Kim TaeHyung se encontraba cortando los vegetales con gran precisión, mientras sentía los aromas provenientes del horno.
El vino estaba en la en la heladera, la mesa estaba puesta y JooHa se encontraba en la casa de uno de sus amigos en una pijamada.
Asintió gustoso cuando comprobó que todo iba marchando como viento en popa, agradeciendo al cielo que todo estaba saliendo tal y como lo había planeado.
Instantes luego, reconoció el característico aroma de su esposo, así como sus fuertes brazos al envolverle por la cintura.
—Ya llegué cielo. — Murmuró mientras escondía su rostro en el cuello del mayor.
A pesar de todos los años que llevaban juntos, TaeHyung todavía no se acostumbraba a su toque, al roce de sus cuerpos al amarse ni a tener un hombre tan maravilloso como lo era él.
—Te extrañé, JungKookie. —Susurró sonrojado mientras sentía como el menor depositaba suaves besos en su clavícula.
—No sabes cuánto yo extraño estar dentro de ti. — JungKook ronroneo a la altura de su oreja mientras aferraba las pequeñas caderas del contrario hacía su erección.
El castaño se aferró a la mesada, sintiendo como su cuerpo era recorrido por las gruesas manos de su esposo.
TaeHyung llevó su nuca hacía atrás, dejando que el menor hiciera y deshiciera consigo lo que fuera su voluntad. Lentamente, sus manos dejaron los elementos de cocina, mientras su silueta era volteado por el joven de cabellos negros.
—La comida... — Murmuró, como sí eso fuera a parar el fervor del deseo de su marido.
—Puede esperar. — Respondió mientras colaba sus manos debajo de la fina prenda que el castaño llevaba, dirigiendo sus dedos hacía los pequeños botones oscuros del Kim, apretando lo suficiente como para causarle pequeños gemidos. — ¿JooHa? — Preguntó, para saber sí podía continuar con sus planes de poseer a su esposo, o sí tenían que cuidarse porque su hijo no presenciara lo indebido entre los adultos.
TaeHyung tiró levemente de los cabellos de su esposo, mientras se restregaba contra su erección. — P-Pijamada. — Gimió. — Choi.
JungKook no pudo evitar que una sonrisa se formara en su rostro al escuchar la respuesta de los labios del mayor. — Perfecto. — Acto seguido, levantó el esbelto cuerpo de su pareja, quien terminó por enroscar sus piernas en su cintura.
— ¡P-Pero! — Se quejó el Kim. — ¡Se supone que te prepararía el mejor banquete de tu vida, J-JungKookie! — Volvió a suspirar de placer mientras sentía un reguero de besos húmedos recorrer su cuello.
—Tu cuerpo es el mejor banquete que podría existir. — Gruño levemente, para luego volver a atrapar los mullidos belfos del mayor, chupando y mordiendo con suavidad, mientras apagaba a tientas el horno para poder dirigirse con tranquilidad hacía la habitación de ambos.
TaeHyung sintió cuando su cuerpo tocó el cómodo colchón, sumado al peso de su amado sobre sí, sintiendo infinita dicha del destino de poder encontrarse entre sus brazos.
—Feliz aniversario, JungKookie. —Esbozó el castaño, llamando la atención del menor. JungKook notó la enamorada sonrisa del mayor, por lo que besó su rostro tiernamente antes de responder.
—Feliz aniversario, mi amor. —Murmuró sobre sus labios.
Al escuchar esas palabras, al sentir al amor de su vida tan cercano a su corazón y la hermosa familia que habían conformado, por fin sentía que todo a su alrededor había cobrado sentido.
Lejos estaban las noches de tormento y desolación, atrás habían quedado los momentos de soledad que habitaban su alma.
Ahora sus días transcurrían con el calor de un hogar, sus tardes con la dicha de criar a su niño y las noches era amado con total devoción por parte de su esposo.
Viendo en retrospectiva, no habría absolutamente nada que no repitiera para poder llegar a este momento.
No cambiaría volver a ver, por más que extrañara poder apreciar el guapo rostro de JungKook o sus facetas al amar, ni tampoco saber que nunca podría apreciar a quien se parecía más JooHa. Nada de eso importaba, sí con ello tenía a su familia...
Ni siquiera todas las mentiras que había tenido que decir, y hacerles creer a su entorno.
Incluso sí su esposo, era una de ellas.
Se despertó asustado, sintiendo una gran desesperación al notar que no podía ver nada a su alrededor.
La oscuridad amenazaba con envolverle, y eso estaba haciendo que su ansiedad aumentara minuto a minuto.
Durante un instante, estuvo a punto de levantarse y salir corriendo de donde fuera que se encontrara.
