Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo VI

Destino

Rodaric se fue a dormir, había tenido un día tranquilo. Así que se quedó en su cuarto, ya que Alón tenía un viaje que hacer en la ciudad de Valco, gobernada por el rey Surther, del otro lado de la luna.

Lentamente, se fue introduciendo en su sueño, cuando por fin la escena se aclaró, pudo ver que Yata se encontraba dormido en una cama y un lugar muy diferente al de su cuarto. Estaba despertando poco a poco, se sentía desorientado, un ardor en su pecho provocó que se quitara la camisa. Al hacerlo observó que la triqueta que su madre le dio había quemado y dejado marcada la piel con esa forma.

Yata se sintió un poco diferente, su cuerpo lo movía de una manera más ligera. En seguida recordó fragmentos de todo lo que pasó, de cómo lo atacaron vampiros, la muerte de su madre y de su padre. Al levantarse se da cuenta de que estaba en un sitio desconocido. Parecía el cuarto de alguien mayor por la ropa que tenía en el ropero y los retratos de un estilo antiguo.

Él estaba muy alterado, y al ver la puerta se fue de ahí de inmediato, ¿Preguntándose qué sitio era ese?

Al salir del cuarto y cruzar un pasillo con más habitaciones llegó a una puerta ovalada muy grande y con madera poco común en esa región. Al abrirla se dio cuenta de que estaba dentro del templo.

Había muchas personas rezando en el salón con un canto unísono que resonaba en las paredes circulares del templo, pero pronto comenzaron a guardar silencio al ver salir a Yata. Los profetas giraron tras sus asientos, para ver porque se detenían, y al verlo lo invitaron a pasar.

—¡Qué bien que ya despertaste! Es bueno que sobrevivieras, muchos no lo lograron, interpretamos mal la profecía ¿Quién pensaría que semejante caos ocurriría? —le preguntó conmocionado, Yata comenzaba a alzar la mirada con los ojos brillosos y húmedos.

—Mis padres murieron en ese ataque... —respondió Yata, sus lágrimas brotaron enseguida a pesar de que intentó contenerlas, sin embargo, todas las emociones reprimidas lo golpearon en ese momento y se dejó caer al suelo lamentando la perdida de sus padres.

—Lo siento mucho, tus padres eran maravillosos, pero gracias a ellos estás aquí, pude ver como tu padre te cargó y logró dejarte en la entrada del templo antes de ser atacado —dijo el más viejo entre los profetas.

—Ellos me contaron que yo era el iluminado mientras veníamos de camino al templo y no entiendo nada.

—Así es, la verdad, incluso para nosotros es confuso, durante el ritual algo raro pasó contigo. El humo debía ser negro con betas moradas, pero solo fue morado puro. En mi sueño vi como un humo oscuro como la tinta cubría el cielo, pensé que si realizábamos el ritual ahora si saldría ese color que faltaba, pero no fue así. Era un anuncio de la tragedia de ayer —contestó sentándose en un asiento similar a un trono de oro puro, había uno para cada profeta, siete en total.

Los demás profetas se sentaron, todos en el templo hicieron lo mismo, pero en el suelo y uno de ellos dijo.

—No he logrado discernir tu sueño Marrin, pero si el humo negro simboliza la limpieza y la intervención divina que otorga un don al iluminado, podría haber pasado eso con las nubes que cubrieron el cielo ¿No crees?

—Eso es imposible, Leall, cuando la profecía de la piedra dice punto por punto el proceso del ritual. Es claro que esas nubes las causaron los Vampiros.

—¿Entonces solo soy una persona normal? —pregunto Yata un poco más aliviado.

Marrin observó las tres estatuas que se encontraban en el templo, una sobre la entrada principal y las otras 2 a los costados de sus asientos:

—No lo sé, pero estamos en tiempos difíciles, seas o no el iluminado... ya todo está perdido. Los Vampiros han tomado la ciudad, no podemos salir, y ellos no pueden entrar a este sitio sagrado.

—¿Qué quieres decir con que no podemos salir? ¿Estamos atrapados?

—Así es, tenemos comida, pero con todos los que somos, si la racionamos muy bien, quizá nos dure dos días.

