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1. Usual

El día empezó temprano, Otabek se había levantado para darse un baño y vestirse. JJ y Yuri desayunaban en la cocina, o al menos eso quería creer, porque sólo escuchaba los quejidos del omega suplicando por más; pasó de largo mientras buscaba su chamarra y sus llaves, cubriendo sus oídos con los enormes audífonos que usaba para trabajar. No era que lo pusiera celoso -bueno, si, un poco-, era que a veces le incomodaba escucharlos.

Vio a Yuri salir de la cocina, mientras aún se arreglaba la ropa y peinaba su cabello con los dedos; paró entonces la música y se quitó los audífonos.

—Beka —saludó el rubio tirándose en el sillón—, ¿vas a salir?

—Sí, desayunare con mi padre.

— ¿Hasta el otro lado de la ciudad? —preguntó JJ, asomándose curioso.

—Sí, ya saben que mi papá vive hasta allá —rodó los ojos, no sabia de que se quejaban si sus padres ni siquiera estaban en Nueva York.

—Te acompañaría pero vas hasta el otro lado de la ciudad —murmuró Yuri, estirando las piernas para acostarse en el sillón.

—Que bueno que no te invite —tomó sus llaves y comenzó a alejarse, revisando el mensaje que le había enviado su padre la noche anterior—. No llegare esta noche —anunció, colgándose la mochila al hombro.

La puerta aún no se cerraba, pero el alfa ya le sonreía al omega mientras se acercaba, no había que ser un genio para saber qué harían toda la mañana.

Caminó sin prisa fuera del edificio, llevaba viviendo con ellos cinco años, era el mayor, y recordaba que se habían conocido por una fiesta en que él había trabajado como DJ.
Comenzó platicando con Yuri por mensajes y luego conoció a Leroy, salían juntos, a pesar de que él ya se había graduado y se divertían como cualquier adolescente.

Las cosas comenzaron a cambiar cuando ellos salieron de la escuela también. Yuri propuso que vivieran juntos para aligerar la carga económica y antes de aceptar propuso también el pacto de sexo sin compromiso.
Aunque no lo pareció, Otabek lo pensó bastante, y aceptó porque le pareció buena idea en su momento, sexo sin ataduras cuando quisiera y las veces que quisiera con un omega y un alfa -eso podía ser el paraíso para cualquier beta-.

Con el tiempo, y al cumplir veinticinco años, comenzó a sentirse ajeno, culpaba a su naturaleza beta y su necesidad de estabilidad emocional...aunque el consuelo es que no era alfa posesivo porque, de lo contrario, Jean y él ya habrían perdido la cabeza hace tiempo.

Estacionó la moto afuera de una pequeña cafetería en la que siempre se reunía con su padre, a ambos les gustaba bastante porque la comida era buena y podían quedarse horas platicando ahí, y nadie les diría nada.

Escogió la mesa de siempre, su progenitor aún no llegaba así que le tocaba ordenar por ambos. Dejo el casco y el celular de lado, revisando el menú para ver si había algo nuevo que cambiara sus opciones.

—Buenos días.

Escucho una voz suave a su lado y volteo, alzando la mirada, encontrándose con una muchacha de cabello corto, ojos rasgados y una sonrisa tan dulce que algo se removió en su interior.

— ¿Puedo tomar su orden?

Necesitó un minuto más para procesar la pregunta, nunca le había pasado eso. Entonces sintió el tatuaje en su espalda arder y no supo qué decir por al menos otro minuto más.

— ¿Quiere café mientras lo piensa bien?

Asintió y carraspeo, algo incómodo.
Ella tomó la taza de la mesa y la volteo, camino sin prisas a la barra y volvió en seguida sirviendo el café con tanta delicadeza que él se sintió hipnotizado; eso no era normal.

—Quiero dos platos de fruta y dos de hot cakes, por favor —murmuró, con prisa.

Ella asintió y comenzó a anotar, luego de dejar la jarra de café de lado. Aunque parecía concentrada no borraba su sonrisa y él no podía apartar la mirada.

—En seguida le traigo su orden —aseguró sirviendo el café en la otra taza.

Asintió, viéndola alejarse, de forma inevitable soltó un suspiro inaudible y el calor en sus mejillas le hizo sentir extraño.
Volteo la cabeza y se removió un poco incómodo en la silla.

Su padre llego pronto, le abrazo, contento de verle y se sentó frente a él. Otabek y su padre se parecían de cierta manera, pero el cabello de Serik era más claro y no se peinaba como su hijo.

— ¿Que tal el trabajo?

—Renovaron mi contrato, así que trabajaré otro año en el antro.

—Aún no me gusta que trabajes de noche —dijo poniéndole azúcar a su café—. Pero si te gusta, no puedo hacer nada.

Otabek soltó una risita, esa siempre era la respuesta de su padre, y lo agradecía.

— ¿Qué era tan urgente que querías decirme? —preguntó luego de beber un sorbo de su bebida.

—Tu madre llamó anoche —le contó, cruzando los brazos sobre la mesa.

El menor hizo una expresión de sorpresa, tenía mucho sin saber de ella.

—Su familia pregunto por ti, esperaba escuchar que estás casado o al menos comprometido, pero se enfadó cuando le dije que no.

—No sé que es lo que le molesta.

—Ella y yo estamos...preocupados, Ota.

Hizo una mueca y suspiro, desviando la mirada. En su familia estaba la regla de no secretos, y Otabek no podía faltar a ella porque se sentiría mal con su padre quien le había cuidado toda su vida, desde su separación con su madre.

—Esos chicos no son buenos para ti.

— ¿Por qué lo dices? —preguntó evadiendo lo que su mente había pensado.

—No es sano, para ti, un omega sin marca suele ser egoísta y un alfa como Leroy es posesivo, sólo es cuestión de tiempo.

—No lo sé, papá, a veces exageras.

—Piénsalo, anda —le sonrió—. Pronto tendrás veintiséis, tienes una marca y buscar a tu pareja puede ser buena idea, no me interesa si es alfa, omega o beta, solo quiero que seas feliz —Serik alzó una mano para evitar que se quejara—. Se cuando eres feliz y cuando no, piensa bien lo que te digo.

Suspiró y sonrió.

—Lo pensaré.

—Bueno, eso es algo —le sonrió y se recargó del respaldo de la silla cuando la mesera volvió.

La muchacha les sonrió a ambos luego de dejar los platos y se alejó despacio, el beta no pudo evitar voltear de nuevo, era como si ella fuera un imán.

—Tal vez no te sea tan difícil —murmuró con una sonrisa.

Vió a su padre con cierto reproche y negó, tratando de concentrarse en su desayuno, pero esos dulces orbes caoba no salían de su cabeza.

Hey y'all!

Les dejo el primer cap de este fic, como UNHS este fic tendrá caps cortos, no quiero caer en lo mismo cada cap así que solo pondré lo esencial :)

Seguro ya saben quién es la mushasha adorable uwu

Este fic está ambientado en el omegaverse que use para Beta's testing (Ereri), es uno donde la gente tiene tatuajes en diferente parte del cuerpo, y su pareja destinada tiene la otra mitad señalando que es el complemento. Sería en una época mucho más adelante que la de mi otro fic, porque aquí los omegas y betas tienen más libertades nwn si tienen dudas, pregunten~

Gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas

Rave (◡‿◡✿)

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