¡Dios santo! ¡¿Cuándo había vuelto a recaer?!
¡Se suponía que estaba completamente limpio y que esta vez sería para siempre!
Además, ¡¿Con que demonios se había estado drogando que ni siquiera podía recordar donde se encontraba?!
Unos murmullos hicieron que su mente volviera del trance que se encontraba, por lo que trató de hablarles, siendo el resultado final unos balbuceos que poco podían interpretarse, pero fueron lo suficiente como para que notaran su presencia.
— ¡Jodida mierda! —Esbozó alguien con total sorpresa de ver que había reaccionado, a la par que escuchaba como se acercaban hacía donde estaba acostado. — Primero toma algo de líquido, ¿Sí? —TaeHyung pudo sentir como sus labios eran rozados por lo que parecía ser un sorbete, por lo que decidió entreabrirlos un poco. —Despacio, — Indicó nuevamente el sujeto. El castaño gimió al sentir como el líquido ayudaba a lubricar su maltrecha garganta, aliviando sus cuerdas vocales. — Eso es... — Le animó.
—Gracias... —Logró formular.
—No hay de que... Ahora recuéstate que tienes que descansar, pronto te cambiaré tus vendajes.
En ese momento, el castaño se percató de ese detalle.
Al parecer por su tacto, unas gruesas vendas rodeaban su rostro.
Ahora entendía por qué no podía ver, lo que ayudaba a dejarle parcialmente tranquilo.
— ¿Qué sucedió? — El Kim pudo percibir un leve tamborileo de los pies del sujeto, cómo sí dudara de qué palabras pronunciar.
— ¿Recuerdas quién eres? — Asintió luego de haber estado pensativo durante unos momentos.
—Mi nombre es Kim TaeHyung. —Declaró seguro de sí mismo.
—Bien, Kim TaeHyung... — Suspiró al haber podido identificar a uno de los tantos pacientes que habían abarrotado el hospital hacía aproximadamente un mes. — Mi nombre es Hwang HyunJin, soy médico residente de este centro hospitalario y he estado cuidándote este último tiempo. —Explicó.
— ¿Tiempo? — Preguntó sintiendo las alarmas de su cuerpo sonando. — ¿Cuánto exactamente es ese tiempo al que te refieres? — El miedo volvía a recorrer sus entrañas. ¿Qué demonios había sucedido?
— ¿Qué es lo último que recuerdas? — Preguntó el médico.
Unos flashes de un apuesto joven vinieron a su mente.
— Jeon JungKook. — el pelinegro respondió el saludo.
— Kim TaeHyung. ¡Un placer JungKookie! — un atisbo de sonrisa se formó en su rostro.
¿Cómo era que había terminado conociéndole?
Necesitaba respuestas, pero más necesitaba poder alejarse de ese lugar que hacía que se le erizara la piel.
Dio una gran bocanada de aire antes de intentar levantar su cuerpo, ese fue el momento exacto en el que tomó consciencia del gran entumecimiento y dolor que sentía.
— ¡Hey, despacio! — Indicó una voz mientras volvía a ayudarle a recostarse en su lugar. — No deberías hacer movimientos bruscos.
— ¡¿D-dónde... — Su voz sonaba demasiado entrecortada para su gusto. — ¡¿DÓNDE SE ENCUENTRA?! — Momentos luego, el pitido que indicaba el ritmo cardiaco de su corazón comenzó a elevarse cada vez más, indicando su exaltación. TaeHyung no dudó ni medio segundo en arrancarse todos los cables que tenía amarrados a su cuerpo, incluido el suero constante con el que había estado durante tanto tiempo. Un gemido de dolor se escapó de su boca, pero nada de eso le importó.
Las imágenes de todo lo vivido comenzaban a repetirse en su cabeza cual película de terror en la que no tenía ningún tipo de escapatoria.
Su viaje para probar un nuevo destino sin el cobijo de sus amigos, el avión...
— ¿Siquiera me conoces y ya planeas una vida a mi lado? — la idea le divertía de sobremanera.
— Oye, algunas veces solamente hace falta una mirada para encontrar al amor de tu vida. — un deje de sonrisa envolvió a Jeon.
— ¡Hey! — Le llamaron la atención. — ¿Sabes cuantos recursos nos costó el salvarte con vida? —Añadió con enojo.
— ¡Necesito largarme de aquí! — Bramó al tratar de bajarse de la cama y ponerse de pie, fallando completamente.
—Mira tú, sí no tienes intenciones de querer estar con vida, ¡De acuerdo!, —Mencionó con rabia ante la imprudencia del tal Kim. Pero que sea fuera de este hospital. —A pesar de sus palabras, sostuvo e impidió que el castaño se fuera de bruces contra el suelo.