Los refugiados en el lugar comenzaron a hablar muy impactados, no se lograban discernir sus palabras, claramente estaban preocupados por la noticia. Los profetas intentaban calmarlos, pero no podían, hasta que alguien detonó una bomba de humo en mitad de la multitud de sobrevivientes. Luego salió frente a los profetas y dijo mientras todos tosían.

—¡Basta ya de quejarse! Esas nubes quizá ya no estén para mañana, y si el sol sale podremos salir de aquí sin problemas. Solo debemos correr bajo la luz del sol fuera de este imperio —interrumpió un sujeto con una armadura de metal muy bien cuidada y pulida, se notaba nueva, como si nunca se hubiese usado, Yata lo reconoció al instante, era su maestro de la academia, el mismo con el que comenzó el sueño de Rodaric.

—¿Y qué hay de los hombres lobo que se ven deambulando por ahí? ¿Qué no recuerdan porque razón cubrimos las entradas? —dijo una de las personas que estaban entre la multitud.

—Pues será mejor que corramos rápido. Algunos moriremos, pero es la única salida —replicó mientras se acercaba a Yata y le decía—. Siento lo de tus padres muchacho.

—Maestro... cuando esto termine ¿Puedo quedarme con usted?

—Ya veremos, si salimos, seguramente no será para quedarnos en este imperio. Hemos visto que los enemigos están habitando nuestras casas, han tomado todo el imperio.

Yata no supo qué decir, una de sus manos comenzó a temblar y sentía un terrible malestar en el estómago y la cabeza le daba vueltas. Dio un paso hacia atrás, luego otro y uno más de forma lenta mientras negaba con la cabeza.

De pronto salió corriendo hacia una de las entradas que estaban bloqueadas con toda clase de muebles y estatuas de piedra, necesitaba aire, se sentía sofocado y con un peso tan grande que incluso Rodaric no quería seguir soñando, deseaba despertar igual que Yata, que se escabulló entre un hueco de los muebles y salió por la entrada principal.

Al salir observó miles de cuerpos tirados, mutilados y destrozados, pero el peor de todos era el de su padre. Yata corrió hacia su cuerpo y comenzó a llorar sin control sobre el pecho de su padre, mientras lo abrasaba.

No podía creer que su padre, la persona que más amaba, ahora estaba tirado en el suelo, inmóvil y con la mirada vacía.

Pronto escucho una voz muy tenue decir su nombre tres veces. Yata giró y vio al hombre encapuchado que le salvo la vida con una flecha. Estaba tirado en el suelo con una espada clavada en su pecho, apenas podía hablar y no se miraba nada bien.

Yata se acercó a él, le retiro la capucha y se dio cuenta de que era su abuelo: Un guerrero de alto rango en esa región del imperio. Conocido como el terror de los bosques. Su abuelo lo mira con los ojos brillantes, extendiendo su mano temblorosa que sujetaba su arco y sus flechas y le dice.

—Tienes un gran destino por delante, tómalas como mi regalo, son flechas únicas, no me queda mucho tiempo, así que escucha —dijo con gran esfuerzo y pequeñas pausas, pues apenas podía respirar. Yata las tomó y comenzó a levantarlo.

—Abuelo, ¡no! Te pondrás bien, te llevaré al templo, ahí es seguro. No me dejes, eres lo último que me queda —respondió mientras lloraba con gran intensidad, balbuceaba y los labios le temblaban.

La daga de tu padre, tómala, es muy impor... —comentó con su último aliento antes de desvanecerse.

Con las lágrimas en sus ojos logró ver el cuerpo de un licántropo: un sujeto sin ropa y grilletes en su cuello y brazos, por alguna razón supo que era el hombre lobo que mató a su padre, tomó la espada que estaba a un costado. Lo giró y lo atacó repetidamente mientras lloraba más y más con mucha furia. Luego se desplomó en el suelo y notó que el licántropo tenía amarrado en el trozo de tela de la cintura un libro de piel muy llamativo. A Yata le gustaba leer y la portada tenía su nombre original "Rodaric" no pudo evitar tomarlo, seguramente ese tipo se llamaba igual.

Al levantarse dejó caer al suelo la espada, su eco metálico resonó por las casas rompiendo el silencio, los cuervos volaron asustados y Yata comenzó a sentir miedo, miedo como nunca.

—¿¡Escuchaste eso!? —preguntó una voz que provenía de la esquina de la calle.

—No, pero ve a investigar si quieres.

