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Capítulo XX

Primera misión del rey

Todos comenzaron a ver a Yata sentado junto a la princesa en la banca del jardín trasero del palacio, la misma donde platicaron la noche anterior de la fiesta. Pero algo era diferente, el cielo se encontraba despejado y ambos estaban muy emocionados de ver por fin el azul brillante sobre ellos, al igual que los colores de las flores del jardín, rieron tan fuerte que luego comenzaron a verse y a guardar silencio, ambos se miraron con ojos tambaleantes y respiraron muy hondo y lento, ella se acercó a él lentamente y luego él también, terminando en un beso muy profundo.

Asura comenzó a apretar los puños sobre la mesa, y todos lo notaron y ella al ver que ellos la miraron intentó calmarse.

En el sueño de Yata una voz distorsionada se escuchaba como un eco lejano, y cada vez era más fuerte y clara, hasta que finalmente se logró entender "Despierta... Yata... Despierta" Para ese momento las palabras comenzaron a salir de Saki que dejó de besarlo y le dijo eso mismo una vez más, lo que causó que él despertara en su cama con un enorme felino sobre él, lamiendo su rostro.

Yata de inmediato entendió lo que pasaba y se levantó muy rápido y corrió al baño a escupir y enjuagarse la boca, tomó un cepillo y se talló como si su vida dependiera de ello.

—¿Qué pasa? —preguntó Saki intentando aguantar la risa, claramente ella vio como besaba a su guepardo mientras este lo lamía para despertarlo.

—¿¡Qué pasa!? Tu estúpido gato me lamió toda la boca, tengo su saliva por todos lados —dijo dándole ganas de vomitar.

—¿Mi estúpido gato? Es un guepardo, y él solo intentaba despertarte, no es su culpa que tú te pusieras todo romántico con él.

Mientras eso pasaba Asura estaba riéndose como loca, por alguna razón el evento le había causado muchísima gracia, luego de reír tan fuerte dijo.

—¡Eso te lo mereces por andar enamorándote de ella! —exclamó mientras todos se comenzaron a sentir apenados y fingieron no haberla escuchado y, por lo tanto, no la miraron, pero ella sí notó que se había emocionado demasiado y se sentó lentamente en la mesa muy apenada.

En el sueño Yata terminó de lavarse la boca y Saki le recordó que tiene que ir a ver al rey, como no se encontraba cambiado ella se fue y le dijo que lo esperaría en el Salón Real antes de salir del cuarto.

Yata se comenzó a cambiar de ropa lo más rápido que pudo, pero el traje tenía muchas piezas y encajes qué amarrar.

Cuando terminó de arreglarse corrió lo más rápido que pudo para llegar con el rey, quienes lo esperaban ansiosamente, ya que Yata se había quedado más tiempo del que él pensaba, y eso se notó, apenas entró.

—Al fin llegas... me informó mi hija que te habías quedado dormido, en fin, puesto que es demasiado tarde, les explicaré rápidamente lo que van a hacer en la misión de hoy —dijo mirando que Yata tenía el diario en su mano—. Veo que ese es el diario del que me hablaste —comentó mientras se levantaba de su trono y caminaba para que él se lo entregara.

Yata le dio el diario y el rey lo hojeó muy rápido y alzó una ceja al ver las últimas páginas para después cerrarlo.

—Veo que las páginas finales están escritas con sangre —replicó cuando Yata intentó decir algo.

—No me digas nada, lo voy a leer cuidadosamente, ya hablaremos de él cuando llegues, los ciudadanos de mi reino ya han comenzado a morir de sed, racionan el agua como pueden y ya es un recurso por el que están matando.

—Entiendo, en ese caso, nos daremos prisa.

—La princesa ya sabe qué hacer, ella los acompañará a ti y a Vell, he sabido que se han vuelto buenos amigos y Vell es muy hábil. Lo mejor será que ustedes tres vallan, confió en que podrán protegerse —dijo con un gran gesto sonriente justo antes de volver al trono y sentarse.

