Capítulo XXII
La historia de Yagami
A la mañana siguiente, Yata, Saki y Yagami se despertaron, algo tarde por la posición de las lunas, estaban tan cansados que no querían despertarse y el simple hecho de que la luz del sol ya no se apreciaba, confundía fácil a cualquiera.
Terminaron de levantar la tienda de campaña, y cuando los caballos estuvieron listos, se subieron a ellos.
Yagami iba al frente, ya que él conocía el camino, pero su caballo no parecía hacerle mucho caso. En uno de sus intentos por hacer que cambiara de rumbo, el caballo comenzó a ir muy rápido y Yagami no podía frenarlo. Sin embargo, el caballo no avanzó mucho gracias a que Saki gritó "Socta", que significaba detente en un lenguaje antiguo que usaban para entrenar caballos.
El caballo se detuvo al instante, lanzando a Yagami por el aire y cayendo frente al caballo.
—No sabes montar caballo, por lo que veo —dijo Saki afirmando mientras se acercaban a él.
—No, nunca me enseñaron —respondió Yagami, levantándose y volviendo a subirse a su caballo.
—¿De qué reino vienes? —preguntó Saki con curiosidad.
—De ninguno —respondió Yagami, desviando la mirada.
—Eso es imposible. Eres un Alquimista. Casi todos los grandes reinos se formaron por Alquimistas y son muy valiosos. Seguramente eres de la nobleza.
—Es una larga historia. Si vengo de un reino, pero no soy de la nobleza.
—¿Por qué tendría que ser de la nobleza? —preguntó Yata.
—Es por nuestros poderes. Podemos cambiar la materia. Una simple piedra podría convertirse en oro o diamante, por decir algún material. Es por eso que los materiales ahora no valen nada, y por eso manejamos esto como dinero —explicó, mostrando un poco de su dinero.
—Mi padre mencionó que el dinero que manejamos era popo.
—Así es, proviene de unos gusanos subterráneos que comen rocas y otras cosas del subsuelo. Brillan un poco, especialmente en la oscuridad. Los Alquimistas no pueden crear materiales así. Nada que tenga magia o energías extrañas.
—Ya veo. Y tú, ¿cuál es tu historia?
—Yo vengo del país que se encuentra al otro lado de las montañas nevadas de Sarhitón. Nunca conocí a mis verdaderos padres; fui adoptado por unos Elements. Al principio, pensaba que ellos eran mis verdaderos padres. Mi padre adoptivo era un gran guerrero, y me inscribió en la escuela de guerreros de Takl para aprender a luchar y despertar mis habilidades. Yo pensaba que, al igual que mis padres adoptivos, era un Element, pero no era así. Yo era un Alquimista, lo cual complicó mucho las cosas, ya que me enseñaban lo que le debían enseñar a un Element y yo nunca aprendía. Mi padre adoptivo no podía tolerar algo así, ya que él era un gran guerrero, y su familia siempre había sido así.
» El problema es que ni mi madre adoptiva ni nadie sabían quién era mi verdadero padre. Mi padre adoptivo le pidió que cuidara de mí, y mi padre adoptivo le debía mucho porque le había salvado la vida en cuatro ocasiones. Él esperaba que el hijo de su mejor amigo fuera tan fuerte como su verdadero padre. Yo siempre reprobaba y mi padre siempre me hacía sentir lo decepcionado que estaba conmigo. Para mí era doloroso ver su rostro de decepción en esos momentos de silencio. Aún recuerdo su expresión claramente.
Un día regresé de mi último examen, y mi padre me esperaba. Como siempre, regresé con malas noticias. Mi padre no lo perdonó y me dijo que yo no era su hijo, que mi verdadero padre me dejó un día en la puerta y que no quería un inútil en esa familia. Mi padre me dijo que me daría una última oportunidad, con la esperanza de que yo reaccionara y mejorara, pero no pude contenerme y solo me fui corriendo de la casa mientras lloraba. Corrí y corrí sin parar fuera del reino hasta que me cansé por completo.