Yata se secó las lágrimas, sabía que eran vampiros que cuidaban las calles, tomó el arco y una flecha para lanzarla cuando fuese necesario.

Cuando el vampiro se asomó, Yata disparó la flecha y pasó rozando la cabeza del objetivo, que se agachó y observó al niño fijamente:

—Pero si es un niño vampiro, puedo sentirlo —dijo llamando al otro vampiro que lo acompañaba.

—Demonios... es cierto, pero si eso está prohibido, quien habrá cometido semejante atrocidad, mira que convertir a un niño. Tan solo pensarlo me hace hervir la sangre.

Yata preparó otra flecha, aún se notaba asustado, el primer vampiro en asomarse se dio cuenta y lo detuvo de inmediato desapareciendo y reapareciendo a un costado de Yata.

—No, no hagas eso... No te aremos daño, ahora eres uno de los nuestros. No somos tus enemigos, seguramente puedes sentir el vínculo de sangre, es lo que te indica que estás ante otro vampiro y también evita que nos podamos matar entre nosotros. Tú aún no tienes eso, ya que claramente me disparaste una flecha antes, aún estás en el proceso de conversión.

—Yata dejó de tensar el arco, pero siguió apuntando, cuando le hablo del vínculo de sangre se dio cuenta que si lo sentía y luego recordó la mordida del vampiro que lo sujetó en aquella pared.

—¿Qué hacemos con él? —preguntó el otro vampiro.

—Lo llevaremos con Kanel. Él sabrá qué hacer, al menos fue un niño y no una niña ¡Qué profanación más grande!

—Tendrás que acompañarnos niño —dijo el otro, Yata negaba con la cabeza y luego salió corriendo hacia el templo.

—¡Noooo niño, ahí no entres!

—Déjalo, es lo mejor. Morirá dentro del templo mientras aún no ha cometido pecados, antes de tener que cazar, matar o peor aún, beber sangre, rodeado de más vampiros y entrar en un estado de éxtasis y comenzar una urgía —comentó retirándose del lugar.

Yata los escuchaba irse detrás de los muebles, respiraba muy agitado, jamás en su vida había tenido problemas de tal tipo.

Sin previo aviso, alguien jaló de un tirón el pie de Yata metiéndolo dentro del templo y luego alzándolo por el cuello contra la pared.

—¡Es cierto lo que escuchamos, niño! ¿Eres un vampiro?

—¡Suéltame! —gritó Yata, intentando respirar.

—¡Responde! Tienes la mordida en el cuello, ¡muestra tus dientes! —le ordenó mientras entre a multitud se asomaba el maestro de la academia.

—¡Suéltalo! Si fuese un vampiro ya estaría muerto o agonizando dentro del templo.

El sujeto que lo tenía contra la pared voltio para mirar a quien fuese que estuviera diciéndole semejante cosa para decirle que no se metiera, pero cuando vio que era el maestro lo soltó. No solo era quien enseñaba en la academia, tampoco era cualquier escuela. Era donde preparaban a los guerreros Paitales, que combatían especialmente contra demonios, vampiros y seres oscuros, lo llamaban Cohorrin: el maestro del ocultismo.

—Aunque tú lo digas, no me convence. ¡Claramente, esos chupasangres de afuera sintieron que este chico era uno de ellos! ¿Cómo explicas eso?

—No puedo, pero este chico no está maldito, tan es así que lo tenemos dentro del templo, respira como nosotros y parpadea.

—Uno de ellos dijo que era porque apenas se convertía.

—Si, y así suele pasar, pero ese vampiro no tenía idea de cuánto tiempo había pasado. Al transformarse pierden el conocimiento durante el proceso, y despiertan cuando se completa. Eso tarda 11 lunos, tal y como le pasó a Yata, otros suelen despertar antes y es cuando tienen esos efectos que mencionó el vampiro, efectos como que pueden atacar a otros vampiros, pero este no fue el caso.

—Yo no pienso dejarlo entre nosotros si no sabemos lo que es —comentó uno de los sobrevivientes que estaban detrás.

La gente comenzó a inquietarse, algunos pedían que lo expulsaran, otros que lo mataran, uno incluso argumentó que le clavaran una estaca en el corazón y que si moría era vampiro.

—¡Silencio! —gritó desde el fondo Marrin, uno de los profetas.