La princesa se levantó de su trono y caminó elegantemente hacia Yata, llamó a su guepardo y luego se giró para hacerle una reverencia al rey.

—Nos retiramos, padre.

—Que los precursores los protejan —dijo alzando la mano con la palma abierta y Yata se inclinó ante él. Luego se giró y corrió hacia la princesa, cuando la alcanzó le dijo.

—Supongo que pasaremos a casa de Vell a informarle sobre la misión.

—No exactamente, Vell ya nos espera en la salida, el rey tiene un Alicanto, es un ave dorada muy hermosa, la usamos para mandar mensajes a nuestros soldados.

Ambos salieron del castillo, montaron un caballo cada uno para descender más rápido de la montaña sobre la que se encontraba el castillo, sin mencionar que irían a un viaje largo y los caballos les vendrían muy bien, el guepardo los seguía de cerca en todo momento.

Una vez que bajaron de la montaña Saki le dijo a Yata que la siguiera y él comenzó a dirigir el caballo por donde ella iba, Yata no conocía la ciudad, pero sí sabía que estaban yendo en dirección contraria.

—¿A dónde vamos?

—Es un encargo de mi padre, ya sabrás que es cuando lleguemos.

Yata no dijo más y la siguió de nuevo, los que miraban a la princesa no dejaban de pedir agua. Yata comenzó a ver el mal estado en que se veían todos, ya no eran solo las ropas viejas, se notaba que necesitaban agua pronto.

—Iremos hoy mismo a descongelar el río —repetía Saki todo el tiempo.

Finalmente, llegaron a una cerca de madera con guerreros custodiándola, era como una mini fortaleza.

Al ver a la princesa abrieron las puertas y los dejaron pasar, en el lugar entrenaban algunos guerreros en un patio amplio y al fondo se encontraba una carpa montada donde la princesa y Yata entraron.

Al entrar un soldado de armadura adornada los recibió.

—Tardaron un poco en llegar.

—Hola, Milo, todo es culpa de él —dijo señalando a Yata.

—Rodaric —dijo, mirándolo fijamente e inclinándose en señal de respeto—. Me informaron que vendrías, el rey me pidió que te preparara esto —comentó señalando una manta de tela con el símbolo de los soldados, un ave dorada que extendía sus alas sobre un castillo en una montaña.

Yata se preguntó que sería lo que hay debajo de eso, el guerrero se colocó detrás y le pregunto si tenía idea de lo que era, pero Yata negó con la cabeza y él se dispuso a tirar de la tela para revelar el misterio.

Se trataba de una armadura muy bonita, más que la que portaba Milo, Yata se emocionó mucho, se acercó y comenzó a tomar sus piezas para apreciarla. Yata tomó el casco, Milo le dijo.

Es la primera armadura del rey, cuando era un príncipe, es muy apreciada para el rey y me sorprendió que me pidiera que te la otorgara, el casco tiene las plumas de su ave, plumas muy especiales, dicen que dan suerte y riqueza.

—Bueno, supongo que es momento de retirarnos, para que vengan a ponerte la armadura, dijo Saki mientras salía del lugar.

—Así es, ahora mismo llamo a las chicas, está prohibido tocarlas —dijo el soldado en un tono pícaro, mientras salía del lugar.

Tras un momento de espera, una señora gorda apareció, seguido de una mujer muy chaparra. Yata no pudo evitar poner una cara de sorpresa.

—¿Esperabas mujeres feas o qué? —dijo en tono sarcástico.

—Milo me dijo que eran muy hermosas.

—Así es milo, raras veces miente, todos aman este cuerpo —dijo meneando la enorme cadera mientras la señora enana comenzaba a ordenar las piezas de la armadura.

—¿Qué pieza me pondrán primero? —preguntó Yata desviando el tema.

