Dudaba que el alguna vez le hubiese querido con esa fiereza en la que el lo hacia, después de todo lo había traicionado de la forma mas sucia y ahora solo le atormentaba, aumentando su deseo de estar con él.

Sabía que estaba mal, sabía que su miedo no era la razón de que quisiese al otro, su soledad mucho menos, pero esos roces con él le daba ilusión pero lo hacían sentir mas vacío, sabia que no le quería, ese odio que sus ojos expresaban y la forma tan descuidada como le hacia el amor le hacia pensar que el solo quería placer y nada mas.

—¿De que te quejas? Si al final todo esto es culpa tuya.

Aquello que le había dicho le había abierto un poco los ojos, dándose cuenta de varias cosas. Por ejemplo, ya nada volvería a ser como antes y tendría que aprender a dejarlo ir o vivir con ello, no sabia cual de las dos le dolía mas.

Nadie lo había hecho sentir tan sucio y despreciable como el podía, nadie podía iluminarle la vida y después destrozársela en millones de pedazos como el lo hacia. Estaba arrepentido, porque sabia que era venganza, sabia que quizás el no lo quería hacer en realidad, pero su odio lo había consumido tanto y ya no lo veía con esos ojos.

—Lo siento tanto, por todo lo que te hice... Tu me gustas.

—... Demasiado tarde.

¿Por que siempre lo que anhelo me deja?
Incluso si intento ser lo mas genial posible para no aburrirlos, todos terminan dejándome a un lado.

—Por favor... Una ultima oportunidad.

—De verdad desearía concedértela, pero ya te había dado dos oportunidades, en ambas me dejaste.

—Yo... Puedo volverlo a intentar

—Haha, esta vez no puedes, es demasiado tarde.

Y ahí estaba el dolor que se presenciaba con cada encuentro, un vacío que ya llevaba sintiendo por 3 años, ellos me decian que ya todo iba a pasar, que iba a olvidar, pero hago de todo, menos olvidar; decían que el tiempo es el único que puede sanar mis heridas. Pero el tiempo me traiciono.

—Desearía volver en el tiempo, a aquellos momentos donde estábamos solo nosotros dos.

—Yo también. Mantenernos en nuestro pequeño mundo.

—Lo extraño... Te extraño.

—...Lo siento.

Mi rostro no es como antes, tengo ojeras de tanto llorar todos los días, siempre estoy contigo, desde el amanecer hasta el anochecer, se que aveces no puedes dormir bien a causa de mi llanto, o despiertas a causa de él, pero es tanto el dolor, mas de lo que mi débil alma aguantaría.

Me miras con aquellos ojos de dolor, para después apartar la mirada y hacer como si nada.

—Ne...

—¿Que pasa?

Egoístamente pienso en lo que le voy a pedir, quizás ya lo sabe... Pero mi mente esta tan nublada y diferente que no puedo evitar el ser tan cruel, solo por querer tenerte de nuevo y solo para mi.

—Vente conmigo, aquí nadie nos molestaría.

—...

—Lo tendríamos todo de nuevo.

Aunque se que lo que pido es imposible.