Luego caminó entre toda la multitud y se paró frente a Yata, lo sujetó de la barbilla y con su pulgar y dedo índice abrió los labios del niño, al ver los colmillos volvió contra los demás y dijo:

—No permitiré escándalos, ni peleas. Lo que está pasando es extraño, y es normal el miedo que veo en sus ojos, pero no se les olvide que estamos hablando del elegido —explicó mientras los otros profetas se acercaban, uno de ellos dijo:

—Creo que al fin apoyas lo que creía —interrumpió Leall, el profeta más joven.

—No lo sé, es una posibilidad, pero supongo que no tengo otra opción más que confiar.

El maestro del ocultismo se acercó al profeta Marrin y le pidió hablar en privado, así que se apartaron un momento mientras el disturbio entre todos aumentaba y los otros profetas intentaban calmarlos sin lograr nada.

Al terminar de hablar se acercaron de nuevo ante los refugiados y Marrin los interrumpió:

—Ya he tomado una decisión, para que todos estén tranquilos, Yata dejará este templo.

—¿Cómo que dejaré este templo? —preguntó Yata desconcertado, el profeta lo miró y le sonrió.

—Tú ten calma, ahora sígueme que te llevaré a un lugar especial. Los demás quédense aquí, solo iremos los profetas, el niño y su maestro.

Todos se quedaron viendo como ellos guiaban al chico al fondo del templo y abrían una puerta que estaba del otro lado de donde Yata había salido al despertar. Al entrar, se encontraban en un cuarto lleno de cuadros con pinturas y figuras, la mayoría eran de los precursores; sus deidades.

—¿Sabes quiénes son estos tres? —preguntó Marrin señalando el cuadro más grande.

—Son los precursores, los mismos que se encuentran en las tres estatuas del templo.

—Así es, antes eran dos, pero eso supongo que no lo sabías.

—No, ignoraba eso.

—Es una historia muy larga, pero no puedo contártela hoy.

—Observa ese cuadro —dijo señalando la pared que se apreciaba en el fondo; dos guerreros se encontraban en la pintura, uno portaba un escudo, una espada y algo que le brillaba en el pecho.

Rodaric, que observa todo en el sueño, logró reconocer el cuadro, era el mismo que tenía Alón en su Salón Real.

—Esas armas fueron creadas en la era de los magos, también llamada le era de los dioses, antes del gran cambio, de la llegada de los humanos y el surgimiento de los enanos y otros razas y seres. El escudo que porta el personaje de la pintura tiene tu nombre, es por lo que creemos que lo vas a necesitar. Las armas fueron creadas para el primer elegido, su nombre era Baldúr, el escudo es capaz de reflejar toda energía. Ahora mismo se encuentra en el castillo, detrás del trono del Rey, la espada no sabemos dónde está, pero es capaz de herir permanentemente a cualquier ser divino. La joya del sol te guiará a tu objetivo, pero tampoco sabemos dónde se encuentra, solo que fue llevada fuera de este continente. Baldúr murió al matar a Erok, estos objetos sagrados han sido la causa de muchas guerras, y se han perdido por los años, debes encontrar la espada, la joya y también el espejo.

—Mi madre me dijo como es que adquirí este nombre, también me explicó que mi nombre inicial era Rodaric.

—Así es, naciste en el año del cuervo y en el imperio de Garasu, llevas el nombre del protector del sol, un ser divino con forma de un gran cuervo de tres patas, su nombre es Yatagarasu.

—¿Ustedes me ayudarán a encontrar esas armas? —preguntó esperando que le dijeran que hacer y cuál sería el plan.

—Así es, partiremos mañana, todos los profetas y tu maestro te ayudaremos —respondió mirando al maestro de Yata, que guiñaba el ojo sin que el niño lo notara.

Yata comenzaba a bostezar, y los profetas se preguntaban que estarían planeando Marrin y Cohorrin.

—Muy bien, eso me parece bien, yo supongo que... si me iré a dormir, me siento muy cansado —dijo frotándose los ojos.

Yata se fue a su cuarto, se acostó en la misma cama donde despertó y poco a poco se quedó dormido.

https://youtu.be/Sc3RmqPDBZ8

Y Aquí termina este capítulo 🙃

¿Que les pareció? parece que el destino de nuestro presonaje se está definiendo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro