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tres

Seren fue en busca de su uniforme y cuando estuvo lista, se dirigió al campo de entrenamiento al aire libre donde los soldados la esperaban en su formación indicada. La chica en serio adoraba su trabajo aunque le agotara tanto.

El calentamiento comenzaba con diez vueltas a todo el campo. Los reclutas lo detestaban pero habían aprendido -por las malas- a no quejarse y hacer todo lo que les indicaban.

El último pobre diablillo que se quejó por hacer un ejercicio, fue obligado a mantenerse sostenido de un tubo de metal sobre un pozo. No soportó diez minutos cuando cayó al agua y lo penalizaron. Debía soportar veinte minutos pero apenas llegó a la mitad. Nunca nadie volvió a poner mala cara pues gracias a ese pobre ingenuo, todos los demás tuvieron que dar otras veinte vueltas al campo bajo el intenso sol.

—Mi abuela corre más rápido que tú, Davis —le gritó al chico que corría por detrás de los demás y parecía que se ahogaba con su propio sudor.

El nombrado trató de ir más rápido y alcanzó a los demás.

—Eres muy mala con ellos —la chica se sobresaltó al escuchar esa voz.

Bucky estaba a su lado, usando unos jeans negros y una playera de mangas cortas del mismo color. Sus placas de identificación resaltaban sobre la tela. El hombre era realmente sigiloso, no lo había escuchado llegar.

—Aún no, es sólo el calentamiento —la chica sonrió orgullosa pero con una expresión malvada.

Estaban junto a la pista de carreras, observando a los reclutas dando vueltas. Bucky estaba muy cerca de ella, sus manos casi rozando y eso no le molestó ni un poco a ninguno de los dos.

—¿Qué lo trae por aquí, sargento?

Él sonrió un poco al escuchar el sobrenombre. Se limitó a extender un folder que rápidamente tomó.

Ahora Bucky era su nuevo compañero. Al parecer él le ayudaría con el entrenamiento, cambiando el lugar con Barton, quien había solicitado unas pequeñas vacaciones.

Seren se sintió nerviosa por un momento.

—Bienvenido al equipo —dijo al fin e hizo sonar un silbato.

Todos se formaron frente a ambos con la respiración entrecortada tratando de disimular que estaban cansados.

—Muy bien soldados, fueron salvados de seguir corriendo —habló en voz alta— el entrenador Clint Barton está indispuesto, mientras tanto será reemplazado por el sargento Barnes. Si él les da una orden, ustedes la acatan. ¿Entendido?

—Entendido —contestaron al unísono.

Bucky asintió sólo un poco, prefiriendo evitar las palabras por ahora. Estaba junto a Seren y para él eso era suficiente.

—Perfecto. Hoy será día de combates.

Varios festejaron eso. La mayoría adoraba el día de combate ya que era su oportunidad para demostrar su fuerza y aplicar lo aprendido. Aunque más que nada era para impresionar a la linda entrenadora.

—Patrick y Michael preparen las cosas, los demás, vayan a prepararse. Será combate cuerpo a cuerpo, Clint y yo ya habíamos preparado las listas así que estén atentos a cuando escuchen su nombre —hizo sonar su silbato— andando, comenzamos en quince minutos.

Todos salieron corriendo, dejando solos a los entrenadores. Seren miró a Bucky tratando de no parecer nerviosa.

—Les gustas —señaló el hombre.

Ella sonrió mostrando los dientes mientras negaba.

—Me odian, al que aman es a Clint. Él los consiente demasiado.

Esta vez fue Bucky el que dejó salir una corta risa y Seren sólo pudo pensar en que quería escucharlo reír de nuevo.

—¿Me explicas lo que harán?

—Oh, por supuesto.

Seren se acercó un poco más al hombre, el brazo de la chica estaba pegado al de él. Le mostró la tablet y comenzó a explicarle.

