uno
No era un día especial o fuera de lo común. De hecho, era martes a las tres de la tarde en el nuevo complejo de los vengadores, todos trabajaban y hacían sus cosas. Probablemente lo único "especial" de ese día, era que había una reunión.
Steve había convocado a una reunión para hablar sobre una misión especial pero como siempre, Seren era la última en llegar. La puntualidad y ella tenían un fuerte conflicto pero ya todos lo sabían y habían dejado de molestarse en regañarla y preferían comenzar las reuniones sin ella.
Habían pasado sólo diez minutos cuando la chica entró corriendo a la sala de reuniones lo más silenciosa posible. Steve le dirigió una mirada de advertencia pero siguió con su explicación tratando de tocar puntos importantes que ya se habían hablado sólo para mantener al tanto a la recién llegada. Ella lo agradecía y siempre se aseguraba a sí misma que la próxima vez llegaría a tiempo aunque eso no fuera realmente cierto.
Todo estaba lleno, por lo que Seren se quedó al fondo y fue sin querer vió una silla vacía junto a Bucky. Justo a su derecha.
Nunca habían ntercambiado más de cinco palabras o en general, nunca hablado, pero no le importaba tomar asiento a su lado y eso hizo. Él la miró con el ceño fruncido por un momento cuando notó su presencia pero enseguida regresó toda su atención a Rogers y en no perder el hilo de la reunión. Después de todo no era nadie para no dejar que tomara ese asiento.
Entonces, la chica se inclinó para adelante, estaba muy concentrada en las palabras del capitán que ni siquiera notó que su mano terminó en sobre el antebrazo del super soldado.
Él se tensó a causa del contacto, pero ella ni siquiera lo notó. Bucky la miró fijamente durante un par de minutos, no le gustaba que nadie le tocara. No permitía que nadie lo tocara pero tampoco podía armar todo un drama a mitad de la reunión con todos presentes. Eso lo haría sentir muy tonto.
Entonces, la chica apretó aún más su brazo cuando Steve comenzó a hablar sobre unas muertes recientes de causa desconocida y al mismo tiempo se encogió en su asiento sin soltarlo.
Él iba a hablar para pedirle que quitara su mano, pero no logró producir ninguna palabra cuando se lo propuso. Comenzaba a agradarle esa cálida sensación de su mano sobre su brazo de carne. Estaba cubierto por una chaqueta de cuero, pero aún así fue capaz de sentir su calidez. Dejó que su mano permaneciera allí y volvió a prestar atención a Steve.
Fueron casi veinte minutos después cuando Seren salió de su concentración y se dio cuenta que sostenía con ligera fuerza el antebrazo del soldado.
Su cara se tornó de un intenso color rojo mientras alejabas la mano lentamente, aunque con algo de vergüenza.
—Lo siento —fue lo único que logró decir para luego voltear la cabeza y evitar cualquier tipo de contacto.
Se sentía muy avergonzada, sabía que no le gustaba que lo tocaran pero era muy educado como para interrumpir una conferencia de Steve. No logró dejar de pensar en ello el resto de la reunión.
Bucky sonrió un poco luego de notar su reacción y se dedicó a mirarla de vez en cuando, notando que el color rojo permaneció en sus orejas el resto de la reunión. Él sabía lo avergonzada que estaba la chica y eso sólo le causó un poco de gracia aunque también un poco de ternura.
Y fue desde ese día que Bucky Barnes comenzó a buscar su contacto. Lo hacía de manera muy sutil, pasando muy cerca de ella para que sus manos rozaran, buscando el asiento más cercano a en todos los lugares posibles; en el comedor, en el sillón, en la nave, en la sala de reuniones.
Y siempre que ella lo tocaba por accidente, se disculpaba, pues no tenía ni idea de que lo hacía a propósito.
▪︎▪︎▪︎
El sábado era noche de películas, fue el turno de Natasha para escoger y eligió una de terror. Seren odiaba esas películas, pero no quería parecer una cobarde y salir huyendo.
Todos la estarían molestando por ello toda la semana y prefería soportar dos horas de película y no siete días llenos de complots para molestarla por ser una miedosa.
Había elegido el sillón doble, el más alejado al proyector. Tenía un gran tazón de papas fritas y una manta cubriendo sus piernas. Los pies también los había subido al sillón y sus rodillas estaban muy pegadas a su abdomen.
Estaba esperando a que pusieran la película y que los demás tomaran asiento, al mismo tiempo que se preparabas mentalmente para morderse la lengua y no soltar un grito cuando algo la asustara.
—¿Está ocupado?
Tuvo que mirar hacia arriba cuando escuchó esa voz. Era Bucky. Lo miró sin comprender y él miró el asiento vacío a su lado.