— ¡No entiendes!
—No, ¡Tú eres el que no entiende! — La molestia de HyunJin era palpable en su tono de voz. — ¡Estuviste al borde de la muerte en un accidente que se cobró demasiadas vidas, — Levantó el peso de TaeHyung! — ¡Y lo primero que haces luego de haber recuperado la consciencia luego de haber estado un mes inconsciente, es querer largarte de aquí! —Volvió a acomodarlo en la cama— ¡¿Sabes cuántos habrían deseado estar en tu lugar?!
— ¡Necesito encontrar a alguien! — Pidió al borde del llanto. — ¡No estaba sólo en ese viaje!
— ¡De acuerdo! — Aceptó. — Dime su nombre y veré que puedo hacer por ti, pero necesito que trates de calmarte.
— ¡Necesito hablar con el piloto! — Logró articular — ¡Este avión podría estar a punto de explotar en este preciso momento!
Nuevamente, otro recuerdo se vino a su mente, esta vez aún más preocupante.
TaeHyung no necesitaba ser un genio para notar que ese accidente no había sido una mera coincidencia, sino más bien, su intuición le decía que eran demasiadas variables juntas como para que el azar hubiera jugado sus cartas.
No.
Esto más bien olía a cierta planificación en la que JungKook había querido anticiparse dando aviso de que el avión estaba a punto de derribarse, pero desgraciadamente el tiempo les había jugado en contra.
Una lágrima rodó por su rostro, denotando la tristeza que habitaba en su corazón. Sin embargo, la duda de sí el joven había podido salir con vida era mayor a cualquier dolor físico o emocional que pudiera tener en este momento.
TaeHyung se aferró al médico, sopesando los pros y contras de develar la identidad de JungKook.
¿Qué sí los mismos rufianes todavía se encontraban esperando por él?
Kim TaeHyung no sería quien los traería a la puerta del Jeon, antes preferiría morir.
—JungKook... — Susurró. — Necesito encontrarlo, ¡Por favor! — Suplicó.
El silencio llenó la habitación, siendo interrumpido tan solo con las maquinas del lugar.
—Lo siento... — Tragó lentamente. —No hay nadie aquí que se haya registrado con ese nombre.
En ese instante, TaeHyung sintió como no sólo sus piernas, sino el alma se le aflojaba.
Tan sólo un hipido salió de entre sus labios, incapaz de pronunciar ningún tipo de palabra mientras las lágrimas corrían a mares por su rostro.
— ¡O-oye!— Volvió a llamarle el médico. — Lo siento sí fui demasiado brusco... No supe explicarme claramente...— Tomó aire — Así cómo hasta hace unos minutos no teníamos a un Kim TaeHyung registrado, aún no tenemos a un JungKook en nuestros reportes.
— ¡No me digas que...!— ¿Eso quería decir lo que estaba pensando? ¡Ni siquiera podía concebir tal hecho!
—Lo que puedo decirte es que aún tenemos muchos pacientes en coma, no identificados... —Indicó de forma pausada. — Tal vez él se encuentre dentro de los afortunados, Kim.
A pesar de sus instintos de salir corriendo a descubrir sí JungKook se encontraba dentro de los pacientes en ese hospital, HyunJin le hizo prometer que sería paciente al menos hasta que estuviera en condiciones de siquiera poder mantenerse en pie.
Además de regañarle por haber sido un bruto que se arrancó sus vías y volver a canalizarlo ya que todavía tenía medicación pendiente de continuar en tratamiento.
Los días fueron pasando y su ansiedad no hacía más que aumentar, pero trataba de ser paciente, además de haberle dado indicaciones al médico sobre cómo lucía "su" JungKook por sí lograba reconocerle entre los enfermos.
—Tiene los pómulos firmes, — comenzó— mirada castaña, cabellos oscuros con finas ondas— Suspiró dramáticamente— Y tiene como 1.80 de altura, ¿De qué novela sacaste a tu galán? — Bromeó, mientras las mejillas del Kim se volvían completamente rosas.
De todas formas, a pesar de sus rezos, no había tenido suerte en encontrarle.
Ya fuera porque estuviera en otro hospital o sí ya se hubiera dado de alta bajo otro nombre...
Todo sería válido para TaeHyung salvo pensar en que no se encontraba más en este plano.
Sumándole a su preocupación de todos los días, tenía otro problema pisándole los talones.
— ¿Logras ver cuántos dedos tengo? — Preguntó el doctor, mientras el Kim negaba. — De acuerdo, no te estreses...
No lo haría de no ser que al parecer sus malditos ojos no querían cooperar para encontrar al Jeon.
¿Cómo haría entonces sí no podía ver?
Literalmente se sentía demasiado a oscuras a pesar de la claridad que recibía en sus orbes.