—En las orillas están los nombres de todos los reclutas, aparece con quién pelearán al principio, Clint y yo elegimos esto con cuidado para que todo estuviera equilibrado. Así el que gane va avanzando, como en pirámide hasta que sólo queden dos y será la mejor pelea, siempre es la mejor —levantó la vista y se encontró con los inquisitivos y seductores ojos de Bucky— ¿alguna duda?

—Creo que no —miró la tabla con los nombres rápidamente— parece que a ti también te emociona esto.

—La verdad es que sí. A veces hacen apuestas y aunque esté prohibido me gusta participar de vez en cuando. El ambiente se pone tenso cada que avanzan las peleas.

—Entonces me alegra haber llegado hoy para disfrutar del evento.

Se sonrieron un poco, ambos sentían la fuerte tensión pero ninguno se animaba a dar el siguiente paso.

—Listo, Patrick y yo ya terminamos de colocar el ring —habló Michael llegando a la pareja.

—Perfecto, ve a cambiarte y reuniremos a todos en cinco minutos.

—Entendido.

El chico se fue corriendo. Seren y Bucky comenzaron a caminar hasta el ring y esperaron un poco. Hablando sobre lo que Bucky tendría que hacer en esos días que estuviera ayudando a Seren.

—Aunque me resulta extraño que Clint se haya ido sin avisar. Quiero decir, él sabía que hoy había combate y lo estuvo esperando toda la semana.

—Creo que Steve mencionó algo de que su esposa no estaba bien de salud y alguien debía cuidar a los niños.

Entonces Seren comprendió todo. Seguramente Clint había salido volado pues amaba tanto a su familia y seguramente quería estar seguro que su esposa no tenía nada grave. Tal vez por la noche recibiría alguna llamada o mensaje de su compañero.

Siguieron conversando algunos minutos más hasta que la chica hizo sonar un silbato y todos se reunieron para comenzar con las peleas.

—Muy bien, ya saben las reglas. Los primeros son Adam contra Ryan.

Los nombrados subieron al ring respirando profundamente antes de sarse la mano. En cuanto Seren hizo sonar el silbato, los dos hombres comenzaron a pelear.

—¿Cómo sabes quién gana? —preguntó Bucky en voz baja.

—Hay dos maneras, la primera es hasta que uno se rinda y la segunda es hasta que alguno quede inconsciente. Todos los que pierden es por lo segundo.

—¿Y no los detienes?

—No. A menos que estén peleando sucio, es penalizado y se le prohíbe volver a participar. Saben que todo esto es combate "amigable" pero es su oportunidad para sacarlo todo sin contenerse. Todos saben cuál es su límite.

—¿Y cada cuanto hacen esto?

—Generalmente cada mes. Toda la semana entrenan muy duro así que esta es una clase de recompensa por su esfuerzo. Mañana descansan todo el día y nos vemos hasta pasado mañana para continuar con el entrenamiento.

—¿Y cuánto dura el entrenamiento?

—Es por fases. ¿Steve nunca te contó? Le encanta alardear sobre su maravilloso sistema de fases de entrenamiento.

Bucky dejó salir una risa. Ahí estaba, comenzaba a gustarle cada vez más.

—No que yo recuerde.

—Hay cuatro fases. Mental, que es la primera. Física, que es la segunda. De armería, que es la tercera y de táctica que es la cuarta. Si pasan las cuatro fases se pueden graduar y convertirse oficialmente en agentes luego de presentar algo así como un examen final, primero es un examen, luego prueban su fuerza física, examen de tiro en campo y al final les ponen un problema que deben de resolver de la mejor manera. De acuerdo a sus calificaciones finales, hay quienes son calificados para convertirse en instructores, soldados de primera o segunda clase y bueno... hay más ramas.

—Entonces, ¿esta sería su segunda fase?

—Sí. Yo los capacito para que sean más resistentes y fuertes. Llegan alrededor de cuarenta y sólo avanzan veinte en promedio. A veces más, a veces menos.

—¿Y cuántos llegan al inicio?

