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seis

Una semana había transcurrido, la relación de Bucky y Seren se fortalecía cada vez más aunque ninguno era lo suficientemente valiente de dar el siguiente paso a algo parecido a una relación formal.

Ambos estaban bien con ello. Disfrutaban la cercanía del otro, también disfrutaban mucho de trabajar juntos pero era cierto que deseaban algo más.

Era sábado por la noche, los domingos era descanso para la mayoría del personal, incluidos los vengadores. Seren estaba en la cocina bebiendo un poco de licor ya que no podía conciliar el sueño, estaban por dar las once y aunque muchos de sus compañeros habían salido, ella estaba disfrutando de su soledad.

Un ruido la hizo sobresaltar, rápidamente tomó el arma oculta bajo la barra y apuntó en dirección donde escuchó el ruido. Lentamente bajó el arma al ver a Bucky, quien tenía una pequeña sonrisa y las manos alzadas.

—Lo siento, creí que no había nadie —habló el hombre mientras se acercaba.

Seren regresó el arma a su lugar y le dio un gran trago a su bebida.

—Yo pensé lo mismo. Creí que saldrías con Steve y Sam.

Bucky tomó asiento frente a la chica y se sirvió un trago que tomó rápidamente.

—No me gusta salir mucho. Además hoy estoy bastante cansado pero no puedo dormir.

—Yo tampoco podía dormir —la chica sirvió el licor en ambos vasos y los chocaron antes de beber hasta el fondo.

—¿Siempre llevas un arma? —preguntó de lo más normal. Como si sólo estuvieran hablando del clima.

—Natasha las oculta por todos lados. Por seguridad. Yo las encuentro a veces.

Asintió y ambos quedaron en completo silencio por un momento. El ambiente era extraño, no tenso ni incómodo, sino más bien nostálgico o triste.

Ninguno dijo nada por largos minutos, cada uno sumergido en sus propios pensamientos.

—¿Quieres hablar? —Seren se animó a preguntar, jugando con el borde de su vaso.

James la miró, dando otro trago a su bebida y luego bajando la mirada, observando la mesa como si fuera lo más interesante del universo en ese momento.

—Tengo pesadillas —confesó en voz baja luego de un momento— casi nunca puedo dormir. Todas esas personas que he asesinado... se podría decir que me atormenta.

—Sé que tal vez muchas personas ya te lo han dicho, pero... nada de eso fue tu culpa, no eras tú mismo.

Seren tomó la mano de Bucky por sobre la mesa. Él intentó sonreírle un poco pero salió más bien una mueca.

—¿Qué hay de ti? —preguntó luego de liberar un corto suspiro. No era fácil confesar eso.

Seren se sintió tensa por un momento, no era del tipo que le gustaba hablar de sus problemas pero sabía que no podía pedirle a Bucky que confiara en ella si ella no confiaba en él.

—Mi ex me hizo mucho daño —volvió a vertir un poco de líquido ámbar en su vaso— hay veces en que los malos recuerdos regresan y vengo aquí a tomar hasta que me siento mejor.

Natasha era la única persona que sabía detalladamente sobre todo ese asunto y Seren prefería no mencionar nada sobre ello. Era algo que aún le lastimaba.

Bucky frunció el ceño al escuchar aquello. Por alguna razón se sintió molesto, no le gustaba ver a Seren triste.

—¿Quieres contarme sobre eso? —preguntó con precaución. Tampoco quería presionarla, pero si él podía ayudarla aunque sea un poco, lo intentaría.

Los ojos de la chica se llenaron instantáneamente de lágrimas, pero trató de contenerlas con todas sus fuerzas. Arrugó su frente mientras miraba el vaso y un nudo se formaba en su garganta.

—No soy tan fuerte como parece, ¿sabes? —levantó la mirada y rápidamente limpió sus ojos— cuando conocí a Garrett fue todo muy lindo al principio. Yo llevaba trabajando para SHIELD algunos años pero nunca le hablé de eso ya que era confidencial y esas cosas. Garrett era abogado y trabajaba para un importante bufete en Nueva York. Lo conocí en un bar una noche que salí luego de una larga noche de trabajo. Fue bastante lindo, de hecho. Hablamos por días, tal vez por semanas y luego comenzamos a salir. Poco a poco todo lo que antes era rosa, se volvió gris... lo malo de esto es que yo ni siquiera me daba cuenta. Estaba muy enamorada de él y creí que todo lo que me decía y pedía estaba bien —dio un largo sorbo a su bebida, Bucky la escuchaba con muchísima atención— él odiaba las cicatrices en mi cuerpo y nunca se cansaba de repetirlo hasta que yo también las comencé a odiar. Si él me golpeaba yo creía que estaba bien, yo podía patearle el trasero sin el mayor problema pero nunca lo hice. Con el tiempo fue empeorando todo, comenzó a llegar tarde a nuestras citas, le molestaba que no atendiera las llamadas pese a que estaba en el norte de China y él no tenía ni idea. Yo viajo mucho, lo sabes, pero él no lo entendía y la verdad es que nunca le quise decir la verdad pues era mi forma de protegerlo. Cuando nos veíamos era sólo para tener sexo... aunque más bien era sólo para que él sacara sus frustraciones o algo así, luego se marchaba y a veces llamaba y a veces no. Fueron casi dos años de lo mismo hasta que llegó la gran tragedia —permaneció en silencio un largo momento, tratando de no soltarse a llorar.