— ¿Me quedaré ciego? — Preguntó resignado a lo que su destino decidiera. — Hey, tus silencios hablan por ti, HyunJin... —Mencionó— Al cabo que ya presencié todas las maravillas que estos pobres ojos pidieron haberme dado. — Bromeó, tratando de aligerar el ambiente.
—Aún no está nada dicho, TaeHyung. — Se sinceró. — Todavía nos quedan exámenes por hacer, no puedo asegurarte ni una cosa ni la otra. — Suspiró — El hecho que todavía puedas ver manchas borrosas es algo prometedor pero no quiero ilusionarte en vano. — El Kim tragó grueso ante su diagnóstico.
Tenía esperanza de que sus ojos le darían batalla a la crueldad del destino y que le servirían para cumplir su último deseo.
—Bien. — Aceptó. — Sólo necesito unos momentos de claridad. — Luego aceptaría de buena gana que todo su mundo se oscureciera.
HyunJin negó a creer que todo terminaría así, TaeHyung era uno de sus pacientes que más había podido recuperarse en relación a los demás accidentados del desastre del avión. No se cruzaría de brazos esperando sin hacer nada ni tampoco le dejaría al Kim sumirse en depresión.
—Bien, querido Shakespeare. — Le cortó. — Antes de que sigas con todo tu monologo de desesperanza y desolación, —Se burló. — ¿Estás listo para tu cita de todos los días?
El castaño asintió con una sonrisa para luego dejarse ayudar a subirse a una silla de ruedas, mientras tomaba sus lentes oscuros.
Su vista estaba dañada y por momentos tenía atisbos de figuras o colores sin lograr enfocarse en una sola figura, pero eso no le impedía de continuar intentando todo el tiempo que podía, a costa de tendría grandes ataques de migrañas que le atacarían luego, así que sólo usaba su súper poder durante pocos momentos al día, específicamente cuando HyunJin le llevaba a un taller de lectura que los niños de la ciudad daban voluntariamente para las víctimas del accidente y otros pacientes del hospital.
Todos los días, el castaño asistía a estos talleres en búsqueda de poder encontrar al Jeon.
Su búsqueda se ralentizaba al no poder ver con claridad, por lo que muchas veces asistía a las mismas salas hasta que podía examinar a todos y a cada uno de los presentes, algunas veces de forma disimulada, siendo ayudado por HyunJin, y otras en las que le daba vergüenza recordar.
TaeHyung había sido asignado el día de ayer al ala celeste, en donde un pequeño grupo de infantes leían sus cuentos favoritos para los enfermos transitorios y crónicos, especialmente las personas que se encontraban en un estado comatoso.
El castaño arrugó sus cómodos pantalones de chándal provistos por el hospital, mientras rezaba por tener algo de suerte en su travesía.
El camino hacia la sala fue ameno en donde fueron intercambiando algunas charlas triviales con su médico personal, quien servía de sus ojos para indicarle todo a su alrededor.
— ¡Bien! — HyunJin corrió la silla del Kim unos centímetros más. — Ya estamos aquí... —Murmuró.
—Gracias por haberme traído. — Agradeció apenado de todavía no poder velar por sí mismo y terminar dependiendo tanto de él.
En respuesta, TaeHyung pudo sentir que sus cabellos eran revueltos con cariño. —Descuida... — Sí pudiera ver, habría notado como este se encogía de hombros. —Además, es mi trabajo.
—Ajam. —Respondió el castaño con una sonrisa, habiendo aprendido a conocer un poco más al joven.
HyunJin carraspeó suavemente, intentando dejar el asunto zanjado cuando su móvil comenzó a sonar en su bolsillo.
—Y hablando de trabajo...—Suspiró. —Lo siento, hoy no podré quedarme contigo.
El Kim negó, — Descuida, haces más de la cuenta, saluda a Félix de mi parte. — TaeHyung no necesitaba ver para escuchar el inminente nerviosismo en HyunJin.
—Antes de que pudiera excusarse, el teléfono volvió a sonar con insistencia. —Ya tengo que irme, pero volveré por ti luego de la cirugía. — Prometió.
Momentos luego, se adentró con la silla hacía donde escuchaba que había gente. Por suerte las personas eran decentes y al notar que no tenía visión, solas se corrían de su camino o intervenían cuando estaba a punto de golpearse, pero en general, estaba comenzando a acostumbrarse a usar sus demás sentidos.
—H-hola. — Una dulce voz llamó su atención. —M-mi nombre es Ch-Channie y el cuento que leeré será el del P-Patito feo...
Y así fue como la niña comenzó a narrar un cuento que su propia madre le había repetido tantas veces cuando era pequeño.