La chica lo pensó por un segundo mientras observaba a los hombres pelear.

—Hay más de quinientos candidatos. Steve y Natasha son los encargados de decidir quiénes entran a la primera fase con base en su currículum y antecedentes. Además es Bruce el encargado de hacerles un rápido análisis para identificar si hay algún aspirante con problemas físicos o mentales. A la primera fase entran ochenta cada año, muchos no soportan con el entrenamiento mental y prefieren salir, esa es la fase más dura. Después los traen conmigo y yo me encargo de hacerlos llorar hasta que decidan que esto no es lo suyo.

La chica sonrió orgullosa, Bucky negó divertido.

—Espero que alguna vez tengamos un combate tú y yo. Creo que sería interesante.

—Cuando quieras. Siempre estoy dispuesta a patearle el trasero a quien sea.

—Eso ya lo veremos.

La chica hizo sonar su silbato.

—Ryan es el ganador de la primera pelea. Los siguientes son Oliver y Alexander. Adelante chicos.

Los hombres tomaron sus posiciones y se dieron la mano, comenzaron cuando Seren hizo sonar su silbato.

—Apuesto por Oliver —habló en voz baja Bucky.

La chica sonrió mientras se cruzaba de brazos.

—Ni siquiera sabes qué tan buenos son.

El hombre se encogió de hombros.

—Tengo una corazonada.

—Acepto la apuesta.

—Si gano, me harás de esos pancake de frambuesa y arándanos para la cena de hoy.

Ella sonrió mostrando los dientes, pero sin mirarlo.

—¿Y si yo gano?

—Lo que quieras.

Seren lo pensó por un momento. Se le ocurrían tantas cosas pero en realidad le daba un poco de vergüenza decirlo en voz alta.

—Me darás diez dólares.

—Hecho.

Bucky extendió su mano y Seren la tomó.

Miraron la pelea con interés, ciertamente interesados por saber el resultado final. Fue Alexander el ganador del encuentro y Seren extendió la mano para que Bucky pagara. El hombre sacó su cartera y le dio los diez dólares.

—Es un gusto hacer apuestas contigo.

Pasaron algunas horas, era cierto que con cada pelea todo se volvía más tenso pero también más emocionante.

—Hemos llegado a la pelea final, Samuel contra Owen. Pueden tomarse cinco minutos antes de comenzar. El ganador tendrá un premio, sólo correra la mitad de vueltas en el calentamiento por dos semanas y podrá comenzar con el entrenamiento pesado antes que los demás.

Los dos finalistas miraron emocionados a su entrenadora. Esta vez más motivados para ganar.

—Quiero apostar de nuevo —habló Bucky cuando los demás se retiraron para ir en busca de algo de beber o tomar.

Seren le sonrió.

—¿Quieres perder de nuevo?

—Ya los vi pelear y sé quién va a ganar.

—¿A sí?

—Por supuesto. ¿Aceptas?

—¿A quién le apuestas?

—Ganará Owen.

Ella frunció el ceño. Estaba completamente segura que el ganador sería Samuel.

—Acepto. Pero esta vez quiero cien dólares.

—Perfecto. Pero si yo gano, lo cual será así, saldrás a cenar esta noche conmigo.

—Pudiste solamente invitarme y habría dicho que sí.

—Me gustan las apuestas y los retos.

—Bien. Trato —extendió su mano, Bucky la tomó y tardó un poco más de lo habitual en soltarla.

Owen fue el ganador y Bucky no logró quitar su sonrisa de suficiencia cuando Seren evitó mirarlo hasta que todos se marcharon.

—Usa un lindo vestido, muñeca. Te veré a las ocho frente a los elevadores —le dijo cerca del oído mientras se alejaba.

Algunos de los chicos se quedaron para levantar todo y guardarlo. Seren los miraba pero estaba más que nerviosa. ¿Realmente tendría una cita con Bucky?

Sí, la tendría y se estaba muriendo de los nervios.

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