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2. Unusual

Yuri sabía que había algo extraño y le molestaba demasiado no saber que era. Desde ese día que Beka se había ido para reunirse con su padre, actuaba diferente y distante con él y con Leroy.
Fue esa mañana que supo que las cosas cambiarían, porque lo vio serio, los sentó a la mesa y soltó esas horribles palabras que nunca espero hoy.

"Me mudaré"

Alfa y omega intercambiaron una mirada llena de confusión, como si no pudieran creer lo que acaban de escuchar.

— ¿Qué dijiste? —preguntó Jean, inclinándose hacia él.

—Me mudaré —dijo tan seguro como la primera vez.

— ¿Por qué? —preguntaron los otros dos, realmente molestos.

—Porque si —se encogió de hombros—, ¿de verdad esperaban que esto durara para siempre? —negó con la cabeza, cruzándose de brazos.

—Esto es como traición, Otabek.

— ¿Traición a qué? —preguntó casi burlándose de ellos—. No somos nada, vivimos juntos y a veces follamos pero eso no me hace de su propiedad.

—Tenemos un convenio —se quejó Yuri, poniéndose de pie.

—Dame una buena razón, Otabek, algo que me convenza para que te vayas —exigió Leroy, azotando las palmas en la mesa.

El mencionado rodó los ojos, sin moverse pues no quería darle más vueltas al asunto.

—Necesito mi espacio y privacidad, ustedes están por todos lados todo el tiempo.

Hubo un silencio y los otros dos intercambiaron una mirada, tratando de descifrar lo que venía oculto en esas palabras.

—Nunca te molesto antes.

—Ahora sí.

—Beka, ¿estás celoso? —el omega sonrió, posando una mano en el brazo del muchacho—. ¿Es eso?

—No —dijo tranquilo y serio, sus orejas no se habían pintado de rojo y así sólo demostraba que decía la verdad.

—Entonces dinos la verdad —exigió el alfa, perdiendo la paciencia, la sensación de que algo se escapaba de sus manos no le gustaba.

Chasqueo la lengua y torció la boca, podría decirles, pero eso podría empeorar su reacción.
Suspiró y masajeó sus sienes, rendido completamente, si querían la verdad la tendrían.

—Estoy saliendo con alguien —dijo finalmente, y se sintió como si sentenciara a los otros dos.

Alfa y omega se quedaron en silencio, habían esperado todo menos eso, Otabek no podía salir con alguien, era de ellos y él no podía huir de ellos.

—No puedo traerla aquí, obviamente —continuó al no obtener respuesta.

— ¿Hace cuánto? —preguntó Leroy, haciendo una mueca.

—Unos meses.

— ¿Por qué ella es tan importante? ¿Por qué no quieres que venga aquí? —Yuri parecía histérico, dando vueltas por la cocina como si no pudiera creer lo que escuchaba.

Otabek los observó como si la respuesta fuera obvia, ambos parecían enfadados pero, la verdad, no le importaba.

La había conocido en ese restaurante, cuando se reunió con su padre, luego volvió solo y continuó volviendo hasta que tuvo el valor de hablarle para pedirle una cita.
Ella era cálida, era un poco torpe y se ponía nerviosa con facilidad; no poseía un cuerpo perfecto pero eso no le importaba, ella era preciosa en todo sentido y, también, era su pareja destinada.

—Beka —Yuri tomó su rostro y se sentó en su regazo, comenzando a repartir besos por su rostro, como si así pudiera hacerle cambiar de opinión—. Beka, ella no te hará feliz, ¿por qué quieres dejarnos?

Otabek retiró las manos de Yuri de su rostro y se puso de pie, haciendo que se sentará en su lugar. Camino a la cafetera y se sirvió una taza de café sin prisas, como si saboreara lo que les iba a decir, por alguna razón se sentía bien tener algo que ellos no tendrían, tal vez, jamás.

—Ella es mi pareja destinada, tiene la otra mitad de mi marca.

Leroy comprendió entonces, bastante bien de hecho, porque sabía que si él tuviera una marca y a alguien que fuera sólo para él, también abandonaría eso para irse con su destino.

Yuri, por su parte, sintió que su sangre hervía, las dos personas ahí presentes le pertenecían y no quería compartirlos con nadie, le molestaba incluso cuando visitaban a sus familias, ¿por qué dejar que Otabek se fuera con otra?, estaba seguro que ella lo engañaba y no tenía ninguna marca.

—Por favor, Otabek, ya nadie respeta eso —dijo alterado, con el ceño fruncido—. ¿A quién importa si tiene una marca o no?

—A mí me importa, y mucho.

—Esto es una maldita broma, ¿verdad?

—Está bien —dijo JJ de repente, sorprendiendo al rubio—, yo lo entiendo, sólo déjanos conocerla alguna vez.

Asintió, esbozando una pequeña sonrisa, sabía que el alfa lo entendería, pero el omega...

—Bien, haz lo que quieras —se puso de pie y camino enfadado fuera del cuarto—. Pero cuando te des cuenta que te engañó, no vengas lloriqueando a nosotros.

Suspiró y negó, ¿ella engañarle?, si lo pensaba bien era más fácil que Yuri lo engañara.

—Debo irme —dijo luego de terminarse su café—. Le prometí que la llevaría a hablar con mi padre.

—Vas en serio.

—Voy muy en serio —suspiró como auténtico enamorado y la punta de su nariz se coloreó delatando su nerviosismo—. No puedo describir lo bien que se siente cuando tomó su mano...es...sientes tantas cosas a la vez...

Jean sonrió y se puso de pie, palmeó su hombro como signo de apoyo, era extraño ver a Otabek tan feliz.

—Me alegro mucho por ti —dijo sincero—. Y debes irte porque se te hará tarde.

—Nos vemos —murmuró tomando el casco y sus llaves, acomodándose la mochila en la espalda.

Salió más que satisfecho del lugar, tenía el cincuenta por ciento ganado y eso ya era bastante, al principio pensó que los dos se enojarían pero era obvio que Jean entendería más que Yuri. Ahora sólo necesitaba hablar con él y convencerle de que eso era lo mejor.

Estacionó fuera de un pequeño edificio, se quitó el casco y los guantes, tocó un timbre en específico y esperó paciente. Casi en seguida la puerta se abrió y unos brazos rodearon su cuello con emoción, tomándole desprevenido.

—Viniste —murmuró contenta, agradecida porque correspondió a su abrazo repentino.

—Sigues diciendo eso cada que salimos —murmuró con diversión.

La omega se separó un poco, tenía una enorme sonrojó en sus mejillas y la mirada baja, apenada.
Otabek no pidió permiso y tomó sus labios en un contacto suave, dulce y muy corto. Ella se aferró a él sintiendo que sus piernas temblaban, tal vez se iba a desmayar.

—Vamos, Yuuri —le apremió sin soltar su cintura, sólo por si acaso.

La omega asintió y busco su mano, dejándose guiar a la motocicleta del beta. Se sentía tan feliz, que seguramente no podría borrar su sonrisa por mucho tiempo.

Hey y'all!
Que les pareció? 🌝 sólo es el segundo capítulo y la razón por la que vamos tan rápido es...pues que sólo tendrá 10 caps, más o menos :3 espero que les haya gustado >< (ya sé que este cap era para la otra semana pero no me concentro con red delicious y necesito seguir escribiendo o me estanco xD)

Gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas!

Rave (◡‿◡✿)

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