—El patito fue d-dejado d-de lado p-por—
La nostalgia le llenó... ¿Qué diría su madre sí le viera ahora?
La dulce voz de la infante fue interrumpida por un ruido y luego unos murmullos que anunciaban que otro niño continuaría se hicieron presentes.
TaeHyung apenas y logró tomar el pequeño cuerpo entre sus manos para evitar que cayera producto de que le hubieran chocado.
— ¡L-Lo siento! —Se disculpó la niña mientras sorbía sus mocos. — ¡N-no le vi!
TaeHyung sonrió mientras le ayudaba a ponerse de pie. —No te preocupes, yo tampoco. —Bromeó.
En ese momento la pequeña cayó en cuenta de que prácticamente había atropellado a una persona en silla de ruedas y con problemas de ceguera. ¿Cuán peor podía terminar siendo su día?
— ¡Lo siento, lo siento, lo siento! — Junto sus manos en frente del apuesto joven cómo sí fuera capaz de verlo. Se sonrojó al notar lo tonta que había sido y como seguía metiendo la pata.
— ¡Hey! — Levantó sus manos en señal de paz. — Descuida, no pasa nada... ¿Tú eres la niña que estaba leyendo hace unos momentos?
—Si...—Susurró apenada.
— ¡Estuviste increíble! —Le felicitó.
— ¡N-No es cierto! — Negó. — ¡N-No pude terminar de leerlo porque me moría de nervios!
TaeHyung se encogió de hombros, — No importa, tal vez no lo hayas logrado hoy, pero eso no quita que lo harás muy pronto pequeña... Persevera y triunfarás. —Hizo una pausa. —Además lo más importante es la buena acción de venir aquí y regalarnos un lindo momento.
Channie se sonrojó ante los halagos del chico. —M-muchas gracias, ¿Eh...?
—TaeHyung. —Sonrió —Bien, ahora con tu permiso, necesito hacer algo. — TaeHyung tomó la silla para tratar de moverla hacía atrás, terminando por chocar con uno de los sillones de la sala. —Auch. — Se quejó al sentir el cimbrón.
—Oppa...— Le llamó la niña— ¿Necesitas ayuda?
El Kim suspiró ante su nueva inutilidad, terminando por asentir. — Me encantaría decirte que no pero sí.
— ¿A dónde quieres ir? —Preguntó con curiosidad.
—No lo sé exactamente...—Murmuró pensativo.
— ¿Qué estás buscando?
— Más bien, estoy buscando a alguien, —Trató de evitar rascarse los brazos en forma nerviosa, fallando completamente en el intento. — Pero como notarás, —Señaló su rostro— No puedo ir muy lejos por mi cuenta, ni tampoco puedo encontrarle sino tengo mis ojos.
— ¡Yo puedo ayudarte! — Se ofreció. —Mi mamá trabaja aquí como enfermera y muchas veces me trae con ella cuando no tiene con quien dejarme, así que conozco todas las salas de este hospital. —Indicó orgullosa.
— ¡¿De verdad?!
—Ajam. — Murmuró de forma autosuficiente. —Ahora dime, ¿Cómo es esa persona a la que estamos buscando?
TaeHyung no perdió el tiempo y comenzó a describir al pelinegro.
Después de todo, parecía que el cielo todavía no le había abandonado del todo ya que la niña rápidamente pudo identificar de quien se trataba.
—Ujum. —Channie le miró pensativa antes de volver a hablar, — ¿Acaso tiene un lunar debajo de sus labios? — El Kim se preguntó cómo era que la niña podía saber un dato que él apenas y recordaba, pero no se detuvo en esos detalles por lo que simplemente asintió.
— ¡Sé quién es! — Saltó en su lugar.
— ¡¿Es en serio, pequeña?! — TaeHyung no pudo evitar que una gran sonrisa se formara en su rostro. ¡Al fin las cosas estaban comenzando a acomodarse a su favor!
— Ese joven está dentro de las personas que mamá cuida regularmente pero...— La forma en la que la voz de la niña se fue apagando, fue suficiente para que su preocupación volviera.
—Channie, ¿Hay posibilidades de que me lleves con él? — Preguntó esperanzado ante la pequeña.
—Cuenta con ello, oppa. — Sin pensarlo dos veces, la menor tomó la silla en la que estaba sentado el Kim y procedió a llevarlo por los pasillos que tanto conocía.
Sí sus cálculos eran correctos, no habría nadie en la habitación en este momento, por lo que ambos tendrían algunos minutos para que TaeHyung y ella pudieran ver a uno de los tantos pacientes.
Unos minutos después, los cuales se hicieron una eternidad para el Kim, ambos se encontraban puertas afuera de lo que se consideraba la terapia intermedia del hospital.
