que aún no quería hablar con nadie, pero sabía que debía pronto para terminar de convencer a Beka-.

Se tensó cuando sintió la mano del otro en su cintura y trató de enderezarse para empujarlo, odiaba el olor que despedía cuando estaba borracho. Abrió los ojos cuando sintió la otra mano jalandole hacia el alfa, su cuerpo quedó bajo Jean, intercambiaron una mirada y frunció el ceño, empujándole del pecho.

— ¿Qué demonios? —gruñó tratando de levantarse para quitarlo de encima—. Muévete, Leroy.

—Tú no vas a decirme qué hacer, omega —le sostuvo del mentón y le pegó a la cama para que dejara de forcejear—, vas a hacer lo que digo y no vas a quejarte.

— ¡¿Qué te pasa?! —gritó tomándole de la muñeca para zafar su agarre.

—Me pasa que estoy cansado —contestó mientras forcejeaba con él—, cansado de verte perseguir a Otabek, cansado de que hagas lo que quieras.

— ¡Suéltame ahora!

— ¡Cállate!

El sonido del golpe resonó en toda la habitación, sorprendiendo entonces a Yuri. Llevó una mano a su mejilla enrojecida y volteo a ver a Jean que también observaba lo que había hecho. Luego todo pareció suceder en cámara lenta, el siguiente golpe resonó y Yuri soltó un grito de dolor, enfadado.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero trato de contenerlas lo más que pudo, no quería mostrar debilidad, manoteaba para evitar que siguiera haciéndole daño, su mente apenas podía procesar lo que estaba ocurriendo.
Jean jamás le había pegado, pero ahora se sentía como si hubiese esperado todo ese tiempo para hacerlo y descargar su furia contenida de una sola vez.

— ¡Jean! ¡Para! —casi suplicó, comenzando a patalear desesperado.

—Eres mío, y no volveré a compartirte con nadie.

— ¿De qué demonios hablas?

—De ese beta —gruñó comenzando a forcejear para sacarle la ropa.

—Suéltame, no quiero —se quejó removiéndose para tratar de ponerse de pie.

—No me importa si quieres o no.

Lo siguiente fue aún más doloroso, a Yuri jamás le había pasado algo así, ni siquiera le pasó por la cabeza que podría sucederle, y ahora que estaba ahí, simplemente podía llorar, tratando de quitárselo de encima...y, finalmente, cuando Jean se hundió en su interior sin cuidado, sólo pudo soltar un gemido de dolor suplicando mentalmente que eso acabara pronto.

Jean le ignoro por completo, estaba tan molesto que su alfa le cegaba a darse cuenta de su mala decisión. Giró el cuerpo del omega y volvió a tomarlo sin contemplaciones, quería hundir la cabeza de Yuri en la almohada para callar sus gritos y quejas que comenzaban a hacerse más insoportables conforme avanzaban los minutos.

Descubrió la nuca del rubio y se inclinó a encajar los dientes en su blanquecina piel, de forma tan salvaje y brutal que no le dio tiempo al otro de cubrirse para evitarlo.
Yuri se aferró a las sábanas bajo su cuerpo y se quejó por el dolor de la mordida, ya no sabía que era peor, el hecho de que lo haya golpeado, que lo estuviera tomando a la fuerza o que lo marcó en contra de su voluntad.

—Ahora eres mío, y ningún beta o alfa va a poder llevarte de mi lado —murmuró en su oído entre jadeos, sin detener sus movimientos bruscos.

—Jean —su voz tembló y entonces se dio cuenta que las lágrimas mojaban la cama, se mordió el labio inferior tratando de contenerse pero su esfuerzo fue completamente inútil—. Para.

—No voy a parar hasta que lo admitas —le aseguró, sumido en su propio estupor del alcohol y placer que eso le brindaba—. Di que eres mío y pararé.

—Marcarme...a la fuerza...no me hace tuyo —murmuró entre hipidos que trataba de controlar aún.

—Lo hace, está marca durará hasta que mueras...y tendrás que estar a mi lado para siempre.

Agachó la cabeza, comenzando a dejarse sumir en el dolor, ¿qué caso tenía luchar si al final al Jean tenía razón?

—Veo que te diste cuenta —escuchó la risa ronca a su espalda—. Entonces sólo quiero oírte decirlo y terminaré.

Tragó saliva con dificultad, todo donde le había pegado dolía y aún más lo que hacía justo en ese momento, y todavía más, su orgullo.
No había otra opción más que rendirse.

Hey y'all!

Voy a acabar este fic antes que los demás 😂
Les dije que se trajeran el cloro bebés, aunque la verdad me quedo leve(?) creo yo xD

Gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas

Rave (◡‿◡✿)