La mujer enana procedió a explicarle todo, y entre las dos comenzaron a colocarle cada pieza, la armadura era gris, hecha con las escamas de una bestia extraña, las incrustaciones de oro y diamante que rebestían la armadura e otorgaban un aspecto elegante, el casco cubría bien los laterales, la parte trasera y la de arriba, de frente estaba totalmente abierta, lo que proporcionaba una visión muy buena, pero sin protección en esa zona.

Al terminar de arreglarlo, Yata salió, para su sorpresa Milo parecía tener otro regalo más, una tela muy fina cubría lo que claramente era una espada que Milo no tardó en mostrar.

—Esta espada no le pertenecía al rey, fue forjada toda la noche y terminada apenas unas horas, tiene una magia poderosa que puede ser usada una sola vez. Para usarla debes golpear con el mango de la espada el suelo y esto producirá que los enemigos entren bajo una ilusión muy poderosa que lo confundirá por un largo tiempo.

La espada era muy delgada y fina, pero muy larga y de un metal anaranjado que Yata observó al acercarse y sujetarla entre sus manos.

—Es muy bonita, me agrada el mango, es muy cómodo.

—Está hecho por nuestro mejor herrero, gracias a dios, aún sigue con nosotros —dijo mientras Saki se subía al caballo.

—Será mejor que partamos ahora mismo, Vell debe estar impaciente.

Ambos se dieron prisa y galoparon de regreso a la salida del reino y cuando llegaron pudieron ver a Vell esperando.

—Tardaron mucho, de haber sabido habría preparado más comida.

—El otro caballo tiene todo para el viaje, está lleno de hongos de vermaho, es una suerte que se den en cualquier clima y no existe algo más nutritivo y fácil de cultivar, de lo contario, todo el mundo estaría muerto por hambruna —dijo Saki.

—¿Es esa cosa que se encontraba en todos los platillos de la fiesta? —preguntó viendo como Saki afirmaba con la cabeza.

Vell se subió a su caballo y Yata lo identificó muy rápido, era el mismo que encontró afuera del reino, detrás de ese caballo había otro que no tenía jinete, pero sí un montón de cosas para el viaje. Saki pidió que abrieran las puertas y los tres salieron a toda velocidad, Saki iba por delante, ya que ella conocía el camino.

Galoparon durante horas por un camino difícil de ver bajo la nieve, pero su mayor orientación era la montaña a la que debían llegar, una montaña muy alta, rodeada por un bosque muy denso.

Los caballos comenzaban a cansarse y la duodécima luna ya se encontraba sobre ellos, así que decidieron acampar en medio del bosque.

Saki desamarró uno de los bultos que el caballo cargaba y comenzó a armar una casa de campaña grande, Vell ayudo también. Yata intentó ayudar, pero no entendía como iban las piezas, así que mejor dejó que ellos se encargaran.

Al terminar se acostaron todos y cubrieron con buenas mantas, no prendieron ningún fuego, para no llamar la atención, Vell se notaba pensativo y de pronto dijo.

—¿No les parece extraño que a estas alturas no nos topáramos con un vampiro? Tenía entendida que los vampiros asechaban las zonas que rodeaban el reino.

—Seguramente están reorganizándose tras la batalla, dentro de poco los volveremos a tener merodeando por aquí —dijo Saki para después taparse con su cobija.

—Hoy soñé que el cielo estaba despejado, todo se veía tan claro.

—Creo que es un sueño muy común, yo también he soñado eso, al menos me pasaba el primer año, ya me cuesta recordar cómo se veía todo. ¿Tú has soñado eso Saki?

—Sí —dijo en un tono muy cansado—. Ya duérmanse.

Los tres comenzaron a dormirse, y el sueño de Yata terminó, dando fin a la transmisión de la pantalla.

Llegamos al final del Capítulo 😁

¿Qué piensan de la novela hasta ahora?

Pueden aplaudir si quieren 🙃

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