Channie aprovechó para contarle lo poco que sabía del caso del "bello durmiente", como muchos del personal médico le decían al no tener idea de quien se trataba.
Las manos del castaño comenzaron a sudar al escuchar el relato por parte de Channie, temiendo lo peor.
La infante le contó lo poco que sabía, es decir, que había ingresado en un estado de gravedad en la que su vida corrió peligro, pero gracias al cuerpo médico de la institución, el joven pudo sobrevivir a costa de quedar en un estado de coma.
El corazón del Kim se encogió al escuchar aquello, reafirmando su necesidad de poder saber el sí ese dichoso joven se trataba o no de JungKook. Por suerte, su silla fue empujada por la sala y en pocos minutos pudo estar en frente del sujeto que se encontraba en un profundo sueño.
TaeHyung tragó grueso, y con la ayuda de Channie, pudo levantarse lo suficiente como para ir acercándose cada vez más hacía el joven que reposaba. El Kim retiró sus lentes, rezando a todos los dioses porque sus ojos pudieran devolverle que sus respiraciones quedaran a pocos centímetros de distancia.
—N-no puede ser... — Su voz sonó pastosa. — ¿Qué te sucedió, JungKookie?
A pesar de no poder enfocar correctamente, definitivamente se trataba de su anhelado JungKook.
Su respiración continuaba tranquila, pero TaeHyung palpó con sus dedos las facciones del pelinegro, notando que tenía el ceño fruncido, además de los diversos aparatos a los que permanecía conectado, principalmente un respirador artificial que le ayudaba a mantenerse en este plano.
—Lo siento... —Murmuró la menor al estar en presencia de una situación que le parecía demasiado intima.
El Kim negó, nada de esto era su culpa ni la de nadie más que aquellos malnacidos que habían ocasionado tal catástrofe.
En ese instante, sintiendo el calor que emanaba el joven debajo de sus manos, les prometió a ambos que los sacaría de esa situación, costara lo que costara.
El tiempo puede ser lo suficientemente cruel para aquellos que esperan.
El tiempo puede ralentizarse hasta ser prácticamente doloroso.
Los segundos se transforman en minutos, los minutos en horas, y las horas en días en los que la desesperación se encuentra a la vuelta de la esquina, lista para carcomer todas tus esperanzas e ilusiones.
Mantener la fe en que todo mejoraría estaba consumiéndole lentamente.
Tres meses habían transcurrido desde que el Kim había logrado encontrarle en aquel inmenso hospital, y, día tras día, TaeHyung se escabullía hacia la habitación del Jeon, en dónde aprovechaba para contarle anécdotas de su pasado, de su presente y hasta planes que se atrevía a esbozar en voz alta, la mayoría les incluían a ambos en un nuevo destino.
¿Quién diría que una persona que apenas y había conocido durante unos minutos, sería quien mantenía la llama de su vida flameante?
Desconocía demasiadas cosas de JungKook, su existencia misma era un completo misterio para él.
Y a pesar de eso, algo en su interior le rogaba permanecer a su lado, cuidando sus sueños hasta que despertara y pudieran marcharse de ese lugar.
—Lamento haber llegado tarde hoy, JungKookie. — Se disculpó mientras tomaba uno de sus cabellos levemente mojados, tratando de acomodarlos. Siempre trataba de arreglarse con lo que tuviera a mano, manteniendo la esperanza de que Jeon despertara, y su imagen fuera lo primero que notara luego de su letanía. Hoy no sería la excepción, por lo que había hecho su mayor esfuerzo de que su rebelde cabello le hiciera caso, fallando en el intento.— Tuve algunos inconvenientes técnicos qu— Unos gritos en el pasillo le alertaron, haciendo que cortara su monologo.
—¡M-mami!
TaeHyung pudo reconocer la voz de su nueva amiga, haciendo que se mordiera los labios en preocupación. ¡Se suponía que sus visitas eran un secreto!
Por eso se habían organizado con la pequeña en los momentos en que ambos sabían que no había nadie en la habitación. El Kim sabía que había abusado de la confianza de una menor, pero realmente lo único que lo mantenía cuerdo era el hombre que yacía en un profundo sueño.
A pesar de su estado de inconsciencia, JungKook le había salvado más de una vez.
—¡Channie, baja la voz! —Le reprendió— Estamos en un hospital. — Le retó la enfermera.
—¡P-Pero!— Volvió a insistir, pensando en que el castaño no podría salir solo del lugar, debido a sus problemas de visión. ¡Definitivamente estaba en problemas!
—Y quítate del medio, hija.— Pidió mientras trataba de pasar por los costados del pasillo mientras se preguntaba que mosca le había picado para tener ese comportamiento tan errático.
