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Parte 68

¿Por qué dolió tanto?

No creció siquiera un centímetro, cortó su cabello... y sí encontró a alguien más.

Dolió haber extrañado demasiado esa sonrisa. Recordé esa peculiar sonrisa que le hizo a su amigo en ese instante, ella me sonreía así a mí.
Ellos se tomaban de las manos y corrieron juntos a quien sabe dónde. Tenían prisa.
De pronto el sentido de la emoción abandonó por completo mi cuerpo.

Choi Youngjae, tal vez me lo imaginé una vez pero no pensé que pasaría de verdad algún día eso entre ellos. De todos modos, él siempre estuvo para ella.

Me fui a casa esa misma noche. Todo eso estaba resultando tan difícil, no supe qué hacer. No iba a poder aparecerme simplemente así frente a ellos.
Tuve que tomarme más tiempo para pensar.

-¿Cómo está ella? ¿Ya fuiste a verla?- Sunmi me preguntó. Me dio un golpe en el hombro cuando negué por lo bajo. -¿Y qué estás esperando?-

-No me necesita.-

-Eres un idiota.- resopló.

-Debiste verla, tan... hermosa. Tan feliz. No quiero volver a quitarle eso.-

Y ahí venía conmigo la negatividad otra vez. No lograba entender, por un lado quería mandar todo a la mierda y arriesgarme, abrirle los brazos y darle mi corazón otra vez.

-Hazlo.-

Y por el otro, no quería que mi presencia repentina le abriera la herida en el corazón que le causé sin piedad.

-Entonces no lo hagas, vuélvete a Daegu.-

-No me estás ayudando.-

-Ya, ¿quieres un consejo? Yo sé de estas cosas, Yoongi.- la miré con rotunda pereza. –Hm, tal vez necesitas un cambio de imagen.-

-¿Y eso qué...?-

-¿Nunca te has cuestionado el autoestima? Claro que no, eres guapo, demasiado delgado, pero guapo. Tal vez podamos amortiguar su sorpresa con un nuevo color de cabello. Ven conmigo.-

-Sunmi, en serio...-

Cambio de imagen, bien, sí, gran cosa, sé que Sunmi quiso animarme pero eso no sirvió de nada.

-Tal vez sería lindo que llegaras a ella con un ramo de flores de sus favoritas.-

-Ella vende flores.-

-Bien, genio, ¿entonces qué es lo que más le gusta a esa niña? Usa la cabeza.-

Tuve que alejarme de Sunmi por un par de días, en serio.
No sé por qué volví a espiar a Doyeon, en el mismo parque, en la misma banca.

No puedo describir ahora todo lo que sentí en esos momentos que la veía por fin en persona. Tan... llena de vida. Ah, los vestidos cortos.
Estaba siendo un cobarde otra vez. Se supone que volví para remediar todo, vamos.

Esa sonrisa que ella obsequiaba a sus clientes... yo la quería.

-Vamos...- desesperación. –Hazlo.- coraje. –Maldita sea.- Youngjae.

Bien, al diablo.

Llegó el momento de ponerme de pie y caminar hasta ese maldito lugar. Ahí fue el momento definitivo dónde me tragué la cobardía debido al leve enojo que llegó de pronto por ver a ese inepto.
Ya va, celos, lo sé.

Me quedé de pie en la entrada por unos minutos, mirando el cartel de cerrado que Doyeon cambió, muy antes de su hora de cerrar. Choi Youngjae.

No tuve porqué presentarme con un ramo de flores como me había aconsejado Sunmi, para Doyeon la mayor prueba de sinceridad y todo acto positivo ante ella era una simple golosina. De fresa, su favorito... al menos eso esperé.

Bien, último trago de valor. Tuve que calmar mis ansias, solo... respiré profundo a la vez cerrando los ojos y solté un leve "todo estará bien".

Todo estará bien.

...

Empujé la puerta, escuchando por consiguiente la campanita de esta, fue cómo un ruido aturdidor que entró por mis oídos y me recorrió como escalofrío la espina dorsal por un segundo. No dejé que eso me detuviera, después de todo, ya había entrado. Y al fin después de tanto tiempo la tuve frente a mí.

