"De Kim Seok Jin:
Recibí tu mensaje... y no estoy seguro. Te ayudaré a buscarla, pero debes venir y arreglar esto con Bang PD. No vamos a aceptar tu renuncia."

"De Kim Seok Jin:
La he visto camino al parque cruzando la ciudad, ¿no vivías cerca de ahí antes?"

A veces Doyeon podía ser predecible. Tuve esa corazonada de que iría al único sitio que le haría recordar ciertas cosas, tal vez... el principio maravilloso y a la vez tedioso, para mí, de nuestra relación. A ella le encantaba ese lugar. "El cuartito de Yoongi". Me apresuré en llegar primero.

Tomé atajos, corrí un poco. No me gustó para nada volver a ese lugar. Al mirar arriba en el camino de las escaleras de emergencia, sufrí de escalofríos efímeros.

-Despierta. Tienes un futuro por delante, Yoongi. ¿No tienes curiosidad por ver cómo será? Despierta.-

No quise entrar a ese maldito cuarto, ni siquiera acércame. Aún no había señales de Doyeon por lo que decidí quedarme y esperar el encuentro. Me senté en el último escalón, encendí un cigarrillo y me hundí en los vagos recuerdos que querían reconstruirse en mi cabeza. Ni siquiera pensé en lo que le diría a Doyeon si es que aparecía, solo quería verla o... pedirle perdón.

-Te recuperarás, sanarás todas tus heridas y seguirás creciendo. Posiblemente te mudes con nosotros, ¿eso te gustaría? Volverás a Daegu a continuar tus estudios. ¿Y después? Tal vez vayas a la universidad, conozcas a una bella mujer y te cases con ella. Tu madre siempre se imaginó para ti a una pequeña mujer de ojos encantadores, con sonrisa encantadora...-

El sabor de mi boca pudo volverse más amargo cuando miré a esa pequeña mujer frente a mí. Pero sus ojos encantadores brillaban debido a las lágrimas de aquel dolor interno que yo le provocaba.
Aquella voz en mi memoria me hizo recordar en el momento sobre el futuro que ya no tenía.

Doyeon podría ser mi futuro.

-Yo no la besé.-

Doyeon podría ser la mujer que mi madre quería para mí.
La chica escandalosa para el chico insípido. La niña encantadora que sufrió debido al chico indiferente.

-Doyeon.-

-Aléjate.-

No me rendí ante el rechazo. Ella huyó de mí al borde del llanto por venir. Se dio la vuelta, bajó y la seguí sin prisa. No podía ser así, no podía romperse así con solo verme.

-Doyeon... por favor.- tuve que pensar demasiado para buscar las palabras correctas, no quise ser agresivo esta vez. –Detente.- bueno, no tanto.

-No.-

-Tendrás que escucharme.- tendría que hacerlo porque no dejaría de insistir, ese era mi absurdo plan por el momento.

Pero no la presioné demasiado. Caminé detrás de ella en una distancia suficiente para ambos. Ella caminó hasta cruzar el centro, no veía a nadie y no se preocupaba por nada en su alrededor, mantenía su cabeza baja.

Llegó al edificio de su hermano. En cuanto corrió hacia el ascensor yo corrí también. Tan rápido perdí el sentido de la distancia y me atreví a acorralarla, presioné el botón del último piso. Ella no me quería cerca, la vi dispuesta a empujarme hasta que se dio cuenta de alguien entrando al ascensor. La abracé. Ignoro la razón del por qué lo hice, pero me alegra haberlo hecho. Porque lo necesitaba.
Hice que ese abrazo durara todo el viaje hasta llegar hasta arriba.

En un momento a otro ella alzó el mentó para mirarme. Sequé una de sus lágrimas con mi pulgar mientras luchaba ante mis impulsos de querer besarla.

-¿Vas a escucharme ahora?-

Ella negó. No dejé de tocar su mejilla. Noté un leve raspón rojizo en su mentón, ¿por qué me sentí culpable si yo no fui el responsable? O bien, sí lo fui. Nunca la protegí como debía hacerlo.

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-Nadie nos molestará aquí.-

La azotea del edificio. Nunca había estado ahí pero sé que la gente nunca va a las azoteas si no es para suicidarse o para tener minutos de tranquilidad.

Noté a Doyeon un poco más tranquila que antes pero aún indiferente a mí. No me habló hasta que volví a insistir, abrazándole y pidiéndole que me mirara

-Dije que ya no quería verte.- dijo por lo bajo, ignorando por completo mi súplica.

-Yo sé que fue mentira.-

-No mentía.-

Claro que no mentía. –Estabas molesta.-

-Muy molesta.-

-¿Y sigues molesta conmigo?-

-Mucho.- se negó a mirarme a los ojos. Jugó con mi collar y el borde de mi playera, hizo lo que sea para no mirarme de nuevo.

-Doyeon... es un malentendido.-

-Eso no justifica lo que vi.-

¿Desde cuándo me molestó tanto que de verdad fuera borde conmigo?

Lo peor es que reaccioné de la peor manera; sosteniendo ambos lados de su cabeza para obligarla a mirarme.

-Escúchame.-

-¡No quiero! Suéltame.- peleó por zafarse.

-Yo jamás vi a Suran de esa manera.- eso la detuvo. –Y que tú creyeras eso de mí...-

-La besaste...-

-No la besé.- y aquí llegué al borde. -¿Podrías pensar un poco más? Fuera de lo que viste, eso no fue así.-

-No la detuviste.- replicó con enfado.

-Esto es una mierda.-

Tuve que controlarme si quería que me escuchara. Fue un poco difícil, sobre todo cuando ambos estuvimos a la defensiva.
Traté de justificar con mi nivel inexperto en las relaciones, con mi total falta de entendimiento a las emociones y situaciones sociales. No le dije que la verdadera razón fue mi memoria rota. En parte traté de justificar mi desapego a ella, creí que tal vez eso quería escuchar.

-Tú sabes la edad que tengo.-

-21, Min Yoon Gi.- dijo 21, pero me mostró cuatro dedos al mismo tiempo. Cuatro años de memoria era lo que me impedía entender ciertas cosas y ella lo sabía.

"Fue alrededor de los 18 años que mi fobia social se fue desarrollando en mí..."

-Pregúntame lo que quieras. Prometo responderte todo.-

Ella vaciló pero al final asintió. Dejó de llorar, eso fue un punto a favor. El segundo a favor fue que me escuchara y preguntara. Fui sincero en todo lo que me pidió.
Conversamos bien después de tanto tiempo.

...