Channie se corrió, dando paso a su mamá y rezando a todos los dioses que nada malo sucediera con Tae, ya que en el tiempo que habían compartido juntos, le había tomado demasiado cariño.
La mayor abrió la puerta para encontrarse una silla de ruedas en el medio de la habitación. Casi le habría resultado algo sospechoso de no ser que sabía lo desordenados que eran sus compañeros de trabajo, y la manía que tenían de dejar las cosas fuera de lugar.
Simplemente suspiró mientras tomaba nota mental de llevarse la silla a donde fuera que hiciera más falta que en una habitación donde el paciente se encontraba postrado en una cama.
Por otro lado, Kim TaeHyung se encontraba escondido dentro del modesto closet empotrado en la pared, rogando que a la madre de su amiga no se le diera por husmear dentro, o de lo contrario ambos estarían en problemas.
Agradecía nuevamente que Channie le hubiera descripto con total precisión la habitación para que él pudiera moverse libremente.
—Muy bien, pequeño durmiente. — Habló la enfermera mientras comprobaba sus signos vitales, feliz de que el joven hubiera respondido tan bien al tratamiento. ¡Por fin había llegado el día! —Espero que estés listo...— Murmuró mientras comenzaba a retirar la mayoría de la maquinaria a la que estaba conectado. Ya había transcurrido el tiempo suficiente como para que sus órganos internos se repararan y era necesario ir desconectándolo para comprobar como respondía a los estímulos externos. Ellos como personal medico habían hecho todo lo humanamente posible, ahora dependía de él.
—¡M-Mamá! —El llanto de su hija la sorprendió mientras retiraba el tubo respirador del paciente. — ¡¿Qué?!
La enfermera se sorprendió al notar la presencia de la menor, además del gran malestar que la niña tenía.
— ¡¿Qué estás haciendo aquí?!
—¡N-No sobrevivirá sí haces eso!— Rogó. Su hija nunca antes se había puesto así por ningún paciente, ¿Qué tenía este de particular?
—¡Vete! — Ordenó. —Este no es un lugar para que estés husmeando, Channie. —Advirtió, sin embargo lo que menos se esperó era que un completo extraño saliera del closet. —¡¿Quién demonios eres tú?! — Preguntó alarmada, pensando en como llamar a seguridad sin que el sujeto se diera cuenta.
— S-Señora— TaeHyung levantó sus manos en señal de paz. —L-le pido amablemente que no lo haga. — El Kim dio otro paso por fuera de su escondite, logrando que la enfermera pudiera notar que las ropas que traía eran del hospital, haciendo que se calmara un poco.— Mi nombre es Kim TaeHyung, soy un paciente de esta institución.
— ¿Y qué se supone que haces escondido en esta habitación?— Habló con cautela mientras continuaba analizándole.
—Yo...— Tragó grueso mientras pensaba en que responder, temiendo la reacción de la mujer. —Le responderé todo lo que quiera, —Prometió. —Pero le pido por favor que no le haga daño a JungKookie.
—¡¿JungKookie?!— Preguntó mientras miraba hacia el joven quien permanecía dormido con una extraña mueca en su rostro, como sí pudiera ser consciente de lo que sucedía. — ¿Así que ese es tu nombre?! — Murmuró mientras miraba hacía su hija, y luego todo cobró sentido.— Bien, no sé que pensaron que estaría haciéndole a este joven, pero déjenme explicarles que es necesario que retire estos equipos, o de lo contrario podrían dañarlo. —Explicó mientras terminaba de retirar la mayoría de las maquinarias.
El castaño se fue acercando hacía donde reposaba Jeon y tomó su mano en señal de apoyo, cosa que no pasó desapercibida para la enfermera.
—Tranquilo JungKookie. —Murmuró mientras acariciaba sus cabellos.— Estoy aquí. — Aquellas palabras parecieron surtir efecto, por lo que el pelinegro volvió a relajar sus rasgos.
— Ahora dime, — Carraspeó la mujer. — ¿Qué relación tienes con el paciente, Kim TaeHyung?
El Kim sintió un nudo en su garganta formarse. ¿Qué se suponía que tendría que decir?
Sí decía la verdad, corría con el riesgo de que le alejaran completamente de su lado, cosa a la que no estaba dispuesto bajo ningún concepto.
Estuvo a punto de responder cuando el cuerpo del Jeon comenzó a estremecerse, TaeHyung se preocupó y se acercó al sentir que su mano era apretada.
La enfermera estuvo a punto de pedirle que se retirara del lugar cuando escuchó el leve susurro por parte de su paciente.
—T-TaeHyung. —Casi sonó como un lastimero suspiro y fue suficiente como para que su alma renaciera de las pocas cenizas que quedaban.