Ese día abandoné mi hogar. Más tarde me encontré con un hechicero en el bosque. El hechicero se acercó a mí y me dijo:
—¿No estás muy joven para estar en medio del bosque? Supongo que dominas muy bien tu alquimia o eres simplemente un tonto.
» Yo estaba extrañado por escuchar que yo manejaba la alquimia, así que le dije:
—Soy un Element, no un Alquimista. Debería dominar los Elements.
—Jaja, tú eres un Alquimista, puedo sentirlo. Si tus padres son Alquimistas, tú también debes serlo, a menos que uno de los dos sea un Element.
Le di la piedra al hechicero y corrí de regreso al imperio, pero al llegar vi los muros del imperio destruidos y mucho humo saliendo del interior preocupado corrí a mi casa, todas las calles estaban llenas de sangre, cuerpos y las casas destruidas y algunas incendiadas.
Cuando llegue a mi casa vi que la puerta estaba rota, pero entre esperando que no hubiese pasado nada, vi el primer rastro de sangre, era de mi hermano mayor, seguí unas huellas y mis padres estaban en la cocina ya sin vida, tome la mano de mi padre y le pedí perdón, había entendido que el solo quería lo mejor para mí, pero el problema es que ningún maestro tenía idea de que yo era un alquimista.
En la cocina uno de los muros estaba destruido, al principio creí que era la casa de alado pero no era así, había un cuarto oculto detrás, Entre a ver que había ya que era muy sospechoso el hecho de que hubiese un cuarto oculto, revise todo y encontré fotos, en una de las fotos estaba mi familia adoptiva y otra familia, la cara de un tipo que está en la foto muy feliz alzando un bebe en sus manos me pareció familiar, poco después encontré una carta que tenía el mismo símbolo que la armadura del sujeto que cargaba al bebe en la foto, así que la abrí y la leí:
"Les he dejado a mi hijo, me han mandado en una misión suicida. Su madre está muy enferma y a punto de morir. Me ha pedido un favor, que por favor cuiden de él como si fuera su hijo. Lamento tener que hacer esto, pero no tengo opción, tú lo sabes. Me gustaría que fuera un gran guerrero como yo, pero jamás permitas que entre a un grupo especial. Supongo que tú tampoco desearías eso. El que te hayas fracturado los pies de ese modo fue una bendición, ya que de no ser así estarías en la misma misión que yo. Fue un honor conocerlos y gracias por todo.
ATM: Yagami."
Guardé la foto que encontré y me marche del lugar, poco después llegue a otro reino y continúe mis clases esta vez como Alquimista, resulte ser muy bueno, jamás me rendí y pasé cada uno de los exámenes con excelencia en el imperio de warmeen.
Tras terminar la escuela después de 10 años seguí un tiempo con unos amigos los cuales me traicionaron, ellos robaron un banco, y arreglaron todo para que el sospechoso del robo fuera yo, me culparon del robo y al no ver otra salida tuve que salir de la ciudad, cosa que no fue fácil pues me buscaban por todos lados.
Me adentre al bosque, el hechicero me vio y solo agacho la cabeza muy triste y con su mano hizo un gesto insinuándome que ahora si podía pasar al bosque, le agradecí por todo y salí en busca de aventuras, encontré un lobo bebe herido y lo lleve cargando a un pueblo cercano, lo curaron y lo tuve como mi mascota, era muy fiel, lo tuve 3 años.
Después encontré a un tipo extraño, que me ofreció un cuarto, y él es un tipo muy fuerte ya está viejo, ha vivido mucho tiempo, pero yo perdí a su mascota y poco después los encontré a ustedes dos.
—Ya veo, tienes un pasado trágico, y ¿cómo han podido sobrevivir en ese lugar?
—La cabaña se encuentra oculta y muy cerca de la montaña donde está el castillo de Kanel, todos los vampiros están ahí y esa montaña tiene muchas cuevas que salen en diferentes puntos, por ahí se mueven, por lo tanto, el área más segura es estar cerca de la montaña, pero no tanto.