—Oh, no —le sonrió— adelante, puedes sentarte.
Él lo hizo. Parecía tenso pero también cansado. Por lo general él prefería no estar presente en las "actividades recreativas del equipo" como lo había llamado Tony, pero últimamente había estado más presente y a ella le alegraba que se quisiera integrar.
El hombre se cruzó de brazos y miró al frente. Parecía un robot. Seren lo miró unos instantes, le daba miedo hablarle, más que nada por que no quería decir algo inapropiado y que él la odiara por el resto de su vida. Aunque tal vez era mejor arriesgarse.
—¿Quieres? —le ofreció de su tazón de papas fritas.
Él la miró y negó suavemente antes de volver a mirar al frente.
Era un poco incómodo.
—¿Te gustan las películas de terror? —volvió a hablar.
La miró nuevamente, esta vez más detenidamente. Luego se encogió de hombros.
—No lo sé —contestó— no veo muchas películas.
—Entiendo —se sentía tan tonta— a mi no me gustan. Me dan mucho miedo y sé que es absurdo cuando literalmente he matado a personas malas y todo eso pero... no lo puedo evitar.
Él no tenía ni idea de qué decir pero gracias al cielo las luces se apagaron y la película comenzó. Una pequeña sonrisa se había asomado.
Iba poco menos de la mitad, cuado pasó una escena que asustó demasiado a la chica y sin pensarlo abrazó el brazo de su acompañante mientras ocultaba un poco su rostro.
Cuando el miedo se desvaneció, llegó la vergüenza. Miro a Bucky, quien evitaba burlarse. A él no parecía asustarle ni un poquito la película. Bueno, después de todo lo que había vivido, tenía sentido que nada de eso le causara miedo.
—Lo siento —susurró y estaba por soltarlo cuando él lo evitó.
—Te puedes quedar así —dijo distraídamente, mirando de nuevo al frente— sólo si quieres.
Sonrió un poco y se acomodó a su lado, abrazando su brazo y recargando su cabeza en su hombro. Unos minutos más tarde, sus manos ya estaban entrelazadas, los dedos de la chica acariciando ocasionalmente los del hombre. Lo apretaba de vez en cuando, cuando una escena le daba miedo.
Bucky simplemente disfrutaba de tenerle tan cerca. Realmente nunca imaginó que eso pudiera ser posible, pero allí estaba, deseando que ese momento fuera eterno.
Pusieron una segunda película, esa también fue de terror pero Seren estaba cansada y a la mitad ya estaba dormida sobre el pecho de Bucky mientras lo abrazaba con fuerza.
Él no se quejó y con su brazo rodeó sus hombros para que estuviera más cómoda. Se sentía muy culpable por estar disfrutando mucho de ese momento.
Al finalizar la película, todos comenzaron a retirarse a sus habitaciones. Algunos miraron a Bucky, sonriendo disimuladamente al ver que Seren estaba dormida sobre él.
—Deberías despertarla para que se vaya a dormir a su habitación —había dicho Steve. Él no disimuló su sonrisa.
Le alegraba que su amigo permitiera que alguien más se acercara a él. También le gustaba que Seren fuera esa persona.
—Sí —contestó Bucky distraídamente. No quería soltarla.
Entonces quedaron completamente solos. La miró por un momento, su pulgar recorrió su mejilla suavemente. Por un momento se sintió como un acosador y se reprendió mentalmente.
—Ey, despierta —habló bajo— tienes que ir a tu habitación.
La chica se quejó, estaba muy cómoda y cálida en los brazos del hombre y no quería separarse.
Bucky ya no sabía qué hacer, ella se había aferrado más a él y aunque se sintió un poco contento por eso, no podían quedarse allí pues hacía bastante frío y el aire acondicionado no funcionaba. De hecho, lo iban a arreglar ese día pero la persona enfermó y mandarían a alguien hasta el día siguiente.
Se puso de pie con cuidado y la cargó entre sus brazos. Las manos de Seren se dirigieron al cuello de su contrario para sostenerse un poco.
La chica abrió los ojos apenas unos milímetros, Bucky caminaba tranquilamente por los pasillos y no parecía molesto o incómodo. Su rostro se pegó más a su pecho, aspirando su delicioso aroma y volviendo a caer dormida.
Bucky llegó a la habitación de Seren, la reconoció gracias a que estaba su nombre en la puerta. Se sentía como un intruso en su privacidad pero abrió en silencio y la dejó sobre la cama con mucho cuidado.
—Gracias, Buck —habló apenas por arriba de un murmuro pero él la escuchó fuerte y claro.
Quiso ahogar su sonrisa pero falló. Le dio un rápido vistazo a la habitación antes de salir e irse a su habitación con el corazón acelerado por la emoción.
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