—No tienes que decirlo si no quieres —le aseguró el hombre. Su mirada era bastante suave y comprensiva, tal vez con una pizca de pena.

Ella negó.

—Me gustas, Bucky —confesó de pronto— y tienes que saber esto de mi o me sentiré como la misma mierda por no decírtelo.

La confesión lo tomó por sorpresa pero estaba completamente seguro que nada de lo que ella le dijera, le haría cambiar de opinión con respecto a sus sentimientos. El hombre se levanto de su asiento y rodeo la barra para sentarse junto a la chica, la tomó de las manos y la animó a continuar.

—Puedes decirme lo que sea. Siempre.

—Sé que tal vez pensarás que soy una completa tonta. Pero creo que eso es lo que te hace el amor, hace que dejes de pensar y quieres entregarlo todo sin esperar nunca nada a cambio —no logró ahogar las lágrimas ni un segundo más— había regresado de una misión cerca de Tailandia, me había ido por dos semanas y Garrett no se lo tomó tan bien, discutimos y estuvimos peleados por una semana hasta que llamó para "disculparse". Me invitó a salir a un bar para arreglar las cosas y todo eso, ingenuamente accedí, nos vimos y sólo tengo vagos recuerdos de esa noche. Estoy completamente segura de que me drogó, recuerdo que me llevó a un motel, recuerdo que llevó a dos de sus amigos, golpes, otras cosas desagradables, mucha sangre y por la mañana apenas desperté, pero no me podía mover. Todo me dolía, había mucha sangre y aunque me habían torturado antes, nunca había sentido tanto dolor como esa vez. Logré llamar a Natasha y ella fue por mi de inmediato para llevarme al hospital. Prefiero ahorrarme los detalles de lo que me dijo el médico.Tuve que ir a terapia durante un largo tiempo, pero los recuerdos en sueños a veces regresan.

Para ese punto, Seren era un mar de lágrimas. Era imposible siquiera intentar contenerse.

Bucky se puso de pie y sin pensarlo ni un segundo la rodeo con sus brazos en un cálido abrazo. La chica continuó llorando, abrazando ella con muchísima más fuerza al hombre y sintiéndose extrañamente segura. Estuvieron en esa posición un largo momento hasta que la chica se calmó, incluso después, permanecieron abrazados.

—No creo ni por un momento que hayas sido tonta —murmuró el hombre sin separarse— nada de eso fue tu culpa. Tu entregaste todo y él fue un maldito imbécil que se aprovechó de tu bondad y te aseguro que si alguna vez lo veo por la calle, golpearé su cabeza contra el borde de la banqueta.

Seren no pudo evitar soltar una pequeña risa, aún oculta en el pecho del hombre, aspirando su aroma.

—Gracias por confiar en mi —volvió a murmurar el hombre, esta vez más bajito pero Seren lo escuchó con claridad— y nada de lo que me has dicho hará que me dejes de gustar tanto como lo haces.

Se separaron sólo un poco para mirarse a los ojos, las luces eran suaves sólo en la cocina pero podían ver claramente los ojos del otro.

Bucky tomó las mejillas de Seren con mucho cuidado, temiendo ser muy brusco. La chica se permitió cerrar los ojos un momento, era de alguna manera, agradable la sensación fría y cálida a la vez.

—Seren Gray, genuinamente pienso que eres la chica más hermosa que mis ojos han visto en toda mi vida y debo aclarar que he tenido una vida muy larga. Sé que no soy un hombre perfecto, tal vez te pueda parecer que soy anticuado pero en serio me gustas y quisiera pedirte que me des una oportunidad para amarte.

Seren estaba muy segura de que jamás en su vida había escuchado palabras más hermosas que esas.

—Sonaste como un anciano —ambos rieron un poco— pero acepto.

Bucky inclinó un poco la cabeza, Seren era más baja que él, sus narices rozaron y sus respiraciones se mezclaron. Ambos podían oler el aliento a licor del otro.

Sus labios rozaron un poco, una de las manos de Bucky viajó a la nuca de su contraria para acercarla más. Cerraron los ojos al momento en que sus labios se unieron lentamente, poco a poco, el beso se volvía más intenso y lleno de necesidad. Era como una adicción que acaban de descubrir.

Se separaron luego de un momento para recuperar el aliento y ambos se sonrieron. Había sido mucho mejor de lo que habían imaginado.

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