—No sabes cómo me emociona haberte encontrado, gracias a ti ahora sabemos dónde se encuentra Kanel, es la oportunidad para derrotarlo —comentó Saki mientras Yata agachaba la mirada, esperaba que no le pidiera eso a él, pero Yagami soltó una carcajada, para luego hablar entre risas.
—Están locos, no podrían hacer nada, aun siendo el elegido, y con una espada tan poderosa, son miles de vampiros. ¿Cómo piensan vencer a Kanel?
—Yata es un vampiro.
—¡Que dices! —exclamó volteando a ver a Yata, y él desviaba la mirada.
—Bueno, es mitad vampiro, puede atacar a los vampiros, pero ellos no a él. En fin, Yata apenas está asimilando todo, quedó en estado de letargo después de transformarse.
—Nunca escuché de alguien mitad vampiro.
—Creo que es la primera vez que pasa, yo quiero creer que es parte de su bendición, los precursores suelen otorgarle un don al elegido.
—No lo creo, ¿por qué le darían un don así?
—Lo importante es que puedo vencer a Kanel —dijo Yata, tomando valor, pues ya había pensado un poco en ello y ya que los vampiros no pueden atacarlo, debería ser muy fácil.
Después de cabalgar por un largo tiempo, Yagami le dijo a Saki que doblara hacia el bosque más denso, justo ahí dentro, las rocas comenzaban a levantarse más y más, formando un muro muy alto que se conectaba a la montaña donde ya se comenzaba a ver el castillo sobre ella.
Finalmente, entre la maleza se pudo ver la cabaña pegada al muro de rocas que giraba como si abrazara la cabaña. Era, en definitiva, un lugar difícil de encontrar.
Yagami bajó del caballo y se acercó a la puerta y tocó ocho veces en un ritmo de tres seguidos y luego uno, para volver a tocar otros tres y uno más.
—¿Eres tú Yagami?
—Si, soy yo, encontré a tu batur.
El hombre abrió la puerta, se asomó con su enorme cuerpo y su abundante barba y de inmediato vio a Saki y Yata, con sus ojos penetrantes, luego giró hacia Yagami muy molesto.
—¡Te dije que no aceptaba a nadie en esta cabaña, sabes que es un secreto! Lo siento, pero se tienen que ir, por la buenas o por las malas —ordenó creando descargas eléctricas en una mano, mientras que la otra se ponía roja como el carbón ardiendo y los miraba de forma desafiante.
—¡Cálmate Baldock, él es el elegido!
Escuchar eso provocó que él se calmara, las energías de sus manos cesaron y respiró hondo. Para luego darse la vuelta y entrar a la casa, su batur corrió tras de él y luego de unos segundos su voz se escuchó desde adentro.
—¿Van a pasar o no?
Todos entraron en la cabaña y lo primero que notaron fue que tenía un laboratorio lleno de pociones e ingredientes exóticos, algunos muy raros de conseguir. Luego encontraron la cocina y una mesa donde Baldock estaba sentado, esperando a que ellos se acomodaran en las sillas, mientras acariciaba a su batur, mirándolos con seriedad. Cuando finalmente todos estuvieron acomodados, les habló con voz grave.
—Entonces él es el elegido, ¿puedes demostrarlo?
Yata miró a Saki y ella a él, con un movimiento de su mirada y cabeza, le indicó que no lo hiciera, algo no le agradaba de Baldock.
—No, no tengo forma de probarlo.
—Yo diría que sí, al menos a mí. ¿Cuál es tu nombre? Y no me refiero a tu nombre original, sino al que te dieron por ser el elegido.
Una vez más, Yata miró a Saki. Ambos estaban confundidos, se suponía que eso no debería saberlo nadie. Ni siquiera los vampiros que deseaban matar al elegido antes de que se convirtiera en un problema pudieron descubrirlo. ¿Por qué alguien en mitad de un bosque sabría eso?
—No tengo idea de lo que estás hablando.