-Lo siento mucho, ya está cerrado.-

Bueno, primero su espalda. No pude evitar sonreír al ver su típico problema de estatura. Aún seguía siendo tan adorable. ¿Qué habían sido tres años para ella?
Yo lo único que pude notar fue un poco de madurez en su forma de hablar.

Pero en fin, no sé cómo describir la expresión en su cara cuando volteó a verme para darse cuenta que, en efecto, era yo quien estaba parado frente a ella, esperando que aceptara la golosina que extendía para ella.

Fui paciente al esperar una respuesta. Por supuesto que noté el segundo exacto en el que su corazón roto volvió. Yo me quebré con ella cuando noté sus ojos humedecerse tan rápido.
Me arrepentí cuando vi esa pequeña lágrima mostrarse en su mejilla.

De pronto, comenzó a caminar hacia mí.

-Min Yoon Gi.-

Y logró darme otro golpe al corazón con solo decir mi nombre.

-¡Min Yoon Gi!-

Entonces... me abrazó. Leyó mi mente.
Se pegó a mí para rodearme la cintura son sus brazos y para esconder su rostro en mi pecho. Comenzó a llorar más fuerte pero no por mucho.
Dejé un beso en su cabeza y la apreté más a mí para reconfortarla.

-Jung Do Yeon.-

Tal vez ahí todo hubiese terminado, ¿cierto? Yo podría decir que después de ese tan esperado encuentro volvimos a hacer nuestra vida juntos, solo porque es Doyeon de quien estoy hablando. Doyeon, quien perdona todo, pero, ¿cómo iba ella a perdonarme todo aquel daño que hice así de fácil?

Esto no fue algo que le naciera perdonar como todo lo demás. Por supuesto que dañé todo y ella hizo bien en recalcármelo. Lo acepté.

-Hyung...-

La escena del abrazo feliz terminó cuando Youngjae hizo presencia. Doyeon se separó de mí y secó sus lágrimas rápidamente.

-Min Yoon Gi.- volvió a decir. -¿Por qué...?-

Por supuesto que iba a preguntarme por qué volví pero fui un tarado al interrumpir la pregunta. –Hablemos.-

Se quedó mirándome largo rato mientras luchaba ella sola contra su llanto.
Compartimos miradas en todo momento.
Al principio por supuesto que había notado la sorpresa en sus ojos al verme, pero ahora me miraba con un gesto extenuante.

Miró a Youngjae por un segundo antes de volver a mí. Pensó demasiado lo que me diría. –No quiero hablar contigo hoy.- auch. -¿Puedes venir otro día?-

Maldita sea. –Claro.-

Comprensivo, vamos, comprensivo.

Ahora fui yo el que tomó su tiempo para mirarla. De verdad que me retracté de haber aparecido así. De alguna manera sabía que lo primero que ella iba a hacer era llorar, ¿por qué no me preparé tan bien para eso? El abrazo... ¿por qué ese abrazo?

-Lo siento.- dije por último antes de dejar la golosina en el mostrador y darme la vuelta para irme.

Salí de ahí con total normalidad. Me detuve un par de cuadras después cuando me di cuenta de mis lágrimas casi al borde. No tenía idea de lo siguiente que debía hacer.

-¿Qué fue eso?-

-Aparecí de nuevo en su vida y en vez de hablar conmigo como un par de adultos maduros decidió hacer sus planes con su novio Youngjae.-

-Tranquilo, Yoongi.-

-Es que no lo entiendo.-

-La lastimaste, idiota, ¿qué crees que iba a besarte y pasar toda la noche contigo así como así?-

-Quiero que se case conmigo.-

-La... ¿Qué? ¡Apenas le diste una golosina! ¿Estás loco?-

-Piénsalo, Sunmi, ayúdame. Después de lo que pasó anoche, ¿puedo tener oportunidad de que me acepte?-

-Ya enloqueciste, ¿quién fue tu terapeuta? Tenemos un problema serio aquí.-

-Sé que tardará, pero... tengo que hacerlo.-

-¿No le habías dado un anillo antes? Si aún lo tiene podría considerarse como buena señal, ¿no crees?-

...

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