—A-Aquí estoy, JungKookie. —Respondió en un hilo, tratando de contener todas sus lagrimas.
Para la sorpresa de todos los presentes, JungKook volvió a su estado de inconsciencia.
—Bien, necesito que me dejes revisar sus signos vitales. — Pidió, a lo que el castaño asintió y le dio el espacio necesario como para que lo chequeara.
Minutos luego, no pudo contener su ansiedad por lo que decidió preguntar. — ¿Cómo se encuentra?
Yeji entrecerró sus ojos, sopesando sí contarle o no, pero a fin de cuentas, su corazón terminó por conmoverse. — Se encuentra estable.
— Pero....
— ¿Por qué no despierta? —Le interrumpió. — Lleva meses en este estado, le costará volver y hay que ser pacientes. —Explicó— Siendo sincera, me sorprende que haya respondido así tan pronto. — TaeHyung asintió sin terminar de conformarse con la situación. ¡Había estado tan cerca!
Minutos después, TaeHyung se sintió en la libertad de aferrarse a la cama del pelinegro. —¡Dios Santo, JungKookie!— Sollozó. — Te he necesitado tanto en todo este tiempo... —Sus lagrimas corrían en el pecho del contrario, — Por favor, despierta...— Se sentía egoísta de pedirle tal cosa a alguien que apenas y conocía, pero no le quedaban casi fuerzas para continuar. — Eres lo único que me mantiene en pie. — Susurró.
Unos fuertes brazos le acobijaron, haciendo que se sorprendiera al sentir el calor que el cuerpo contrario le proporcionaba.
El Kim inconscientemente levantó su cabeza para poder encontrarse con el pelinegro, maldiciendo a su vista el no poder enfocar correctamente a causa de su intermitente ceguera y las lagrimas que todavía entorpecían su visión.
— ¡¿J-JungKookie?! — Preguntó, antes de lanzarse hacia su cuello— ¡DESPERTASTE! — Chilló de felicidad— ¡No puedo creerlo! ¡D-Dejame llamar a un d-doctor! —Añadió feliz, mientras dejaba besos en sus mejillas. A pesar de sus palabras, se sentía incapaz de alejarse del Jeon. —¡No sabes cuanto tiempo estuve esperando que despertaras! ¿Te encuentras bien? — Se apresuró a consultar — ¡Dios! ¡Lamento ser tan torpe! — Volvió a abrazarlo con fuerza. — Se disculpó. —¿Te lastimé?— Preguntó, incapaz de contener su emoción y la euforia de volver a tenerlo a su lado y consciente, sin esperarse nunca lo que vendría a continuación.
— ¿Quién eres?— Esbozó con dificultad.
Una lágrima furtiva cruzó su rostro, sin embargo, está era su oportunidad de formar un nuevo futuro juntos.
—Soy tu esposo. — respondió.
Esas simples palabras rondaron en su mente, sin pensar en cuanto modificarían su futuro.
La mentira se escapó con demasiada naturalidad para lo que realmente había creído. En un principio, supuso que le habría costado más el engaño, pero había demasiadas cosas en juego como para titubeos.
Tanto Channie como su madre abrieron su boca en señal de sorpresa, haciendo que la enfermera notara nuevamente a la menor.
— Entiendo... Sí me lo hubieran dicho desde el principio, las cosas se podrían haber resuelto de otra manera. — Yeji suspiró al notar que su hija era cómplice del sujeto a pocos metros de sí. —Les daré unos minutos a solas, Kim. —Concedió. —Ven aquí niña, tu y yo tenemos que hablar. — Channie asintió mientras tomaba la mano de su madre y se preparaba para una inminente reprimenda.
— ¿T-TaeHyung? — susurró Jeon, incapaz de recordar nada de su vida, ni siquiera su propio nombre, pero teniendo grabado a fuego lento el del Kim.— ¿E-Eres tú?
El castaño asintió, mientras el contrario se aferraba a su cuerpo. — Aquí estoy, JungKookie. — Respondió suavemente, mientras se dejaba sostener por él.
—N-no puedo recordar nada. — Sentenció.
— Descuida, — Trató de tranquilizarle. — Estás en casa, amor. — Murmuró antes de depositar un suave beso sobre su frente.
Yo ya lloro, no sé ustedes!
Tenía este capítulo pendiente de hace MUCHO tiempo, pero me enfermé y todo se me desmadró.
Embeces mi vida parece un cubo rubik, cuando arreglo un lado de mi vida, se me desarma el otro 😂
Anyways, espero que les haya gustado y pronto nos vamos a ver con otras actualizaciones!
Pd: amo fuerte este Taekook. ¿Ustedes habrían hecho lo mismo que Tae?
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