—Yo creo que sí, que la tienes, Rodaric, o mejor dicho, Yata. Eres igual a tu padre —afirmó con un tono de voz más relajado y sonriendo un poco, dando a entender que había fingido su tono de voz y su forma de mirarlos antes—. Relájense, solo estaba jugando con ustedes, pero seguramente se preguntarán cómo sé todo esto.
Yata y Saki asintieron con la cabeza, estaban más calmados, pero aún confundidos.
—Explícanos, ¿cómo lo sabes? —preguntó Saki.
—Es simple, provengo de Garasu y fui uno de los profetas el día en que fue elegido.
—Eso es imposible, eres un Alquimista. Yagami nos lo dijo. Para ser un profeta, debes ser un elfo. Eso es simple lógica, ya que se requiere tener habilidades espirituales, y solo los elfos poseen esa capacidad.
—No solo los elfos. Nací siendo Alquimista, pero me sumergí en la elaboración de pociones, el ocultismo y la magia. Con algunos experimentos, logré adquirir poderes de otras razas. Luego, los profetas se enteraron de ello y me expulsaron. Pero no practico nada que no sea para lograr la vida eterna. Por ahora, solo he logrado alargarla.
—Interesante. ¿Cuánto tiempo has logrado alargar tu vida?
—He perdido la cuenta, pero me alegra estar frente al Iluminado. No existe nadie más que sepa lo que yo sé. Estuve cuando Erok fue derrotado, sé cómo se creó la daga que tú tienes, el escudo y la joya, así como sus ubicaciones.
La historia se pierde muy rápido, y más cuando los que la vivieron mueren.
Hay miles de mitos que solo yo puedo desmentir, historias que deberían saberse y cosas que nunca debieron ser.
Yata no dejaba de mirarlo, comenzaba a agitarse cada vez más. Baldock pudo percibirlo y dijo:
—Tranquilo, al igual que tú, yo también lo siento. Veo que lo pudiste percibir en cuanto me viste.
—¿A qué se refiere Yata? —preguntó Saki, mirándolo con intriga.
—Él también es vampiro.
—Mitad vampiro, al igual que tú. Y lo sé por cómo me mirabas. Si fueras vampiro en su totalidad, no podrías mirarme con esos ojos de odio. Eso es algo que ni Yagami conocía de mí. Fue uno de mis intentos fallidos por buscar la inmortalidad. Sin embargo, puedo ver que en ti es más fuerte todo. Yo tardé en notar el vínculo de sangre.
—Ya veo —dijo Yata, más relajado.
—Pero aún no nos han dicho a qué se debe su visita.
—Nos encargaron la misión de descongelar el río, que surte nuestro reino. La gente comienza a morir de sed y el Auron que podía descongelarlo, murió.
—Luchamos contra una hidra. Su compañero murió salvando la vida de Yata —respondió Yagami, con algo de emoción en sus palabras pero con respeto por el sacrificio de Vell.
—Yagami podía ayudarles a descongelarlo.
—Lo intenté, pero era demasiada agua.
—A veces me impresiona lo torpe que puedes ser. ¿No se te ocurrió ir a la fuente de agua, romper el hielo para solo descongelar el yacimiento?
—No, creo que no —respondió riendo por la pena mientras se rascaba la nuca.
—Ya es muy tarde para salir a ayudarles. Mañana mismo iremos a descongelar el río. Solo tengo dos cuartos, el mío y el de Yagami.
—Le agradecemos la hospitalidad. Yo estoy muy cansada, así que iré al cuarto para acomodarme —dijo Saki.
—Yo también —respondió Yata.
—Creo que todos debemos acomodarnos en el cuarto, ya que solo hay una cama —comentó Yagami.
Todos subieron al cuarto y acomodaron todo para que los tres pudieran dormir cómodamente. Usaron el colchón de la cama, hecho de una corteza muy blanda y esponjosa. Luego se acostaron y, como era de esperarse, por lo cansados que estaban, se quedaron dormidos en poco tiempo.
¿Qué les ha parecido este capítulo?
Espero que sigan leyendo porque se vienen cosas increíbles.
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